25.10.12

DEAD CAN DANCE:
"Anastasis"

Como la legendaria Ave Fénix, que cada 500 años renacía de sus cenizas, en 2012 resurgió también el hechizo de Dead Can Dance, un dúo esencial, simbólico y enormemente atractivo para los amantes del arte hecho música. Inéditos en el estudio desde 1996, afortunadamente no tuvieron que pasar los 500 años del Fénix sino 'solamente' 16, para que Lisa Gerrard y Brendan Perry volvieran a conectar en la preparación de un nuevo plástico, que iba a suponer a su vez el gozoso despertar de su directo (algo que ya ocurrió en 2005, pero que no trajo consigo nuevo álbum). Una vez más, tras componer en la lejanía, Brendan en Irlanda y Lisa en Australia, estas dos almas gemelas que se conocieron a los 17 años se juntaron en el estudio privado de Perry (instalado en la iglesia de Quivvy, en el condado de Cavan, Irlanda) para completar una nueva pieza del críptico puzzle que supone su trayectoria, una música de otro tiempo, que ha sabido mantener su marcado carácter al margen de modas y devaneos, algunos de los cuales han incorporado a sus canciones. El resultado, tan esperado por sus numerosos seguidores, lleva por título "Anastasis" y lo ha publicado en 2012 el sello europeo PIAS Recordings, tomando el testigo de su compañía de siempre, 4AD.

Como los girasoles de la portada, Dead Can Dance levantan sus cabezas de nuevo hacia el sol década y media después, un eclipse musical cuyo final ha supuesto todo un acontecimiento mundial. De hecho, "Anastasis" es un término griego (la eterna influencia griega en su música, títulos y letras) que significa 'resurrección', así que ambos pensaron que sería un título inmejorable para su vuelta. Parece que, en su regreso al estudio, el dúo retome la ilusión de sus comienzos, el sonido que surge del álbum es seguro y potente, se respira confianza, sin olvidarse del calor y la intensidad que el cálido envoltorio de músicas del mundo pinta en una paleta manchada de tonos oscuros. De inicio, los primeros compases de "Children of the sun" parecen devolvernos al Brendan Perry de la época de "Within the realm of a dying sun", aunque con algo más de optimismo, como el cambio de ese sol moribundo a engendrador. La voz se alza sobre la inquietante instrumentación en un resultado vistoso, exultante, climático, un resurgir del cantautor que encandilaba en los mejores momentos del grupo. No está solo, ya que la mejor versión de Lisa también retorna en el segundo corte, "Anabasis", sugerente y misterioso con la ayuda del hang, ese fascinante instrumento de percusión creado recientemente por Felix Rohner y Sabina Schärer, de nuevo a la altura de sus mejores momentos ("Cantara", sin ir más lejos), para continuar occidentalizando una magia oriental en la excepcional "Agape". Como es habitual, y al contrario que su poético compañero, la australiana utiliza la técnica de la glosolalia, cantando palabras sin sentido de un lenguaje místico absolutamente propio. El buen sabor de boca del comienzo del álbum no se diluye en su desarrollo posterior, Perry deslumbra con la enorme instrumentación de "Amnesia" y especialmente con lo que fue el primer sencillo del álbum, la imaginativa "Opium", canción de fácil escucha y seguro disfrute, que cuenta con la única colaboración del disco, la de David Kuckhermann interpretando ese tambor persa de nombre daf. Por su parte, la australiana vuelve a acongojar con su portentosa garganta en "Kiko" (haciendo real su autodefinición de 'emocional') y una "Return of the She-king" algo más sacralizada, en la que escuchamos las voces de los dos componentes del grupo. En el folleto de la gira, así como en la web oficial, Brendan Perry revela ciertos detalles interesantes: "para este álbum he estado fascinado por los elementos clásicos inmutables de la cultura griega, la profundidad de su música y su amor por la canción, la forma en que se combinan filosofía y canciones de amor. Me encanta la influencia oriental que viene a ser un cruce de caminos entre el este y el oeste, un mosaico caleidoscópico de esas culturas fusionadas". Esa orientalidad, que no es en absoluto nueva en el grupo, es más que evidente, especialmente en canciones como "Anabasis", "Agape" (con un sublime comienzo de cuerdas), "Kiko", o más camuflada en "Opium", con su ritmo 6/8 sufi marroquí en la búsqueda de un estado de trance. Otra característica del dúo, el medievalismo, también se puede respirar en composiciones como "Return of the She-king" o la propia "Anabasis", mientras que una ambientalidad más gótica impregna el resto del inspirado trabajo. En sus letras, Brendan Perry habla sobre el devenir de la humanidad, desde su evolución y la memoria colectiva de nuestro código genético ("Children of the sun"), hasta los errores del hombre y la amnesia colectiva social de una humanidad en la que son los vencedores los que escriben la historia ("Amnesia"), pasando por la perdición y el desconcierto de las adicciones ("Opium"), para culminar con "All In Good Time", según el londinense un final positivo, que asegura que "las cosas buenas vienen a aquellos que esperan". Más abstracta, Lisa Gerrard aporta un mayor nivel folclórico y transcultural en la composición de un álbum que se puede encontrar en digipack con las letras de las canciones en el folleto, en un bonito vinilo transparente o en una exclusiva edición limitada que incluía en un estuche rígido el CD, un libro con las letras e imágenes del diseño, una litografía de la portada autografíada y un USB con el álbum en formato digital.

"Anastasis" devuelve a Dead Can Dance a los ambientes misteriosos, místicos incluso, de sus trabajos más oscuros, sin desdeñar esa incierta tribalidad que tan buen resultado otorgaba en "Into the labyrinth", pero sin adentrarse tan profundamente como en "Spiritchaser", donde el dúo perdió parte de su identidad, de sus intenciones primigenias. Casi daba la impresión en aquel álbum de ruptura de que Perry se desentendiera en parte del proyecto, dada la ausencia de las típicas canciones que llevaban su firma en anteriores entregas del grupo (con su atractivo estilo más cercano al pop-rock que a las músicas del mundo, pero distinto, sombrío e hipnótico) y que, en "Anastasis", vuelven en todo su esplendor, de tal forma que tal vez los productores de las películas de James Bond deberían fijarse en algunas de ellas. En su nueva reunión, estos dos músicos se compenetran a la perfección, aportando al conjunto su propia interpretación musical del mundo, incluso es posible que parte de su enorme éxito se deba a sus distintas visiones de la realidad en una misma intención estética, lo que no se puede negar es la conexión que les une a pesar de la distancia que les separa, y que ha hecho que estas dos mentes vuelvan a estar juntas, sin motivaciones económicas, para explorar por el mediterráneo, oriente y el norte de Africa en un viaje que nadie debería perderse pues la música de este grupo, más que a disfrutarla, invita a fundirse con su propia esencia.








16.10.12

MOTION TRIO:
"Pictures from the street"

La bellísima y siempre animada ciudad polaca de Cracovia, que había visto nacer unos años antes en su barrio judío al excelso conjunto de música klezmer Kroke, se encontró en 1996 con una nueva expresión musical en base únicamente al acordeón, más concretamente a la unión de tres acordeones. Creado en el siglo XIX, el acordeón se extendió muy rapidamente entre la población campesina, si bien era mal considerado por los intelectuales. De hecho, proliferaron fácilmente chistes como: ¿Cual es la definición de un caballero? Alguien que sabe tocar el acordeón pero no lo hace; o ¿cómo se consigue que dos acordeonistas lleven bien el tiempo? Disparando a uno de los dos. Algunos autores sostienen que la emigración a las ciudades y el papel propagandístico del folclore durante la época comunista, entre otras circunstancias, tuvieron consecuencias sobre la música folk polaca, que se fue perdiendo al mismo tiempo que los jóvenes y el entorno rural se avergonzaba en cierto modo de la imagen ridícula que de la misma se había formado. Paradójicamente, fue en las ciudades donde jóvenes músicos comenzaron a recuperar esa tradición en combinación con sonidos modernos, y aunque el instrumento más importante de la música popular polaca sea el violín, aparecieron propuestas originales, innovadoras y plenas de frescura, como la de este grupo formado por tres premiados acordeonistas, Janusz Wojtarowicz, Pawel Baranek y Marcin Galazyn, que se hacen llamar Motion Trio.

Con Wojtarowicz como cabeza principal de la banda, Motion Trio se ha llegado a convertir en un pequeño fenómeno en su país y en casi toda Europa, si bien les ha costado llegar al mercado español. Han grabado obras de polacos de fama mundial como Frédéric Chopin, Krzysztof Penderecki, Henryk Górecki o Wojciech Kilar, pero también han colaborado con Michael Nyman, Bobby McFerrin o Trilok Gurtu entre muchos otros, abarcando estilos que van desde la world music o el jazz hasta la música contemporánea o un cierto gusto por el rock y la música dance. Los premios conseguidos les avalan, si bien por aspectos difíciles de precisar (cambios de compañía, regrabaciones, el propio idioma), existen informaciones contradictorias, difícilmente contrastables, sobre el verdadero orden en la discografía del grupo, al menos en lo que se refiere a sus dos primeros álbumes, si exceptuamos el auténtico 'Expediente X' que supone el disco "Cry", del cual no existe referencia alguna coherente en la red de redes. Así pues, "Play-Station" y "Pictures from the street" pueden ser por igual la primera referencia de Motion Trio según las fuentes consultadas, circunstancia acrecentada en la propia web oficial, que constata a "Play-Station" como anterior en el apartado discografía, y a "Pictures from the street" (siempre exceptuando el inencontrable "Cry") en la biografía. Ciertamente, otras fuentes consultadas citan a este último simplemente como "Pictures", pudiendo tratarse de una edición privada o muy limitada, incluso de una colaboración con el trompetista Tomasz Stanko, pero también lo acreditan como mejor grabación del año 2000 en Polonia y Gran Premio de la industria de la música polaca. De este modo, vamos a considerar a "Pictures from the street" como el auténtico primer álbum de Motion Trio en el año 2000, si bien su primera edición importante en CD llegó en 2003 por medio de Akordeonus Records, su propio sello discográfico. Asphalt Tango Records lo reeditó en 2004 con portada y diseños diferentes, así como una canción más y la inclusión de una pista de video. Ellos dicen acerca de sí mismos que son músicos de la calle, con la experiencia y la pasión que ello conlleva, de hecho en "Pictures from the street" leemos que la esquina de la calle Florianska y el mercado en Cracovia fue el lugar donde desarrollaron su estilo, una ubicación muy concurrida por la que pasaban habitualmente sus profesores de la academia de música. La mayor característica de la música de Motion Trio es la ausencia de electrónica en su música, algo difícil de asumir al escuchar el aluvión de efectos presentes en discos como éste, un frenético viaje de cáriz popular por la europa del este guiados por la unión de tres acordeones prodigiosos que comienza con "Train to heaven", un rítmico viaje en tren de cadencia más que interesante, bien construida y que invita a continuar escuchando a este sorprendente trío de carácter acústico. Más bohemio, parisino, aunque igual de movido y alegre es "Café Paris", en un gratificante comienzo del álbum que se acerca a terrenos más folclóricos con "Balkan dance", canción de corte tradicional a la que motion trio le confiere su dinamismo más desenfadado, si bien es el último tema del álbum el más conocido, el tradicional "Aide jano", todo un clásico de la Europa del Este tratado aquí con larga entradilla y, como siempre, excitante desarrollo. La compenetración de estos tres amigos se evidencia también en canciones más calmadas como "Little story",casi un pequeño vals, mientras que en "Scotsman" extraen sonidos de gaita del acordeón, "It's ok" explora en un 'tecno' agradable, y "Tango" es una melodía de aspecto urbano, con cierta dosis de caotismo y acabado de juego, que anticipa así la temática de su siguiente disco ("Play-Station"). "Asfalt Tango", de clímax fílmico con toque de misterio, es la única composición nueva en la segunda edición de este álbum bohemio, imaginativo y atrevido (dada la imagen que podemos tener de la música de acordeón) aunque respetuoso.

Motion Trio es un grupo para escuchar preferente en directo, pero su escaso acercamiento a nuestro país provoca que nos tengamos que refugiar en sus discos, sorprendente y efusivas demostraciones de las posibilidades acústicas de tres acordeones y, en la mayoría de los casos, de gran magnificiencia no sólo en la ejecución sino en la propia calidad del producto, inspirado y novedoso, lejos de esos tradicionalistas que, afirman, se han quedado sin ideas. Wojtarowicz comenta en el libreto del trabajo: "Otros instrumentos como el violín, la guitarra y el piano ya se han agotado en sus propios caminos, y en este punto no hay mucho nuevo que realmente se pueda hacer con ellos. Con el acordeón es diferente, sólo ahora se está descubriendo poco a poco y se toca de forma experimental", y concluye con esta rotundidad: "Simplemente queremos tocar el acordeón, nos encanta su variedad". De igual manera, a cualquiera que escuche este trabajo le encantará su original propuesta.







1.10.12

SACRED SPIRIT:
"Cantos y danzas de los indios americanos"

Aunque en otras ediciones de este controvertido álbum sea una máscara ritual de la tribu Nuu-chah-nulth la que admiremos en su portada, la imagen más asociada con el mismo, que ocupa dicha cubierta en la mayoría de los países en que fue editado, es una iconográfica fotografía de un joven indio navajo realizada por Carl E. Moon en 1904 (curiosamente, este dato no aparece en el folleto del disco, aunque sí se acredita el origen de las demás fotografías, por ejemplo las de Edward S. Curtis de una mujer lummi y del jefe Slow Bull de los oglala sioux). Es un pueblo, el navajo, que mide su riqueza por la cantidad de canciones que poseen, cantos de propiedades curativas -con la entonación y cadencia correctas y en el entorno adecuado- que se han conservado en el tiempo y que guardan en su memoria una extraordinaria espiritualidad. Algunos folcloristas estadounidenses, alarmados por el peligro de desaparición de la música india, comenzaron a efectuar grabaciones de la misma en compañías como Canyon Records o Folkways Records, consiguiendo un efecto revitalizante que acabó combinando la tradición con el country, el gospel o incluso elementos electrónicos. En las últimas décadas del siglo XX la filosofía new age adoptó la conciencia ecológica de las tribus indias, y músicos como R. Carlos Nakai, Joanne Shenandoah, Glen Vélez, Mary Youngblood o Michael Brant Demaria, así como compañías como Silver Wave Records, ofrecen imaginativas propuestas no reñidas con la tradición. Bastante más polémico fue el disco que nos ocupa, "Cantos y danzas de los indios americanos", publicado por Virgin Records en 1994, originando una saga de álbumes bajo la denominación 'Sacred Spirit' que han llegado a vender más de 15 millones de copias en todo el mundo.
 
'La otra cara de América', rezaba la publicidad española de este trabajo, que se vendía como una suerte de continuación natural de los éxitos de Deep Forest, Enigma o la propia Enya: "Sacred Spirit es la herencia musical de un pueblo, recuperada gracias a las modernas tecnologías y adaptada al gusto de hoy, con el respeto debido". Otros apostaron por el término 'adulterada', en especial representantes de los pueblos indios mencionados (navajos, yuroks, tolowas y chetcos entre otros), en un lucrativo aprovechamiento de una tradición ajena, sin artistas indígenas involucrados, si bien la inteligente maniobra de la compañía de que parte de los beneficios se destinaran a organizaciones de apoyo a los pueblos indígenas como Native American Rights Fundation y Survival International, atenuó en gran parte las protestas. El material original utilizado en el álbum es acreditado en el mismo como 'New World Records, antología grabada de la música americana', y proviene de una fundación neoyorquina que recoge música de raiz para utilizarla en escuelas y colegios, unos registros cuyos derechos fueron comprados al parecer por unos 2000 dólares, una cifra irrisoria si contemplamos las ventas millonarias de "Cantos y danzas de los indios americanos". Evidentemente Sacred Spirit era un nombre ficticio, un apelativo bastante atractivo que en la contraportada del disco respondía a los arreglos y producción de 'The Fearsome Brave', nueva denominación tras la que, agazapados, se escudaban tres nombres, los de los alemanes Claus Zundel, Ralf Hamm y Markus Staab, productores que ya habían conocido el éxito con otra fusión, de flamenco y música disco, que presentaron desde Ibiza con el nombre de B-Tribe (Barcelona Tribe of Soulsters). Una vez conseguidas las grabaciones autóctonas, Zundel -verdadero cerebro de la idea- y los suyos sólo tuvieron que adaptarlas a un entorno moderno, añadiendo percusiones e instrumentos de viento y cuerda (sin acreditaciones, si bien el chelista Eric Plummetaz, presente en la mayoría de sus proyectos, seguramente aportó su buen hacer también en éste), pero también teclados y programaciones que para nada se corresponden con la tradición indígena, esas adulteraciones que con toda lógica fueron mal acogidas por el sector implicado en las mismas. Es preciso admirar, sin embargo, lo acertado de algunas de las melodías presentes en el disco, como "Tor-Cheney-Nahana" ('Ceremonia de invierno'), "Ly-O-Lay-Ale Loya" ('La danza circular', con la colaboración de Peter Kater) o su primer sencillo (número 1 en varios países europeos), "Yeha-Noha" ('Deseos de felicidad y prosperidad'), tonadas que suben muchos enteros la calidad, controversias aparte, de un trabajo que en ocasiones puede ser tan bello como los desérticos y montañosos paisajes que adornan el folleto desplegable del CD. El efecto de violín y chelo, que parecen acompañar e incluso adecuarse al ambiente solitario, es atractivo en algunas de las composiciones ("Dawa"), mientras que otras parecen irse totalmente del asunto a tratar, para derivar en una música de aspecto poco o nada tradicional, falseado en demasía por ritmos programados ("Ya-Na-Hana", "Gitchi-Manidoo"). Otras, a medio camino, presentan momentos ocasionalmente agradables, por lo general de naturaleza ambiental, ensalzados con los cantos nativos, flautas y sonidos naturales, si bien las programaciones pueden acabar resultando hirientes para los más puristas ("Heya-Hee"), los mismos que, dicho sea de paso, no debieron comprar el álbum, un trabajo que entró en las listas de venta españolas en 1995, donde estuvo 32 semanas, llegando a alcanzar el número 2. Para efectuar una rápida comparación, la excepcional banda sonora de "Bailando con lobos", de John Barry, sólo pudo ascender en 1991 al número 24 en las mismas listas. Numerosos singles y maxis en CD y en vinilo acompañaron la promoción del álbum, con distintas portadas y horribles remixes, pero la circunstancia más curiosa se da al comprobar que existen a la venta hasta diez volúmenes distintos que se aprovechan de la etiqueta Sacred Spirit para encontrar su mercado, ya que en la mayoría de las ocasiones se trata de discos de B-Tribe publicados por Higher Octave Music en los que utilizan cantos de monjes tibetanos, derviches, compositores clásicos, tango o jazz. Aún así, hay que destacar entre ellas a las dos auténticas continuaciones del álbum aquí glosado: Virgin Records publicó "Sacred spirit II" en 1997 con el subtítulo "Culture Clash", y en España "Viaje por el blues a través del tiempo" (con portada y diseño propios), y se trataba del mismo tipo de música del anterior volumen pero centrado en el blues americano (en Estados Unidos lo publicó Higher Octave con el cambio del nombre del grupo por Indigo Spirit). Más parecido al primero, apareció en el año 2000 "More chants and dances of the native americans" (firmado por 'Indians' Sacred Spirit' en Europa -Virgin Records-, y esta vez sí, por 'Sacred Spirit II', en Estados Unidos -Higher Octave Music-), que incluso fue nominado al premio grammy en categoría new age.
 
“Más que en la música, hemos querido poner el énfasis en la voz. Hemos tratado de hacer un trabajo respetuoso, que refleje la historia de un pueblo. Por eso, desearíamos desviar todo el interés de los medios hacia los verdaderos protagonistas del disco, que son los indios”. Esas eran las palabras de Claus Zundel, y para el gran público, el que disfrutó con "Yeha-Noha" o "Tor-Cheney-Nahana", así quedó la historia, la de un producto de sonido ambiental que combinaba la modernidad de los teclados y las programaciones con la antigüedad de las voces étnicas, en un nuevo ejemplo de lo que se ha dado en llamar etno-tecno. La situación sin embargo fue la de siempre, que los que se lucraron enormemente con los cantos y danzas de los indios americanos fueron los 'hombres blancos', es decir, Claus Zundel y Virgin Records, mientras que los auténticos y orgullosos nativos americanos enarbolaban una feroz crítica hacia estos individuos que se aprovecharon de la globalización para adulterar sin reparos elementos ajenos, y es por eso por lo que este disco tiene dos caras. Para una mayor polémica, la canción arreglada por Peter Kater, "Ly-O-Lay-Ale Loya", ni siquiera es representativa de tribu alguna americana, puesto que se trata de un canto joik (o yoik), una canción tradicional del pueblo sami, de Laponia, cuyo parecido con los idiomas indios ha sido siempre motivo destacable. Ante esta sucesión de ataques a la identidad indígena en lo que, paradójicamente, resulta ser un trabajo recomendable, sólo resta recordar algunas de las frases escritas por el jefe indio Seattle de la tribu Suwamish al presidente de los Estados Unidos Franklin Pierce, en lo que se conoce popularmente como 'la carta del indio': "Sabemos una cosa, que quizás el hombre blanco descubra algún día: Nuestro dios es el mismo Dios. (...) También los blancos se extinguirán, quizás antes que las demás tribus. El hombre no ha tejido la red de la vida, sólo es uno de esos hilos y esta tentando la desgracia si osa romper esa red. Todo está ligado entre sí, como la sangre de una misma familia. (...) ¿Dónde está el bosque espeso? Desapareció. ¿Dónde está el águila ? Desapareció. Así se acaba la vida y sólo nos queda el recurso de intentar SOBREVIVIR".