Reales o imaginarios, visibles o invisibles, divinos o humanos, los ángeles han estado siempre cerca de nosotros, tanto como el ángel de la guarda que cada uno tenemos al lado. Posiblemente más desde terrenos cercanos a la filosofía new age que por movimientos religiosos de cualquier tipo, en los años 90 estos seres divinos tuvieron un especial momento de apogeo y popularidad, y en ese instante mágico vio la luz "In Search of Angels", un documental periodístico estadounidense dirigido en 1994 por Ken Short, y basado en el libro de igual título de David Connolly, que trataba sobre la búsqueda de los ángeles, sus huellas en la Tierra, sus cultos (tanto en un contexto cristiano como de adoración satánica al ángel caído) y en definitiva todo tipo de creencias al respecto de estos entes que tanto han inspirado en todas las artes, literatura, pintura, cine y música. Con buen tino y mucha delicadeza, Windham Hill publicó ese mismo año 1994 la enorme banda sonora del documental, un cuidadísimo testimonio musical de características casi divinas.
Para encontrar la música celestial adecuada se pensó en un doble juego, por un lado otorgar la composición de música incidental a un músico ambiental de garantías, trabajo que se otorgó a un inspirado Tim Story, y por otro buscar en los archivos de la compañía para encontrar piezas de gran nivel de ensoñación, suaves y lívidas, adecuadas para el tema a tratar. El teclista estadounidense Tim Story es un compositor serio y elegante, cuyo uso de la electrónica ambiental le ha valido calificativos como el de 'maestro de la música de cámara electrónica', y ciertamente, en sus creaciones para "In Search of Angels" (trabajo coetáneo de uno de sus grandes álbumes, "The Perfect Flaw") se respira un fabuloso ambiente impresionista que responde a su modo de ver la música, como un arte del que disfrutar en cualquier ocasión, "como una escultura o un jardín japonés", que se puede seguir admirando en todo momento. La música ideada por Story para la ocasión es etérea, sugerente, en su más típica línea atmosférica pero envuelta en un especial halo de fantasía, posiblemente tocado, precisamente, por un ángel. Algunas de las composiciones parecen deudoras de Erik Satie ("Angel of the Elegies", "Angelos"), si bien el mayor acierto es el impresionante tema principal ("Theme from In Search of Angels"), una chispa de especial sensibilidad, más aún, un maravilloso sueño del que es difícil despertar, aunque sólo se trata de la primera de varias joyas que vamos a disfrutar a lo largo y ancho de un trabajo cuya belleza comienza en su sugerente portada. Dada la temática del trabajo, un aura de religiosidad se respira a lo largo del mismo, un aroma sagrado recogido especialmente en canciones corales como el excepcional "Requiem in Paradisum" de Gabriel Fauré, interpretado por el coro del Trinity College de Cambridge, o en las participaciones del St. Olaf Choir o The American Boychoir. Grandes canciones se citan en el resto del disco, con tres puntos fuertes: "The Oh of Pleasure" (del sintesista Ray Lynch, incluido en su afamado trabajo "Deep Breakfast"), "Close Cover" (el gran clásico del pianista belga Wim Mertens) y una pieza única, sensible, delicada, de título "Reflection", creación del noruego Oystein Sevag para su trabajo "Global House". Lynch, Mertens, Sevag, así como otros músicos de reconocido prestigio como el trompetista Mark Isham (otro clásico de siempre de Windham Hill), la arpista Therese Schroeder-Sheker, y por supuesto Tim Story (que también aporta un tema antiguo, "Woman of the Well", de su único trabajo completo para Windham Hill, "Glass Green"), contribuyen a darle un caché especial al 'soundtrack', en el que hay que destacar también la presencia de cantautoras norteamericanas como Patty Larkin, Jane Siberry o K.D.Lang. Efectivamente, aun cuanto resulte extraña, la elección de estas cantautoras más conocidas en los círculos del folk y del country se acomoda eficazmente a la causa del documental, tanto la rotunda canción "Calling All Angels" de las canadienses Jane Siberry y K.D.Lang, deudoras de Joni Mitchell, como la composición "Good Thing (Angels Running)" de la estadounidense Patty Larkin, que grabó varios discos en los 90 para el sello subsidiario de Windham Hill, High Street Records. Aunque Tim Story estuviera ya a estas alturas plenamente integrado en la nómina de otro importante sello norteamericano, Hearts of Space, seguiría colaborando activamente con Windham Hill en compilaciones temáticas como "The Impressionists", "The Romantics", "The Bach variations", "Adagio" o varias ediciones de "A Winter Solstice", entre otras.
En la contraportada del disco se describían así las intenciones del mismo: "De todas las artes, ninguna posee más características de lo divino que la música. Y durante miles de años, los ángeles han sido una imagen persistente e influyente en la vida humana. Esta especial colección de música se inspira en la paz, la belleza y el encanto de los ángeles de cualquier sitio". En el interior, citas de poetas, santos, eclesiásticos e incluso del Corán ensalzan y definen a estos 'mensajeros de la luz'. En el año 2000 Windham Hill reeditó el "In Search of Angels" con una portada diferente y una drástica reducción en el número de cortes, pasando de los 16 originales a 12, si bien con la curiosa característica de la inclusión de nuevos e importantes artistas, como George Winston o Angels of Venice, en detrimento de otros no menos vitales como Wim Mertens o Ray Lynch. Cosas de las discográficas. En una u otra edición, aunque aconsejando soberanamente la primera, es destacable la gloriosa reunión de elementos que conforma un álbum angelical, más que digno de glosar las hazañas de estos seres alados a los que rinde tributo, y por supuesto imprescindible en nuestros hogares.
Para encontrar la música celestial adecuada se pensó en un doble juego, por un lado otorgar la composición de música incidental a un músico ambiental de garantías, trabajo que se otorgó a un inspirado Tim Story, y por otro buscar en los archivos de la compañía para encontrar piezas de gran nivel de ensoñación, suaves y lívidas, adecuadas para el tema a tratar. El teclista estadounidense Tim Story es un compositor serio y elegante, cuyo uso de la electrónica ambiental le ha valido calificativos como el de 'maestro de la música de cámara electrónica', y ciertamente, en sus creaciones para "In Search of Angels" (trabajo coetáneo de uno de sus grandes álbumes, "The Perfect Flaw") se respira un fabuloso ambiente impresionista que responde a su modo de ver la música, como un arte del que disfrutar en cualquier ocasión, "como una escultura o un jardín japonés", que se puede seguir admirando en todo momento. La música ideada por Story para la ocasión es etérea, sugerente, en su más típica línea atmosférica pero envuelta en un especial halo de fantasía, posiblemente tocado, precisamente, por un ángel. Algunas de las composiciones parecen deudoras de Erik Satie ("Angel of the Elegies", "Angelos"), si bien el mayor acierto es el impresionante tema principal ("Theme from In Search of Angels"), una chispa de especial sensibilidad, más aún, un maravilloso sueño del que es difícil despertar, aunque sólo se trata de la primera de varias joyas que vamos a disfrutar a lo largo y ancho de un trabajo cuya belleza comienza en su sugerente portada. Dada la temática del trabajo, un aura de religiosidad se respira a lo largo del mismo, un aroma sagrado recogido especialmente en canciones corales como el excepcional "Requiem in Paradisum" de Gabriel Fauré, interpretado por el coro del Trinity College de Cambridge, o en las participaciones del St. Olaf Choir o The American Boychoir. Grandes canciones se citan en el resto del disco, con tres puntos fuertes: "The Oh of Pleasure" (del sintesista Ray Lynch, incluido en su afamado trabajo "Deep Breakfast"), "Close Cover" (el gran clásico del pianista belga Wim Mertens) y una pieza única, sensible, delicada, de título "Reflection", creación del noruego Oystein Sevag para su trabajo "Global House". Lynch, Mertens, Sevag, así como otros músicos de reconocido prestigio como el trompetista Mark Isham (otro clásico de siempre de Windham Hill), la arpista Therese Schroeder-Sheker, y por supuesto Tim Story (que también aporta un tema antiguo, "Woman of the Well", de su único trabajo completo para Windham Hill, "Glass Green"), contribuyen a darle un caché especial al 'soundtrack', en el que hay que destacar también la presencia de cantautoras norteamericanas como Patty Larkin, Jane Siberry o K.D.Lang. Efectivamente, aun cuanto resulte extraña, la elección de estas cantautoras más conocidas en los círculos del folk y del country se acomoda eficazmente a la causa del documental, tanto la rotunda canción "Calling All Angels" de las canadienses Jane Siberry y K.D.Lang, deudoras de Joni Mitchell, como la composición "Good Thing (Angels Running)" de la estadounidense Patty Larkin, que grabó varios discos en los 90 para el sello subsidiario de Windham Hill, High Street Records. Aunque Tim Story estuviera ya a estas alturas plenamente integrado en la nómina de otro importante sello norteamericano, Hearts of Space, seguiría colaborando activamente con Windham Hill en compilaciones temáticas como "The Impressionists", "The Romantics", "The Bach variations", "Adagio" o varias ediciones de "A Winter Solstice", entre otras.
En la contraportada del disco se describían así las intenciones del mismo: "De todas las artes, ninguna posee más características de lo divino que la música. Y durante miles de años, los ángeles han sido una imagen persistente e influyente en la vida humana. Esta especial colección de música se inspira en la paz, la belleza y el encanto de los ángeles de cualquier sitio". En el interior, citas de poetas, santos, eclesiásticos e incluso del Corán ensalzan y definen a estos 'mensajeros de la luz'. En el año 2000 Windham Hill reeditó el "In Search of Angels" con una portada diferente y una drástica reducción en el número de cortes, pasando de los 16 originales a 12, si bien con la curiosa característica de la inclusión de nuevos e importantes artistas, como George Winston o Angels of Venice, en detrimento de otros no menos vitales como Wim Mertens o Ray Lynch. Cosas de las discográficas. En una u otra edición, aunque aconsejando soberanamente la primera, es destacable la gloriosa reunión de elementos que conforma un álbum angelical, más que digno de glosar las hazañas de estos seres alados a los que rinde tributo, y por supuesto imprescindible en nuestros hogares.
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