Si cualquier viaje lejano puede suscitar un cúmulo de experiencias y anécdotas, el que ha llevado a Loreena McKennitt por medio mundo ha generado una cuantiosa legión de influencias y de ideas para desentrañar una música que, desde una herencia celta, se ha transfigurado en global, multicultural y riquísima en detalles. Esta historia de amor entre una arpista y su público, que comenzó en los 80 en una granja canadiense, ha transitado por caminos de inusitada calidad en sucesivas grabaciones de títulos tan importantes como "Elemental", "Parallel dreams" o "The visit", para continuar por caminos más abiertos, en base a una labor de estudio en el origen de lo celta. La investigación realizada en culturas milenarias no sólo supuso un ejercicio fascinante para Loreena, sino que fue el origen de una nueva forma de concebir su música más allá de la tradición celta. En efecto, al ir conociendo detalles sobre la expansión y antecedentes de dicho pueblo, aumentó su interés por las músicas del este de Europa y del Oriente próximo. Sin embargo un paso importante en esta apasionante historia estaba mucho más cerca de lo que podíamos imaginar, ya que se detuvo en nuestra propia tierra.
Todo lo que confluía en la Loreena McKennitt de esta época era garantía de éxito, así que Warner Music continuó distribuyendo sus discos, grabados en su propia compañía, Quinlan Road. "The mask and mirror" llegó en 1994 y siguió aunando los componentes que habían llevado a "The visit" a vender cientos de miles de copias: un trabajo de estudio sin par en la temática elegida, una labor de composición brillante, donde la comercialidad y la calidad se dan la mano, y un proceso de grabación en el que no se habían escatimado medios, y en el que la McKennitt, a la sazón productora, estaba arropada por nombres de confianza como Brian Hughes (guitarras, balalaika, sitar), Rick Lazar (percusiones), Hugh Marsh (violín) -estos tres le acompañarían en su nueva gira-, Anne Bourne (cello, voces), Patrick Hutchinson (Uillean pipes) o, por vez primera, el mítico Dónal Lunny (bouzouki, bodhran), entre otros. La rica instrumentación escogida no impedía que la voz de Loreena McKennitt, por encima de su arpa o acordeón, fuera por lógica el punto más importante de la grabación: la canadiense es una contadora de historias, su cálido estilo nos es muy cercano porque en "The mask and mirror" bebe por igual de fuentes mediterráneas que de las suyas propias, las celtas. Una joven Loreena McKennitt, de incansable espíritu viajero, había visitado España y concretamente la Alhambra de Granada antes de publicarse "Elemental", su primer disco. Años después volvió para inspirarse y, entre España y Marruecos, nació "The mask and mirror", un trabajo pleno de referencias a nuestra cultura, y con una elevada vena mística cuyo origen se debe a determinadas lecturas sobre el sufismo, ese 'islam esotérico' que busca llegar hasta Dios. Sin ir más lejos, el tema de inicio del álbum, "The mystic's dream", explora en esa búsqueda por medio del amor, si bien es a través de dos poetas donde encuentra unas referencias tan claras en su conexión mística como lejanas en su origen: del irlandés William Butler Yeats son los románticos versos de "Cé hé mise le ulaingt? (The two trees)", y el visionario de Ávila San Juan de la Cruz inspira una de las maravillas del disco, "The dark night of the soul", un cautivador poema de amor entre el místico y el propio Dios que -destaca Loreena- puede pasar perfectamente como una historia entre dos amantes de cualquier época ("¡Oh, noche que guiaste!, ¡oh, noche amable más que la alborada!, ¡oh, noche que juntaste amado con amada, amada en el amado transformada!"). La música de Loreena parecía querer alcanzar un nivel superior de espiritualidad, si bien la canción estrella del álbum, y precisamente la más alejada (junto a la última del mismo) de la inspiración de Al-Ándalus, era una continuación de las ideas más comerciales que vistieron "All souls night", el primer sencillo de su anterior álbum, "The visit". Titulada "The bonny swans", con letra tradicional y música de Loreena, esta pegadiza canción que tuvo su correspondiente CDsingle y un hermoso videoclip, trataba sobre la historia de dos hermanas en la Edad Media, una de las cuales ahoga por celos a la otra; ésta regresa en forma de cisne para transformarse definitivamente en un arpa, ese instrumento tan evocador que puede considerarse como el primordial de Loreena McKennitt. Un tema magistral, pleno de simbolismo, en un tono medieval que también se respira en otras de las canciones, que ayudó a acrecentar la fama de la cantante. "Prospero's speech" es ese mencionado cierre del disco, una canción cálida arropada por una voz más susurrante, y un recuerdo de sus experiencias teatrales, en concreto con "La tempestad" de William Shakespeare, a la que pertenece este discurso. El 'Bardo de Avon' ya había aparecido en el anterior trabajo de la McKennitt, pero de un modo más mundano, el disco está impregnado de otras vivencias personales importantísimas: Loreena actuó en enero de 1992 en Santiago, enamorándose al instante de esa ciudad gallega, tanto que volvió en mayo de ese mismo año y se empapó de la historia de dicha urbe mágica; cuenta nuestra protagonista que compró un disco del grupo Els Trobadors y le encantó, y que tras seguir estudiando este cruce cultural de comunidades cristianas, judías y musulmanas, encontró al final esta música tradicional, que utilizó en el disco con el título lógico de "Santiago", otra de las canciones (la única sin letra definida) destacadas por su encantador estribillo tarareado y su ritmo multicultural. Marruecos inspira notablemente el cuarto y quinto tema del disco, un animado y colorido "Marrakesh night market" que nace de la sorprendente visión y experiencia de la primera noche de nuestra artista en Marrakesh durante el ramadán de 1993 ("miles de personas concentradas en círculos (...) con su música particular, una poesía directamente relacionada con ritmos de tambores, encantadores de serpientes, monos y pociones mágicas"), y "Full circle", un emocionante recuerdo de la impresión del amanecer en el desierto y los cantos de las mezquitas en pleno ramadán, que supusieron para la McKennitt de esa época dos de las tres experiencias más fuertes de su vida (junto a la visita a un monasterio de monjes benedictinos en Quebec).
Todo lo que confluía en la Loreena McKennitt de esta época era garantía de éxito, así que Warner Music continuó distribuyendo sus discos, grabados en su propia compañía, Quinlan Road. "The mask and mirror" llegó en 1994 y siguió aunando los componentes que habían llevado a "The visit" a vender cientos de miles de copias: un trabajo de estudio sin par en la temática elegida, una labor de composición brillante, donde la comercialidad y la calidad se dan la mano, y un proceso de grabación en el que no se habían escatimado medios, y en el que la McKennitt, a la sazón productora, estaba arropada por nombres de confianza como Brian Hughes (guitarras, balalaika, sitar), Rick Lazar (percusiones), Hugh Marsh (violín) -estos tres le acompañarían en su nueva gira-, Anne Bourne (cello, voces), Patrick Hutchinson (Uillean pipes) o, por vez primera, el mítico Dónal Lunny (bouzouki, bodhran), entre otros. La rica instrumentación escogida no impedía que la voz de Loreena McKennitt, por encima de su arpa o acordeón, fuera por lógica el punto más importante de la grabación: la canadiense es una contadora de historias, su cálido estilo nos es muy cercano porque en "The mask and mirror" bebe por igual de fuentes mediterráneas que de las suyas propias, las celtas. Una joven Loreena McKennitt, de incansable espíritu viajero, había visitado España y concretamente la Alhambra de Granada antes de publicarse "Elemental", su primer disco. Años después volvió para inspirarse y, entre España y Marruecos, nació "The mask and mirror", un trabajo pleno de referencias a nuestra cultura, y con una elevada vena mística cuyo origen se debe a determinadas lecturas sobre el sufismo, ese 'islam esotérico' que busca llegar hasta Dios. Sin ir más lejos, el tema de inicio del álbum, "The mystic's dream", explora en esa búsqueda por medio del amor, si bien es a través de dos poetas donde encuentra unas referencias tan claras en su conexión mística como lejanas en su origen: del irlandés William Butler Yeats son los románticos versos de "Cé hé mise le ulaingt? (The two trees)", y el visionario de Ávila San Juan de la Cruz inspira una de las maravillas del disco, "The dark night of the soul", un cautivador poema de amor entre el místico y el propio Dios que -destaca Loreena- puede pasar perfectamente como una historia entre dos amantes de cualquier época ("¡Oh, noche que guiaste!, ¡oh, noche amable más que la alborada!, ¡oh, noche que juntaste amado con amada, amada en el amado transformada!"). La música de Loreena parecía querer alcanzar un nivel superior de espiritualidad, si bien la canción estrella del álbum, y precisamente la más alejada (junto a la última del mismo) de la inspiración de Al-Ándalus, era una continuación de las ideas más comerciales que vistieron "All souls night", el primer sencillo de su anterior álbum, "The visit". Titulada "The bonny swans", con letra tradicional y música de Loreena, esta pegadiza canción que tuvo su correspondiente CDsingle y un hermoso videoclip, trataba sobre la historia de dos hermanas en la Edad Media, una de las cuales ahoga por celos a la otra; ésta regresa en forma de cisne para transformarse definitivamente en un arpa, ese instrumento tan evocador que puede considerarse como el primordial de Loreena McKennitt. Un tema magistral, pleno de simbolismo, en un tono medieval que también se respira en otras de las canciones, que ayudó a acrecentar la fama de la cantante. "Prospero's speech" es ese mencionado cierre del disco, una canción cálida arropada por una voz más susurrante, y un recuerdo de sus experiencias teatrales, en concreto con "La tempestad" de William Shakespeare, a la que pertenece este discurso. El 'Bardo de Avon' ya había aparecido en el anterior trabajo de la McKennitt, pero de un modo más mundano, el disco está impregnado de otras vivencias personales importantísimas: Loreena actuó en enero de 1992 en Santiago, enamorándose al instante de esa ciudad gallega, tanto que volvió en mayo de ese mismo año y se empapó de la historia de dicha urbe mágica; cuenta nuestra protagonista que compró un disco del grupo Els Trobadors y le encantó, y que tras seguir estudiando este cruce cultural de comunidades cristianas, judías y musulmanas, encontró al final esta música tradicional, que utilizó en el disco con el título lógico de "Santiago", otra de las canciones (la única sin letra definida) destacadas por su encantador estribillo tarareado y su ritmo multicultural. Marruecos inspira notablemente el cuarto y quinto tema del disco, un animado y colorido "Marrakesh night market" que nace de la sorprendente visión y experiencia de la primera noche de nuestra artista en Marrakesh durante el ramadán de 1993 ("miles de personas concentradas en círculos (...) con su música particular, una poesía directamente relacionada con ritmos de tambores, encantadores de serpientes, monos y pociones mágicas"), y "Full circle", un emocionante recuerdo de la impresión del amanecer en el desierto y los cantos de las mezquitas en pleno ramadán, que supusieron para la McKennitt de esa época dos de las tres experiencias más fuertes de su vida (junto a la visita a un monasterio de monjes benedictinos en Quebec).
Parecía increíble a estas alturas de la carrera de Loreena McKennitt que su interés primario una década antes fuera simplemente viajar a Irlanda para investigar su cultura. Ese fue tan sólo el origen de una búsqueda mayor, más profunda y mucho más extensa, temporal y kilométricamente. Es altamente destacable el tirón emocional de una música que en ocasiones parece unida por un cordón umbilical con lo divino, especialmente en los momentos en que el eterno estribillo transmite efectos hipnóticos en un oyente embelesado. En "The mask and mirror" (el álbum de Loreena McKennitt que mejor ha funcionado en España, llegando a alcanzar el número 6 en las listas de ventas) dicho oyente puede asistir, precisamente, a un sincero relato musical sobre varias maneras de encontrarse con Dios, un tema recurrente y posiblemente primordial en este disco que inquiere preguntas y respuestas desde su propio título, "The mask and mirror", puesto que Loreena se plantea definitivamente: "¿Quién fue Dios?, ¿qué es la religión?, ¿qué es la espiritualidad?, ¿qué fue máscara y qué fue espejo?".
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