October Project es un caso de grupo incomprendido, su primer disco es uno de esos trabajos que sin duda merecía una mayor repercusión en el panorama musical de 1993, año en el que lo publicó EPIC Records y en el que la revista Billboard lo definía como 'caviar para paladares sofisticados'. Si bien en su país, los Estados Unidos, sí que llegaron a tener unas buenas ventas de ese primer álbum, su inconstancia, el abandono de la cantante original y el cruce de caminos de su propuesta musical les convirtieron en un grupo fantasma, excepto para un importante número de fieles seguidores, entusiasmados con la textura única de sus composiciones. Dada esa calidad, y como no podía ser de otro modo, tras unos años en los que la banda se reconvirtió -con un desfile de nuevas incorporaciones- en November Project, el tiempo puso las cosas en su sitio y October Project regresó con los tres miembros originales, aunque sin la carismática voz de trabajos primarios como este "October Project".
La base de este grupo se formó en Nueva Jersey, cuando el posterior matrimonio compuesto por Emil Adler (teclados, coros) y Julie Flanders (letrista) improvisaban canciones y soñaban con el éxito. El destino forjó uniones exquisitas, así que enseguida Julie conoció a Marina Belica (teclados, voz) en la universidad, origen auténtico de la banda, a la que se unieron, para sus dos primeros álbumes, Mary Fahl (solista), David Sabatino (guitarra, coros) y Urbano Sánchez (percusión). Los inicios de la década de los noventa supusieron una alfombra roja de oportunidades para bandas con ideas interesantes, y October Project fue un claro ejemplo. Al parecer el nombre del grupo llegó cuando comenzaron a tocar en pequeños clubes de música desde un lejano mes de octubre; ese material fue preparado como 'proyecto de octubre', un apelativo que gustó tanto como para llegar hasta la actualidad. Peter Ciaccia se convirtió en su manager, y les ayudó a instalarse en Nueva York en el mítico café Sin-É, hasta que Epic Records confió en ellos para grabar en Nashville con ese material original "October Project", un primer trabajo muy dramático y apasionado, con enormes arreglos vocales y un diseño gráfico misterioso, en fantasmales tonos sepia que aportaban un tono atemporal al conjunto. La voz principal, la de Mary Fahl (complementada con la de Marina Belica), es grave pero aún así cálida, y le otorga una especial personalidad a este conjunto de imagen un tanto gótica, sin acomodo fácil en ningún género concreto, lo que por un lado les hace únicos y por otro difíciles de seguir. Este disco alberga demasiadas sorpresas para ser tenido muy en cuenta a pesar del tiempo transcurrido y el desconocimiento del gran público, seguramente por esa propia huida de la convencionalidad donde lo que es obvio es la calidad de las composiciones. El comienzo es abrumador, con sus dos primeros sencillos seguidos, "Bury my Lovely" y "Ariel", dos canciones excepcionales, intensas, cargadas de lirismo: "Bury my Lovely" (que tuvo un muy bien rodado videoclip de tonos marrones, góticos) huele desde el principio a sencillo radiofónico de éxito, muy cuidado, pero hay algo más allá, unas intenciones especiales, una poesía singular en la letra, unos arreglos distintos, el intento de desligarse de las modas y encontrar un sonido propio, que se nutre del pop pero con una instrumentación no convencional, que bucea en el folk y en el rock, y posee un encanto genuino difícil de describir con palabras, como en el caso también de la monumental "Ariel", con una letra sobre deseos de libertad, basada en 'La tempestad', de Shakespeare. Por momentos se atisba también un encanto clásico en la instrumentación y operistico en la voz, sólo hay que escuchar "A Lonely Voice", "Wall of Silence" o la hermosa "Where you Are", que acompañó algunos de los anteriores CDsingles. El trabajo es sorprendente de principio a fin, y está poblado de pequeñas delicias llenas de un fantasmal romanticismo, mecidas -más que cantadas- por Mary, para paladear con calma, como "Take Me as I Am", en la línea poética de "Ariel", o un tercer single que llegó al mercado tras aparecer en la película 'Blown Away' ('Volar por los aires'): irrumpiendo de manera generosa y demostrando definitivamente la grandeza del grupo, "Return to Me" es de una delicadeza y de un lirismo apasionado y colorido, lo que se traslada a su bien planteado videoclip oficial. Aún resta por destacar, en el bloque final, una delicia titulada "Paths of Desire", joya oculta mecida por los violines, no como un añadido impuesto, sino en una bella conjunción. Te puedes enamorar perdidamente de canciones como esta. Además, "Be my Hero" (un cuarto sencillo con cuatro de las canciones destacadas del disco en modo acústico) culmina el trabajo de manera brillante, con otra demostración vocal y un clímax final donde la voz, violines, la contundente batería y una poderosa guitarra, se aúnan de forma mágica, haciendo larga la espera para futuras entregas del grupo.
El de October Project fue un proyecto distinto sin ser anticomercial, de hecho se radió convenientemente, si bien no acabó de encontrar su público, lo cual extraña al comprobar la cantidad de enormes canciones que se pueden disfrutar en este álbum homónimo. De este modo su segundo trabajo, "Falling Farther In", sólo encontró acomodo en su norteamérica natal, y de ahí hasta la actualidad, cuando los mismos protagonistas que comenzaron el proyecto décadas atrás, Emil Adler, Julie Flanders y Marina Belica, continúan ofreciendo su especial música de forma independiente en trabajos de muy buenas intenciones como "The Ghost of Childhood", además de rescatar sus éxitos en los directos, canciones como las de "October Project", un enorme CD que ya sólo por la inquietante portada y el original diseño de las letras que forman el nombre del grupo, muchos podrían sentirse atraídos a escuchar el interior, unas entrañas que recogen impresiones de una realidad distante que se quedan en nuestras mentes a la primera escucha, aletargadas, esperando para volver a tener su momento. Los que ya conozcan a October Project saben que cualquier instante es bueno; los que no, se toparán con un disco que puede ocupar un sitio permanente en sus corazones.