La que ahora conocemos como Michael Nyman Band comenzó siendo un grupo de teatro al que había que ponerle música, así se convirtió Nyman en compositor, por la necesidad. Él se veía como un pianista de rock&roll frustrado, así que su estilo es muy particular por su herencia fallida, su interés en la ópera, en el minimalismo americano, y por su forma de afrontar y modificar la estructura de piezas clásicas como su "In re Don Giovanni" basado en Mozart. Esta renovación de lo antiguo con una rebelde falta de rigor formal, además de acabar acarreándole algunas malas críticas por su continuo préstamo de ideas ajenas, interesó definitivamente a Peter Greenaway, que tenía una visión especial del proceso de incluir la música en sus películas. Aparte de la musicación de varios de sus cortometrajes, Nyman compuso la música de los primeros largos de Greenaway desde su debut en este género en 1980 con "The Falls", cuya banda sonora se inspira en parte -al igual que la de "Drowning by Numbers"- en el movimiento lento de la 'Sinfonía concertante para violín, viola y orquesta' de Mozart. "The Draughtsman’s Contract" fue su gran espaldarazo, un trabajo redondo y monumental basado en la obra del compositor británico Henry Purcell, que cobra otra dimensión cuando Nyman le otorga su particular toque minimalista. En 1989, un año después de otra enorme partitura, la de "Drowning by Numbers", Greenaway realizó "The Cook, the Thief, his Wife and her Lover" ('El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante'), drama ambientado en un restaurante, con la habitual y exagerada manera de rodar escenas crudas y explícitas por parte del director galés.
En "The Cook, the Thief, his Wife and her Lover", publicado por Venture (filial de Virgin Records) en 1989, Michael Nyman volvió a acertar con su música directa, aunque tal vez más dramática que las anteriores, no tan completa como aquellas, echándose de menos (al menos en el disco) alguna pieza movida que rompa la gravedad e invite al movimiento. Su punto fuerte, verdadero acierto del plástico, una pieza emblemática titulada "Memorial", partitura basada en un pasaje del “King Arthur” ('What Power Art Thou') de -una vez más- Purcell. En 1985 Nyman había musicado "A Zed & Two Noughts", una banda sonora adictiva, curiosamente olvidada a pesar de grandes momentos como "Angelfish Decay" (y su gemela "L'escargot") o "Vermeer's Wife", y es chocante la capacidad de reinterpretacion del británico, pues varias de las piezas parecen bocetos posteriormente asidos en nuevos tratamientos, especialmente "Time Lapse" y "Lady in the Red Hat", prototipos del "Memorial" aquí tratado, una partitura cuyo verdadero origen y esencia dramática conecta especialmente con el mundo del fútbol, del que Nyman es seguidor, especialmente de los Queen's Park Rangers. Como buen hincha británico, la desazón sentida por la tragedia del 29 de mayo de 1985 en el estadio Heysel de Bruselas (cuando 39 aficionados -32 de ellos italianos- murieron en los prolegómenos de la final de la Copa de Europa entre el Liverpool y la Juventus de Turín, por culpa de una avalancha), le hizo dedicar esta enorme pieza a la memoria de esas víctimas de la parte más radical y estúpida del 'deporte rey' (gratísimo es su rescate, además, en el álbum de 1996 inspirado en el fútbol "After Extra Time"). Dejando de lado ese impacto global, otros proyectos retuvieron esa pieza hasta finales de década, especialmente "And do They do / Zoo Caprices" (de primera parte excitante, de generoso ardor y movimiento, más difícil la segunda, un solo de violín basado en la anterior "A Zed & Two Noughts"), "The Man Who Mistook his Wife for a Hat" (ópera entretenida, con variaciones musicales agradecidas) y una espectacular obra coral, "Out of the Ruins", uno de los trabajos más sobresalientes del inglés. Además, los soundtracks para Greenaway: "Drowning by Numbers", el boceto de "Prospero's Books" que significó "La traversée de Paris" (música compuesta por Nyman para la exposición que celebraba el segundo centenario de la Revolución Francesa), y "The Cook, the Thief, his Wife and her Lover", un nuevo trabajo por momentos excepcional, donde parece que el británico sepa transmitir cada vez más y mejor lo que exigen las imágenes. Esto no implica que esta banda sonora sea mejor que las anteriores (difíciles de superar, realmente), sino que sus composiciones son más estudiadas, tal vez menos viscerales. De inicio, y a diferencia de sus anteriores trabajos de este tipo, presenta muy pocas composiciones, sólo cinco, dos de las cuales duran más de diez minutos. Como ya se ha mencionado, "Memorial" es un gran comienzo, pieza animosa y de arreglos altivos con varios cambios de registro, en la que la marca Nyman está totalmente presente y permite que esta composición no sólo encaje perfectamente en la película, sino que pueda ser escuchada aparte sin perder un ápice de intensidad. Esta dualidad se da gracias a la capacidad melódica de su música que continúa en "Miserere Paraphrase", lacrimoso dueto entre el piano de Nyman y el violín de Alexander Balanescu, complementado al final del disco con su versión coral, titulada simplemente "Miserere", más de once minutos que aportan una correcta intensidad pero que se alejan de las músicas ágiles de sus anteriores trabajos para cine. Precisamente "Book Depository" es la pieza más cercana a aquellos, un ambiente repetitivo a ritmo de vals en el que el espacio se llena de cuerdas y vientos de manera envolvente, mágica. "Coupling" intenta mantener su fuerza, y no se trata de un mal intento, de hecho el tema va creciendo durante su desarrollo. Sin embargo, se echan en falta más composiciones con garra en este, por supuesto, buen trabajo del compositor de "The Draughtsman's Contract", que volvería a la carga muy pronto con "Prospero's Books", su última colaboración con Greenaway.
Entre la pléyade de nombres que alumbraron con intensidad el movimiento minimalista de los años 70 y 80 (si bien acabó renegando de esa denominación creada por él mismo, prefiriendo el término 'música repetitiva'), el de Michael Nyman es de vital importancia, y la de 'El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante' es otra de sus partituras recordadas, con momentos excitantes donde cada instrumento aporta un delicioso contraste de sonidos y colores, saxofones, violonchelo, clarinete, contrabajo, flauta, trombón, trompeta, violines, violas, y por supuesto el piano de Michael y las voces. Piezas como "Memorial" demuestran una frase de ese Nyman despechado, que tras su ruptura laboral con Peter Greenaway decía "mi música funciona por sí misma, sus imágenes no". Mucha razón tenía Michael, sus discos se podían escuchar y disfrutar sin ver las películas implicadas, pero cada uno de aquellos atrevidos films del director galés necesitaban sin remedio las partituras de su entonces amigo británico. Mientras otros compositores minimalistas tienden a la uniformidad, dice Nyman, "a mí me gusta la ruptura, la interrupción, la velocidad", una constante tensión que queda reflejada en obras como ésta, de un músico conocido y reconocido, pero no tanto como cuando, cuatro años después, se convertiría en un compositor tremendamente famoso por la reconocidísima banda sonora de la película "The Piano".
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3 comentarios:
¡Qué interesante! Muy buen artículo
Me ha encantado el comentario de Michael Nyman de "mi música funciona por sí misma, sus imágenes no" respecto al cine de Peter Greenaway. Me tragué en su época la casi todas las películas de Greenaway y he de decir que me parecieron un truño. De grandes dimensiones, además. Y lo dice alguienn que en esa época (universitaria) era rata de cineclub y veía absolutamente de todo. Pero la frontera entre la vanguardia y la tomadura de pelo es muy fina. Me faltaba por ver "El vientre del arquitecto", con música no de Nyman pero sí de otro grande, Win Mertens. La vi el mes pasado y me pareció otro truño infumable.
En una entrevista a Nyman en el programa de radio "Diálogos 3" le oí decir que para que una banda sonora tenga éxito no basta con que la música sea buena, sino que la película ha de tener éxito también. Explicaba así que el gran público lo hubiera descubierto a raiz de su banda sonora para "El Piano", aún teniendo a sus espaldas una buena cantidad de estupendas bandas sonoras.
Si no sales en los medios, no existes.
Gracias a ambos.
Yo musicalmente prefiero al Nyman de Greenaway que al posterior a El Piano, aunque también tiene grandes partituras. Eso sí, sobre las películas estoy absolutamente de acuerdo, son infumables!!!
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