El término Tex-Mex es un cruce de caminos, alude a una música fronteriza que mezcla la cultura rural del sudeste de Texas (Tex) con las raíces mexicanas (Mex), a ambos lados del curso del río Grande. No hay que olvidar que hasta bien entrado el siglo XIX Texas perteneció a México, así que múltiples elementos chicanos perduran también en territorio estadounidense. Precisamente en San Antonio (Texas) creció Ben Tavera King, un guitarrista estadounidense de orígenes filipinos en cuya casa se hablaba español y se escuchaba a Los Panchos. Ben, que estudió música tanto en España como en Texas, se sintió fascinado desde bien joven por el jazz, pero también quiso indagar en la cultura de 'la frontera', el mencionado Tex-Mex (con la base principal del acordeón), y en elementos étnicos como la flauta indígena (en su disco "Border Crossings: New Directions In Tex-Mex Music", con el grupo Los Jazztecs). A finales de los 80 publicó dos interesantes álbumes en el sello Global Pacific Records, un sencillo y jazzístico "Desert dreams", y el más completo y destacado, "Coyote moon", editado en 1990.
Los indígenas mexicanos llaman 'coyote moon' a la enorme luna llena que hace aullar a los coyotes. A su vez, "Coyote moon" es un disco divertido de un músico costumbrista, que ha llegado a ser calificado por la crítica poco especializada como 'new age' sólo por pertenecer a un sello especializado como Global Pacific. Bien es cierto que es complicado atribuirle una única denominación (Billboard lo incluyó en la lista de World Music, donde alcanzó la quinta posición), pues melodías festivas se mezclan con sones tradicionales y aventuras desérticas de aspecto peligroso en esta bonita colección de postales fronterizas deliciosamente construidas por Ben Tavera, que interpreta flauta y tres tipos de guitarras (clásica de cuerdas de nylon, clásica sin trastes y hammered guitar), a las que se unen teclados, bajo, percusiones y dos clases de vientos, el saxo tenor de David Travers y el violín sintetizado de otro conocido artista de Global Pacific, Steve Kindler. Sólo tres canciones quieren reflejar los paisajes desérticos prometidos en la portada, "100 year rain" (reflejo de un ancestral ritual nativo americano), "Rainbow man" y la joya del disco, un tesoro escondido que da título al mismo, y que merece comentario posterior. "Prickly lullaby", que parece retomar el concepto de "Coyote moon" de manera más ambiental, se acercaría a esa idea, si bien con un bonito enfoque romántico (el saxo), que bien podría aceptarse como lo que pretende ser, una nana. El resto del disco se ajusta a la concepción folclórica, rítmica, asequible e interesante, que podemos tener, de manera preconcebida, de lo mexicano: "Ramona's ritual rhumba" es un comienzo popular y animado, donde el ritmo rumbero de la guitarra viene acentuado en la melodía por la flauta y una interesante entradilla de saxofón. Este acercamiento a pequeños y arenosos pueblos fronterizos se repite en otros cortes con sabor mariachi como "Jessita" o "El Kabong's fiesta" ('El Kabong' es un conocido personaje de dibujos animados, muy similar a 'El Zorro', creado por el exitoso tándem Hanna Barbera). El saxo también toma importancia en "Fabled dancer / Malaguena", donde es de admirar especialmente la guitarra clásica de Ben; de hecho, las Malagueñas son una variedad del flamenco que se hacen acompañar de guitarra, y la que aquí escuchamos le debe mucho a la que Isaac Albéniz incluyó en su suite "España". Menos inquieta pero igual de atrayente es "Novela", exclusivamente a guitarra y teclados, mientras que un cierto aroma a 'smooth jazz' asoma en cortes como "Pancho's getaway" o alguno de los ya comentados ("Ramona's ritual rhumba" o "Fabled dancer / Malaguena", por ejemplo). Para terminar el álbum, un nuevo acercamiento a la cultura indígena ("Maidens of the flute clan"), pues "la flauta es la raíz de la música tradicional mexicana". Y aunque se puedan destacar algunas de las canciones mencionadas por su ritmo, fuerza y tipismo, predomina poderosamente el carisma y poderío de "Coyote moon", soberana creación con el mágico influjo de la luna llena, en la que guitarras y una gran percusión desarbolan una agitada melodía que por momentos logra impregnar en sus notas la aridez desértica, la soledad de aquellas inmensas llanuras en las que se pueden ver rodar estepicursores y volar a los buitres, y por supuesto, ya de noche, escuchar el lastimero aullido de los coyotes.
Tras su paso por Global Pacific, King fundó en San Antonio (una gran ciudad, con una de las más fuertes comunidades mexicanas en los Estados Unidos) su propia compañía, Talking Taco Music, y ahí ha seguido publicando sus trabajos, entre los que se encuentra la música compuesta para varios programas de la cadena PBS. La revista TIME llegó a destacar la proyección de este norteamericano de alma hispana ("mi ADN es estadounidense y filipino, pero mis oídos son mexicanos"), que inauguró la década de los 90 con un trabajo abierto y auténtico, más allá del Tex-Mex, el folclore o las canciones de cantina. "Coyote moon" es todo eso y es mucho más, es una apuesta por la fusión de jazz y world music, de ambientes y mariachis, en un entorno festivo y soleado, una oportunidad para viajar instrumentalmente al México más cercano a los Estados Unidos, de la mano del fenomenal guitarrista Ben Tavera King.