Björn Tollin, Hållbus Totte-Matsson y Anders Stake son los tres miembros fundadores de Hedningarna, un grupo original y necesario en el folclore de las últimas décadas por su rabia y creatividad, por la cual a la vez bucean en la tradición y huyen de la imagen desfasada de la misma. Precisamente gran parte de su éxito radica en haber creado de la nada un sonido que por un lado lo mismo puede ser venerado por los que buscan la esencia de lo tradicional como por los que adoran la innovación, y por otro también puede encontrar un numeroso público no sólo entre los seguidores de las músicas del mundo sino entre rockeros o buscadores de nuevas tendencias. Desde su país natal, Suecia, quisieron viajar a sus raíces rescatando del olvido instrumentos que la iglesia consideraba demoníacos, como el violín (de esta manera se entiende la traducción del nombre del grupo, los 'paganos'), teniendo que volver a construir algunos a partir de su aspecto en cuadros y documentos antiguos (Stake era el luthier de la banda), incluso inventando otros y electrificando muchos de ellos para conseguir un sonido más potente y transgresor: "La verdad es que llevamos instrumentos inusuales, en algunos casos nos tenemos que inventar la técnica para hacerlos sonar, ya que habían desaparecido hace años, pero ese es nuestro sonido". Alice Records publicó en 1989 su primer trabajo, "Hedningarna", un debut prometedor aunque algo inocente que, de manera unicamente instrumental y muy tradicional, anticipaba un sonido rudo, fusión de folclore escandinavo, espíritu medieval y aires rockeros. Tuvieron que pasar tres años para que el puzzle se completara con la pieza definitiva, las voces de dos finlandesas, Sanna Kurki-Suonio y Tellu Paulasto, en un estilo de canto báltico, adaptando textos de la más honda tradición de la región de Karelia, dividida entre Finlandia y Rusia. De ahí surgió "Kaksi!", que significa 'Dos' en finlandés, una apuesta segura del sello Silence en 1992, distribuido por Xource Records en 1993 y editado por fin en España en 1996 por Resistencia Ediciones.
En ambos discos habían recurrido al poema épico finlandés conocido como Kalevala: "El Kalevala es un texto muy poderoso, una larga saga de poemas de carácter un tanto épico que recoge narraciones de la tradición finesa. No es fácil comprender sus textos, pero sus narraciones están llenas de fuerza". Para profundizar más, hay que detenerse en las traducciones de los textos que Resistencia incluyó en su edición del disco, por ejemplo canciones tituladas "Me fui con el borrachín" ('Muchas veces el pillo borracho / y más todavía el loco bribón / levanta la mano para golpearte / te agarra y te tira de las trenzas y del pelo'), "Comesapos" ('A los hombres les gusta casarse / y acostarse enseguida con su novia / traer a casa una chica guapa / buscarse una esposa gruñona') o "La horca de la vergüenza" ('Ese hombre vino otra vez a pedirme / a una danza alocada le dejé guiarme / Quería saber mirando mis ojos grises y oscuros / si bailaba con una puta o con una dama'). En general, una energía desbordante impregna un trabajo en el que todos los cortes menos uno se deben en toda o gran parte a la tradición, teniendo en cuenta que el acervo escandinavo es muy del gusto de valses, mazurcas y polkas ("la polska es un baile muy antiguo, de ritmo muy vivo. Procede de Suecia, del año 1600 o 1700. Es una danza de homenaje que se baila por parejas, con dos parejas que van girando"). Esta tendencia puede sorprender en su inicio ("Juopolle Joutunut", un comienzo inquietante que define completamente el tipo de sonido que nos vamos a encontrar) y acaba convenciendo totalmente en su desarrollo, a través del cual parecemos perdidos en una Escandinavia medieval, tanto inmersos en las filas de un cruento ejército (ecos guerreros en "Viktorin" o "Ful-valsen") como disfrutando de un opíparo banquete de bodas. Sones festivos inundan canciones como la antes mencionada "Juopolle Joutunut", "Vottikaalina" -típica tonada finlandesa, muy destacada en el álbum, que tuvo incluso su propio videoclip- o "Kaivonkansi", esta última con las voces de los componentes masculinos, y es que "Kaksi!" presentaba la mencionada novedad, clave para su éxito, de las dos vocalistas, pero ellos también se atrevían a cantar, como en uno de los temas principales complementando a las chicas, "Kruspolska", un perfecto sencillo de fondos hipnóticos, de corte tradicional pero maravillosamente desarrollado de una manera más orientada al publico actual. Son ellas sin embargo las que destacan y marcan la pauta en "Aivoton", "Skamgreppet", "Grodan / Widergrenen" o "Kanalaulu" (tema extra de la edición estadounidense de 1998). De los instrumentos 'reconstruidos' parecen surgir sonidos del propio averno, así como esas tonadas festivas y otras composiciones de 'rave' medieval, en una gran evolución sonora en la que seis de los cortes son enteramente instrumentales: "Chicago" (único no tradicional, obra de Anders Stake) y "Pal karl" de manera más tranquila, "Viktorin" y la memorable "Ful-valsen" ('El vals del feo') con un plus de fuerza, y ya al final del trabajo, "Omas Ludvig" y "Kings Selma", con un posible mayor parecido a ritmos celtas. Anders Stake interpreta violines, moraharpa (arpa con teclas), moraharpa bajo, gaita sueca, cuerno de cabra, arpa de arco, varias flautas, guimbarda, guitarra y sintetizador, Björn Tollin laúd, panderos, tambor de cuerdas, otras percusiones, muestreos, programaciones y arpa con teclas, y Hållbus Totte Mattsson se encarga del dulcimer, tambor de cuerdas, violín eléctrico, varios laúdes (tiorba, oud) y el hurdy gurdy (se podría traducir como organillo). Sanna Kurki-Suonio interpreta además el siempre interesante kantele. La condición de canciones importantes que recayó sobre "Kruspolska" y "Vottikaalina" se evidenció en la publicación en 1994 por parte de China Records de un CDmaxi titulado "Kruspolska (Sasha Mixes)", donde el DJ británico Sasha remezclaba el primero de ellos para aumentar su popularidad en Inglaterra, complementándose el lanzamiento con las versiones sencillas de ambos cortes. Si este disco es tan animado y pasional para un oyente mediterráneo, puede uno imaginarse cómo exaltaría los ánimos en un orondo, rubio y noble nórdico. No es de extrañar su éxito de público (35.000 álbumes vendidos) y de crítica, ganando el equivalente al premio grammy en Suecia en 1993 como el mejor disco folk del año.
El periodista Lars Nylin no podría estar más acertado en su comentario incluido en el folleto del álbum: "Cuando se intenta hacer 'moderna' la música popular, muchos consideran que basta con conectar los instrumentos a amplificadores eléctricos y poner los controles de volumen en el once, en una escala de uno a diez. Pero el resultado casi siempre ha sido que unos se tapan a otros sin dar a los componentes del grupo libertad para actuar y destacar individualmente. Hedningarna no cometen esa equivocación (...) Gaita sueca, laúdes y timbales conservan la magia de su sonido acústico, pero al mismo tiempo se apoyan en una alfombra de tonalidades menores formada por sugerentes notas graves que se entretejen con ayuda de bucles de secuenciador y muestreadores (...)". Hedningarna no se quedan en una simple recreación de tonadas antiguas sino que aportan una exuberante teatralidad, vistiéndolas de ganas, de intensidad, de drama. Kaksi!" exhibe rotundamente, desde su propia portada, esa enorme personalidad escandinava, llegando a límites casi escandalosos en su uso de voces y ritmos atávicos que parecen surgir de rituales paganos (remitiendo al nombre y principal intención del grupo), unas intenciones que se verán incluso incrementadas dos años después en su siguiente trabajo, el fenomenal y aún más contundente "Trä".
ANTERIORES CRÍTICAS RELACIONADAS:
2 comentarios:
Gran disco y muy buen grupo"
Conciso pero bastante claro, Jaime. Evidentemente, estoy de acuerdo.
Un saludo.
Publicar un comentario