24.11.22

ENIGMA:
"The Screen Behind the Mirror"

La inercia de ventas y popularidad de Michael Cretu bajo el nombre de Enigma tras su tercer álbum, el fabuloso "Le Roi est Mort, Vive le Roi!", continuaba siendo muy exitosa. Aparte de su impulso rítmico y de lo acertado de sus canciones, la crítica (al menos la que poseía criterio y no se dejaba llevar simplemente por los estantes en los que se vendía el producto, que podían abarcar denominaciones como new age, pop, tecno o electrónica) también alababa su incursión en músicas mundiales de diferentes latitudes, a las que este músico nacido en Rumanía sabía imprimir su toque de calidad tecnológica sin entrar ni salir en estilos concretos: "Desde el principio, Enigma ha sido un tipo de música que no está conectada con ninguna tendencia", decía. En 1999, cerca de una década después de su irrupción en el panorama musical internacional con "MCMXC, a.D.", que popularizó los cantos gregorianos modernizados, llegó a las tiendas el cuarto paso de su atrayente aventura, grabado en Ibiza en los A.R.T. Studios, publicado en 1999 de nuevo por una grande, Virgin Records, y con el interesante título de "The Screen Behind the Mirror". 

A la vez que tecnológica, la música de Cretu se volvía más alquímica en cada disco, este artista combinaba elementos dispersos construyendo a partir de la nada y del todo un producto musical que, al que entraba en su juego, le transportaba a lugares únicos, apoderándose del espacio y del tiempo para crear una fantasía musical propia, donde se confunden lo utópico y lo distópico, lo de antes, lo ahora y lo de siempre. "El título del álbum, 'The Screen behind the Mirror', casi podría ser el título de un libro de Jean-Paul Sartre. Lo que quiero decir es que si alguien se mira en un espejo, se ve a sí mismo de la forma en que quiere verse a sí mismo". El Michael Cretu que se ve en el espejo de este álbum es un músico humilde pero conocedor de su clase, de que su música es algo que atrae a mucha gente e incluso les puede conmover y condicionar: "Las canciones y los arreglos del disco tienen varias capas. El álbum ofrece capas emocionales en función de vuestros estados de ánimo y sentimientos, que podéis reconocer y que gustarán a todos. Eso fue lo primero que noté cuando lo terminé". El comienzo, "The Gate", es excitante. A la fanfarria característica de Enigma hay que unir la voz recitante, tan bien utilizada que es capaz de enaltecer al oyente, y el enlace definitivo con una pieza maestra de la música coral como es "Carmina Burana" -concretamente "O Fortuna"- del alemán Carl Orff, en la versión de Schott Musik International, con su correspondiente permiso para evitar polémicas pasadas. Este breve acercamiento será desarrollado enseguida, pero antes llega la energía sin control del segundo sencillo del disco, "Push the Limits", nueva unión de elementos dispersos (cantos de apariencia folclórica, una sensual voz femenina susurrante, un ritmo bien construido que acerca lo tribal a la cultura de club) que se aunan con estilo en una fenomenal labor de producción. Como todos los videoclips de Enigma, el de "Push the Limits" es oscuro, sensual y ciertamente extraño. "Carmina Burana" regresa para adornar "Gravity of Love", el sencillo principal del disco, nuevo éxito de Cretu con la voz de Ruth-Ann Boyle, de la que destaca el compositor rumano su frescura e ingenuidad juvenil. "Probablemente esta parte sea uno de los momentos más fuertes jamás escritos en la música clásica", afirma Michael sobre la pieza de Orff, que añade "atrae instintos básicos". Efectivamente, el músico habla de la gravedad como magnetismo, atracción, esa implicación sensual, incluso sexual, que desbordaba en obras de Enigma como "MCMXC a.D.", y que aparece claramente en la letra y en el videoclip de esta canción. Si "Gravity of Love" tiene la gravedad en su título, "Smell of Desire" parece ingravida. Grandísimo tema, cuyas guitarras poseen un estilo muy cercano a uno de los amigos de Michael Cretu, con el que coincidió pocos años atrás en su lugar de residencia (la isla balear de Ibiza), Mike Oldfield. Muchos han deseado una colaboración de Oldfield en los discos de Enigma, pero no se dio aquí, las guitarras estaban interpretadas, como de costumbre, por Jens Gad, que tiene mucho que ver en algunas de las músicas del álbum y lo co-produce junto a Cretu. "Modern Crusaders" es otra buena canción, con la voz de Cretu y un toque especial por la que bien podría estar incluida en un musical. Suena otra vez Orff, y al final, la "Tocata y fuga en re menor, BWV 565" de Bach. Aunque lo más profundo y descarnado del trabajo se encuentre en este primer tramo, no por ello lo que sigue deja de ser por momentos fascinante, comenzando por "Traces (Light and Weight)", sencilla pero bien construida, elegante en su producción, como la canción que da título al álbum, "The Screen Behind the Mirror". "Endless Quest" es el retorno de las flautas shakuhachi sampleadas que marcaron el comienzo del sonido Enigma, en un instrumental sugerente y con poderosos guitarreos. En "Camera Obscura" vuelve a aparecer "O Fortuna" en un total más deshilvanado, pero realmente es sólo un tema puente hacia la sensual "Between Mind & Heart", que porta un componente angelical y otro muy mundano, incluso étnico. "La gente habla demasiado para lo que tiene que decir", opina Michael al final del disco en "Silence Must be Heard", un clímax final que vuelve a demostrar el buen sonido presente en la obra. Se disfruta de cada detalle de la pieza, los ritmos, los graves, las voces... Cretu demuestra de nuevo que es un maestro del estudio, aunque se había pensado en hacer un gran concierto tras sus tres primeros discos, lo cual se desestimó en favor de trabajar en este nuevo y acertado proyecto. Sandra, Andru Donalds, Elisabeth Houghton y el propio Michael Cretu ponen otras voces, que son tratadas como una ambiental y sugerente instrumentación más. "The Screen Behind the Mirror" estuvo 7 semanas en las listas españolas, alcanzando el puesto número 14 en las mismas.

Michael Cretu afirmaba que a estas alturas el éxito comercial ya no era prioritario para él, que se alegraba de seguir respondiendo musicalmente en un mundo tan competitivo, con un producto fresco y moderno a sus más de 40 años. No sólo la música, el diseño de "The Screen Behind the Mirror" continúa siendo enormemente atractivo, mezclando épocas y conceptos como sucedía en sus obras anteriores, especialmente destacable en "Le Roi Est Mort, Vive le Roi!". El alemán Johann Zambryski, que estuvo nominado al premio Grammy en la categoría de mejor diseño de embalaje por el disco antes mencionado, es el creador de esa imaginería tan fabulosa. Un vinilo naranja publicado en 2018 cambiaba el diseño original por otro de Dirk Rudolph, y aportaría en números romanos la posición de este trabajo en la discografía de Enigma, es decir: 'Enigma IV'. La música era la misma, ese impoluto producto de estudio que desborda magia y lujuria, o como decía la compilación publicada en 2001 con todos sus grandes temas, amor, sensualidad y devoción ("Love Sensuality Devotion").

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11.11.22

PETER DAVISON:
"Winds of Space"

"Creemos que hay un lugar que vive dentro de todos nosotros. Es un lugar de visión y claridad donde el ritmo de la vida se mueve en armonía con una conciencia superior. El propósito de nuestra música es llevarte allí". Estas espirituales frases eran la máxima de la compañía discográfica Higher Octave Music tras su fundación por parte de Matt Marshall en 1986 en California. Las primeras referencias de su catálogo se basaban en trabajos de músicos como Peter Davison o William Aura, algunos de los cuales habían sido publicados con anterioridad en compañías menores de la floreciente new age. La asociación de Higher Octave con EMI y Narada para una distribución mundial le permitió crecer en aspiraciones y fichar a artistas importantes en el mundo la música instrumental, y tras su comienzo en esa suave y sugerente new age, se expandió en influencias y géneros hacia las músicas del mundo, el smooth jazz, algo de electrónica, y el conocido como nuevo flamenco, con el que el sello logró su mayor éxito gracias al guitarrista alemán Ottmar Liebert. Cusco o Craig Chaquico fueron otros de sus artistas importantes. Pero volviendo al comienzo de todo, no hay que olvidar algunos de esos relajantes discos originales, como el primero de ellos, "Winds of Space" del estadounidense Peter Davison. 

Meditación, yoga o tai-chi son algunas de las disciplinas hacia las que iba dirigida la música de Peter Davison. En la línea de otros artistas espirituales más conocidos como Deuter o Terry Oldfield, Davison elabora en la mayoría de sus trabajos una música new age serena y relajante, pero no exclusivamente ambiental, pues determinadas melodías flotan entre sus brumas, donde lo acústico cobra vida (flauta, saxo, piano o guitarra son los instrumentos que suele interpretar, con añadidos eventuales de arpa, chelo, violín y diversas percusiones) y se deja conducir por una sutil electrónica que está presente por medio de los sintetizadores y la percusión electrónica. Higher Octave Music le publicó "Winds of Space" en 1986, inaugurando con él su extenso catálogo. Tras varios años de estancia en Avocado Records, su primer trabajo con una grande (si bien no tenía en esos momentos esa elevada categoría) supuso un pequeño aumento de esa capacidad electrónica del artista, que unida a lo acústico de las flautas o el saxo, no difiere mucho de la que se estaba comercializando en Europa, con algo de Tangerine Dream, por ejemplo, así como de otros artistas de cierta comercialidad, pero especialmente presenta síntomas de sintesistas japoneses como Kitaro o Yoshiaki Hoshi (Himekami). Sin embargo, no está exenta de personalidad propia en su capacidad de síntesis y en su cierto intento melódico. "Turn to Dust" es un amanecer ambiental que nos conduce, guiados por unas pocas notas repetitivas de teclado, a un relajante pasaje espacial muy acertado al que se une la calidez del saxo en un clímax lisérgico. Atmósfera más calmada la de "The Sage", con ecos burbujeantes. Sencillamente para escuchar y relajarse, como con "Shadow" (un pasaje romántico con algo de espacial) o otro sencillo momento tranquilo titulado "Soft Light". Bellas florituras acompañan "Leaves Shimmering", una pieza candorosa que es todo un plácido baile con la naturaleza. Davison retorna entonces al fulgor espacial al comienzo de la cara B del plástico, en una melodía más aventurera que las anteriores y cercana a la que abría el disco, la importante "Bold Flow", que retorna parecida pero ralentizada en "Night Vision". Etérea con efectos sonoros, muy new age, es la pieza que titula el álbum, "Winds of Space". De hecho, este disco entra perfectamente en la definición de aquella primaria new age, por la que circulan también, aunque con mayor cosmicidad, "Circles within Circles" y el corto tema final, "Winds of Space II". Antes de eso, "Lullaby for Tera Rose" es una nana envuelta en sonidos aflautados, soñadores, mientras que en "Lunar Halo" retorna el inconfundible sonido, presente en la mayor parte del álbum, que nos recuerda al Kitaro más espacial. En general, doce composiciones para disfrutar del amable sonido de la nueva era que triunfaba en los años ochenta.

Sorprende en "Winds of Space" el sencillísimo arte gráfico del álbum, un diseño en blancos y azules que contribuía a la relajación, y una portada casi infantil diseñada por Dan Levin, que desde entonces fue adoptada por la compañía que inauguraba, como emblema durante su larga trayectoria en el campo de la música instrumental. Levin fue director creativo de Higher Octave Music en sus primeros años de existencia. La publicidad acogió el nuevo sello y concretamente este su primer trabajo con buenas palabras, que se mencionan en el libreto del mismo: "Melódicamente encantador, relajante, espacial y agradablemente colorido (...) Piezas emocionalmente e intelectualmente variadas", fueron algunas frases destacadas. La propia compañía comentaba lo interesante del compromiso y la inspiración de este músico con la naturaleza y nuestro planeta, así como su labor como compositor de películas y teatro. Lamentablemente, su nombre y sus siguientes obras no acabaron de encontrar su hueco entre los más reconocidos del género, pero siempre se recordará "Winds of Space" como un buen trabajo y la primera referencia de Higher Octave Music.