Si bien su música es fácilmente identificable, no cabe duda de que su aspecto lo es más: David Lanz es un pianista norteamericano de larga melena albina, que desde que abandonó el rock y el jazz para dedicarse a la música instrumental de piano comenzó a cosechar éxito tras éxito en el recién inaugurado mundillo de la New Age. Cuando Billboard inauguró su apartado dedicado a este tipo de música fue él quien irrumpió al número 1 gracias a un oportunista pero a la vez grandioso "Cristofori's Dream". Corría el año 1988 y la compañía Narada Productions hacía varios años que había descubierto el filón de David Lanz, y es que aquel no había sido ni mucho menos el primer disco de este virtuoso de Seattle, que inauguró su faceta de solista de piano con "Heartsounds" y "Nightfall". Sin embargo Lanz tiene otra cara, en la que aparta su romántico piano para, junto a su colega Paul Speer (productor, ingeniero y guitarrista de Idaho), explorar otros caminos más electrónicos.
El propietario de un estudio de Seattle presentó a David Lanz y Paul Speer en 1980, y algo surgió entre ellos, así que pronto comenzaron a hacer música para publicidad y televisión, la verdadera semilla de "Natural States". Speer fue además el productor de los primeros trabajos del pianista en solitario: "Estoy como en la silla del capitán. También soy ingeniero de todo, pero en realidad es una especie de colaboración en la producción (...) He estado en la escuela de música, así que he estudiado arreglos y orquestación, y eso ayuda a poner nuestra música en conjunto, pero a David se le ocurren muchas ideas musicales realmente geniales". El binomio Lanz/Speer era de una gran conjunción y "Natural States", publicado en el año 1985, es sin duda un disco completo, un auténtico clásico de la New Age. Desde el primer instante y en todo su minutaje se tiene la sensación de estar ante un trabajo especial, una de esas joyas llenas de alegría, conseguida a través de una base melódica de piano y teclados, con el acompañamiento de la guitarra eléctrica, que en ocasiones toma el bastón de mando. La producción, del propio Speer y con el toque de calidad del sello Narada (con las colaboraciones de Neal Speer -hermano de Paul-, James Reynolds y el destacado flautista alemán Deuter), hace el resto. El corte principal del disco, "Behind the Waterfall", es una de esas tonadas que todos podemos recordar y silbar (incluso hace muy poco acompañaba a las noticias del tiempo en una televisión española), una auténtica delicia introducida con la flauta dulce de Deuter, mecida por un suave ritmo programado, y bendecida por una bella melodía para cuya ejecución se alternan teclados y flauta. La radiodifusión de "Behind the Waterfall" -que fue vendida también en single de vinilo junto a "Miranova"- hizo sin duda superventas a "Natural States", pero al escuchar el trabajo entero nos encontramos con una obra que no adolece de la presumible 'blandura' que se puede achacar al escuchar ese primer single y al referirnos a este tipo de música y a un intérprete como Lanz. El álbum emana frescura en todas sus composiciones, comenzando por "Miranova", un comienzo bastante enérgico que marca un nuevo camino en la trayectoria de un autor que hasta la fecha había despuntado en la faceta del piano new age en solitario. "Faces of the Forest" es una calmada composición en dos partes, en un estilo melancólico dominado por el piano de Lanz (de hecho es un rescate del álbum "Nightfall", publicado sólo un año atrás, con un nuevo y seductor tratamiento), llegando acto seguido la comentada "Behind the Waterfall". Tras un pequeño y calmado interludio con "Mountain" llegan dos temas que se salen un poco fuera de la fórmula que parecía iba a dominar el plástico; la explicación es sencilla, y es que son las dos composiciones de Paul Speer en el mismo (junto a la coescritura del tema de inicio, "Miranova"), en un estilo propio, huyendo de la melodía fácil -aunque sin entrar en riesgos excesivos- con un interesante cariz ambiental y duración no tan acortada: "Allegro 985" es de lucimiento para la guitarra de Paul, con una gran atmósfera y percusión, y "Lento 984" se basa en la repetición de una pequeña y dulce tonada con variaciones de los instrumentos o samplers utilizados, de los teclados a las guitarras pasando por los vientos, en una conjunción muy placentera. Volviendo a las canciones melódicas, "Rain Forest" es otro gran acierto de ese estilo algo simple pero absolutamente efectivo, una hermosa cancioncilla de fácil radiodifusión, siguiendo la linea marcada por "Behind the Waterfall". El disco culmina con otro tema más étereo, "First Light", que acaba de evidenciar que la música de David Lanz y Paul Speer es, aparte de agradable, muy visual, tanto como para que "Natural States" y su segundo trabajo, "Desert Vision" -muy similar a éste y también con canciones muy recomendables y recordadas- se crearían dos video-álbumes -dos películas, realmente- con imágenes de la naturaleza dirigidos por un especialista, Jan Nickman, ganador de un premio Emmy, y definido por Lanz y Speer como una fuerza vital para sus trabajos en dúo. De hecho, las músicas creadas por Lanz y Speer fueron sus bandas sonoras). Nickman fue co-fundador de Miramar Images, y las ventas y críticas de las películas fueron buenas, de más de 100.000 copias en el caso de "Natural States". Nickman y Lanz volverían a colaborar dos décadas después (en "Living Temples" y "Sacred Earth"), y mientras tanto el director trabajaría con otros nombres ilustres de la new age como Tangerine Dream ("Canyon Dreams"), James Reynolds ("The Mind's Eye", film pionero en la animación por ordenador), Jonn Serrie, David Arkenstone o Paul Haslinger.
David Lanz es uno de los músicos más identificativos del movimiento New Age, por el estilo de sus composiciones, por la época en la que despuntó y por las inmensas ventas que generaron sus álbumes, una discografía que continúa ofreciendo con energía bien entrado el siglo XXI. Este norteamericano declaró en cierta ocasión: "Lo que he hecho en realidad ha sido realizar mi sueño", y aunque hayan quedado lejos sus grandes éxitos (temas inmortales como "Cristofori's Dream", "Behind the Waterfall" o "Eagle's Path"), no cabe duda de que el sueño sigue vivo, pero ante todo en aquellos antiguos y recordaos trabajos que conviene rescatar de vez en cuando, ya sea en solitario o, como en este caso, junto a su colega Paul Speer.
El propietario de un estudio de Seattle presentó a David Lanz y Paul Speer en 1980, y algo surgió entre ellos, así que pronto comenzaron a hacer música para publicidad y televisión, la verdadera semilla de "Natural States". Speer fue además el productor de los primeros trabajos del pianista en solitario: "Estoy como en la silla del capitán. También soy ingeniero de todo, pero en realidad es una especie de colaboración en la producción (...) He estado en la escuela de música, así que he estudiado arreglos y orquestación, y eso ayuda a poner nuestra música en conjunto, pero a David se le ocurren muchas ideas musicales realmente geniales". El binomio Lanz/Speer era de una gran conjunción y "Natural States", publicado en el año 1985, es sin duda un disco completo, un auténtico clásico de la New Age. Desde el primer instante y en todo su minutaje se tiene la sensación de estar ante un trabajo especial, una de esas joyas llenas de alegría, conseguida a través de una base melódica de piano y teclados, con el acompañamiento de la guitarra eléctrica, que en ocasiones toma el bastón de mando. La producción, del propio Speer y con el toque de calidad del sello Narada (con las colaboraciones de Neal Speer -hermano de Paul-, James Reynolds y el destacado flautista alemán Deuter), hace el resto. El corte principal del disco, "Behind the Waterfall", es una de esas tonadas que todos podemos recordar y silbar (incluso hace muy poco acompañaba a las noticias del tiempo en una televisión española), una auténtica delicia introducida con la flauta dulce de Deuter, mecida por un suave ritmo programado, y bendecida por una bella melodía para cuya ejecución se alternan teclados y flauta. La radiodifusión de "Behind the Waterfall" -que fue vendida también en single de vinilo junto a "Miranova"- hizo sin duda superventas a "Natural States", pero al escuchar el trabajo entero nos encontramos con una obra que no adolece de la presumible 'blandura' que se puede achacar al escuchar ese primer single y al referirnos a este tipo de música y a un intérprete como Lanz. El álbum emana frescura en todas sus composiciones, comenzando por "Miranova", un comienzo bastante enérgico que marca un nuevo camino en la trayectoria de un autor que hasta la fecha había despuntado en la faceta del piano new age en solitario. "Faces of the Forest" es una calmada composición en dos partes, en un estilo melancólico dominado por el piano de Lanz (de hecho es un rescate del álbum "Nightfall", publicado sólo un año atrás, con un nuevo y seductor tratamiento), llegando acto seguido la comentada "Behind the Waterfall". Tras un pequeño y calmado interludio con "Mountain" llegan dos temas que se salen un poco fuera de la fórmula que parecía iba a dominar el plástico; la explicación es sencilla, y es que son las dos composiciones de Paul Speer en el mismo (junto a la coescritura del tema de inicio, "Miranova"), en un estilo propio, huyendo de la melodía fácil -aunque sin entrar en riesgos excesivos- con un interesante cariz ambiental y duración no tan acortada: "Allegro 985" es de lucimiento para la guitarra de Paul, con una gran atmósfera y percusión, y "Lento 984" se basa en la repetición de una pequeña y dulce tonada con variaciones de los instrumentos o samplers utilizados, de los teclados a las guitarras pasando por los vientos, en una conjunción muy placentera. Volviendo a las canciones melódicas, "Rain Forest" es otro gran acierto de ese estilo algo simple pero absolutamente efectivo, una hermosa cancioncilla de fácil radiodifusión, siguiendo la linea marcada por "Behind the Waterfall". El disco culmina con otro tema más étereo, "First Light", que acaba de evidenciar que la música de David Lanz y Paul Speer es, aparte de agradable, muy visual, tanto como para que "Natural States" y su segundo trabajo, "Desert Vision" -muy similar a éste y también con canciones muy recomendables y recordadas- se crearían dos video-álbumes -dos películas, realmente- con imágenes de la naturaleza dirigidos por un especialista, Jan Nickman, ganador de un premio Emmy, y definido por Lanz y Speer como una fuerza vital para sus trabajos en dúo. De hecho, las músicas creadas por Lanz y Speer fueron sus bandas sonoras). Nickman fue co-fundador de Miramar Images, y las ventas y críticas de las películas fueron buenas, de más de 100.000 copias en el caso de "Natural States". Nickman y Lanz volverían a colaborar dos décadas después (en "Living Temples" y "Sacred Earth"), y mientras tanto el director trabajaría con otros nombres ilustres de la new age como Tangerine Dream ("Canyon Dreams"), James Reynolds ("The Mind's Eye", film pionero en la animación por ordenador), Jonn Serrie, David Arkenstone o Paul Haslinger.
David Lanz es uno de los músicos más identificativos del movimiento New Age, por el estilo de sus composiciones, por la época en la que despuntó y por las inmensas ventas que generaron sus álbumes, una discografía que continúa ofreciendo con energía bien entrado el siglo XXI. Este norteamericano declaró en cierta ocasión: "Lo que he hecho en realidad ha sido realizar mi sueño", y aunque hayan quedado lejos sus grandes éxitos (temas inmortales como "Cristofori's Dream", "Behind the Waterfall" o "Eagle's Path"), no cabe duda de que el sueño sigue vivo, pero ante todo en aquellos antiguos y recordaos trabajos que conviene rescatar de vez en cuando, ya sea en solitario o, como en este caso, junto a su colega Paul Speer.
7 comentarios:
Menudos descubrimientos estoy haciendo con la labor de tu blog. Gracias.
Un saludo desde LaNaveArgos
Me alegro un montón, la verdad es que con este blog quiero compartir con vosotros toda la música que me gusta, y aún queda mucha, ya verás.
Un saludo.
Yo también he descubierto discos míticos de Nuevas Músicas de los que ni había oído hablar, y eso que es un género que nos gusta mucho en casa.
Espero que sigas mucho tiempo por aquí mostrando buena música. Yo tengo el blog escacharrado y estoy jodidísimo ante la idea de tener que mudarme moviendo los artículos de uno en uno. Además, ningún alojamiento de blogs me permite hacer tantas cosas como el que tengo ahora :( :( :(
Saludos.
Tienes razón. hace días que intento entrar y nada de nada, es una pena que tanto trabajo se venga abajo así, ánimo que aunque te cueste trabajo puedes trasladar todo poco a poco (hace unos días casi me ví en esa situación, no me fío ni un pelo). Mientras tanto seguiré por aquí, aparte de que me gusta y aún quiero contar mucho, porque comentarios como los vuestros me animan a ello, gracias.
Aunque tarde como siempre, es un disco que desborda frescura, y vanguardismo (estamos hablando de mediados de los 80). La frescura radica en encontrar una melodía bien conseguida y recrearla una y otra vez, los temas van poco a poco (incluso en los temas más cañeros compuestos por Speer: Alegro y lento, que son todo un contrapunto). De los 9 temas hay 6 soberbios (los otros 3: Montain, Rain forest y First light ya no tanto), pero el disco queda con buena nota
"Behind the Waterfall" es una referencia, por muchos motivos, de las nuevas músicas. Sobre todo en USA, y también en España. Y todo el disco
Lo de tarde como siempre, me refiero a mi comentario, no al disco.
Ya lo suponía, Jaime, si tienes algo que decir más vale tarde que nunca, y tú siempre tienes algo que aportar.
Por cierto, que no he hablado de la portada, más que nada porque es el típico diseño de Narada en esa época, muy cuidado y artístico, aunque luego en los interiores se podían haber estirado un poco más.
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