27.2.12

YANN TIERSEN:
"C´était ici"

Seis años después de su debut discográfico con "La valse des monstres" en 1995, el músico bretón Yann Tiersen fue reclutado por el realizador francés Jean-Pierre Jeunet para realizar la música de una hermosa película, "Le fabuleux destin d'Amélie Poulain", film que iba a cambiar su rumbo y le iba a reportar una enorme popularidad. "Amélie" contenía canciones de los antiguos trabajos de Tiersen, además de otros temas compuestos para la ocasión que se llegaron a hacer muy populares, en especial los dos valses dedicados a la protagonista de la película. Yann Pierre Tiersen volvió a componer una banda sonora un par de años después, la de "Good bye, Lenin!", pero con la excepción de "Tabarly" en 2008, acabó renegando de esa disciplina porque, según él, "no se puede poner música a una imagen", y además, en su carácter solitario y multiinstrumental (si bien matiza que no toca muchos instrumentos sino que usa muchos instrumentos), no es un artista que soporte que le dirijan o le den consejos. Escuchando sus primeros discos, que poseen un especial encanto y frescura, y directos como el que nos ocupa, plenos de emoción y espectáculo, se puede entender su reticencia.

"C'était ici" era el segundo álbum en directo de Yann Tiersen, tras "Black session" en 1999. La fama adquirida con "Amélie" provocó que su gira del año 2002 fuera apoteósica, con un público entregado a la música y al espectáculo que originaban el piano de juguete o las ondas Martenot, momentos inhabituales en cualquier otro directo, que ya se han convertido en importantes instantáneas en la carrera de Tiersen. Aunque grabado en Febrero (en la Cité de la Musique de París), fue a finales de septiembre de 2002 cuando Labels (subsello de EMI) publicó el doble CD, que se podía encontrar en formato normal o en una edición especial de carácter limitado, una pequeña caja que incluía el disco y doce postales. En algunos países una pegatina destacaba que contenía la música de "Amélie", y es efectivamente "La valse d'Amélie" lo primero que suena en el primer disco, que además finaliza con "L'autre vals d'Amélie". "Rue des cascades", memorable momento pianístico deudor de un minimalismo también de habla francesa, el del belga Wim Mertens, o temas vocales interpretados por Claire Pichet ("La rupture") y Christian Quermalet ("Les jours tristes") destacan en este primer CD, pero es "Sur le fil", espectacular composición contenida originalmente en su trabajo "Le phare", la cumbre de su conexión con el público y el mejor momento de sus conciertos, pasados y presentes. Su espejo en el segundo CD (menos vistoso en general) sería "Comptine d'un autre été: l'après midi", melancólico y prodigioso descarte de "L'absente" incluído posteriormente en "Amélie", sin olvidar otros maravillosos detalles como "La noyée II" o "Monochrome", con la voz de Dominique A. El cartel anunciador de los conciertos destacaba la faceta de acordeonista de ese Yann Tiersen folkie, y aires circenses más o menos característicos, provenientes en su mayoría de dicho instrumento, inundan la escena ("Le jour d'avant", "La noyée II", "Plus au sud"), junto a una extraordinaria plasticidad, mejor encauzada en los temas cortos. Haciendo buena su frase "lo más excitante a la hora de hacer música es no saber a dónde te lleva", da muestras en ocasiones de algún desfase experimental ("La terrasse", "Le banquet", "La crise", "Février"), mucho más interesantes sin duda que sus posteriores devaneos rockeros. En definitiva, los prolongados aplausos del final dan buena muestra del éxito obtenido en un público de edades y condiciones muy variadas.

"Me siento más europeo que francés", dice este bretón cuyos conciertos han cambiado con el paso del tiempo, antaño casi en solitario en el escenario, posteriormente con un gran conjunto y pequeña orquesta, y más adelante acompañado de una pequeña banda de esencia rock. "C'était ici" pertenece a esa segunda época, y entre los amigos que acompañaban a Yann se encontraban Christian Quermalet (bajo, percusión, voz), Marc Sens (guitarra), Christine Ott (ondas Martenot), Ronan Le Bars (gaita), Jean-François Assy (bajo), Iso -Grègoire Simonde, del grupo folk-rock Les Têtes Raides- (saxo), Lisa Germano (voz) y por supuesto Claire Pichet (voz, piano de juguete, tambourine, melódica y percusión) y Dominique A (guitarra y voz), además del Ensemble Orchestral Synaxis. El propio Tiersen ejerce de multiinstrumentista al interpretar piano (normal y también de juguete), violín, acordeón, bajo, guitarra y melódica, incluso cantando varios de los temas. En la figura de este músico auténtico, encantador, por momentos inclasificable, conviven conceptos no tan fáciles de conjugar con éxito, música popular con radiofórmulas, folk con rock, academicismo con experimentalidad, para acabar conformando melodías esenciales en las vidas de miles de personas. Jeunet encontró la música de los mismos sueños en los discos de Yann Tiersen.

ANTERIORES CRÍTICAS RELACIONADAS:
YANN TIERSEN: "Le phare"







12.2.12

ONE:
"Blue Desires"

Tino Izzo, como compositor, intérprete y productor en cada uno de sus discos, es un músico todoterreno, un guitarrista de Quebec que tuvo como principal influencia a su propio padre y que a los diez años comenzó a tocar, adquiriendo muy pronto una gran soltura en guitarra y batería. En su evolución, acabó simplificando su música para desarrollar unas ideas surgidas de un regalo de su esposa: "Cuando me casé con Rosanna no andábamos precisamente muy boyantes de dinero, así que por Navidad decidimos hacernos regalos creativos. Ella me regaló algunos cuadros, y uno de ellos me inspiró de una forma tan especial que decidí escribir una canción, que llamé 'Her Song'". Bob Chacra escuchó casualmente esta composición y le propuso a Tino la creación de un disco instrumental donde destacara la guitarra, para ser publicado en Chacra Alternative Music, compañía canadiense fundada por el propio Bob Chacra en 1984. Así surgió "Blue Desires" en 1993, primer disco de Tino Izzo, pero publicado bajo un pseudónimo que expresa la soledad de su labor en el estudio: One ("estoy disfrutando verdaderamente siendo un grupo de un solo miembro", comenta Izzo). Como estupenda portada, el cuadro de Rosanna Ciciola con el que comenzó todo.

"Blue Desires" recoge una estimulante sucesión de gratas melodías con el nexo común de buenos fraseos de guitarra y acompañamientos exquisitos en un entorno de suave ambientalidad, más cercana a terrenos relajantes con un cierto componente rítmico muy pop que a otros estilos también convencionales como jazz o rock. Algunas de las composiciones desencadenan, sin contradecir lo anterior, un asombroso aluvión de energía, tal vez reprimida durante años y expandida de repente en este primer y revelador trabajo de este artista canadiense que hubiera preferido dejar sus canciones sin títulos ("me gusta la idea de permitir que el oyente pueda tener la oportunidad de asociar una imagen visual personal a la textura musical ofrecida"). En un contexto general de melódico optimismo se encuadran diez composiciones en las que numerosas guitarras -calmadas unas, furiosas las menos- luchan por obtener su momento, por dominar cada pieza o por adornar unos arreglos elegantes y de compensada hermosura, que comienzan por una samba que, fuera de contexto, ejemplifica ese trabajo de búsqueda, de cuidada producción y de estupendo acabado que caracteriza a los trabajos de Tino Izzo. "Samba del viento" se anticipa a uno de los cortes que este guitarrista canadiense adaptó de su época más popera y vocal, "Ghosts Before Breakfast". Algo parecido sucede en la composición que da título al álbum, "Blue Desires", donde unas guitarras muy luminosas son arropadas por una sencilla percusión (uno de los elementos menos decisivos en el álbum). Delimitado por esos ejemplos de instrumentalidad fácil pero efectiva, nos encontramos con la que posiblemente sea la canción más destacada del trabajo, la que fue inspirada por el cuadro que sirve de portada, "Her Song", muy completa, cuidadísima, mágica incluso. Junto a "Her Song", es "Freedom Within" otro de los cortes destacados, muy animado, mostrando a un Izzo muy seguro, práctico y eficaz, en una pequeña demostración de manejo de la mesa de mezclas a la par que de la interpretación. Sin necesidad de percusión o más parafernalia para expresarse, "The Lion, the Witch and the Wardrobe" describe un bucólico paisaje que bien podría estar sacado de un lienzo de su esposa, pero la inspiración vino realmente del primer libro de la heptalogía "Las crónicas de Narnia", de C.S.Lewis. Tras perder un poco de fuerza en el último tramo, el disco acaba con "Nymphéas", que si bien no se puede encuadrar entre lo mejor del álbum, sí que posee esa esencia que lo define, la atractiva calidez de las cuerdas jugando entre sí, en efusivas tonadas sencillas, cálidas y atrayentes. "Son canciones muy simples, pero muy honestas, por lo que son perfectamente legítimas", y una de las más honestas es "The Round Walls Home", compuesta cuando Rosanna y Tino iban a tener un niño. En el libreto Izzo dice que siempre quiso hacer un disco dedicado a la música de guitarra, lo cual ha supuesto una enriquecedora experiencia, muy personal pero compartida con todos los oyentes en un fantástico resultado final dedicado a otros dos guitarristas, su padre (que le animó a tocar paro falleció antes de poder disfrutar de sus discos) y su amigo Anthony Cianciusi.

El arte es parte importante de la vida y de la inspiración de Tino Izzo, especialmente la pintura, de forma primordial por los cuadros de su esposa, pero también por pintores como Edward Hopper (el corte "Nighthawks" es el título de una de sus pinturas más famosas) o Claude Monet ("Nymphéas" fue creada pensando en su obra), escritores como C.S.Lewis (autor de la famosa novela que titula a "The Lion, the Witch and the Wardrobe") o cineastas como Hans Richter ("Ghost Before Breakfast" es una de sus películas). Los tonos azules, relajantes, de la portada de "Blue Desires" (que originan además su propio título), devienen en naranjas, más explosivos, en un segundo álbum tal vez superior (al menos con un grandísimo comienzo) titulado "Four September Suns", publicado también por Chacra Alternative Music sólo un año después, en 1994. No hay que desdeñar sin embargo este primer disco firmado como One, pues posee una gran determinación para hacernos llegar una música que, sin excesivas pretensiones, cumple la doble función de sonar realmente agradable y de llenar esos momentos en los que se puede fundir melancolía y jovialidad. John Strati, poeta y amigo de Tino, escribió un sencillo poema tras escuchar la primera maqueta del álbum, incluido en el libreto de "Blue Desires". Además, realizó una descripción perfecta para la contraportada del mismo: "La guitarra, una multitud de rostros, de humores y de personalidades. Cada cuerda, una impresión. Cada nota, una inspiración. Sonidos que evocan... y que provocan. Armonías que nos recuerdan lo conocido y melodías que hablan de lo desconocido".

ANTERIORES CRÍTICAS RELACIONADAS: