26.10.22

ANA ALCAIDE:
"La cantiga del fuego"

Tercer trabajo de esta compositora e intérprete madrileña que encontró su inspiración en las calles de Toledo y su instrumento esencial en la lejana Suecia. Ana Alcaide afirma que se ha formado a sí misma, que en su familia no había antecedentes musicales. A partir de los 7 años estudió solfeo y violín, aunque a los 15 decidió dejarlo, para retomarlo años después en el Conservatorio de Madrid. Una plaza en la Universidad de Malmö la volvió a acercar a Suecia, donde ya había acudido anteriormente por una beca de biología, concretamente a Uppland, donde descubrió el rico folclore sueco, la pasión de sus gentes por la música, y la nyckelharpa o viola de teclas, instrumento tradicional sueco de cuerda frotada, con un cierto parecido a la zanfona. Ana comenzó a estudiar de manera autodidacta la nyckelharpa que se trajo a Toledo, y poco a poco la adaptó al lenguaje musical hispano. Tanto se enganchó a este instrumento que de hecho tituló así a su primer trabajo, "Viola de teclas", disco instrumental producido por Carlos Beceiro (La Musgaña) en 2006, compuesto por piezas tradicionales y alguna propia, que exploraban en el variado repertorio hispano con sonoridades de antaño, pero exclusivamente ibéricas. Tras la sorpresa, en 2007 llegó la confirmación con "Como la Luna y el Sol", de nuevo con la producción de Carlos Beceiro. La voz se hace presente y confirma el nacimiento de esta trovadora del siglo XXI, que se inspira totalmente en la tradición sefardí y la actualiza en la lengua judeo-española. 

El siguiente paso de Ana Alcaide se tituló "La cantiga del fuego", y fue publicado en 2012 por The Voice of Nature y reeditado internacionalmente por ARC Music. A partir de aquí, Ana toma definitivamente las riendas de sus creaciones, e incluso produce ella misma sus propios trabajos. La tradición sigue siendo importante pero desciende la importancia en sus discos, de forma que aquí son solamente cuatro los temas tradicionales arreglados por ella para el disco. Podríamos comparar esta obra con una novela histórica, el trabajo de investigación es de efluvios muy reales, y le proporciona un encanto especial. El comienzo es sencillamente maravilloso, "El pozo amargo" es una gran canción de trovador, efectiva y emocionante, combinación de la letra de Beatriz Moreno-Cervera (basada en una leyenda toledana) y la música de Ana, en un tema donde además de la nyckelharpa también se pueden escuchar guitarra, psalterio, santur, lira griega y percusiones variadas. Los músicos que acompañan a Ana en este trabajo son de gran calidad y experiencia: Bill Cooley (psalterio, santur o laúd, entre otros), Josete Ordóñez (guitarras), Rafa del Teso (bouzouki, mandola, guitarra), Jaime Muñoz -La Musgaña de nuevo- (clarinete, ney, kaval, gaitas, furulya, acordeón), Renzo Ruggiero (bajo, zanfoña), Diego López (percusiones), Sergey Saprychev (percusiones), Ido Segal (hansa veena -una especie de sitar ideado por Ravi Shankar-), Dimitri Psonis (lira griega) y Reza Shayesteh (voces). Ana incorpora la nyckelharpa, moraharpa, violín, arpa celta, atmósferas varias y su propia voz, esa voz tan importante en la música sefardí como transmisora de su tradición, de tal modo que en su música conjuga lo instrumental con lo vocal ("tenía muchas ganas de cantar", afirmó en la promoción de su anterior disco, "Como la Luna y el Sol"). "Baila donde el mar" es otra gran canción, algo más melódica, creación exclusiva de Ana Alcaide, con un cuidado tratamiento musical acompañando a los versos. Si la producción se hubiera centrado en un campo más popular, podría haberse tratado de un sencillo de gran interés radiofónico. De este modo, siendo mejor que la mayoría, sólo suena en Radio 3 y emisoras independientes. "La cantiga del fuego - El viaje" es una muy animada pieza instrumental tradicional, nuevo acierto en el sorprendente comienzo de la obra. "Luna serfardita", soñadora y romántica, presenta de nuevo la letra de Beatriz Moreno-Cervera y la música de Ana, con un toque Enya en la parte tarareada. Bello tema sin palabras con efluvios árabes es "Khun caravan", que parece conducir a antiguos palacios, o sencillamente a floreados pueblos entre pequeñas montañas. "La reina Ester" y "En el jardín de la reina" son las siguientes piezas tradicionales sefardís arregladas por Ana Alcaide, y cantadas por ella en español y judeoespañol. "El agua del río", por contra, es creación de la madrileña, y en ella de nuevo hay asomos de Enya y, merced al arpa celta que destacaba también en la canción anterior, de Loreena McKennitt. "La cantiga del fuego - La canción" es otro gran corte tradicional que combina letra con música de manera notoria, y que vuelve a subir el interés de un disco que realmente no tiene altibajos. "Ay que casas!" es una canción de boda, una animada pieza tradicional que suena a la España rural, la que nos acercan grupos como La Musgaña o Acetre. Para finalizar este gran álbum, dos piezas conectadas, "Mikdash intro" y "Mikdash", que son un hermoso canto árabe con la colaboración de Reza Shayesteh, que tendrá protagonismo en el futuro de Ana Alcaide. Tal vez esta ruptura del ritmo general hubiera sido más acertada a mitad del disco, pero como final es rotundo, generoso y sencillamente espectacular. "La cantiga del fuego", cuenta ella misma, nos habla de amores imposibles entre judíos y cristianos, antiguas leyendas toledanas y del viaje de destierro de los sefardíes, y lo hace, añadimos, con una maestría y una poesía musical y narrada, fuera de lo común, encontrando conexiones admirables.

"Un gran viaje es un reflejo de lo que somos. Nos obliga a despojarnos de capas, a tomar conciencia de quiénes somos y a descubrir nuestro verdadero yo. Nos permite escuchar la poderosa voz antigua que continúa resonando dentro de nosotros. 'La cantiga del fuego' es la voz que siempre ha estado ahí y que nos guía en nuestro viaje de autodescubrimiento". Son las notas interiores de un trabajo que, aclara también la autora, compuso durante el embarazo de su primer hijo, Bruno, una experiencia transformadora cuya fuerza se plasmó en tan fabulosa obra. Loreena McKennitt se fijó en ese estilo antiguo tan afín a sus propios intereses, y pocos años después de "La cantiga del fuego", en 2018, Ana Alcaide colaboraba con la canadiense en su trabajo "Lost Souls" interpretando la nyckelharpa, así como en la gira que siguió al disco, incluyendo su concierto grabado en el Royal Albert Hall de Londres y publicado oficialmente en CD. No sería justo denominar a Ana Alcaide como la Loreena McKennitt española, pero las cercanías en sus estilos e intereses permiten al menos efectuar una breve comparación con tan fabulosa dama. Ajena a todo eso, Ana continúa con su carrera y con esa nyckelharpa de la que afirmaba: "La nyckelharpa, aparte de su repertorio tradicional sueco, encaja muy bien dentro de otros estilos estilos musicales (...) y es increíble lo bien que se lleva con las melodías sefardíes". "La cantiga del fuego" es un maravilloso ejemplo.

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7.10.22

DEUTER:
"Call of the Unknown"

Las dos primeras décadas de la obra musical del artista alemán Georg Deuter, fueron de una clase extraordinaria, entrando siempre en el terreno, en muchas ocasiones denostado o al menos poco tenido en cuenta, de la espiritualidad y la ecología. El término new age no siempre fue un muestrario de calidad, y los muchos músicos simplones o compañías fútiles que quisieron aprovechar la bonanza de los grandes años del género, hicieron mucho daño al término. El público exigente o bien informado supo encontrar, sin embargo, la excelencia en unos sonidos naturales, sencillos y bien construidos, provenientes de una serie de artistas que sentaron las bases de una música instrumental destinada tanto a disfrutar de bellas melodías como a relajar el cuerpo y la mente. Entre estos pioneros de la auténtica new age se encontraba Deuter, que encontró acomodo en la compañía alemana Kuckuck, y en su fundador, Eckart Rahn, un aliado para difundir a los cuatro vientos su mensaje de paz y amor.

Rahn cuenta en varias entrevistas que en noviembre de 1974, Deutsche Grammophon rescindió el contrato de distribución con Kuckuck sin previo aviso, lo que le dejó absolutamente perdido. Deuter acudió a él en el verano de 1976 con su disco "Celebration" y le sugirió que hiciera él mismo la distribución. Con la modesta cifra de 500 copias en LP con portadas de poco coste, el plástico cobró noriedad tras la recomendación de un programa navideño de televisión, momento en que los distribuidores regresaron y aceptaron las propuestas de la compañía, esa música que iba a cobrar gran notoriedad con la denominación new age. Así, tras fichajes como los de Kitaro o Paul Horn, Kuckuck se convirtió en un sello millonario. Continuando con la trayectoria de Deuter, el calmado "Haleakala" fue su siguiente paso, mejorado en "Ecstasy", que retoma la línea musical pacífica de "Celebration", muy floreada y relajante, aunque la sonoridad de los teclados favorece la aparición de algunos ambientes trascendentales primarios que muy pronto deslumbrarán en su música, convenientemente desarrollados. Ya en la década de los 80 llegó un paso adelante, pues "Silence Is the Answer" es caso aparte, una gran obra tanto si se busca melodía, ambiente, relajación o profundidad. Muy animado y placentero, "Cicada" es otro buen trabajo del alemán, que a estas alturas era ya un artista muy reconocido en el panorama de esa new age en alza, y que continuó su trayectoria con "Nirvana Road", melódico y espiritual a partes iguales, con un buen número de animadas tonadas orientalizadas que aseguran una estupenda conexión con el espíritu. Basado en los trabajos antes mencionados y en el anterior y muy meditativo "Aum" (1972), Kuckuck publicó en 1986 una gran compilación de este gran músico con el título de "Call of the Unknown (Selected Pieces 1972-1986)", 17 temas en un doble LP que acabó contando con dos ediciones diferentes en su edición en CD, una sencilla recortada a 13 temas y la más completa con los 17 en dos compact discs. Todos los cortes pertenecen a los discos antes mencionados excepto los dos primeros, nuevas composiciones grabadas ese mismo año 1986 en Santa Fe (Nuevo Mexico). "Starchild" es la primera de ellas, pieza de comienzo relajante a la que se acaba añadiendo movimiento con intensas notas de teclado sobre la melodía aflautada; "Peru le Peru" es la segunda, más melódica, adentrándose su autor en el tipo de sonidos característicos del folclore andino. Buen título el del álbum, esa llamada a lo desconocido que se personifica en esa misma composición, "Call of the Unknown", que parece como un viaje fuera del propio cuerpo. Siempre se echan de menos determinados títulos, pero la compilación expone las facetas musicales de Georg Deuter de manera clara y variada, desde la serenidad melódica de "Sky Beyond Clouds" o "Pacifica" hasta la profundidad de "Alchemy", "Solitary Bird" o "Back to a Planet". Dentro de una variedad siempre cercana a lo meditativo, no faltan pasajes más interiores, relajantes ("Cathedral", "Silence is the Answer", "Haleakala Mystery"), ambientes con sonidos naturales ("Aum") o por el contrario momentos terrenales, danzarines ("From Here to Here", "The High Road"), pero ante todo hay que saber disfrutar de todas esas vertientes, que en el fondo revelan las mismas intenciones pacíficas y espirituales. 

Georg Deuter continuó su relación contractual con Kuckuck hasta 1992, con álbumes tan atractivos como "Land of Enchantment" (plagado de melodías muy disfrutables, relajantes por lo general, que acabó incluyendo además el tema "Peru le Peru", aquí todavía inédito) y especialmente "Henon", un trabajo muy completo y elaborado. New Earth Records ha sido desde entonces el destino de este veterano multiinstrumentista (guitarras, bouzouki, banjo, sitar, flautas, piano, violonchelo, viola de gamba o una gran gama de percusiones étnicas son algunos de los instrumentos que interpreta en sus discos), pionero reconocido de la música new age, que continúa explorando en una agradable diversidad de sonidos relajantes que nos ayudan a disfrutar de la calma de la naturaleza desde cualquier lugar donde le escuchemos. Recopilaciones como "Call of the Unknown" son perfectas para entrar en su mundo y dejarse llevar.

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