24.2.14

CONNIE DOVER:
"Somebody"

Aunque ya eran bastantes las voces femeninas de corte celta que acaparaban elogios a comienzos de los 90, la resaca del mercado era de tal calidad y la demanda tan amplia que permitía incorporar nuevas y talentosas artistas que profundizaran en esa misma linea estilística. Y como en el caso de Loreena McKennitt, Cherish the ladies o Talitha Mackenzie, el talento podía provenir de allende los mares, de los territorios por donde se había extendido la sangre celta, en este caso de los Estados Unidos. Nacida en Arkansas y criada en Missouri, Connie Dover no poseía excesivas influencias musicales en la familia, salvo la faceta de cantante de su abuela, algunas de cuyas canciones se incluyen en el repertorio de la nieta. En la adolescencia descubrió casualmente el folk-rock británico de Steeleye Span gracias a una emisora de Kansas City (la ciudad más grande del estado de Missouri), y ya no pudo despegar de su mente esa música tradicional que le supuso, en sus propias palabras, "una vuelta a casa" (no es difícil que muchos norteamericanos posean raíces, a veces lejanas, en los territorios celtas), tanto que se embarcó en unos estudios musicales que la llevaron a la universidad de Oxford, así como a Escocia e Irlanda.

Scartaglen era el nombre de la banda de música celta que Connie formó en Kansas City y perduró de 1982 a 1994. Mientras tanto, como admiradora de grupos como Silly Wizard, escribió a Phil Cunningham para que le produjera su primer álbum en solitario. Phil se dio cuenta enseguida de que podía pulir una joya, y se convirtió no sólo en productor sino en valedor de Connie Dover, y aparte de tocar sus instrumentos característicos en su primer disco, arrastró al mismo a algunos buenos amigos e intérpretes consumados. El trabajo en cuestión, de título "Somebody", fue publicado por Taylor Park Music en 1991 con el añadido de 'Canciones de Escocia, Irlanda y los primeros Estados Unidos', y podemos encontrar una edición española de 1992 con las correspondientes traducciones al castellano, gracias a Sonifolk. Como inicio del álbum, "Somebody" es una delicia tradicional con arreglos de Connie Dover, una canción del siglo XVIII sobre el trono de Escocia en la que se ha añadido la melodía irlandesa "The star of the country down", donde la voz se adapta perfectamente al ritmo mecedor y a la melodía suspirante. También tradicionales de Escocia e Irlanda son "The Baron of Brackley" (animada balada basada en un robo de ganado ocurrido en 1666, en un estilo que se podría parecer al de ciertas composiciones de Loreena McKennitt), "Lough Erne's shore" y los conocidos versos de "O'er the hills and far away", a los que Connie añade una música propia de enorme magnitud y carácter. Esa faceta de compositora se manifiesta especialmente en dos instrumentales en forma de 'aire' (tonada celta de ritmo lento), uno inspirado por el castillo de Edimburgo ("On castle rock") y otro dedicado a su abuela materna ("An air for Mary Tipton"), dos acertadas composiciones en las que se nota especialmente la mano de Phil Cunningham en los arreglos. No podían faltar otro par de canciones tradicionales naturales del estado de Missouri, que ayudan a diversificar aún más la influencia celta, en este caso de aroma americano: "Jack of diamonds" (del siglo XIX pero remontable a otra melodía escocesa anterior, "Farewell to Tarwathie") y "Shenandoah" (famosa canción de barqueros del río Missouri). Del cantautor galés Huw Williams es la pieza que cierra el álbum, "Rosemary's sister", basada en la enternecedora historia de una joven que perdió a su hermana en los bombardeos sobre Londres en la Segunda Guerra Mundial. Para el final resta el comentario sobre la que posiblemente sea, con permiso de "Somebody" y "O'er the hills and far away", la mejor canción del álbum, la más radiada del mismo y la más diferente por su esencia antigua y religiosa: "Cantus" combina la canción navideña del XIV "Personent hodie" con dos poemas marianos de la Irlanda medieval (bajo el título particular de "Jesukin") musicados por Connie Dover; la pieza permite el lucimiento de la vocalista americana, pero no hay que olvidar los majestuosos nombres que le acompañan el todo el álbum en los instrumentos principales: Mánus Lunny (guitarra, bouzouki), Christy O'Leary (gaita irlandesa, flauta irlandesa), Aly Bain (violín) y por supuesto Phil Cunningham (teclados, acordeón, flauta, cistro, guitarra acústica y percusión). Además, Neil Hay (bajo sin trastes), Gary West (cauld wind pipes) y Marcos watt (cajas). Varias canciones de este trabajo formaron parte de diversos recopilatorios de interés, tanto en España por medio de Sonifolk y su colección Lyricon ("O'er the hills and far away" en "Celtas", o "Cantus" en "Música para desaparecer dentro vol II"), como en norteamérica por parte de Narada ("Somebody" y otras tres canciones posteriores en "Heart of the celts: Songs of love" -compilación que comparte con Karen Matheson, Aoife Ní Fhearraigh y Maighréad Ní Dhomhnaill-, así como "Cantus" y tres canciones más en "Celtic voices: women of song" -otro recopilatorio compartido, en esta ocasión con Mary McLaughlin, Mairéid Sullivan y Emma Christian-).

Resulta paradójico que en los dos grandes discos en solitario del genial músico escocés Phil Cunningham ("Airs & Graces" y "Palomino Waltz") no se escuchen voces, mientras que sus trabajos como productor se basen principalmente en grupos e intérpretes que utilizan activamente la voz en su música. Aparte de sus propios álbumes, esta bestia de la música celta ha producido entre otros a Bonnie Raitt, Cherish the Ladies, Dolores Keane, Altan, Wolfstone y, por supuesto, Connie Dover. El registro de esta norteamericana que ha llegado a ser comparada con Joan Baez es perfectamente apropiado tanto para el folclore celta como para la tradición medieval, como demuestra en cada uno de sus trabajos. Kansas City le ofrece ambientes tanto rurales como urbanos para desarrollar su creatividad, que aparte de la música desarrolla a través de la poesía o la cocina. La popularidad de sus discos y su premio Emmy en 2007 por su trabajo en el documental "Bad Blood: La Guerra de Fronteras que desencadenó la Guerra Civil" podrían ser suficientes para definirla, pero es en la escucha de sus canciones cuando se descubre a Connie como una 'elegida' para continuar con la transmisión de un tipo de música inmortal.