17.8.10

ANDREAS VOLLENWEIDER:
"Dancing with the lion"


Los años 80 fueron una época de enorme éxito y popularidad para Andreas Vollenweider. Después de asombrar y vender miles de discos de "White winds" y "Down to the moon", e inspirado por el nacimiento de su primer hijo, este arpista suizo creó el tema central de un nuevo álbum, que a su vez le otorgó el título al mismo, "Dancing with the lion". Al contrario que los vientos blancos o los reflejos e influencias lunares, el león es un animal real, de gran nobleza y cuya presencia provoca una firme impresión. Si bien Andreas parece una persona templada y de ánimo poco pretencioso, la calidad y ventas de sus últimos trabajos, así como el premio grammy conseguido con "Down to the moon", hicieron que tanto su compañía discográfica como crítica y por supuesto un público fiel esperaran mucho de su nueva entrega. El resultado, publicado en 1989 por CBS, agradó a prácticamente todos, y es que Andreas continuaba profundizando en su popular y original sonido, basado en un instrumento tan clásico aunque poco común fuera del folk como lo es el arpa, si bien ésta ha sido modificada electrónicamente hasta conseguir unas notas especiales, una luminosidad sorprendente y un apelativo que ya es famoso: 'arpa electroacústica'. La primera escucha de un disco de Vollenweider es una experiencia distinta, y así debieron de pensar los muchos clientes de la librería Rizzoli de Nueva York que convirtieron aquel "Behind the gardens - Behind the wall - Under the tree" que sonaba de fondo en un pequeño fenómeno boca a boca ocho años antes.

Un titulo tan acertado como "Dancing with the lyon" requería un tratamiento legendario, épico. El álbum comienza con el rugido del león, pero la fiereza se transforma enseguida en una instrumentalidad agradable y cordial, entrelazando una pieza introductoria abierta y de gran belleza, "Unto the burning circle", con el tema central del álbum, una acertadísima melodía que da título al disco y que acabó de afianzar la popularidad de este artista incluso más allá del ámbito de la new age. "Dancing with the lyon" es un temazo indiscutible del suizo donde brilla la melodía y un conjunto portentoso, algo más variado que en "Down to the moon" por la adición de acordeón, bansuri (flauta travesera india), oboe, fagot, corno inglés, trombón, darbouka, tabla, sitar, violín (interpretado por Mark O'Connor) o la steel guitar tan típica del sonido hillbilly, a los clásicos bajo (Peter Keiser), guitarra acústica (Max Lässer), chelo (Daniel Pezzotti), percusiones (Walter Keiser, Pedro Haldemann), flauta (Matthias Ziegler), teclados (Christoph Stiefel), saxo (Christian Ostermeier) y por supuesto el arpa de Vollenweider. Nos encontramos con una instrumentación muy cuidada y completa, gracias a un numeroso grupo de estupendos intérpretes no excesivamente conocidos (esos amigos de los que hace gala Andreas al nominar sus discos como Andreas Vollenweider and Friens) y buena producción del propio Vollenweider. La profusión de nombres e instrumentos se hace patente en ese primer single, "Dancing with the lion", si bien otros momentos más intimistas son igualmente disfrutables, como una cambiante "And the long shadows" (poblada por coros evocadores, percusión y vientos junto al arpa), la delirante "Dance of the masks" (una pequeña delicia, demostrativa de un gran estado de forma) o su predecesora, "Hippolyte", entre bárdica y oriental, con esa bendita arpa que llena completamente lo que parece un tema puente para convertirlo en un pequeño sueño, tal es el poder de ese instrumento mágico. "Pearls & tears", como segundo sencillo del álbum, destaca en ambas facetas, pues su motivo tierno y fantasioso está arropado por la fuerza de una completa instrumentación que se disfruta mejor en la remasterización publicada en 2005 con varios temas nuevos en directo. Con esas dos canciones que se hicieron verdaderamente populares en su momento (ambas contaron con su correspondiente video-clip), "Dancing with the lion" ya había encontrado el éxito. Aún hay tiempo para la fuerza de esencia oriental de "Still life" o un momento relajante en "See, my love..." (violín y arpa en un juego edificante), para acabar mirando fijamente al león a los ojos en un completo clímax final de título "Ascent from the circle" donde cuerdas, vientos y percusiones nos transportan de lleno a paisajes africanos. Este trabajo tuvo el honor de destronar al gran "Cristofori's dream" del panista David Lanz como numero 1 en la categoría 'new age' en la revista Billboard. Varios sencillos se editaron del álbum con las canciones antes destacadas: "Dancing with the lion" contó con "And the long shadows" en la cara B (y "See, my love..." en el CDsingle), "Pearls and tears" tuvo como cara B a la propia "Dancing with the lion" (y "Dance of the masks"  "See, my love..." en el CDsingle) y un tercer lanzamiento, un bonito CDmini de edición limitada, contó con "Unto the burning circle", "Dancing with the lion" y "Pearls and tears".

Sonidos orientales, africanos, europeos y cercanos no sólo a la world music, sino también a un jazz muy accesible y atmosférico, son los que conforman este "Dancing with the lion", un álbum sincero y meditado (dejó pasar tres años desde la grabación anterior para evitar el estrés de las giras y la saturación tanto de él como de sus músicos) de este arpista nacido en Zurich, cuya reciente paternidad inspiró sobremanera. La famosa arpa electroacústica que acompaña por siempre el nombre de Andreas Vollenweider ayuda a crear ambientes misteriosos, deudores de la aureola de misticismo que emanaban temáticas de álbumes anteriores como los vientos o la luna. El simbolismo del león no se queda atrás, y en especial el curioso signo que sirve de interesante emblema al álbum, creado por el mismo Andreas, que además caligrafía la letra de una portada sobria y elegante. "Soy un hippie (...) soy extremadamente libre, no me siento atado a una tierra en concreto", eso decía en aquella época Andreas Vollenweider, tal vez por eso su música, tan identificable, sea tan difícil de ubicar en el espacio, tan abierta y maravillosa.

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