23.10.18

THE ART OF NOISE:
"Who's afraid of The Art of Noise"

El fairlight CMI fue el primer sampler digital de la historia, una máquina que algunos veían con malos ojos por su abandono de las cualidades artesanas y artísticas de la música. Sin embargo, muchos otros supieron hacer arte con él y lo acogieron para sus grabaciones a pesar de su elevado precio. Y no se trataba de artistas cualesquiera: Laurie Anderson, Peter Gabriel, Jan Hammer, Mike Oldfield, Jean Michel Jarre, Alan Parsons, Brian Eno o Herbie Hancock fueron algunos de sus icónicos representantes. Trevor Horn fue otro nombre importante en sus inicios, uno de los pioneros, de hecho, a la hora de emprender nuevas ideas con esta parafernalia, y lo hizo a través del grupo The Buggles -inolvidable su "Video killed the radio-star"-, y de la producción (la ultraproducción, más bien), pocos años después, del conjunto The Art of Noise, que publicaba en su sello -que fundó junto a Paul Morley- Zang Tumb Tuum (ZTT). Los futuristas italianos fueron inspiración en el nombre de compañía y grupo (Filippo Tommaso Marinetti y su 'Zang Toumb Toumb', y Luigi Russolo con 'El arte de los ruidos' -en singular The Art of Noise-), y 1984 fue el año en el que el primer plástico de este conjunto vio la luz, con el título de "Who's afraid of The Art of Noise", ¿quién teme al arte del ruido?.

Horn ya había experimentado con el fairlight no sólo con The Buggles sino en otras producciones de éxito, como el famoso "Relax" de Frankie Goes to Hollywood, o el single de Yes "Owner of a lonely heart", cuyo éxito marcó el camino a seguir. Fue de hecho un riff de batería desechado por Yes y reciclado con el fairlight lo que convenció definitivamente a Chris Blackwell (fundador de Island Records) para que su compañía aceptara distribuir lo que se iba a acabar grabando para ZTT. A la mencionada unión de Horn con el periodista Paul Morley, le siguieron las del programador JJ Jeczalik, el ingeniero Gary Langan y la compositora y arreglista Anne Dudley, las almas escondidas detrás del nombre del grupo, y realmente escondidas, ya que la banda decidió elevar el misterio en estos comienzos ocultando sus rostros. Ideas innovadoras y formas nuevas de crear música surgieron de la unión de estos artistas, de tal modo que en 1983, con la ayuda del productor Bob Kraushaar, se gestó un antecedente del primer trabajo de The Art of Noise, un EP -que siempre ha generado una cierta confusión- titulado "Into battle with the Art of Noise", que anticipaba los sencillos "Beat box" y "Moments in love", en versiones primarias. Al año siguiente, y tras la satisfactoria aceptación de aquellos singles en las pistas de baile (especialmente estadounidenses), llegó el vinilo definitivo, "Who's afraid of The Art of Noise". "Beat box" había sido ese primer sencillo explosivo que hacía arte del cortapega, una poco o nada humana demostración de fairlight, aunque amena y bien construida, al estilo del hit de Herbie Hancock "Rockit"; utilizado sin tregua en clubes y discotecas, "Beat box" fue el primer éxito del grupo, un single que aún hoy suena original y dinámico, invitando al movimiento. Antes de él en el vinilo, y tal vez de acuerdo con el futurismo, "A time to fear (Who's afraid)" se mostraba obtuso, opresivo (aunque se escucha al principio a Fidel Castro, está inspirado por la invasión, el año anterior, de la isla de Granada por los Estados Unidos), si bien esa buscada maquinalidad se intentaba paliar con una sensualidad robótica (cuyo máximo exponente será, un poco más adelante, "Moments in love"), acompañada en este caso de un trasfondo misterioso muy acertado. "Snapshot" es un tecno-pop instrumental bastante sencillo (de hecho se trata de un tema corto y poco desarrollado) que parece seguir los dictámenes de la Yellow Magic Orchestra aunque el riff esté claramente sampleado del "Baba O'Riley" de The Who, y da paso al segundo sencillo del álbum, un "Close (to the edit)" que, surgido de los cimientos de la música disco y el electro, sigue la estela de "Beat box" -de hecho se trata, básicamente, de la versión primaria de aquella-, ritmo discontinuo, efectos de plástico y voces sampleadas, resultando otro pequeño hit disco de este extraño conjunto. El quinto corte, que da título al álbum, presenta más experimentos con el fairlight que se pierden en busca de una cohesión, pero se olvida con la llegada de "Moments in love", todo un himno, una acertadísima sucesión de notas relajantes que, repetidas sin descanso y adornadas por impresiones tintineantes, una sugerente voz femenina -de Camilla Pilkington- sampleada y un sensual efecto de viento, provocan un resultado casi erótico, que fue frecuentemente utilizado en clubes de renombre como el ibicenco 'Café del mar'. Sorprende su escucha al comprobar que no envejece y que sigue siendo una composición adictiva, un claro antecedente del chill out con la difícil y buscada cualidad de poseer a la vez un componente relajante y otro excitante. Un impagable acierto. Poco más puede decirnos el disco tras esta maravilla difícil de igualar, "Memento" es una extraña pieza teatralizada, con poca música en su interior, "How to kill" posee también su punto de extrañeza, un carácter experimental con el sampler, y para acabar, "Realisation" es un último ritmo disco, sin el acertado acabado de los sencillos principales. "El hogar está donde está el ruido", afirmaba Morley sobre esta extraña banda que dedicaba su primer trabajo a Henry Ford y al dramaturgo Edward Albee, autor de '¿Quién teme a Virginia Woolf?'. Textos confusos pueblan el interior del álbum, como un panfleto que gira en varias direcciones, filosóficas, políticas, humanas, pero todo parece una broma, una carnavalada de este insólito grupo. Grabado entre febrero del 83 y abril del 84, en "Who's afraid of the Art of Noise" (que contó con una edición Deluxe en 2011 con demos, directos, nuevas versiones y un amplísimo folleto) todo puede ser engullido y transformado por el apetito del fairlight, si bien con gracia y estilo, hay que saber conjuntar los samples en un collage coherente, dotándolos de ritmo e integrándolos con melodías reconocibles. Otra cualidad del trabajo que ha podido volver loco al comprador del mismo es la variedad en sus versiones dependiendo del año de lanzamiento y del país, y lo más importante, con varias portadas diferentes, sin poder dilucidar realmente cual es la elegida como más representativa. Con el éxito, la cohesión interna del grupo se fue deteriorando, ya que la fama se concentraba únicamente en dos nombres, Horn y un Morley que prácticamente no aportaba nada a la banda aparte de alguna idea y ejercer como portavoz; todo concluyó con la separación de Dudley, Jeczalik y Langan, que se quedaron con el nombre Art of Noise y salieron de ZTT, logrando algún que otro éxito poteriormente, en especial con las versiones de "Peter Gunn" (de Henry Mancini) y de "Kiss" (la pegadiza canción de Prince), que contó con la voz y el consecuente resurgir de Tom Jones. 

The Art of Noise fue un grupo ficticio, un producto de laboratorio de un productor ingenioso y avispado, como lo será pocos años después Michael Cretu con Enigma. Horn y los suyos estuvieron en el sitio y momento exactos, su estilosa propuesta electrónica, con una sofisticada tecnología basada en el sampler, entre el tecno-pop y el electro, se necesitaba y fue bien recibida por quien supo darle el uso adecuado, su ligera experimentalidad dio que hablar y triunfó en las pistas de baile, convirtiendo a "Beat box" en éxito, pero especialmente a "Moments in love" en un título mágico, mítico, desde Londres hasta Ibiza. Experimental, combativo, innovador, este sonido llegó a ser calificado en su momento como 'el sonido del futuro', aunque el futuro de la electrónica ha transitado por multitud de caminos, verdaderamente difíciles de controlar. Por su parte, Anne Dudley intentó en 2017 poner un poco de cordura acústica a la música de su grupo, al interpretar al piano 16 de sus canciones más conocidas (entre ellas "Beat box", "A time to fear (Who's afraid)", "Close (To the edit)" y "Moments in love") en el álbum "Anne Dudley plays The art of Noise", con un diseño de portada homenaje al del seminal "Into battle with the Art of Noise", que a su vez se inspiraba en el del trabajo de The Dave Brubeck Quartet "Time further out".













2 comentarios:

Jaime dijo...

"Moments in love", no sé cuantas versiones tendrá, me dejó maravillado en 1988 en Diálogos 3 con Lara López. Recuerdo que ese año o el siguiente se hizo una coreografía buenísima con unas bailarinas vestidas de torero de cintura para arriba y con medias de de cintura para abajo en un programa de música llamado "Sábado noche", que presentaron Tony Cantó y Lidia Bosch y más tarde Carlos Herrera y Bibi Andersen

Pepe dijo...

Buena memoria, Jaime, yo no llego a tanto.
Curiosamente, creo que la primera vez que tuve conciencia de ese temazo fue en uno de aquellos discos de sintetizador que ofreció Ed Starink bajo el título de Synthesizer greatest (posiblemente en su primer volumen), poco originales pero que abrieron algunos ojos.