21.7.10

GEORGE WINSTON:
"Forest"

Es difícil que cualquier buen aficionado a las 'nuevas músicas' no conozca el nombre de George Winston. Lo que bien pudo haber ocurrido es que le conocieran como otro guitarrista del sello Windham Hill, pues tenía totalmente convencido a Will Ackerman para que le publicara un disco de guitarra. Afortunadamente, Ackerman le escuchó tocar el piano a tiempo, y la historia cambió totalmente, encontrándonos así con uno de los pianistas más influyentes de finales del siglo XX. Sin embargo la pasión de George Winston por la guitarra continuó durante los años, y en la época del lanzamiento de "Forest" se centraba casi totalmente en la slack key guitar hawaiana, particular forma de tocar la guitarra que Winston quería promocionar a través de su sello, Dancing Cat Records. En su primera gira española, coincidente con "Forest", tocó también la guitarra en los escenarios, si bien la gente no agradeció en exceso el detalle, ya que querían ver al pianista que revolucionó las ventas de new age (término que él mismo repugnaba), no a este extraño personaje que se expandió en exceso con las cuerdas sin importarle para nada el interés de su público sino el suyo propio. Claro, que todo es perdonable para alguien que toca el piano así y se llama George Winston.

El mencionado sello Dancing Cat fue el encargado de publicar a finales de 1994, con la distribución de Windham Hill, el nuevo álbum de este pianista del inspirador estado del norte de los Estados Unidos llamado Montana. Viendo esos cielos y montañas tan impresionantes, no es de extrañar que su música y la de su paisano Philip Aaberg hayan llegado tan lejos y posean esa virtud paisajística. Extravagante y autodidacta, Winston admite que tardaba entre 7 y 10 años en preparar un disco ("lo de grabar hay que sentirlo", decía). Tal nivel de exigencia es difícil de igualar, pero también la calidad de esas primeras grabaciones que, curiosamente, no requirieron esas cantidad de años de maduración, los que sí que hubo (nueve, concretamente) entre el majestuoso "December" y un "Summer" que aunque inferior, era otro buen trabajo, alegre como el verano ("Fragrant fields", "Lullaby", "Hummingbird" o "Corrina, Corrina" eran temas importantes). Sólo tres años después, George Winston estaba muy satisfecho de "Forest", un disco en el que no sólo parte de las canciones eran adaptaciones -como suele ser habitual en él- sino que algunas de las otras estaban escritas desde mediados de los 80. Por ejemplo, la sensacional entrada del álbum, "Tamarack pines", es originariamente una composición de Steve Reich adaptada a ese estilo que el propio Winston se encargaba de denominar como 'piano folk rural'. Es un imaginativo preludio de un compositor al que denomina 'maximalista' por su abundancia de ideas, que representa la caída de las hojas de los pinos al llegar el otoño, y es que George Winston, aunque parecía dejar de lado las estaciones del año que tanta fama le habían otorgado, admitía que las impresiones paisajísticas de "Forest" están inspiradas en el mes de noviembre. Otro ilustre compositor referenciado en "Forest" es John Barry, a través de una pieza orquestal de 1964 titulada "Troubadour". Lo que parece más extraño es que artistas más posiblemente alejados de sus intereses como Mark Isham (del que escuchamos la deliciosa "Love song to a ballerina", y que volverá a aparecer en otros trabajos del pianista) y sobre todo Andreas Vollenweider (una somera influencia se desliza en "Walking in the air") sean también objeto de referencia -no extraña en absoluto que lo sean las músicas de Dominic Frontiere para 'The outer limits', pues ya lo habían sido en casi todos sus trabajos anteriores-, si bien la más sentida es la dedicada a Howard Blake a través de tres temas del film "The snowman", entre las que destacan la estupenda "Walking in the air" y una bonita y ciertamente infantiloide "The snowman's music box dance". Es indudable que las obsesiones de este pianista son diversas, siempre en el campo de lo acústico, y batallando entre jazz ("The cradle", del organista Larry Young, es una de las piezas más destacadas del álbum), ragtime ("Graceful ghost", de William Bolcom) o canciones infantiles ("Mon enfant (my child)", "Japanese music box (Itsuki no komoriuta)"), queda lógica cabida para ese peculiar estilo 'jumpin walk' deudor de Fats Waller ("Forbidden forest", "Cloudy this morning", "Lights in the sky"), que nos trae al auténtico George Winston, el más cercano a discos como "Autumn". Algunas piezas de "Forest" son ideas antiguas, dos de ellas vienen de la época en la que George ideó la música para el cuento infantil "The velveteen rabbit": "The toys" será ampliada y publicada con el título de "Itsuki no komoriuta", y "The rabbit dance" se convertirá en "Tamarack pines". Además, "Mon enfant (My child)" aparecerá en una versión a la guitarra al año siguiente en "Sadako and the thousand paper cranes".

Anterior a "Forest" salió a la venta "Ballads & blues 1972", pequeñas grabaciones antiguas de temas propios y de otros importantes pianistas como John Fahey o Michael Roth, a los que Winston admiraba. Volviendo al disco que nos ocupa, aunque más de la mitad del mismo esté integrado por composiciones ajenas, es sorprendente la cohesión del mismo, la manera en que George Winston lleva a su terreno cualquier tipo de propuesta que considera adecuada y a la que, seguramente, llega a amar. Eso sí, demuestra que es cierta la frase "me gusta ir a mi aire, hacer en cada momento lo que me apetezca", y lo que evidencia su clase y su estatus en Windham Hill es que se le permite cualquiera de sus extravagancias. Con "Forest" seguía honrando a la ecología (sin espíritu de militancia, sólo de inspiración y admiración) explorando la belleza de los espacios naturales, y en él está presente, a través de dieciséis cortes de interpretación magistral, el espíritu del bosque.

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5 comentarios:

jaimixx dijo...

El estilo de este álbum va muy por las corrientes de Ludovico Einaudi

Pepe dijo...

Son dos pianistas fabulosos, Einaudi ha tomado un gran protagonismo en los últimos años, el mismo que ha perdido Winston. De todos modos yo no me atrevería a compararlos en exceso.

jaimixx dijo...

No en general, pero este álbum me recuerda al estilo que Einaudi empezó a tomar a partir de Divenire

laura lorente dijo...

Hola!, he llegado aquí buscando un poco de biografía de Georges Winston. Y tu blog es interesante.Me abre puertas! EStoy construyendo mi blog, y quiero dedicar unos agradecimientos a este músico, que cuando lo Escucho, es difícil clasificarlo (new age? y porqué no clássica? o .. y siempre con las clasificaciones..
Lo mejor dejarSe sentir sus notas... me llegan al alma.
Gracias por tu blog!

Pepe dijo...

De nada, Laura, te invito a que bucees por solsticio de poco en poco, a ver si descubres algo que te inspire como George Winston.
¿Clasificación? Es realmente difícil, las etiquetas están para que la gente sepa dónde encontrar lo que busca, y para fastidiar un poco a los músicos, que se horrorizan con que se llame 'new age' a su música. En cuanto a Winston, yo no utilizaría en absoluto el ´termino 'clásica', lo mejor es hacerle caso a él mismo y hablar de 'piano folk'.