Desde comienzos de la década de los 90, el estilo conocido como ethno-techno fue considerado como una manera en bastantes ocasiones muy digna y perfectamente audible de entrelazar las raíces culturales de determinados pueblos no occidentales con la cultura de baile y de rave occidental, dualidad presentada en la mayoría de las ocasiones en un suave envoltorio de rock y pop, originando una multiculturalidad que en casos como los de Deep Forest, Asian Dub Foundation, Banco de Gaia o Afro Celt Sound System ha logrado un extraordinario y merecido éxito popular. Transglobal Underground, banda británica liderada por Tim Whelan y Hamilton Lee, también exploraba por esos caminos desde antes de 1993 (cuando publicaron su primer álbum, "Dream of 100 nations"), con la presencia de una singular vocalista llamada Natacha Atlas en sus primeros discos, una voluptuosa joven que muy pronto iba a convertirse en diva de lo exótico.
Natacha Atlas es un collage viviente de culturas e influencias. Nacida en Bélgica de padre egipcio y madre inglesa, y criada en Londres, en sus viajes a Egipto y Grecia se dejó influir por las músicas de aquellas culturas, en las que también hubo pioneros con atisbos electrónicos, como el egipcio Omar Khorshid, anticipo de nuevos sonidos en la música árabe. Su llegada a Transglobal Underground vino precedida de varias colaboraciones con el bajista Jah Wobble y el guitarrista Daniel Ash, pero en el conjunto londinense encontró la llave de su carrera futura, cuyo rumbo en solitario empezó con "Diaspora" en 1995, publicado por el mismo multicultural sello que publicaba a los Transglobal Underground, Nation Records. No es baladí que en la elegante portada de este trabajo -así como en el videoclip de su canción principal- aparezca vestida como una moderna Cleopatra, pues con su música intenta unificar oriente y occidente, como la gobernante egipcia quiso hacerlo culturalmente antes del nacimiento de Cristo. Nueve canciones en árabe y tres versiones remezcladas de las mismas pueblan el disco, composiciones de Natacha Atlas, Count Dubulah, Hamid ManTu y Attiah Ahlan, con alguna incorporación de Neil Sparkes o Larry Whelan, pero con la cantante en el corazón de cada uno de los temas. "Iskanderia" era el primero de ellos, una intro que es ya una inmersión eficaz en el mundo árabe, una fiesta que nos proporciona ritmos y sabores de mundos exóticos. "Leysh nat' arak" fue la canción más importante y radiada del álbum, un pegadizo y rotundo segundo sencillo que llama a la paz entre los pueblos, pues está inspirada en los tristes conflictos étnicos y religiosos de países como Israel, Palestina, Irak o Yugoslavia. Natacha busca además respuestas sobre la emigración de su familia hacia Bélgica. El primer sencillo y anticipo del disco en 1994 fue, sin embargo, la última de las canciones propiamente dichas, un buen broche final titulado "Dub yalil", canto de de amor a Allah y a un islamismo que Natacha comenzaba a profesar y que demostraba con la inclusión a comienzo de la canción de una llamada a la oración sobre ritmos dub y trip hop, de manera algo más adormecedora que en cortes anteriores, por ejemplo en "Diaspora", con su gran comienzo ambiental sobre el que se asienta con dulzura la voz de Natacha, complementada con otra masculina, de Neil Sparkes, que eleva las prestaciones de la pieza hacia ese terreno cercano al trip hop tan adictivo, el de una gran canción, subyugante, que ni siquiera fue single del disco. Sí lo fueron, concretamente tercer y cuarto sencillos, "Duden" (intento suave y envolvente de construcción con asomos modernos de ethno beat e incluso new age en una instrumentación que incluye violín, y profundidad en el melifluo tratamiento vocal, con un resultado fabuloso, como lo es realmente todo el trabajo) y "Yalla chant" (más rítmica y bailable -ella también ejecuta en sus directos bailes de bellydance, la popular danza del vientre-, que se deja escuchar con interés aunque no provengas de la península arábiga). Entretanto, "Alhambra part 1" es una especie de puente instrumental donde se aúnan clarinete y oud (ese laúd árabe que aporta un sonido identificativo al trabajo), y "Feres" y "Fun does not exist" son otras dos canciones de gran instrumentación y tratamientos avanzados de la temática árabe, con melodías acertadas y penetrantes, y resultados que incitan al movimiento. Para completar el disco, remixes de "Iskanderia", "Diaspora" y "Fun does not exist". Aunque Natacha no se adentra especialmente en el erotismo oriental, sí que rezuma pasión y sensualidad en sus interpretaciones, y en su directo, más serio que el de Transglobal Underground (calificado como extravagante y dramático), ella acostumbra a llevar un vestuario acorde con la música árabe, incluso ejecutando movimientos de la mencionada danza del vientre. "Con Transglobal el público que venía a vernos era básicamente rock -decía-. En mi carrera en solitario he llegado a otro tipo de público, que podemos definir como menos convencional".
"Un brillante encuentro entre la música norteafricana y los sonidos de baile de Occidente a cargo de la cantante de Transglobal Underground", afirmaba su compañía discográfica, en esa Inglaterra que acogió unas fusiones soberbias de tradición asiática y árabe con música dance, acercándose también al raï y al sonido bhangra. Como productores, su propio grupo afirmaba en su web que "Diaspora" es más o menos un álbum no oficial de Transglobal Underground, basado en la formación en vivo de la época, con el protagonismo especial de Neil Sparkes y Larry Whelan. Esta producción atrevida se mantuvo en parte dos años después en "Halim" (más interesado en las raíces árabes -inspirado, de hecho, en el cantante egipcio Abdel Halim Hafez-) y posteriormente en el despegue internacional definitivo, en 1999, con "Gedida", para irse diluyendo con "Ayeshteni", ser testimonial (solamente un tema, "Janamaan") en 2003 en "Something dangerous" y algo más activa en 2006 con "Mish maoul", cuando Neil Sparkes y Nick Page -con el pseudónimo de Count Dubulah- se hacían llamar Temple of Sound. A partir de ahí, como ya había sucedido en sus últimos trabajos hasta la fecha, Natacha ha continuado su exitosa carrera hasta la actualidad con un nutrido número de productores, incluida ella misma.
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