10.4.09

PHILIP GLASS: "The photographer"


Gracias a determinadas obras musicales podemos conocer anécdotas, curiosidades o hechos destacados de la historia. En concreto, la obra de Philip Glass "The photographer" se centra en un personaje poco conocido como Eadweard Muybridge, y concretamente en un hecho luctuoso de su existencia. Muybridge fue un fotógrafo británico que desarrolló una inventiva carrera en los Estados Unidos hasta el punto de considerarse precursor del cinematógrafo, por sus experimentos con el movimiento de los seres vivos, que llegó a reproducir en sus famosas series de fotografías. La portada de este trabajo de Philip Glass presenta una de estas series, perteneciente al proyecto "El caballo en movimiento": el experimento derivó de un enfrentamiento entre importantes magnatarios californianos, unos de los cuales defendían que en su galope, el caballo siempre apoyaba alguno de sus cascos en el suelo; Muybridge demostró con sus fotografías al caballo Occident que los que opinaban lo contrario estaban bien encaminados. La trama de esta obra viene completada sin embargo por otra circunstancia más pasional de la vida de Eadweard Muybridge, concretamente la infidelidad de su esposa, Flora, con el Coronel Larkyns. Tras encontrar ciertas cartas dirigidas por éste a su amante, Muybridge se presentó ante Larkyns donde estaba destinado y se dirigió a él con las palabras: "Buenas noches, Major, mi nombre es Muybridge y aquí está la respuesta a la carta que usted envió a mi esposa"; seguidamente mató a Larkyns de un disparo. La obra aquí reseñada de Philip Glass se inspira por igual en las técnicas fotográficas de Eadweard Muybridge como en este suceso y el consecuente juicio celebrado en San Francisco, del que acabó siendo absuelto.

Era necesaria esta interesante introducción, al tratarse "The photographer" de una obra no sólo musical sino además de teatro y danza, concebida por Philip Glass y el director holandés Rob Malasch, que fue representada por primera vez en el Royale Palace de Amsterdam en mayo de 1982, editándose en 1983 por parte de la compañía CBS en una versión recortada casi a la mitad respecto a lo representado en los escenarios. Candy Jernigan, esposa de Glass por aquel entonces, fue la encargada de diseñar la portada del álbum, basándose en los conocidos fotogramas del caballo en movimiento. Este drama musical consta de tres actos perfectamente diferenciados: el "Acto I" es una representación teatral sobre el adulterio y posterior asesinato y juicio, consistente según el propio Glass en tres piezas de música incidental, que en el disco vienen representadas únicamente por la interesantísima composición vocal "A gentleman's honor", una bella canción (su duración es muy adecuada a la radiodifusión, además) donde cuerdas y vientos se unen en un ritmo contínuo que otorga breves interludios para lucimiento de un sereno piano, y cuya letra representa parte de la transcripción del propio juicio. Esta pieza, que contó con su propio single y maxi-single (y una versión primeriza de título "Circles"), ha sido incluida en numerosos recopilatorios, no sólo de Philip Glass sino de todo tipo de músicas, especialmente en los años de fiebre de la 'new age', como la popular compilación española "Música sin fronteras". Un poco más adelante, el tercer corte del disco no es sino una versión instrumental de "A gentleman's honor". Mientras tanto, el "Acto II" se trata de una larga demostración de las cualidades de la música repetitiva del mejor Philip Glass, de características marcadamente hipnóticas, con el papel protagonista del violín del afamado violinista clásico americano Paul Zukofsky, que ya interpretara su preciado instrumento en la grabación de CBS de la ópera que dio a conocer a Glass, "Einstein on the beach". Impresiona la cadencia del mismo, así como los acompañamientos, en especial de trompetas, trombones y el coro. Esa música reiterativa casa perfectamente con los motivos fotográficos que también en su repetición recrean en nuestro cerebro un falso movimiento -de personas o del caballo Occident-, y este segundo acto constaba no sólo de la música sino de la proyección de secuencias y diapositivas de la obra de Muybridge en una pantalla al fondo del escenario. El "Acto III" presenta casi veinte minutos de música abstracta de similares intenciones al resto del trabajo, que acompañaba en la representación a una danza final que recuperaba a los personajes del primer acto, concluyendo así una obra apasionante, no sólo por la música ejecutada durante su puesta en escena y felizmente grabada en este disco -no hay que olvidarse de la conducción del siempre eficaz Michael Riesman-, sino además por permitirnos conocer una parte fundamental de la historia de la fotografía y el cinematógrafo, así como morbosos pero también importantes hechos adyacentes. Glass se encontraba en un momento de forma, compositivamente hablando, espectacular. Venía de publicar su exitoso "Glassworks", que le valió el reconocimiento crítico y popular, y las ventas sorpresivas de numerosos ejemplares, y ya había comenzado su flirteo con el cine por medio de la sorprendente "Koyaanisqatsi", así que "The photographer" no es sino la plasmación de la confianza y un capacitado exceso de maravilloso vanguardismo. 

Tal era el interés hacia la figura de Philip Glass y este tipo de música, que incluso "A gentleman's honor" tuvo su propio video-clip oficial (que utilizaba la versión instrumental de la composición, menos dramática que la vocal), representando en el mismo una versión actualizada en el tiempo de este drama, que profundizaba en el hecho de la infidelidad, el asesinato y el juicio, si bien presentaba también algunas de las más famosas animaciones de Muybridge, un fotógrafo adelantado a su tiempo. También Philip Glass se presentaba en esta época como un músico adelantado y atrevido, un artista influyente que en este trabajo dedicado a la interesante y practicamente desconocida figura de Eadweard Muybridge, se reivindicaba como arquitecto de otra realidad sonora, distinta, extraña, pero ante todo propia y auténtica, de características miméticas, una tela de pegajosa urdimbre que no deja indiferente, o se odia profundamente o se ama sin remedio.

ANTERIORES CRÍTICAS RELACIONADAS:







5 comentarios:

Petete dijo...

Nunca me acabó de convencer este tio. Prefiero a Wim Mertens con Bill Clinton y toda la tropa. De todas formas reconozco que el tio sabe lo que se trae entre manos en cuanto a composición. Se parece un huevo a silvester stallone.

Pepe dijo...

Con los años se le ha puesto la cara un poco rara, pero tanto como Stallone... Tú y tus parecidos razonables!!!

toxic dijo...

La frase final de esta reseña me hizo recordar el concierto de Philip Glass en Monterrey, a la mitad del concierto mientras algunos estabamos hipnotizados sin poder creer lo que estabamos viendo, al mismo tiempo iban saliendo del recinto muchas señoras horrorizadas con sus peinados elegantes y sus finisimos vestidos propios para la ocasion.

Saludos.

Pepe dijo...

Genial, Ramiro, igual se esperan una de Mozart. Pobres.

Anónimo dijo...

Mi correo es argentik@hotmail.com No pude presenciar tal evento en MTY. Lo lamentaré siempre, hasta que no pueda ver a Glass en vivo. Déjame compartir que la historia de Muybridge es profundamente humana y dolorosa; Tras solucionar su lío del juicio, tomó la decisión de poner en adopción a su hijo Floredo de siete años, para continuar hacia un destierro de mas o menos dos años de vuelta a Inglaterra, y volver a EU para concluir los experimentos, de manera definitiva. En total, le tomó siete años resolver el caso para fijar la imagen con las tecnologías disponibles a finales de los 1870's... Es como si hoy la fotografía nos mostrara algo tan improbable como... un registro del hipercubo, no se´ustedes qué piense. En realidad sembró un camino extraordinario que después continuaron genios como Edgerton, Duchamp, Bragaglia... y los que caben en mi ignorancia y escapan a mi memoria. Un saludo en el aniversario de Eadweard James Muybridge.