18.7.19

LA MUSGAÑA:
"En concierto"

Cada una de las comunidades autónomas españolas, cada provincia de hecho, posee su propia idiosincrasia musical, dentro de un conjunto tremendamente variado que ha llegado a nuestros días por medio, principalmente, de la tradición oral. Jotas, fandangos, seguidillas, muñeiras, sardanas, y por supuesto el flamenco, son algunas de las expresiones más importantes de esta variada panoplia. Quique Almendros y José Climent eran dos amigos del barrio madrileño de Canillas, que en los 80 comenzaron a hacer música juntos. Quique, tras escuchar un programa de radio de José Ramón Cid sobre música de Salamanca, convenció a José y a un tercer miembro, Rafael Martín, para dedicarse a glosar activamente la música de Castilla. Enseguida se unieron a la formación Jaime Muñoz y Carlos Beceiro, para completar un quinteto mágico conocido como La Musgaña, desde entonces un nombre imprescindible en la música tradicional española. 

"El diablo cojuelo" fue su primera grabación, con un repertorio muy rural y antiguo, utilizando una gran variedad de instrumentos tradicionales rescatados, entre los que destacaban las flautas de pico, dulcimer, gaita charra, tamboril (Quique Almendros), zanfoña, laúd, bandurria (Rafael Martín), gaita de fole, violín (José Climent), flauta travesera y de pico (Jaime Muñoz) y bajo, contrabajo y guitarra (Carlos Beceiro). A pesar de sus buenas intenciones adolece de una pobre producción, a lo que se unió en su segundo trabajo, "El paso de la estantigua", una pésima distribución, a pesar de que el grupo ganó la Muestra Nacional de Folk en 1988. Las portadas, auténticas, eran obra de Quique Almendros. Graban "Lubicán" (nombre del lince en partes de Castilla) de manera independiente, con las aportaciones de Manuel Luna, Javier Bergia y Luis Delgado, obteniendo un cierto éxito (fue editado en EEUU por Xenophile, sello subsidiario del prestigioso Green Linnet). A pesar de ello, Climent y Rafa Martín dejan el grupo, entrando en el mismo puntualmente el propio Luis Delgado, cuya experiencia consolida un sonido de apariencia nueva (ciertas sonoridades orientales -especialmente percusiones árabes y el santur o dulcimer persa- se acercan a la tradición recuperada de Zamora, Salamanca y otros puntos de Castilla) y equilibrada en "Las seis tentaciones", donde aparece como invitado Kepa Junkera con su trikitixa. En este momento La Musgaña pasaba a ser un trío (Quique Almendros, Carlos Beceiro, Jaime Muñoz) pero no iban a estar solos en su siguiente proyecto ya que es entonces, al cumplirse el décimo aniversario del grupo, cuando Resistencia les propone la grabación de un disco en directo con numerosas colaboraciones importantes, anticipándose en un año a otro gran concierto publicado por la compañía, "Bilbao 00:00h" del mencionado Kepa Junkera. Muchos músicos llegaron para colaborar en el proyecto, pero con la incertidumbre del resultado, dada la imposibilidad de realizar ensayos con garantías. De hecho, sólo pudo ser en el ensayo general anterior al concierto cuando pudo efectuarse la reunión total. Allí estuvieron anteriores miembros del grupo como Rafael Martín o Luis Delgado, el sensacional acordeonista Cuco Pérez, Manuel Luna (colaborador de la banda desde "Lubicán"), Faín Dueñas, Sebastián Rubio y Wafir Shaik de Radio Tarifa, y el toque elegante y de sobras conocido del enorme violinista escocés Johhny Cunningham, miembro de bandas tan míticas como Silly Wizard, Relativity o Nightnoise, cuya implicacón va más allá, hasta ocupar el papel de productor del trabajo. A Johnny le encantaba La Musgaña y Madrid, especialmente su vida nocturna ("Madrid tiene un problema -decía-, no me puedo quedar en el hotel por la noche porque seguro que me estoy perdiendo algo"). Si añadimos a Kepa Junkera, Amancio Prada y Javier Paxariño (que no necesitan presentación), el resultado sólo pudo ser apoteósico. El trabajo, titulado simplemente "En concierto", fue publicado por Resistencia (que incluyó un completo libreto con la información) en 1997, a partir de las grabaciones de los conciertos del 23, 24 y 25 de abril en el Centro Cultural de la Villa de Madrid y el Teatro Barakaldo de la ciudad vizcaína. "En concierto" presenta un repertorio tradicional con arreglos de La Musgaña, "Picao" es una gran entradilla instrumental, una apertura festiva proveniente de Salamanca, un animado baile serrano donde la gran protagonista es la flauta, con el permiso de acordeón y percusión. De Zamora son los pasacalles rememorados en "Siete por ocho", introducidos por el penetrante sonido de la gaita, marcando el paso de este hipnotizante compás (7x8) donde también aparece el violín de Jonnhy. Como sucede con tantas bandas que se nutren de la tradición, sus sones y bailes se disfrutan especialmente en directo, aún más con los amigos de lujo que aquí se reunieron. En "Bailes a los pesao", por ejemplo, llega la voz inconfundible de Manuel Luna, carismática, penetrante, y lo hace en una jota pegadiza y animosa (en Cantabria la jota se llama baile 'a lo pesao', mientras que el ritmo 'a lo ligero' es el de las pandereteras). De comienzo más tranquilo (Javier Paxariño y su clarinete), en "Pica de Saelices" casi podemos ver aparecer a un grupo de danzantes cuando se anima este bello baile de bodas salmantino. El conjunto regresa a Madrid, en concreto a "Estremera", para que Manuel Luna cante de nuevo una canción de ronda, otra fabulosa muestra vocal, prácticamente pieza de museo, que la percusión de Luis Delgado mantiene con vida durante sus seis minutos, y la demás instrumentación ejecuta la suave melodía con aires arábigos. Luna repite su hechizo vocal en "Verdeguea y grana" (canción de boda extremeña que el grupo acompaña de una jota zamorana para la gaita de fole de Quique Almendros), pero es sustituido en ese cometido en una de las canciones, "Pasito a paso", y no es baladí la voz sustituta, pues se trata del cantautor leonés Amancio Prada, coautor de los arreglos vocales de esta canción de origen asturiano secundada por un pasacalles salmantino. "Danzas de Burgos" es un alegre baile de ritmo trepidante, de las que abundan en nuestra península -en esta ocasión de Burgos y León-, con arreglos e interpretación de lujo, de hecho dos grandes acordeones diatónicos (Kepa Junkera y Jaime Muñoz) luchan por el protagonismo, tomando magistralmente el rumbo. Las jotas vuelven a destacar en este repertorio folclórico hispano, y en "Jotas" se reúnen tres de ellas, de Segovia, Sanabria (Zamora) y Salamanca, haciendo aparición en el concierto los miembros de Radio Tarifa (excepcional el solo percusivo de cajón y darbuka de Rubio y Shaik), que repiten en el pasacalles salmantino "Arribes" (animado por la gracia de sonidos y aromas árabes, y el saxo soprano de Javier Paxariño) y en el tema final, "Entradilla", ritmo de 8/8 procedente de Salmoral (Segovia), que La Musgaña -Muñoz y Beceiro en ese momento- grabarán en 2013 para su trabajo "Entre dos", y que deja con evidentes ganas de más. 

Tras cada canción resuenan los aplausos de un público entregado, lo que reitera la sana envidia hacia los que pudieron presenciar estos grandes conciertos, esas reuniones de estupendos músicos y amigos enarbolando un sonido típicamente hispano pero de proyección mundial, así como buena producción e ideas, y enormes colaboraciones, las que realizan entre ellos los grandes nombres del vasto mundillo del folclore español, en los que se adivina una extraordinaria complicidad. Ya lo apuntaba Quique Almendros en el folleto promocional del álbum, que distribuyó Resistencia: "Llevar a cabo formaciones instrumentales que hasta entonces sólo podíamos imaginar supuso un reto que, dada la calidad musical y humana de todos los implicados, se convirtió en una de las más gratas experiencias que podemos recordar". Con las idas y venidas de componentes, pero siempre buscando la raíz de la música tradicional de Castilla -picoteando un poco de aquí y de allá, como dicen ellos-, La Musgaña sigue siendo un icono de lo auténtico, de lo tradicional, un arquetipo de la zona centro, y su trayectoria se vio coronada en este fenomenal trabajo en directo, una joya de la música española.