25.1.23

JORGE GRUNDMAN:
"We Are the Forthcoming Past, Take Care of It"

Jorge Grundman porta un apellido extranjero, pero es español, nació en Madrid en 1961. Es ingeniero de telecomunicaciones y músico, de hecho lleva escribiendo música desde los 12 años, y sus composiciones alcanzan grandes niveles de excelencia. Su reconocimiento en el campo de la música contemporánea, en el que ha publicado varios trabajos, no quita que adore otro tipo de géneros más terrenales y populares, como el rock o el pop, campo en el que militó en bandas de la época de la movida madrileña como Farenheit 451 o Trópico de cáncer (en cuyo único elepé, "Detrás del espejo", estuvieron producidos por Julián Ruiz). Pero Jorge añade otra rareza a su lista de trabajos, es uno de esos artistas que no tiene reparos en afirmar que en algún momento de su carrera ha compuesto música englobada en la denominada como música new age. Claro, él puede decirlo sin pudor, porque su new age ha sido de gran calidad, lejos de lamentables ejemplos que pululaban por las compañías discográficas en los años 90, de esos que no van a desfilar por aquí. 

Es el propio Grundman el que contaba así su idilio con la new age en la emisora Radio 3: "En 1996 decidí compartir la música que estaba haciendo con la gente de alrededor, y la publiqué en el portal mp3.com. Así pude recaudar fondos, colaborar con Médicos sin Fronteras y Médicos Mundi, crear una discográfica y una fundación. Llevaba varios años recaudando unos 3.500 dólares para Médicos sin Fronteras, todos los beneficios eran para ellos, y a propuesta de ellos creé esa sociedad limitada para hacer discos, en la que invité a mucha gente, a David Caballero, Eduardo Laguillo, Joaquín Taboada... Eso me permitió también con el paso del tiempo, convertir esa discográfica en una fundación". Esa fundación, creada en 2004, se llamó Non Profit Music, y surgió como respuesta a la cada vez más escasa presencia de la música clásica en el mundo, y a la pérdida de sensibilidad hacia la acción social y humanitaria; sus intenciones, crear iniciativas que ayuden a solucionar estas deficiencias y promover la música contemporánea. Fue en 2004 cuando esa fundación que también era sello discográfico, Non Profit Music, publicó el disco firmado por Jorge Grundman "We Are the Forthcoming Past, Take Care of It", CD que a sus 52 minutos en formato de audio había que añadir una capa de música adicional en formato mp3. Una edición sólo con los 52 minutos iniciales fue publicada en los Estados Unidos por la compañía Only New Age Music. Son estas 13 pistas las que vamos a comentar aquí, comenzando por la pieza que da título a la obra, un maravilloso tema corto, muy emocional, que sorprende al oyente ocasional y que encierra un origen puramente pianístico: "Las obras para piano me las hacía para mí, para practicar en casa, pero el que denominé como "Estudio número 1" me ha dado muchas alegrías, la han tocado muchos pianistas en España y fuera de ella, y con el tiempo ha tenido muchas versiones con varios tratamientos". Ese estudio, elaborado con orquesta de cuerdas, es "We Are the Forthcoming Past, Take Care of It", una pieza que, exclusivamente para piano, fue grabada también por Eduardo Frías junto a otras obras para piano de Jorge Grundman. "Tying the Heart that Helps" (dedicada al Jefe de Misión en Daguestán para Médicos Sin Fronteras Arjan Erkel, secuestrado en Makhachkala en agosto de 2002 y liberado en abril de 2004 -Erkel aún seguía secuestrado cuando Jorge escribió y grabó este tema-) guarda una profundidad ligada tanto al polaco Henryk Górecki como al noruego Øystein Sevåg, mientras que en su final se atisban formas rítmicas que podríamos asociar a bandas sonoras de Hans Zimmer, como sucede en otras composiciones, como "Looking Through the Brooken Window", sobre las guerras y el perdón. Jorge es atrevido, su clasicismo no huye de aderezos modernos, no extiende demasiado las composiciones, aunque algunas podrían convertirse en pequeñas y hermosas suites, si se les aplicara un tratamiento más neoclásico. "The Sons of the Cold" está más cercana a la danza contemporánea que al mundo clásico, con un cierto componente infantil, ya que el autor la denomina como "una canción de cuna electrónica sobre la guerra contra la naturaleza y la manipulación genética del ser humano". Las formas melódicas new age se esbozan en la utilización del piano junto a los vientos, como en la esperanzadora "Tears at Bedtime", tanto que se podría pensar en algunos artistas de Narada, incluso a nombres de Windham Hill como el mencionado Sevåg (que es citado en los agradecimientos) en "Memory Holes", con el toque jazzístico del saxo, o también sin él, en "Teach Me to Whisper a Shout". "Denying the Evident" presenta un piano sencillo y danzarín, con el que parecen aflorar sentimientos interiores (concretamente los que sintió el compositor al ver el derrumbe de las torres gemelas: "Me repetí a mí mismo 'no puede ser posible, no puede ser posible'; estaba negando lo evidente"), mientras que "Nunca mais!" es especie de clímax visual muy peliculero, dedicado a la triste marea negra del Prestige en las costas gallegas. Muy acertado es "The Day After" ("esta pieza trata sobre la magia y la ilusión al adivinar y abrir los regalos de Navidad"), con un juego de teclados que se acerca a los movimientos de notas luminosas ambientales que proponía William Orbit en algunas de sus obras y producciones. En "You Weren't to Know" el piano introduce y conduce en definitiva otra pieza reflexiva e intensa que trata sobre la belleza de la solidaridad, y en "Where my Frieds Rest" voces sintéticas acercan este tema hacia una especie de oración que acaba arrastrándonos sin remedio hacia ese adagio final titulado sencillamente "Adagio for Viola, Oboe and Piano" ("este es mi himno a los sentimientos que el cielo y las nubes me inspiran en los días de tormenta"). A través de la fundación, Jorge Grundman tuvo la fortuna de conocer al gran violinista libanés​ (de ascendencia armenia y nacionalidad española) Ara Malikian, que decidió que la música tonal que él componía sí que tenía futuro, y le instó a escribirla para interpretarla él mismo al frente de la Non Profit Music Chamber Orchestra: "Él despegó definitivamente, pero me ayudó a contactar con mucha gente, a que perdiera el miedo a hablar de mi música, porque seguro que encontraría mi hueco". Álbumes como "No Seasons" o "Tears of Beauty", entre otros, son testimonios de ese encuentro entre Malikian y Grundman.

Una portada impactante presagia un contenido afortunado, pero en absoluto tormentoso. Más bien, sería como la calma del ojo de esa terrible tormenta. Con "We Are the Forthcoming Past, Take Care of It", Jorge Grundman dio muestras de su tremenda versatilidad y ofreció, plagado de nobles sentimientos y con una loable causa caritativa, un disco para reivindicar, como la obra en general del autor. Inmerso en la new age y en una suave ambientalidad, este trabajo encierra una escucha deliciosa en general, y especialmente ante algunas de sus epatantes melodías, en un campo que nunca ha sido tomado con la seriedad que, en muchos de los casos, se merecía. "Somos el pasado inminente, cuídalo -decía Jorge-, un título para reflexionar: el futuro no existe porque no ha ocurrido; el presente tampoco existe porque cuando te pones a hablar de él ya ha pasado; y el pasado es lo único que ha existido, pero no lo hemos cuidado, porque si pensáramos que cada segundo que perdemos se va a convertir en pasado y la gente se va a fijar en eso y podría significar mucho para las personas que nos rodean, intentaríamos hacerlo lo mejor posible, hacer el mundo un poco mejor, que lo que dejamos sea lo mejor de nosotros". Hermosas palabras, hermosa música.
















15.1.23

ROBERT SCHROEDER:
"Brain Voyager"

Alemania ha sido tradicionalmente la cuna de grandes grupos y artistas de música electrónica. Uno de los que merecería más reconocimiento del que posee actualmente es Robert Schroeder, creador de una serie de trabajos de calidad en los años 80, y que se mantiene prolífico en la actualidad bordeando la setentena. Nacido en Aquisgrán (al oeste de Alemania) en 1955, Schroeder se interesó desde muy joven por las aplicaciones electrónicas en el desarrollo musical. De hecho, acabó trabajando en el campo de la ingeniería electrónica, aprendiendo poco a poco a desarrollar aplicaciones con los mastodónticos equipos de la época, esos que sorprenden en las fotografías por su aparatosa mezcla de cables y botones. A finales de los 70, cuando la tecnología se hizo más portable, e influenciado por maestros de la talla de Kraftwerk, Pink Floyd, ELP o Klaus Schulze, se consideró preparado para comenzar su carrera musical, y el propio Schulze confió en él para publicar en su recién fundado sello, el recordado Innovative Communication.

El primer disco publicado en ese sello por Robert Schroeder en 1979 se tituló "Harmonic Ascendant", un álbum de buena aceptación, muy aconsejable, con el que comenzó a forjarse un nombre. Más éxito incluso tuvo con "Floating Music" (1980), y con "Mosaique" (1981), algo más experimental. "Galaxie Cygnus-A" (1982) se entrenó como un show multimedia en el festival austriaco Ars-Electronica. En "Paradise" (1983), su música adquiere nuevos desarrollos, o al menos es lo que él dijo sobre ese trabajo que finalizó su aventura en Innovative Communication, al menos en solitario, ya que su dúo Double Fantasy con C. Buechel (que aquí se hacía llamar Charly McLion, mientras que Robert era Dreamstar), publicó un par de discos en dicho sello a partir de entonces, "Universal Ave." (1986) y "Food for Fantasy" (1994). Su paso a Racket Records atrajo malas críticas en su primera referencia, una deriva hacia el pop electrónico pero experimental titulado "Computer Voice" (1984). Fue en este momento cuando llegó el disco clave de la carrera de Robert Schroeder, "Brain Voyager": grabado en julio y agosto de 1985 y publicado por Racket Records ese mismo año, se trata de la banda sonora de la película alemana con efecto 3D 'Glücksgedanken' ('Life's Abundance'), basada en la novela de ciencia-ficción de Ludwig Tieck 'Des Lebens Überfluss'. Es el primer CD mundial grabado con la tecnología de cabeza muda (o de cabeza artificial), desarrollada por el doctor Genuit, de la Universidad Técnica de Aquisgrán. Lo electrónico y lo clásico comulgan y navegan por estas nuevas autopistas tecnológicas, marcando uno de sus hitos como compositor y uno de sus éxitos en otros países, llegando hasta norteamérica. El muestrario de argumentos y capacidades de Schroeder se muestra agazapado con motivo del encargo efectuado, pero aparece de este modo un músico delicado que combina distintas facetas, algunas escondidas sin razón, como la romántica. De hecho, ese corte de principal titulado igualmente "Brain Voyager" es un comienzo de teclado melancólico, en la onda de películas románticas de la época con la ayuda de la guitarra acústica de tres intérpretes, Brigitte Sehle, Charly Buechel y Reiner Brücker. El trabajo es mucho más reflexivo que obras anteriores plenas de ritmo y efectos. Así, las melodías son por lo general introspectivas y edificantes, como en "Lost Humanity". "Frozen Breath of Life" es un nuevo ambiente cargado de magia electrónica conducido por unas teclas limpias sobre las que se despliega un manto de sintetizadores. En "Invisible Danger", la serena melodía es cortada abruptamente por efectos sonoros y una cargada atmósfera, como avisando de ese peligro invisible del título. El teclado del tema homónimo se vuelve más romántico con la inclusión de la voz de Monika Rath en "Glücksgedanken", que vuelve a contar con el aporte acústico de las guitarras. "Love Symphonie" es un nuevo ambiente terrenal muy asequible, sin riesgo, lo cual puede ser la única pega que se le puede hacer al disco, esa ausencia de elementos atrevidos. En "Slaves of Civilization", la nueva melodía semiclásica es rota por sonidos disruptivos logrando no sólo una cierta incomodidad sino todo el interés, aunque al final se suavice y se desarrolle; se echa de menos sin embargo un mayor metraje, una prolongación de ese ambiente. Por último, "The Inside of Feelings" es un final con mayor carga misteriosa que el inicio, aunque de nuevo se vea a un Schroeder contenido.

'Sin batería', se recalca en las notas interiores de este disco electrónico con detalles acústicos, que en el año 2009 fue reelaborado y publicado por el sello del propio Robert News-Music, según explica el músico en su web: "Sin remezclas, sin cambios en el contenido, sino una revisión de sonido puro de la versión original en CD con las posibilidades del software de computadora más nuevo. El resultado es un sonido potente y dinámico que también te permite redescubrir las sutilezas". Robert Schroeder-Trebor, que es como se hacía llamar este autor en el libreto del álbum, compuso, grabó y produjo esta celebrada banda sonora. La mezcla fue elaborada en una iglesia de la ciudad alemana de Stolberg (Rheinland) con una cabeza artificial. La premiere de la película y de paso la presentación del álbum se produjo en Düren en 1986. Unas cuantas décadas después de aquello, "Brain Voyager" sigue siendo una referencia válida y su sonido, aunque pueda parecer desfasado, no ha perdido interés y se mantiene como un importante recuerdo de la vieja escuela en la música electrónica.