27.8.22

LUIS PANIAGUA:
"Árbol de cenizas"

Harto de la descatalogación de sus trabajos, aunque haya que afirmar acerca de muchos de ellos que están más allá del tiempo y de las modas, el músico madrileño Luis Paniagua creó Silentium Records en 1999 para, además, obtener unos beneficios que siempre acababa acaparando la discográfica de turno. Varias fueron las que publicaron sus discos en los comienzos de su trayectoria, entre ellas algunas tan ilustres como Grabaciones Accidentales o RTVE Música, y más específicas de estilos 'selectos' como Hyades Arts o NO-CD Rekords, compañía donostiarra que publicó "Árbol de cenizas" en el año 1994, en esa década de locura, expansión y finalmente hartazgo, de las conocidas como nuevas músicas. Los trabajos de Luis se adherieron a esa filosofía, y discos como este se beneficiaron de esa moda, pero por supuesto también del gran momento de su creador, que compuso esta música para un espectáculo de danza y la grabó y produjo durante el mes de abril de ese año 1994 en Pallarès de Baix, la masía de Luis en Olius (Lleida).

La Compañía Ferroviaria de Danza de Paco Maciá fue la responsable de este 'Árbol de cenizas', un trío de tres hombres (Juan Antonio Saorín, Diego Leiva y el propio Paco Maciá) que acudieron a Luis Paniagua para la musicalización del espectáculo: "Toda la música de este disco está compuesta desde la danza. Unos bailarines me invitaron a hacer la música para un espectáculo. Nos pusimos a trabajar, pero de repente los presupuestos de la compañía se rebajaron. Pasaron cuatro o cinco meses de no tener contacto otra vez, pero un día me llamaron con un poco de urgencia para acabarlo. Todo el disco, excepto un trocito pequeño, fue prácticamente compuesto y grabado en quince días. En ese tiempo me estaba cambiando de casa, y fue fregar un suelo donde iba a meter el estudio, extender una cama, y meterme quince días a grabarlo. Tenía un video, de manera que podía verles a ellos para recordar momentos". Música y danza hermanados y compaginados a la perfección. Utilizando para su grabación sitar, dilruba, ud, teclados, chirimías, tubófonos, cuenco, cántaros, teja, rascadores, semillas y cañas, la música para 'Árbol de cenizas' es maravillosa en su faceta reflexiva, sorprendente en la rítmica, siempre agradable. Y especialmente recordado es el comienzo del disco, la pieza que le da título: en "Árbol de cenizas", algo hasta entonces desconocido e inerte cobra vida y ocupa íntegramente el tiempo y el espacio. Ritmo, armonía y melodía son un todo perfecto, las notas transportan a lugares lejanos, pero la atmósfera hace que el viaje sea relajante y reparador. Inolvidable, esta pieza es uno de los grandes ejemplos de la capacidad de Luis Paniagua para crear una especie de personales mantras que engancharon al público de la new age y le acarrearon una gran popularidad en los años 90, gracias especialmente a lo exótico de ese pausado sitar superpuesto aquí a unos teclados igual de relajantes que las cuerdas. El conjunto ni aburre ni empalaga, más bien se desarrolla con encanto, fluyendo con soltura a lo largo de 8 minutos memorables, y la melodía de las cuerdas de origen indio aporta la fuerza necesaria al conjunto para lograr una pieza única. Al escuchar el resto del disco, se puede comprobar que, si bien no llega al nivel del corte inicial, no decepciona en absoluto. En "Homo Sapiens" algo tan simple como un viento juguetón (un tubófono) y un ritmo cíclico se bastan, con una pequeña ayuda final, para detener el tiempo durante siete relajantes minutos de ambiente primitivo, asociado sin duda, en un éxtasis repetitivo, al movimiento corporal de los actores de la compañía. También tranquila pero mas melódica y animada es "En marcha hacia el sol", en la que música y danza se convierten en un todo, elementos unidos que logran una bella comunión, aunque la música pueda vivir como una expresión en solitario, concretamente una suave melodía aflautada que torna aguerrida y se mantiene altiva y firme, algo minimalista, durante los 8 minutos que dura la pieza. "Vuela, vuela" vuelve a la vertiente meditativa, y cuenta con el regreso del sitar, ausente en los dos cortes anteriores, accediendo así a un nuevo océano de espiritualidad basado en esas cuerdas tan idílicas y un suave ambiente de teclados. Al contrario que la anterior, "La oportunidad disfrazada" comienza de manera épica, con un belicoso riff de cuerdas sobre el que se asienta una sencilla sucesión de notas de teclado, más cuerdas y posterior viento, estilo minimalista que recuerda poderosamente al Wim Mertens de la época, pero con una resolución muy personal del madrileño. "De lo mundano, lo sacro y lo divino" culmina el disco recuperando sensaciones pacificas y meditativas, con la melodía de "Árbol de cenizas" algo más pausada, y con gran importancia de armonías meditativas de voces y percusiones, entre otros instrumentos, aunque echando de menos la presencia del sitar. Así, combinando los cortes movidos con los relajantes, este final es de nuevo una invitación a la paz, que Luis recordaba así: "Hay una parte muy tranquila, que tiene voz con mucha reverberación. Cuando lo hice, lo grabé en casa y dije 'jo, esto es muy fuerte'. Sonaba como si yo fuera un budista, o un gurú, y me dije 'pero si es precioso y me gusta muchísimo, ¿por qué no incluirlo?'".

Luis Paniagua se nutrió de influencias en su infancia y juventud, la música clásica de su padre, la música antigua de su hermano mayor, Gregorio, las músicas orientales que estudió en la India... El cóctel originó una manera de expresión única y asombrosa, no exenta de evoluciones, y nos envuelve en su obra de una serenidad mágica, espiritualizando melodías y armonías tan cercanas a nosotros por lo hispano del autor como lejanas por la integración del sitar y de ritmos orientales en las mismas. Luis supo moverse con valentía y profesionalidad en el mundo de la música espiritual con detalles étnicos, dedicación con la que ha logrado reconocimientos y una interesante discografía, que en algún momento se detuvo en el mundo del teatro (adaptaciones del `Salomé' de Oscar Wilde, 'Peer Gynt' de Henry Ibsen, 'La isla del tesoro' de R. L. Stevenson, así como otras de Federico García Lorca o Calderón de la Barca), del cine ('Amaneció de golpe', de Carlos Azpúrua, y numerosos documentales) y de la danza, trabajando con varias compañías y coreógrafos, entre los que destacó la Compañía Ferroviaria de Danza de Paco Maciá, y su espectáculo 'Árbol de cenizas', una obra variada y suntuosa, donde la mayoría de las piezas alcanzan un nivel superior de relajación. No importa la definición, música étnica, músicas del mundo, música espiritual, nuevas músicas ancestrales, sólo son palabras, lo importante es saber degustar e interactuar con las atmósferas bienintencionadas de este buscador de la paz y de la belleza.

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5.8.22

VANGELIS:
"Themes"

La inesperada muerte de Evángelos Papathanassíou en mayo de 2022 nos dejó sin una de las patas principales de la música instrumental moderna más conocida y respetada. Aunque las capacidades de este sensacional teclista abarcaron temáticas diversas y su estilo prosperó a través de la radio (el uso sistemático de varias de sus piezas como sintonías) y la televisión (documentales variados, especialmente de fauna, utilizaron sus habilidades musicales), fue el cine el que acabó de otorgar a Vangelis el glamour definitivo para ser conocido en cada rincón del globo. Conocido y admirado, ya que muchas de sus composiciones han trascendido al tiempo y a las generaciones, y son perfectamente reconocibles incluso sin saber que su autor era este gran teclista griego nacido en Agria en 1943. Así, gracias a documentales de naturaleza como 'L'Apocalypse des Animaux', de divulgación científica y espacial como 'Cosmos', o a películas de ciencia-ficción ('Blade Runner'), históricas ('1492: Conquest of Paradise') o dramas oscarizados ('Chariots of Fire'), el nombre, la figura y la música de Vangelis se han convertido en un legado de la cultura universal, un testamento del que algunos recopilatorios supieron ofrecer grandes muestras.

Los años 80 del siglo XX fueron un periodo de gran efervescencia en cuanto a los encargos musicales de Vangelis, especialmente a raíz del enorme éxito de la banda sonora de 'Carros de fuego'. Cine, documentales, informativos, publicidad o ballets hacían fila para al menos intentar despertar el interés del artista en sus propuestas. Muchas eran desestimadas y otras, sin saber muy bien cuál era el baremo de decisión, encontraban acomodo en la agenda del teclista. Desde finales de la década anterior, Polydor era la compañía discográfica que editaba sus obras, y en 1989 decidió unir varios de esos proyectos en un recopilatorio muy especial, ya que algunos de esos temas no habían sido nunca publicados. Incluso la magistral banda sonora de 'Blade Runner' aún no había visto la luz. Así, en "Themes" conviven muchas piezas de bandas sonoras como "La Petite Fille de la Mer" (del documental de naturaleza "L'Apocalypse des Animaux"), "L'enfant" o "Hymne" (ambas de otro documental de Frédéric Rossif, "Opera Sauvage"), el tema principal del film japonés "Antarctica" y dos de "Chariots of Fire" ("Five Circles" -que no estaba en las primeras ediciones del disco- y "Chariots of Fire" -que era realmente el inmortal tema principal, titulado en la banda sonora "Titles"-), con varias piezas de otros trabajos de recuerdo obligado, dos del álbum "China" ("Chung Kuo" y "The Tao of Love", ambas mejoradas respecto a las originales) y una de "See You Later" ("Memories of Green", que en el futuro se dejará escuchar también en la grabación de 'Blade Runner'). Pero la verdadera razón de ser para la compra del proyecto (al menos por parte del fan) fue la mencionada presencia de grabaciones exclusivas para la ocasión de otras bandas sonoras que nunca habían visto la luz. Muchas fueron las películas y otros eventos de la imagen que contaron con la música de Vangelis en esta época de mayor acumulación de trabajos, algunas de ellas no han conocido publicación oficial, pero "Themes" se encargaba así de 'vengar' a otras, películas como 'Missing' (Costa-Gavras, 1982), 'Mutiny in the Bounty' (Roger Donaldson, 1984) o la propia 'Blade Runner'. Así, "Main Theme from Missing", que fue destacada como sencillo con un tema de 'Chariots of Fire' en la cara B que no estaba presente en la recopilación, "Eric's Theme", es de una desesperante ternura emocional a los teclados. Los dos temas principales de 'The Bounty', pues así se tituló realmente esta adaptación en color de la novela de Richard Hough, eran dos tratamientos diferentes de la misma melodía, más tranquila y atmosférica "Opening Titles from Mutiny on the Bounty", más aguerrida "Closing Titles from Mutiny on the Bounty", ambas maravillosas construcciones plenas de emoción y efectos. 'Blade Runner' era el plato fuerte del disco, de hecho su prodigioso tema de cierre, "End Titles from Blade Runner" es el comienzo potente del mismo, un inicio que el público deseaba y que ayudó sin duda al éxito del álbum, como también lo hizo otra de las melodías recordadas de la película de 1982 de Ridley Scott, el sensual "Love Theme from Blade Runner". Polydor no tendría la deseada edición de la banda sonora íntegra, que publicó en 1994 EastWest, pero contó aquí con dos migajas de la misma (tres si tenemos en cuenta que "Memories of Green" estaría incluida en la futura banda sonora). El musicólogo, director de orquesta y artista en general Guy Protheroe advierte en las notas del álbum: "El sonido de Vangelis es único. A través de una combinación basada en el teclado de texturas orquestales y electrónicas, ha creado un mundo de sonido notable y propio", y es que el carácter mítico y atemporal de muchas de estas piezas han hecho tremendamente conocido a Vangelis por todo tipo de público. 

En 1992, el mercado español contempló la aparición de un nuevo disco recopilatorio de Vangelis, aprovechando posiblemente Polydor el enorme tirón del teclista tras el éxito de la banda sonora de "1492", ya en otra compañía. Esta compilación, titulada "The Best of Vangelis", llevaba la misma fotografía y diseño de portada que "Themes", y su listado de temas era idéntico (aunque cambiaba el orden) salvo por la inclusión de dos nuevos, "Eric's Theme", que ya había sido incluido como cara B en el single de "Missing" tres años atrás, y "Mouettes" (de "Opera Sauvage"), dos pequeñas adiciones que originaron que este trabajo fuera doble, vendido por tanto a un precio mayor. Estrategias comerciales, sin duda. Por otro lado, es ciertamente innumerable el número de recopilaciones existentes a lo largo del tiempo de este artista, por unas u otras causas (calidad instrumental, requerimientos del público, cantidad de discográficas implicadas...) y con mayor o menor repetición en sus planteamientos y temas estrella. Dada la calidad de este músico, la mayoría de ellas son destacables y honran su memoria. Esta de Polydor en 1989, "Themes", sin rigor cronológico pero con una calidad excepcional, presentaba catorce enormes composiciones del teclista heleno, con importantes sorpresas, pequeños detalles bien escogidos que completaban una compilación especial, que alcanzó en todo el mundo y también en España un aceptable índice de ventas.

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