Si en lo musical recuerda por algo el público el apellido Eno, es especialmente unido al nombre de Brian, por el atrevimiento, la innovación y la trascendencia que supuso la trayectoria de este multiartista, desde su paso por Roxy Music a sus colaboraciones con multitud de artistas de renombre, y por supuesto su obra en solitario. Brian Eno no es sin embargo el único músico de la familia, de hecho no le andan lejanos los méritos de su hermano Roger, once años más pequeño que Brian, que comenzó su andadura musical en una gran obra en colaboración con su propio hermano y con el productor Daniel Lanois, "Apollo: Atmospheres and soundtracks". Corría el año 1983, y ese enorme bautismo musical fue el comienzo de una larga carrera plena de interés, y es que Roger Eno es otro de esos artistas limítrofes, que se asoman indistintamente por varios frentes del panorama musical con una capacidad de creación libérrima. Lo mismo asombra con un estilo ambiental, como por un desparpajo inusual acercándose a la música de cámara, o con canciones englobadas en un pop avanzado, reflejo todos ellos de gloriosas inquietudes derivadas de ídolos varios, pero esencialmente del encuentro en la adolescencia con la obra de Erik Satie: "Sus trabajos esqueléticos y escasos me mostraron que no se necesita una inmensa técnica académica para escribir música hermosa".
Como Mike Oldfield cuando grabó las primeras demos de "Tubular bells", Roger comenzó a experimentar ensamblando sonidos y melodías con una vieja cassette que le había cedido su hermano Brian. Aparcando por el momento esas ideas primigenias, sus pasos avanzaron por pequeños proyectos de folk, jazz o incluso punk, y acabaron posándose en el campo de la musicoterapia. En efecto, en la época en la que colaboró con su hermano y con Daniel Lanois en "Apollo: Atmospheres and soundtracks", Roger estaba dedicado a esta disciplina en un hospital psiquiátrico. Enseguida llegó "Voices", que se apoyaba en cierto modo en esa labor terapéutica, y que contaba así mismo con la producción de Lanois, que quiso apoyar así al otro Eno, en el que veía grandes posibilidades. Publicado por Editions EG en 1985 (con un primer prensaje en CD en 1990), "Voices" es un trabajo relajante, de corte atmosférico muy parecido a lo que en esa época comenzaban a presentar Tim Story, Raphael o Harold Budd, sin olvidar al propio Brian Eno, que con su "Ambient 1: Music for airports" inauguró toda una denominación, continuada con presteza en otras muestras de su arte como "Ambient 4: On land". Una encantadora melodiosidad envuelve el resultado, once composiciones cortas de lo que algunos han calificado como piano meditativo, muy sencillas y nada presuntuosas, pero plenas de un romanticismo que engancha sin remedio, ahondando en la idea de 'deriva', una evasión mental que incluye todo lo que rodea al compositor, como caminar o ir en bicicleta (una banda sonora de su vida, realmente), dejando que esos momentos -esas 'voces' en el tiempo- sean parte de la inspiración de un álbum concebido como "una colección de ideas estrechamente relacionadas, elementos que concurren entre sí y, por lo tanto, crean un todo". El todo es sencillamente divino desde el comienzo, "Through the blue", sin duda una atmósfera muy destacada, atrayente, de aparente sencillez pero trabajada en su estructura de ambiente de fondo, melodía al piano y aderezos complementarios. La música se prolonga en el espacio, difuminando las nubes en atmósferas relajadas como "A paler sky", una nueva pieza sencilla, repetitiva, capaz de aflorar recuerdos, que Roger podría haber prolongado más en el tiempo (mucho más, de hecho); en efecto, qué fácil sería alargar esas gratas melodías y conformar el trabajo con sólo cuatro o cinco de ellas, pero este músico propone sus construcciones en duraciones de entre 3 y 4 minutos, en un alarde de rectitud y dignidad. "Evening tango" tiene menos poesía, pero la misma fuerza y seguridad. Las escasas notas con las que este artista construye puentes en el aire, beben especialmente de las fuentes impresionistas personificadas en el mencionado Satie, y con menos carga ambiental, "Recalling winter" es un claro deudo del francés. No hace falta escarbar mucho para notar la influencia de este eminente compositor en toda la obra, especialmente visible en composiciones como ésta, o en "Reflections on I.K.B.", otro remedo del autor de las célebres 'Gymnopédies', aquí con fondo flotante. A continuación, "Voices" es el segundo corte importante del disco, una onírica preciosidad que te lleva volando, entre las nubes, allá donde desees, y que lamentablemente dura poco más de dos minutos que se pasan, precisamente, volando. "The old dance" es otra pieza flotante, muy en la onda que pulula entre la new age y la banda sonora, que como indica su título posee un toque de folclore antiguo, muy druídico. No hay que estar muy atento para ver la sencillez de un disco sin excesivas pretensiones pero un poderoso espíritu, que provoca algo subliminal en el oyente dispuesto. En su tramo final siguen conviviendo esas líneas de teclado elementales, ingenuas, que parecen espontáneas, casi improvisadas, como "A place in the wilderness", "The day after" (variación aún mas sencilla de "Voices") o "At the water's edge", secuencia que bien podría pertenecer a los discos seminales de su hermano Brian. El final, "Grey promenade", es un desasosegante tema de piano algo más desarrollado, de este autor que prefiere atmósferas a imágenes, poemas perfectos en su simplicidad que novelas extensas con tramas diversas en las que el público puede perder la idea original, la chispa de la que nació la obra.
Posiblemente sea en las músicas de Tim Story y de Roger Eno donde mejor se respira la ingravidez de la música ambiental con alta presencia melódica, el sentimiento de estar flotando durante la escucha de unas composiciones impolutas y de relajante intensidad. Es definitivamente el triunfo de la sencillez, y "Voices" es una etérea delicia para relajarse y disfrutar de un sonido sin sobresaltos, aunque posiblemente demasiado poco profundo para los que quieren encontrar animados incentivos en la música. Si estos últimos no escarban en la obra futura de Roger Eno se perderán otras estimulantes facetas de este compositor que, en vivo, utiliza otros tipos de arte en relación con su música, especialmente instalaciones visuales que acrecentan su poder hipnótico, con ciertos elementos musicales azarosos grabados previamente, que mantienen atento al espectador. Y los que disfrutan con un relajante paseo dejándose acariciar por la brisa y contemplando bien las nubes o bien las estrellas, pues los horarios no importan en la felicidad, estarán etérnamente agradecidos al pequeño de los Eno por trabajos tan esenciales como este "Voices".
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3 comentarios:
Una verdadera maravilla de álbum. Por alguna razón, aparte de a Tim Story, me recuerda a Medwyn Goodall.
Sí, Goodall podría entrar en el saco, aunque no le tengo en tan alta estima como a los otros mencionados.
Por otro lado, como dices, una maravilla de disco.
Lost in translation de Roger Eno, ¡ya!
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