Aunque prácticamente naciera con el siglo XX, si anteponemos las características musicales (primordialmente vocales), el campo de la performance -que engloba diversas disciplinas artísticas en una suerte de visión conjunta del compositor- atrajo, especialmente en los 80, a varias figuras femeninas de enorme ansia experimental, como Pauline Oliveros, Meredith Monk, Joan la Barbara, Jana Haimsohn, Beryl Korot (que se casó con Steve Reich en los 70), la salmantina Fátima Miranda y, más popularmente, Laurie Anderson, una de las más grandes y especiales personalidades creadas por la libertad creativa de las décadas de segunda mitad del siglo XX en los Estados Unidos. Ella se define desde una contadora de historias a una profesional de nada, pero su bagage va mucho más allá, ha sido una multiartista, ha profundizado en campos como el video-arte, la música, la fotografía o la literatura, convirtiéndose en una cronista única de la cultura pop estadounidense. "Sólo quiero hacer imágenes que generen muchas preguntas para la gente", dijo sobre su espectáculo "United States Live", en el que lo mismo cuestionaba la política que la religión, las relaciones humanas o los medios de comunicación de masas en su país. Extraído de él, o anticipo del mismo, su primera grabación en solitario fue en 1982 un chocante ejercicio estético de título "Big science", un álbum de debut elegante y atrevido, que se puede disfrutar totalmente con su escucha sin echar de menos acompañamientos visuales, y que suscitó tal extrañeza que Laurie Anderson se convirtió de golpe en un género en sí misma.
Esta ilinesa, que alababa las posibilidades creativas de la mujer, superiores según ella que las del hombre, despuntó sin reparos en varios géneros artísticos. Su papel en la música no se limitó al típico femenino, el de vocalista, de hecho su forma de utilizar la voz ha sido, cuanto menos, distinto y original, una explosión robótica filtrada que recita de un modo vanguardista (en su posterior espectáculo "Home of the brave" utilizará una marioneta de sí misma, deshumanizándose completamente), incluso con voz grave, masculina, algo que ella denomina 'voice drag' (en referencia al travestismo, luchando contra los roles de género tradicionales). Nacida en Chicago el 5 de junio de 1947, estudió allí piano y violín. Tras trasladarse a Nueva York, estudió Historia del Arte, materia de la que acabó dando clases mientras exponía, escribía y actuaba. La escena neoyorquina estaba en pleno proceso de creación en los 70, y el género de la performance encontró una expansión casi sin fronteras. El violín era parte inherente de sus actuaciones, e incluso formó algún grupo de características estrictamente musicales como Blue Horn File (un trío junto a Peter Gordon -teclados y saxo- y David Van Tieghem -percusión-, que tocarían en los álbumes de Laurie) y Fast Food Band. El de Anderson era un violín especialmente diseñado por ella, podía ser tocado por una aguja de fonógrafo en el arco (un violín autoajustable con un altavoz interno) o, más conocido, el violín de arco de cinta (diseñado junto a Bob Bielecki y modificado durante los años), equipado con un cabezal magnético en el puente en lugar de cuerdas y tocado con arcos con cinta magnética de grabación de audio (posteriormente usará muestras de audio MIDI en vez de la cinta magnética). En 1977 publicó su primer sencillo, "It's not the bullet that kills you, it's the hole", en cuya grabación conoció a Roma Baran, coproductora de varios de sus posteriores álbumes. Con ella grabó en 1981 la primera versión de su pieza más emblematica, "O Superman (for Massenet)", que ya había interpretado en vivo tiempo atrás, pero fue Baran la que insistió en inmortalizarla en un plástico de siete pulgadas, y posteriormente en su primer LP. Se trataba de una irreconocible versión de "O Souverain", un aria de la ópera 'Le Cid' del compositor francés Jules Massenet. Esta primera versión fue rudimentaria, grabada en pocos días en el equipo casero de Roma, con Anderson en voces, vocoder y electrónica, Baran tocando sintetizador Casio y órgano Farfisa, y Perry Hoberman en flauta y saxofón. La cara B, "Walk the dog", extraña y disonante, fue descartada en el futuro disco, pero formó parte de sus espectáculos en vivo. El single fue lanzado a la venta gracias a una subvención, y la suerte influyó definitivamente cuando un DJ británico lo escuchó y decidió radiarlo e la BBC Radio 1, recibiendo sorpresivamente la propia Laurie, que apilaba los sencillos en su loft, miles de demandas. La consecuencia inmediata fue el fichaje por una multinacional, Warner Bros, y el comienzo de un camino de éxitos, cuyo primer paso fue llegar al número 2 en las listas británicas con la reedición del single, que llegó a vender 300.000 copias. En 1982 vio la luz el LP, "Big science", que incluía varias canciones del espectáculo en proceso "United States live", un irónico relato de la vida estadounidense contemporánea, estructurado en cuatro partes (transporte, política, dinero y amor) y preparado durante varios años, durante los cuales la señorita Anderson (muchos años después se convertiría en la señora de Lou Reed) publicó los dos trabajos que iban a ser la base del espectáculo final, el referenciado "Big science" y "Mister Heartbreak". La apertura de "Big science", titulada "From the air", es ya excepcional, una pieza con una especial carga anímica (se empieza a notar la excelente percusión de David Van Tieghem) el asombroso recitado asexuado de Laurie y tres metales señoriales, el clarinete y dos saxos, alto (Bill Obrecht) y tenor (Peter Gordon). "From The Air", que presenta a la intérprete como el piloto de un avión que prepara a los pasajeros para un accidente, contiene textos del espectáculo poético 'America on the move', de John Giorno Poetry Systems, en el que participó Anderson allá por finales de los 70 ('El momento ha llegado', grita Laurie, y lleva toda la razón, ya que este es su despegue definitivo). El aullido de un lobo inicia en el corte "Big science" una ceremoniosidad minimalista, el fondo parece de una tecnológica tribalidad, como en un enfrentamiento de lo nuevo y lo de siempre (parece criticar la demencial modernidad del ser humano: 'sálvese quien pueda', declama), en este sentido anterior en un año al emblemático "Koyaanisqatsi" (que contaba con la excelente música de su amigo Philip Glass). "Sweaters" es una pieza extraña con algo de celta, por la gaita de Rufus Harley, y de 'mouth music', mientras que "Walking & falling" es un tema presuntamente de amor, casi exclusivamente recitado. Un gran ritmo (de palmas y marimba) y un gran violín (aunque se escuchaba en "Sweaters", es aquí donde más y mejor se deja notar en todo el disco este instrumento tan característico de la Anderson) se conjuntan en "Born, never asked" para crear una danza vanguardista, un reflejo del ambiente artístico de la época en la que Laurie respeta la instrumentalidad, no pone su voz a la composición. Este atrayente tema venía incluido, el año anterior al lanzamiento de "Big science", en un extraño disco de colaboración entre Laurie y dos reputados amigos, el poeta y artista John Giorno (colaborador -y amante- de Andy Warhol) y el novelista William Burroughs, titulado "You are the guy i want to share my money with". Poco más se puede hablar de "O Superman", la primera impresión al escuchar la canción es la opresiva reiteración de la sílaba 'ha', repetida minimalísticamente en todo su minutaje en C (como la conocida obra de Terry Rley "In C"), mientras que también impactante y futurista (refleja el romance de los Estados Unidos con la tecnología) es el uso del vocoder en el recitado, una conversación entre el rapsoda y un misterioso personaje telefónico; sobre éste y sobre el sentido de la canción se ha especulado demasiado, tal vez habría que disfrutarla sin buscarle más significados, como el que se imprimió en la misma al ser tocada en directo en Nueva York solamente una semana después del 11 de septiembre (un texto del tema, además, declama "Aquí vienen los aviones / son aviones estadounidenses") o esa morbosa historia que cuenta que un psicópata cometió sus crímenes influido (poseído, tal vez) por ella. El trabajo continúa con "Example #22" (reinterpretación de "Cartoon song", presente en la primera parte de "United states live"), que desarrolla una música animada, tremendamente popular y con algo de tropical (especialmente por los metales, la percusión y el acordeón de Roma Baran), y una voz que, por una vez, acaba resultando algo molesta. Para ir concluyendo, "Let X=X" es una pieza sugestiva con aires retro en el sintetizador y el órgano, y celebrados toques extravagantes, como el asomo del trombón (George Lewis) y la percusión imaginativa (rototoms y palmadas), amén del recitado. Dichos metales conectan con el ultimo corte del disco, una elongación del anterior de título "It tango", que trata presuntamente sobre la falta de comunicación entre los sexos. Los sencillos publicados de "Big science" fueron "O Superman" / "Walk the dog" (con versiones idénticas en single y maxi), "Big science (edit)" / "Example #22" (single), "Big Science (Full Length Version)" / "Example #22" / "O Superman (For Massenet) (Full Length Version)" (maxi) y un single promocional de "Let X = X" / "From the air".
Los 80 fueron los años de la eclosión del videoclip, con canales como MTV tomando una gran popularidad basado casi exclusivamente en ellos; el primero allí emitido fue "Video killed the radio star" de The Buggles, pero era el momento de esplendor de Michael Jackson ("Thriller") y de la propia Laurie Anderson, que necesitaba unas impactantes imágenes alrededor que hicieran del momento un espectáculo, y así de chocante fue el videoclip de "O Superman", un producto original y efectista en esos tiempos en los que florecían festivales de video y talleres de imagen. Más allá de "O Superman", todo el trabajo que lo recoge, "Big science", posee una curtida seriedad, transmite energía y porta una seguridad que proviene de la trayectoria de su autora esos diversos campos artísticos antes mencionados. Es innegable la clase que siempre ha emanado de esta mujer activa y luchadora en un mundo de hombres (algunos de ellos le influyeron o interesaron -aparte de su formación clásica-, desde Bob Dylan a Philip Glass, y desde Ryuichi Sakamoto o Peter Gabriel a Steve Reich o Stockhausen), la etiqueta multimedia daba libertad a artistas como ella para experimentar en diversos campos, esa "meta final de todo ser humano, no sólo del artista, de ser libre". Laurie era y seguirá siendo así, libre, atrevida y soñadora, a veces su música parece un disparate, pero un disparate perfecto, que transita territorios limítrofes, dando pábulo a una locura tecnológica.
2 comentarios:
Maravilloso artículo sobre un maravilloso disco de una maravillosa artista. Poco se puede añadir.
Enhorabuena.
Me alegro de tanta maravillosidad, aunque la verdaderamente fantástica es Laurie. Una pena no haberla conocido en aquellos años de eclosión (me refiero a los 80), aunque claro, yo era un crío que, como mucho, escuchaba a Azul y Negro, aparte de a Mecano o Alaska, otra mujer de armas tomar.
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