"Andy Warhol dijo una vez que cada vez más personas se vuelven famosas por un período más corto de tiempo. La precisión de este comentario sobre la cultura popular es, por desgracia, cada vez más evidente. Es alentador, por tanto, ver el surgimiento de artistas serios cuya sustancia no se ajusta a este molde, no son artistas 'de moda', y su trabajo no se evapora tras un fugaz momento de fama desechable". Es el comentario que en el libreto de este álbum se lee sobre Ray Lynch, calificado como un músico meticuloso al detalle y extremadamente emocional. El de Lynch es uno de esos nombres que estarán siempre ligados, ineludiblemente, al polémico término 'música new age' y en general a la música instrumental de finales del siglo XX. Sus méritos para alcanzar una enorme popularidad fueron muchos: melodías atrayentes, pegadizas, ambientes efectistas, instrumentación moderna dentro de un ambiente neoclásico, y una cierta religiosidad plena de esencias antiguas, en definitiva, un compendio único de composición y ejecución que no pasó desapercibido para el público abierto a nuevas sensaciones, entre el que encontró numerosos admiradores. Nacido en 1943 en Utah pero texano de adopción, este teclista y guitarrista encontró su sonido y el éxito mundial en 1986 bajo el extraño título de "Deep breakfast", álbum presentado por una bella portada, un óleo creado por su amigo Kim Prager mientras escuchaba esta inspiradora música.
Si hubiera que otorgar un calificativo a la obra de Lynch bien podría ser 'espiritual', pero esa espiritualidad nos es mostrada de dos maneras distintas aunque hermanas: a través de composiciones atmosféricas de esencia neoclásica, o en una faceta que ha trascendido más al gran público, burbujeante, juguetona y electrónica. Es así como Ray Lynch se convirtió de la noche a la mañana en un músico superventas, y cómo bastantes de sus composiciones han llegado a medios de comunicación en todo el mundo a través de sintonías de anuncios, informativos y concursos. Lynch es en gran parte responsable del éxito de las nuevas músicas en los 80, merced a la difusión y éxito de sus trabajos, pero es curioso comprobar la evolución de su obra desde el claro disco de relajación "The sky of mind", publicado en 1983, a este ejemplo de comercialidad en el que, si bien no renuncia a la misma música relajante y espiritual, la envuelve en complejos juegos de instrumentalidad que le otorgan una falsa y hermosa sencillez. "Deep breakfast" es un disco corto de minutaje, pero muy sólido en cuanto a inspiración e interpretación, la envoltura romántica es tremendamente poderosa, y la conjunción de neoclasicismo con electrónica le llevó a vender más de un millón de copias en EEUU, aunque el camino a seguir no fuera nada fácil: "Deep breakfast" nació en 1984, casi artesanalmente, publicado por Ray Lynch productions, el sello propio de Lynch que ya había distribuído "The sky of mind" el año anterior. La compañía Music West fue la encargada de una nueva distribución, y Windham Hill tomó el testigo cuando desapareció aquella. Lejos de sufrir con este contínuo ir y venir de compañías discográficas, Deep breakfast" se mantuvo a flote con un contínuo flujo de beneficios, lo cual es debido sin duda a la calidad intrínseca de esta obra en la que varios de los curiosos títulos de las canciones provienen de la novela 'The mummery' de Da Free John. Desde los primeros compases del glorioso "Celestial soda pop" se intuye un disco especial, y lo es, en base sobre todo a ese tema histórico y pegadizo, pero también por una coherencia en la que encontramos otras maravillas como "Rhythm in the pews" (graciosa y muy elaborada) o "Tiny geometries" (un final increible para el disco, seguramente la composición con más sentimiento pero a su vez plena de fuerza, para buscar y encontrar la paz interior). "The oh of pleasure" es otra burbujeante tonada llena de emoción, "Falling in the garden" una preciosa miniatura impresionista, pero además "Your feeling shoulders", "Kathleen's song" -dedicada a su esposa- y "Pastorale" no son precisamente canciones de relleno en este trabajo del de Utah. Como evidencia del carácter lúdico de algunas de sus composiciones y de lo bien que perduran con el tiempo, "The Oh of pleasure" fue incluida, muchos años después de su creación, en el videojuego 'Grand Theft Auto IV'. En cuanto a su canción más popular, la comentada "Celestial soda pop", puede entenderse como una crítica jocosa a la cultura pop, un movimiento en el que Ray Lynch entiende que prima el egoismo y el ansia de hacer dinero, y donde la palabra 'éxito' parece definirse como 'acumulación de riqueza': "mi música no es 'de moda' y es imposible para mí pensar en términos de pop". De hecho, y para destacar la distinción, matiza: "El uso de sonidos populares en 'Deep breakfast' y su aceptación comercial no tiene nada que ver con la profundidad y autenticidad del trabajo. Tanto 'Deep breakfast' como 'The sky of mind' han sido sentidos profundamente cuando trabajaba en ellos". A pesar de haber tomado "The sky of mind" como el inicio de su obra de madurez, no seria correcto olvidarse del que fuera realmente el primer trabajo autoeditado por Ray Lynch, "Truth is the only profound", una suerte de manual de autoayuda musicado de manera bellísima, en el que las declamantes voces se complementan con coros, teclados y vientos en una onda meditativa con vestigios de música antigua.
Si hubiera que otorgar un calificativo a la obra de Lynch bien podría ser 'espiritual', pero esa espiritualidad nos es mostrada de dos maneras distintas aunque hermanas: a través de composiciones atmosféricas de esencia neoclásica, o en una faceta que ha trascendido más al gran público, burbujeante, juguetona y electrónica. Es así como Ray Lynch se convirtió de la noche a la mañana en un músico superventas, y cómo bastantes de sus composiciones han llegado a medios de comunicación en todo el mundo a través de sintonías de anuncios, informativos y concursos. Lynch es en gran parte responsable del éxito de las nuevas músicas en los 80, merced a la difusión y éxito de sus trabajos, pero es curioso comprobar la evolución de su obra desde el claro disco de relajación "The sky of mind", publicado en 1983, a este ejemplo de comercialidad en el que, si bien no renuncia a la misma música relajante y espiritual, la envuelve en complejos juegos de instrumentalidad que le otorgan una falsa y hermosa sencillez. "Deep breakfast" es un disco corto de minutaje, pero muy sólido en cuanto a inspiración e interpretación, la envoltura romántica es tremendamente poderosa, y la conjunción de neoclasicismo con electrónica le llevó a vender más de un millón de copias en EEUU, aunque el camino a seguir no fuera nada fácil: "Deep breakfast" nació en 1984, casi artesanalmente, publicado por Ray Lynch productions, el sello propio de Lynch que ya había distribuído "The sky of mind" el año anterior. La compañía Music West fue la encargada de una nueva distribución, y Windham Hill tomó el testigo cuando desapareció aquella. Lejos de sufrir con este contínuo ir y venir de compañías discográficas, Deep breakfast" se mantuvo a flote con un contínuo flujo de beneficios, lo cual es debido sin duda a la calidad intrínseca de esta obra en la que varios de los curiosos títulos de las canciones provienen de la novela 'The mummery' de Da Free John. Desde los primeros compases del glorioso "Celestial soda pop" se intuye un disco especial, y lo es, en base sobre todo a ese tema histórico y pegadizo, pero también por una coherencia en la que encontramos otras maravillas como "Rhythm in the pews" (graciosa y muy elaborada) o "Tiny geometries" (un final increible para el disco, seguramente la composición con más sentimiento pero a su vez plena de fuerza, para buscar y encontrar la paz interior). "The oh of pleasure" es otra burbujeante tonada llena de emoción, "Falling in the garden" una preciosa miniatura impresionista, pero además "Your feeling shoulders", "Kathleen's song" -dedicada a su esposa- y "Pastorale" no son precisamente canciones de relleno en este trabajo del de Utah. Como evidencia del carácter lúdico de algunas de sus composiciones y de lo bien que perduran con el tiempo, "The Oh of pleasure" fue incluida, muchos años después de su creación, en el videojuego 'Grand Theft Auto IV'. En cuanto a su canción más popular, la comentada "Celestial soda pop", puede entenderse como una crítica jocosa a la cultura pop, un movimiento en el que Ray Lynch entiende que prima el egoismo y el ansia de hacer dinero, y donde la palabra 'éxito' parece definirse como 'acumulación de riqueza': "mi música no es 'de moda' y es imposible para mí pensar en términos de pop". De hecho, y para destacar la distinción, matiza: "El uso de sonidos populares en 'Deep breakfast' y su aceptación comercial no tiene nada que ver con la profundidad y autenticidad del trabajo. Tanto 'Deep breakfast' como 'The sky of mind' han sido sentidos profundamente cuando trabajaba en ellos". A pesar de haber tomado "The sky of mind" como el inicio de su obra de madurez, no seria correcto olvidarse del que fuera realmente el primer trabajo autoeditado por Ray Lynch, "Truth is the only profound", una suerte de manual de autoayuda musicado de manera bellísima, en el que las declamantes voces se complementan con coros, teclados y vientos en una onda meditativa con vestigios de música antigua.
"Cuando cumplí 12 años, le pedí a mis padres una guitarra clásica y, poco después, escuché una grabación de Andrés Segovia que me conmovió, incluso hasta las lágrimas". Años después, Lynch tomó clases de guitarra clásica en Barcelona con Eduardo Sáinz de la Maza durante tres años, e influenciado por este compositor burgalés, acabó estudiando composición en la Universidad de Texas, para poder realizar su sueño y lo que le iba a dar sentido a su vida: "siento que he nacido con el impulso básico de hacer música". Aparte de sus teclados y guitarras, los acompañamientos de instrumentos de viento y cuerda que hacen tan completas sus composiciones los deja en manos de grandes virtuosos como Beverly O'Mahony a la flauta o Ron Strauss en la viola. Devoto del gurú espiritual Bhagavan Adi Da Samrai, esa influencia oriental hace de su trabajo más universal, y bien entrados en el siglo XXI se le echa de menos en el panorama de las Nuevas Músicas.
3 comentarios:
Ajá, clásico donde los haya dentro del género. Celestial soda pop es uno de esos temas que casi todo el mundo habrá escuchado alguna vez aunque no sepa de dónde proviene.
A ver si me pongo las pilas y comento discos de estos en mi blog :)
Ya he visto que has hablado de "Natural states" en tu blog, pero no lo he leído para no influenciarme, ya que muy pronto pondré yo también ese disco.
En cuanto a "Deep breakfast", fue de lo primero que escuché de new age, así que le tengo un cariño inmenso, y "No blue thing" está a la misma altura, no tardaré en hablar de él también.
Pues sólo tenemos en casa Deep, aunque he escuchado temas de otros y son igualmente bonitos. Aaaah, hay tanta música y tan poco tiempo :P
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