26.11.07

OCTOBER PROJECT:
"October Project"

October Project es un caso de grupo incomprendido, su primer disco es uno de esos trabajos que sin duda merecía una mayor repercusión en el panorama musical de 1993, año en el que lo publicó EPIC Records y en el que la revista Billboard lo definía como 'caviar para paladares sofisticados'. Si bien en su país, los Estados Unidos, sí que llegaron a tener unas buenas ventas de ese primer álbum, su inconstancia, el abandono de la cantante original y el cruce de caminos de su propuesta musical les convirtieron en un grupo fantasma, excepto para un importante número de fieles seguidores, entusiasmados con la textura única de sus composiciones. Dada esa calidad, y como no podía ser de otro modo, tras unos años en los que la banda se reconvirtió -con un desfile de nuevas incorporaciones- en November Project, el tiempo puso las cosas en su sitio y October Project regresó con los tres miembros originales, aunque sin la carismática voz de trabajos primarios como este "October Project". 

La base de este grupo se formó en Nueva Jersey, cuando el posterior matrimonio compuesto por Emil Adler (teclados, coros) y Julie Flanders (letrista) improvisaban canciones y soñaban con el éxito. El destino forjó uniones exquisitas, así que enseguida Julie conoció a Marina Belica (teclados, voz) en la universidad, origen auténtico de la banda, a la que se unieron, para sus dos primeros álbumes, Mary Fahl (solista), David Sabatino (guitarra, coros) y Urbano Sánchez (percusión). Los inicios de la década de los noventa supusieron una alfombra roja de oportunidades para bandas con ideas interesantes, y October Project fue un claro ejemplo. Al parecer el nombre del grupo llegó cuando comenzaron a tocar en pequeños clubes de música desde un lejano mes de octubre; ese material fue preparado como 'proyecto de octubre', un apelativo que gustó tanto como para llegar hasta la actualidad. Peter Ciaccia se convirtió en su manager, y les ayudó a instalarse en Nueva York en el mítico café Sin-É, hasta que Epic Records confió en ellos para grabar en Nashville con ese material original "October Project", un primer trabajo muy dramático y apasionado, con enormes arreglos vocales y un diseño gráfico misterioso, en fantasmales tonos sepia que aportaban un tono atemporal al conjunto. La voz principal, la de Mary Fahl (complementada con la de Marina Belica), es grave pero aún así cálida, y le otorga una especial personalidad a este conjunto de imagen un tanto gótica, sin acomodo fácil en ningún género concreto, lo que por un lado les hace únicos y por otro difíciles de seguir. Este disco alberga demasiadas sorpresas para ser tenido muy en cuenta a pesar del tiempo transcurrido y el desconocimiento del gran público, seguramente por esa propia huida de la convencionalidad donde lo que es obvio es la calidad de las composiciones. El comienzo es abrumador, con sus dos primeros sencillos seguidos, "Bury my Lovely" y "Ariel", dos canciones excepcionales, intensas, cargadas de lirismo: "Bury my Lovely" (que tuvo un muy bien rodado videoclip de tonos marrones, góticos) huele desde el principio a sencillo radiofónico de éxito, muy cuidado, pero hay algo más allá, unas intenciones especiales, una poesía singular en la letra, unos arreglos distintos, el intento de desligarse de las modas y encontrar un sonido propio, que se nutre del pop pero con una instrumentación no convencional, que bucea en el folk y en el rock, y posee un encanto genuino difícil de describir con palabras, como en el caso también de la monumental "Ariel", con una letra sobre deseos de libertad, basada en 'La tempestad', de Shakespeare. Por momentos se atisba también un encanto clásico en la instrumentación y operistico en la voz, sólo hay que escuchar "A Lonely Voice", "Wall of Silence" o la hermosa "Where you Are", que acompañó algunos de los anteriores CDsingles. El trabajo es sorprendente de principio a fin, y está poblado de pequeñas delicias llenas de un fantasmal romanticismo, mecidas -más que cantadas- por Mary, para paladear con calma, como "Take Me as I Am", en la línea poética de "Ariel", o un tercer single que llegó al mercado tras aparecer en la película 'Blown Away' ('Volar por los aires'): irrumpiendo de manera generosa y demostrando definitivamente la grandeza del grupo, "Return to Me" es de una delicadeza y de un lirismo apasionado y colorido, lo que se traslada a su bien planteado videoclip oficial. Aún resta por destacar, en el bloque final, una delicia titulada "Paths of Desire", joya oculta mecida por los violines, no como un añadido impuesto, sino en una bella conjunción. Te puedes enamorar perdidamente de canciones como esta. Además, "Be my Hero" (un cuarto sencillo con cuatro de las canciones destacadas del disco en modo acústico) culmina el trabajo de manera brillante, con otra demostración vocal y un clímax final donde la voz, violines, la contundente batería y una poderosa guitarra, se aúnan de forma mágica, haciendo larga la espera para futuras entregas del grupo.

El de October Project fue un proyecto distinto sin ser anticomercial, de hecho se radió convenientemente, si bien no acabó de encontrar su público, lo cual extraña al comprobar la cantidad de enormes canciones que se pueden disfrutar en este álbum homónimo. De este modo su segundo trabajo, "Falling Farther In", sólo encontró acomodo en su norteamérica natal, y de ahí hasta la actualidad, cuando los mismos protagonistas que comenzaron el proyecto décadas atrás, Emil Adler, Julie Flanders y Marina Belica, continúan ofreciendo su especial música de forma independiente en trabajos de muy buenas intenciones como "The Ghost of Childhood", además de rescatar sus éxitos en los directos, canciones como las de "October Project", un enorme CD que ya sólo por la inquietante portada y el original diseño de las letras que forman el nombre del grupo, muchos podrían sentirse atraídos a escuchar el interior, unas entrañas que recogen impresiones de una realidad distante que se quedan en nuestras mentes a la primera escucha, aletargadas, esperando para volver a tener su momento. Los que ya conozcan a October Project saben que cualquier instante es bueno; los que no, se toparán con un disco que puede ocupar un sitio permanente en sus corazones.











19.11.07

DEEP FOREST:
"Deep forest"

La música es otra de las disciplinas culturales en las que occidente acaba absorbiendo todo tipo de influencias del mundo menos avanzado (al menos tecnológicamente hablando); en ocasiones no se trata exclusivamente de la inspiración en la cultura de esos países, o de sumergirse en su folclore, sino que simplemente se acaban utilizando voces indígenas y sonidos autóctonos en ritmos y melodías puramente occidentales, aunque en algunos casos sí que llega a quedarse impregnada el alma de esas gentes primitivas y lugares mágicos. En un término medio entre experimentación electrónica y world music (algunos lo han calificado como etno-tecno, o ambient world, aunque lo más fácil posteriormente fue archivarlo en la categoría chill out) nos encontramos a un grupo que expresa como ninguno lo anteriormente expuesto, un dúo representado por un extraño símbolo que significa paz, naturaleza y unidad: Deep Forest.
Si bien algunos despistados (como yo) escuchamos por primera vez el nombre de Deep Forest en boca de un Mike Oldfield que hablaba de ellos en 1994 como un grupo a tener en cuenta, realmente su tema más conocido, "Sweet lullaby", ya había sido radiado masivamente desde la aparición de este disco en 1992. El origen fueron unas grabaciones del continente africano que Michel Sanchez compró a la Unesco, y en las que, junto a su amigo Eric Mouquet, encontró una base sobre la que dirigir el sonido ambient en el que estaban trabajando, otorgando a esas voces sampleadas la categoría de instrumentos (una idea que en su concepto no era nueva, sin ir más lejos en la propia Francia nos encontramos con el impresionante "Zoolook" de Jean Michel Jarre, y unos años antes con otro disco seminal en Gran Bretaña, "The life in the bush of ghosts", firmado a dúo por Brian Eno y David Byrne). Este acercamiento al dance por medio de la música étnica funcionó de maravilla y enseguida creó adeptos e imitadores, como el proyecto de Phil Sawyer 'Beautiful world', o aquel "Sacred spirit" con indios nativos americanos, sin olvidar a algunos que ya estaban ahí en lo más alto, como Enigma, pero que acabaron siguiendo el juego étnico de Deep Forest, un juego que comienza con el tema homónimo, basado en voces de Ghana, que sirvió de efectista primer single al álbum. Fue sin embargo "Sweet lullaby" el sencillo que impulsó el disco hasta vender millones de copias en todo el mundo, una lenta y preciosa canción basada en voces de las islas Salomón, al noreste de Australia y Nueva Guinea. Sigue siendo sin embargo Africa el centro del universo Deep Forest en este su primer trabajo, y Camerún, Burundi y Senegal son otros de los países representados en su juego de voces y sonidos, entre los que destacan las melodías autóctonas de "Night bird" o "White wisper", el ritmo de "Hunting" o "Savana dance", y la calmada ambientalidad de "The first twilight" y "The second twilight", en las que realmente el oyente puede fundirse con el bosque. El pequeño sello 550 music fue el primero que publicó el disco en 1992, si bien CBS/Sony Music se encargó de la primera reedición, con un tema nuevo, "Forest hymn", y de otra en 1994, bajo el título "World mix", que incluía varios remixes, en su mayoría prescindibles.
Michel Sanchez y Eric Mouquet han continuado su viaje por el mundo a través del este de Europa ("Boheme", espectacular trabajo con el que ganaron un grammy), el caribe ("Comparsa") y oriente ("Music detected"), sin contar otras colaboraciones, bandas sonoras y discos en solitario. Teniendo en cuenta la fama de vacuidad generalmente asociada al género ambient, Deep Forest al menos parecen utilizar la música electrónica como un canalizador de respeto y amor por la naturaleza. Su nombre, Deep Forest (bosque profundo) simboliza las selvas tropicales que hay que salvar de la deforestación. Cada uno de sus discos destina un porcentaje a ayudas a las culturas que reverencian (este primero colaboró con poblaciones de pigmeos en su paso del nomadismo a la agricultura), por lo que tienen impresa una especial aura de espiritualidad y misticismo, son como viajes iniciáticos alrededor del mundo a través de la música
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10.11.07

CARLOS NÚÑEZ:
"A irmandade das estrelas"

1996 fue el año en el que descubrimos a uno de los músicos más internacionales que ha deparado el panorama musical español. Y fue así a pesar de que Carlos Núñez, nuestro personaje, ya había despuntado desde su más tierna infancia. Estamos además ante un estudioso de la música tradicional, alguien que, a pesar de su juventud (nació en Vigo en 1971), se merece un extraordinario reconocimiento por sus discos en solitario, su anterior trabajo con el grupo Matto Congrio, y sus numerosas colaboraciones con artistas de indudable calidad y renombre. Como dijo la publicidad de la época: "un artista que nace siendo internacional". El fruto de dicho parto se tituló "A irmandade das estrelas" (un nombre referido a la Vía Láctea, el camino de estrellas que lleva a los peregrinos hasta Santiago de Compostela), y efectivamente, al menos viéndolo con el transcurso de los años, se trató de algo más que un puñado de canciones de origen gallego, acabado celta y colaboraciones de excepción; fue el comienzo de una nueva popularización del folclore gallego en España, de aceptación total de la música tradicional en general, y el nacimiento de un adalid de esta noble causa. Lo que nombres de siempre en el mundillo de la música tradicional gallega como Milladoiro o Emilio Cao sólo habían podido acercar a un puñado de interesados, lo consiguió popularizar masivamente este joven vigués, apasionado, deshinibido y por supuesto virtuoso.

'La hermandad de las estrellas' fue un proceso iniciático para muchos en la música celta y constituyó el descubrimiento de una nueva cultura hermosa, atrayente y con un interesante componente festivo, pero el gran éxito de Carlos Núñez se ha basado también en la fusión de estos elementos con todo tipo de culturas, dentro y fuera de nuestras fronteras: 'Galicia es Galicia cuando es todos los mundos', dice Manuel Rivas en el prólogo del CD. Aún así no cabe duda de que la satisfacción que provoca su música, la emoción que transmite y la conexión que logra en directo son mérito exclusivo de este músico carismático que emana una exclusiva seguridad y un extraño poder cuando maneja la gaita gallega y la flauta de pico. Frutos de la tradición en su mayor parte, cada canción es un mundo en este delirio de calidad, los temas vocales (con los que podía acercarse a un público menos acostumbrado a la tradición) cuentan con las magistrales aportaciones de Luz Casal ("Negra sombra" es una hermosa balada en la que reside el espíritu de Rosalía de Castro), Xiradela (grupo de pandereteiras que literalmente lo bordan en "Cantigueiras", una de las canciones más auténticas del disco, que nos traslada a la Galicia rural), Dulce Pontes (en el precioso acercamiento al fado "Lela") y la eterna Vieja Trova Santiaguera (que despide el disco con la conga "Para Vigo me voy"), si bien esa comunión tan importante y maravillosa entre naciones celtas (sobre todo Galicia e Irlanda) se evidencia especialmente en los instrumentales: "Amanecer" es un impresionante recibimiento, una melodía hermosa de la Galicia del siglo XIX (redescubierta por Carlos Núñez en antiguos archivos) que abanderó el disco, en la que destacan las flautas y la gaita de Carlos, pero donde comienza el desfile de estrellas con las aportaciones sin igual de los hermanos O'Domhnaill -los 'cerebros' de Nightnoise-, y dos de los Chieftains, Derek Bell y Paddy Moloney. Jota, fandango y bulerías (el norte y el sur de la península) se hermanan a continuación gracias a Kepa Junkera, Rafael Riqueni y Tino di Geraldo en el tema que da título al disco y que mejor evidencia su desenfado y alegría. La de Kepa es una colaboración especial que se repite a lo largo del disco, pero también la de Ry Cooder y esa especie de mentores de Carlos en que se habían convertido The Chieftains, que en "The flight of the earls" capturan toda la magia de Irlanda para el debut discográfico de su protegido. "Villancico para la navidad de 1829" es otra joya más deudora del estudio y contínua búsqueda de Carlos Núñez, donde aparte de las gaitas de Paddy Moloney suenan de maravilla el violín de Enrique Iglesias, el clavicémbalo de Pablo Cano y el contrabajo de Pablo Múzquiz. Es necesario destacar, en cuanto a la instrumentación, otra de las composiciones, "Os gaiteiros da noite", que "supuso en Galicia una experiencia pionera de grabación con gaitas históricas" -cuenta Carlos en su libro "La hermandad de los celtas"-, al utilizar una gaita del renovador de la cultura gallega Perfecto Feijóo que llevaba un siglo sin ser utilizada, y según el intérprete, su sonido fue arrollador y tuvo un toque de novedoso. Este vendaval de colaboraciones de lujo (algunos de los invitados ni siquiera tenían nada que ver con la idea de música celta) fue complementado además por el excepcional técnico de grabación de The Chieftains, Brian Masterson. La producción se la reservó el propio Carlos Núñez, con la co-producción de Paddy Moloney en la mayoría de los cortes y de Ry Cooder en los dos restantes (en los que suena su guitarra, "Nubes del otro lado" y "Negra sombra").

"A irmandade das estrelas" tuvo una especial repercusión en aquella España en la que lo tradicional estaba en auge, con gran seguimiento popular en radios y en prensa y multitud de conciertos y festivales, lo cual supuso que la música celta española comenzara a mirar de igual a igual a la de las demás naciones celtas. Esta obra tiene además una chispa especial, un impresionante trabajo de investigación, una composición escrupulosa e inspirada, unas colaboraciones magistrales... "es la realización de toda una serie de ideas que surgieron a lo largo de muchos años intensos", señala el propio Núñez, "de gira con los Chieftains, participando en festivales y conociendo a muchos artistas por todo el mundo, me fueron saliendo las claves para hacer este trabajo, no tanto introspectivo sobre mi forma de tocar, sino como algo que sirviera de hilo conductor para unir muchas experiencias". Pero hay algo que lo hace aún mejor, este disco tiene alma, y el público español conectó con ella, llegando a venderse más de cien mil ejemplares del CD publicado en 1996 por BMG Ariola. En 2021, una edición especial por el 25 aniversario era realmente un disco nuevo con 13 composiciones inéditas que completaban el original con nuevas colaboraciones de músicos españoles como Rozalén, Rodrigo Romaní, Arianna Savall, Tanxugueiras o Iván Ferreiro, pero también extranjeros como Karen Matheson, Donald Shaw o Liam Ó Maonlaí. La mezcla de osadía propia de la juventud (no hay fronteras para el hermanamiento y fusión de la música celta con otros pueblos y culturas) con una madurez impropia de la misma originó un trabajo irrepetible, una estrella más entre esa hermandad de astros que forman el camino que lleva a Galicia.









3.11.07

VARIOS ARTISTAS:
"Do it a capella"

Antiguamente existía la prohibición de utilizar instrumentos musicales en las iglesias cristianas, por lo que la voz humana -por otro lado el más antiguo de los instrumentos- era el único modo de expresar la devoción a Dios, como por ejemplo por medio de los cantos gregorianos. La historia se ha encargado de dar muchas vueltas a la situación de las ceremonias religiosas, pero básicamente proviene de ahí la expresión 'a capella', del italiano capilla, y se refiere, evidentemente, a la música realizada exclusivamente con la voz, sin acompañamiento musical alguno. A partir de los 80 este estilo atrajo un público fiel y una serie de grupos y artistas que conseguían imitar de forma prodigiosa la melodiosidad de ciertos instrumentos lograban colarse en las radiofórmulas y los espectáculos musicales. Entre ellos destacó poderosamente Bobby McFerrin, que consiguió con el conocido "Don't worry, be happy" no sólo un enorme éxito comercial sino que la gente comenzara a interesarse realmente por el término a capella.
A caballo entre las décadas de los 80 y los 90 la cadena de televisión PBS estaba preparando un documental sobre el auge del género. Tratándose de voces 'a palo seco' las cuerdas vocales de los afroamericanos tienen mucho protagonismo, así que como el programa iba a rodarse en Nueva York el conductor perfecto del mismo tenía que ser Spike Lee. Con "Do it a capella" este gran director de cine pretendía difundir esta forma musical, bastante incomprendida, tan antigua como la propia voz. Grupos relativamente nuevos como Rockapella (que hasta entonces cantaban por las calles de Nueva York) o The Mint Juleps, ya consagrados como Take 6 o The persuasions, o exóticos como los sudafricanos Ladysmith Black Mambazo se dieron cita en este documental de 1990 que realmente dirigía Ernest Dickerson para Elektra Entertaiment, la misma compañía que publicó además un estupendo CD con todas las canciones.
Ese carácter reivindicativo de las voces negras llevó hasta allí a Spike, y posiblemente abriera los ojos a muchos con este entretenido documental que él mismo, junto a la actriz y cantante Debbie Allen (la famosa profesora de "Fama") se encarga de presentar, de una manera amena y deshinibida. De hecho el primer plano nos muestra al 'gran' Spike, que ante las protestas de grandes intérpretes y vocalistas como Wynton Marsalis o Roberta Flack, deja bien claro que el documental trata única y exclusivamente de música a capella; incluso el alcalde de Nueva York en esa época, David Dinkins, se atreve a tocar la armónica reclamando el derecho de los instrumentos, pero Spike Lee se muestra impasible. Debbie Allen se entusiasma ante los cameos conseguidos en este divertido comienzo (incluso podemos ver fugazmente a Samuel L. Jackson), y tras ofrecerse para protagonizar alguna futura película o en su defecto participar en la banda sonora, comienzan un diálogo que desemboca en el documental propiamente dicho, que consta de dos partes: la primera está rodada en estilo video-clip, con interpretaciones en playback de Rockapella ("Zombie jamboree"), True Image ("I need you"), el grupo femenino The Mint Juleps ("Don't let your heart") y The persuasions ("Looking for an echo"). El estupendo 'duelo' entre Rockapella y True Image podéis verlo en esta dirección de You Tube. La segunda parte recoge parte de un show, absolutamente en directo, donde algunos de estos grupos maravillan literalmente a una audiencia entregada: Take 6 (grupo adventista de claras temáticas religiosas) hace una interpretación prodigiosa de "Get away Jordan", Rockapella y True Image vuelven a enfrentarse con "Under the boardwalk" (el clásico de The drifters), The Mint Juleps acometen otro clásico, "Higuer and higuer", y Ladysmith black mambazo adornan el escenario con su colorido y bailes aparte de con sus voces puramente africanas.
Un programa interesantísimo (por la calidad de los grupos representados, por la presencia de Spike Lee y Debbie Allen, y porque llega a ser sorprendente ver -y no sólo escuchar- lo que un puñado de voces pueden conseguir, desde el tipo enorme que hace de bajo hasta los tenores o barítonos) que emitió La 2 de Televisión Española en horario intempestivo. El fenómeno a capella ha continuado creciendo y despertando curiosidad y admiración, así que desde aquí no sólo os recomiendo "Do it a capella" y los grupos aquí representados, sino otros muchos como The king's singers, The nylons, The bobs, The flying pickets o por supuesto Bobby McFerrin, para descubrir una forma distinta de hacer música
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