19.1.16

OTTMAR LIEBERT:
"Poets & Angels"

Aunque parezca un recurso fácil, no es sencillo realizar un disco de canciones populares navideñas (el carol en el mundo anglosajón o el villancico de los hispanoparlantes), especialmente por lo conocido y manoseado de los temas más difundidos, esos que cada familia puede tararear en sus reuniones. No sólo es importante sonar de una manera distinta, original y atractiva, sino que hay que saber tratar bien a estas tonadas relacionadas con lo divino. Parece que desde siempre la cultura norteamericana se toma más en serio que la europea la musicalidad y el interés popular de este tipo de composiciones populares, practicamente todos los artistas superventas de la conocida como new age en los EEUU han presentado en una o varias ocasiones su propia interpretación de un puñado de canciones navideñas en forma de álbum temático: Chip Davis (Mannheim Steamroller), George Winston, David Lanz, Jon Anderson, Jim Brickman, Cusco, Enya, Liz Story, Craig Chaquico, Kenny G, Peter Buffett, los artistas del sello Windham Hill..., y en la mayoría de las ocasiones se ha tratado de los álbumes más vendidos en los meses invernales, lo que significa un verdadero negocio para algunos de los artistas mencionados. Ottmar Liebert no iba a ser menos, y a finales de 1990 Higher Octave Music le publicó un sencillo pero estimulante trabajo para la temporada invernal titulado "Poets & Angels", con el clarificador subtítulo 'Music for the holidays'.

Con "Nouveau flamenco" (1990) y "Borrasca" (1991), este guitarrista de figura elegante y bohemia logró numerosisimas ventas y dos números 1 en la lista de new age de la revista Billboard, medidora de las tendencias comerciales en los Estados Unidos (el de "Nouveau flamenco" llegó con la reedición en el año 2000). A pesar de la importancia de los dos trabajos mencionados, uno menos mediático se coló enmedio de ambos, este "Poets & Angels" donde la guitarra vuelve a ser protagonista principal y absoluto. En un sentido religioso se podría crear una problemática entre las canciones navideñas y su inherente sentido católico, pues Liebert, católico de nacimiento en Alemania, dejó de serlo por voluntad propia desde los 16 años, tomando contacto enseguida con el budismo zen. Sin excesivo celo ético, queda escuchar agradecidos estas sencillas tonadas que a muchos han acompañado cada Navidad, y otros conocen y respetan por su belleza y carácter folclórico. Ottmar Liebert impone su estilo para versionar ritmos tan populares como "Jingle bells", "Silent night" o "Little drummer boy". El sonido es rotundo, crea bellas atmósferas plagadas de rumba y sabores de lo hispano a lo tropical, e incluso, al dejar una impronta tan rotunda con la guitarra española, casi crea un disco propio, original, en parte gracias a la inclusión de cinco composiciones propias, entre las que destaca enormemente "Starry Nite (March of Kings)", con la que Ottmar se acercó maravillosamente a lo popular -parece sacado de la tradición- y endulzó diversos recopilatorios de su compañía. En cuanto a las otros cuatro, son la prueba de que Liebert lleva el ritmo en los genes y el flamenco en el corazón, de ahí las influencias escondidas, disfrazadas de Navidad, movimientos rumberos -"Poets & Angels", "Festival (Of 7 Lights)"- y aires flamencos -"Shepherd's Nite Watch", "Morning Glory"-, que sazonan notablemente el conjunto. El resto del plástico sí que se compone de gloria y divinidad, diez carols (o villancicos) tratados instrumentalmente y rescatados de la tradición, aunque en el disco no se atribuyen realmente a los autores originales, a los que llegamos -si los hay reconocidos- con una fácil búsqueda. "Deck the halls" ('Adornen los salones', canción galesa del siglo XVI cuyo estribillo se interpretaba con arpa) abre el trabajo, y es un comienzo apetecible y agraciado. Numerosos artistas han interpretado la mayor parte de estos clásicos, por ejemplo el villancico francés "Angels we have heard on high" ('Ángeles cantando están') ha pasado por las voces de, entre muchos otros, Andrea Bocelli, Cristina Aguilera, Jewel, The Carpenters o, de manera instrumental, The piano guys. Otro de los más conocidos, "Little drummer boy" (supuesto original checo transcrito en el siglo XX por la pianista estadounidense Katherine Kennicott Davis) se hizo muy popular desde la versión de la familia Trapp, y en España por medio de Raphael ('El tamborilero'), si bien cuenta con numerosísimas versiones en variados estilos, soul (Stevie Wonder, Ray Charles), folk (Joan Baez, Bob Dylan), clásica (Nana Mouskouri), rock (Jimi Hendrix), pop (Abba), disco (Bonnie M), a-cappella (Take 6) o, en lo instrumental, Kenny G, Tuck Andress o Mannheim Steamroller, si bien la versión de Liebert convence y se disfruta. Continuando con las melodías más conocidas, "We 3 Kings (of Orient R)" es otro villancico estadounidense (compuesto por John Henry Hopkins Jr en 1857), mientras que "O holy nite" es francés, de 1843. Eso sí, tal vez los dos títulos más representativos sean "Jingle bells" ('Navidad, dulce navidad', de James Pierpont, 1857), que en su origen no era específicamente una canción de Navidad, sino que trataba sobre las carreras de caballos, y "Silent night" ('Noche de paz', austriaco, de 1816), con importantes versiones, en el entorno de las nuevas músicas, de Enya, Mike Oldfield, Mannheim Steamroller o Il divo, entre muchos otros. Menos conocidos son los tres que restan por comentar, todos ellos del siglo XIX, "1st nowell" (inglés), "Away in a manger" (norteamericano) y "O christmas tree" (alemán). La edición japonesa incluía además el corte "Poets + Angels Live". "Poets & angels" fue el primero de los tres álbumes navideños de Ottmar Liebert. El segundo es "Christmas + Santa Fe", publicado en el año 2000: Santa Fe es la ciudad de residencia de Liebert desde 1986, y su influencia, su actividad y diversidad cultural, ha sido fundamental en la creación del 'nouveau flamenco'. La llegada del guitarrista hasta este entorno fue casual, cuando se dirigía a Los Angeles desde Boston, donde había tocado en una banda de rock y había trabajado como mensajero en bicicleta: "Estaba ayudando a un amigo a conducir una camioneta de regreso a Santa Fe y me iba a quedar un par de semanas, descansar e ir a Los Ángeles. En lugar de eso disfruté realmente de la ciudad, hay una interesante mezcla de cosas allí, tienes la cultura india, la cultura hispana y la cultura anglosajona. Hay restaurantes que combinan la comida mexicana con todo, italiana, francesa, cocina asiática, de California...". Se trata además de un paraje encantador en las fechas navideñas, de ahí el título de esta segunda entrega. La trilogía se completó en 2005 con "Winter rose", que incluía referencias a clásicos como Fauré o Tchaikovsky. 

Aunque le consideren un diletante del flamenco, no cabe duda de la capacidad de Ottmart Liebert para lograr melodías pegadizas a la guitarra española en un estilo aflamencado que él mismo se encargó de bautizar como 'nouveau flamenco' en su primer álbum. "Poets & Angels" es fácil y plácido, pero en absoluto aburrido, es más bien bastante entretenido en su duración de 54 minutos poblados por 15 canciones cortas plenas de candor navideño. El sonido es limpio, con la producción de Liebert y Domenico Camardella, y la utilización de guitarra flamenca por parte de Ottmar Liebert, el bajo de Jon Gagan y la percusión (y palmas) de Davo Bryant. Gagan en especial ha sido un habitual en la cambiante banda de acompañamiento del músico, denominada 'Luna negra'. En la portada, Liebert (altivo, desenfadado, con su cualidades mestizas realzadas) mira al cielo buscando esos ángeles que se pasean por el titulo del disco, aunque también parece dar gracias por la sorprendente y excepcional acogida de su música, ese nuevo concepto llamado nouveau flamenco que, ante las iras de los puristas españoles (calificado por Paco de Lucía como una caricatura del flamenco), nació en 1990 con el primer plástico de este fan de Carlos Santana, Miles Davis y John McLaughlin. La controversia está servida, usted pase, disfrute y decida. Pero ante todo disfrute.

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