21.7.07

STEPHEN CAUDEL:
"Wine Dark Sea"

Tras esa bucólica portada, acechada por un cielo rojizo que no presagiaba nada bueno para el conjunto de factores que hicieron posible el disco, nos encontramos con un trabajo de culto, uno de esos álbumes que lamentablemente están descatalogados, difíciles de conseguir de forma original salvo por la casualidad de la segunda mano. El paisaje de cielo infernal -aun así precioso- es el que le tocó en suerte a Stephen Caudel en una primera colección de diez discos calificados como new age, pertenecientes a la serie Landscape (eso mismo, 'paisaje') de la compañía inglesa Coda Records, creada por Nick Austin como respuesta europea a las grandes firmas americanas de esa new age en alza, encabezadas por Windham Hill. Por causas difícilmente evaluables, y a pesar de la indiscutible calidad de algunas de las referencias, entre las que podíamos encontrar nombres ilustres como los de Rick Wakeman o Tom Newman, y otros prometedores como John Themis, Dashiell Rae o Claire Hamill, CODA Records dejó de editar discos en un corto margen de tiempo y Nick Austin centró sus esfuerzos en la televisión por cable, y posteriormente en el Canal 4 británico, con un canal llamado The Landscape Channel, para derivar en una programación por internet donde se siguen ofreciendo alternativas musicales (clásica, new age, jazz...) pero con acompañamiento visual. Lejos de cualquier reproche, y aunque todo quedara en un puñado de discos encuadrados en la 'new age' por una parte y en el jazz por otro, hay que agradecer a Austin que pudieran llegar hasta nosotros trabajos como "Wine Dark Sea".

Stephen Caudel, un inglés enamorado desde pequeño del rock sinfónico de bandas legendarias como ELP, Yes o Génesis, así como de compositores clásicos como Gustav Mahler o Richard Wagner, se preparó a conciencia con estudios musicales avanzados en Leeds (donde también entró en contacto con el mundo del jazz) para poder emular a sus ídolos, pero a pesar de su interesante comienzo con este disco, su nombre a partir de ahí ha trascendido de manera escasa, pudiendo encontrar pocas referencias más en su discografía (otra de ellas, la aconsejable "Bow of Burning Gold", también en CODA Records). Sin embargo "Wine Dark Sea" tuvo una cierta relevancia en el momento de su publicación (1986), ya que fue difundido de manera grandilocuente como la nueva panacea del rock sinfónico en su vertiente multiinstrumentista y orquestal. En definitiva, teniendo en cuenta que unas esplendorosas guitarras conducen el conjunto con mano sabia, se nos estaba vendiendo un nuevo "Tubular Bells", y aunque nada tenga que ver este buen disco con la magna obra de Mike Oldfield, bien es cierto que el ardid era consecuente no sólo con ese carácter de clasicismo rock sino además con la colaboración de Tom Newman como ingeniero de sonido, amén de la construcción del disco en dos partes de más de veinte minutos cada una. La historia de la partitura orquestal de "Wine Dark Sea" es unos años anterior a la publicación del disco, ya que fue estrenada en 1983 en Londres, en el London's Victoria Palace, con la Wren Orchestra conducida por Louis Clark (ex de ELO y creador de la fórmula superventas "Hooked on Classics"). Esta premier fue grabada por Capital Radio y difundida dos veces en su 'Friday Night Rock Show', presentado por Alan Freeman. Pero aparte de comparaciones y pomposos estrenos, ¿qué nos ofrecía el disco que fue grabado en el estudio sin tanto aporte orquestal? Basado en 'La odisea' de Homero cuenta, en palabras del propio Caudel, "la historia de los esfuerzos del hombre para descubrir su propio destino". Añadía además: "Mi primer objetivo al escribir música es llegar a las emociones del oyente, elevar su corazón y su alma por encima de las trivialidades de nuestra existencia cotidiana y llevarlos a un mundo de maravillas y magia". Unas cuantas melodías de calidad sabiamente alternadas y convenientemente aderezadas son la base de las dos largas composiciones de que consta el trabajo, y son las guitarras los instrumentos que acaparan casi todo el protagonismo del mismo (junto a teclados, bajo y batería), alternando estados alterados con otros más calmados, en una segura metáfora de la condición humana. Este periplo homérico se descompone en dos partes, un viaje de ida y otro de vuelta, que a su vez, en la primera edición del álbum, estaba formado por 6 y 7 temas cortos (aunque sin separación), respectivamente. La cara A la ocupaba "The Outward Journey": Al contrario que en "Tubular Bells", el motivo repetitivo de inicio aquí es de guitarra, y sobre él se alzan otras cuerdas y teclados en un tono triunfal ("Anticipation"). El bajo, junto a breves notas de metales, da paso a otra guitarra enaltecedora, que va ejecutando variaciones de su melodía en "Out to Sea", al final junto a una potente eléctrica. En "Moving On" se repite un "A Dream (Part I)" es decididamente aventurera, un pasaje aguerrido dominado por vientos y batería, para la guitarra acústica llamar al reposo en un poderoso momento interior. A continuación regresa de nuevo el tema de aventura ("A Dream (Part II)") para inevitablemente volver a la calma. Otra bella melodía a las seis cuerdas se implanta en "The Battle", de gran epicidad en el camino del héroe hacia su destino. Unas campanas le acompañan hacia su final y la eléctrica y la batería vuelven a unirse en un alarde de fuerza y heroicidad. En la cara B, se instalaba "The Return Journey": Guitarras dobladas y bajo nos reciben ("Sail Upon the Wind") junto a tímidos vientos. En "Island Feast" entra otra melodía que enseguida endurece su carga rítmica para volverse decididamente épica, recordando a leitmotivs de películas hollywoodienses de espada y brujería, demostrando a su vez las capacidades melódicas del autor. Cuerdas serenas aparecen en "Free Spirit" para compensar, en un instante melancólico, ayudado por los teclados. Con "Daybreak" continúa la vertiente melancólica con variación en la melodía, para en "The Force" volver a mostrar otro momento espectacular a la eléctrica, con su interludio de meditativa acústica, otro pasaje importante de la obra. Los metales elevan su fanfarria en "Time of Reckoning", a partir de donde se van sucediendo paisajes alternados (algunas revisiones de melodías anteriores) de calma y tormenta, con guitarras acústicas y eléctricas ofreciendo una especie de resumen final de la aventura ("Returning Home"). Con momentos ciertamente espectaculares, "Wine Dark Sea" es un enorme periplo mayormente acústico por tierras legendarias, un disco tal vez incomprendido y de un olvido injusto, el poder de las seis cuerdas se deja notar desde el primer segundo de la obra, el viaje descrito en la misma no podría encontrar un mejor tratamiento que esta suerte de sinfonía folclórico-clásica con grandes instantes evocadores. Como no todo van a ser laureles, comentar que el final es mejorable, y que tal vez no goce de una producción sobresaliente (a pesar de Tom Newman, parece que fuera acabado con algunas prisas), puede que los empalmes entre melodías estén forzados en varias ocasiones (Caudel debería haber pensado en dividir la obra físicamente en cuatro o cinco cortes) pero es un producto atractivo, que no ha pasado de moda, con guitarreos interesantes y digno, por su calidad, de una reedición. A su vez, en la gira que le siguió, sus interpretaciones en directo tuvieron que ser espléndidas, dignas de ser vistas. En 2022, treinta y seis años después de la publicación del álbum y casi cuarenta desde su interpretación en vivo, Caudel publicó en su sello, Dark Sea Records, la esperada continuación de la obra, "Return to Wine Dark Sea", realmente una especie de revisitación con orquestaciones ('A Guitar Symphony', añadía) y algo de nuevo material. Su autor afirmaba: "Ha sido un desafío enorme pero que ha valido la pena. Esta nueva grabación ahora me brinda el privilegio de escuchar el trabajo exactamente como lo pretendía originalmente, con el poder emotivo y los matices que siempre quise escuchar".

Lamentablemente, y aunque el libreto del CD ofrezca un interesante catálogo de las diez primeras referencias del sello en esta categoría de música new age (es muy difícil encontrar información sobre la siguiente remesa, que constaba de otras diez), con un comentario de cada una además de la fotografía del artista en cuestión, la información de que carece totalmente es el siempre interesante listado detallado de los instrumentos utilizados (sólo se menciona la interpretación de bajo, guitarras y teclados por parte de Caudel), músicos invitados en el mismo y demás detalles de la grabación, encontrándonos, eso sí, con una página de presentación de Nick Austin hablando de la historia de la new age y las excelencias de esta serie Landscape que pretendía vender, sin duda, con amor y dedicación. "Wine Dark Sea" no es "Tubular Bells" y Stephen Caudel, aunque ha presentado otros productos válidos y asequibles (especialmente el titulado "Bow of Burning Gold", otra pequeña joya con el espíritu de "Wine Dark Sea"), no ha acabado de demostrar una valía que se le presuponía en los 80 (probablemente, tras el cierre de Coda, no tuviera mayores oportunidades en este difícil mundillo), pero al menos aquí nos queda esta odisea homérica, cuya escucha atenta y tranquila es una experiencia espectacular para cualquier amante de la música. De pocas suites se puede decir que sean tan redondas y completas como ésta, que compaginen una composición tan acertada con una interpretación de lujo, que en su escucha se crucen pasiones con leyendas, y se vea inundada de sentimientos épicos de alcance, los de un largo e inolvidable viaje, lleno de aventuras y experiencias vitales.





4 comentarios:

Anónimo dijo...

Telemadrid, en sus comienzos, cuando era una cadena no comercial, tiraba mucho de este sello en sus series de video música e imágenes, naturaleza, nueva era, con Tom Newman, Tim Cross (Mike Oldfield group), etc cuando era una cadena no comercial, a finales de los 80, y a primeros de los 90.

Pepe dijo...

Por lo tanto, Jaime, esa idea de la que hablas en Telemadrid se acercaba mucho a la de Landscapetv, del amigo Austin.

Cambiando de tema he de mencionar que un amigo del blog, de nombre Alvaro, se ha puesto en contacto conmigo para ampliar la información sobre Caudel y la serie Landscape de Coda, de la que yo creía que sólo había 10 referencias. Él posee el CD "Bow of burning gold" de Caudel, el número 17 de la colección, información que acabo de corregir debidamente en el comentario de "Wine dark sea". He podido rastrear hasta una referencia 18, pero no puedo ir más allá por ahora. Mil gracias, Álvaro.

Anónimo dijo...

Muchas gracias por tu interesante exposición acerca de este maravilloso disco, 'Wine Dark Sea'. He aprendido muchas cosas sobre un disco que marcó etapas de mi vida. Soy un fanático de Mike Oldfield y me parece este disco suficientemente distinto en estilo como para darle a Stephen Caudel una medalla de originalidad. Una pena lo que pasó con Coda, pero de alguna forma su filosofía de "perdedores" ya venía reflejada en una frase que incluían en la portada de todos sus discos. Nos ha quedado lo importante: la música. No sé si conoces 'Heartbeat' de Michael Chapman. Mucho más rock, pero casi tan maravilloso como esta obra, y también una metáfora del transcurso de la vida. Encantado, y gracias por todo.

Javi.

Anónimo dijo...

Una corrección (autocorrección)y una aclaración: no era la portada, sino la contraportada de los discos. Segundo, 'Heartbeat' de Michael Chapman es (era) también del sello de Coda.

Javi.