26.5.07

RICHARD BURMER:
"On the third extreme"

American Gramaphone, aparte de ser el sello discográfico de Chip Davis, donde despliega su pomposa forma de concebir la música instrumental, tuvo el acierto de incluir en su día varias referencias de Richard Burmer en su catálogo, la mayoría de ellas rescatadas de ediciones anteriores. El tristemente desaparecido sintesista norteamericano vio editadas sus primeras obras, de un importante cariz cósmico y ambiental (especialmente la primera de ellas, "Mosaic", mientras que "Bhakti point" presentaba alguna reminiscencia oriental), en la compañía Fortuna Records -distribuida por Celestial Harmonies y Kuckuck-, si bien su tercer disco, "On the third extreme", vió la luz en 1988 para Gaia Records. Esas obras fueron reeditadas en 1990 por American Gramaphone con cambios en la portada y el diseño. A pesar de todo, la mayor gloria de Burmer consiste en una composición incluida en 1987 en el disco de colaboración "Western spaces" junto a Steve Roach y Kevin Braheny (aunque sólo en su primera edición, a cargo de Innovative Communication), un maravilloso tema de título "Across the view" que también pudimos disfrutar en España en la genial compilación "Música para desaparecer dentro". La relación de esta bella canción con el trabajo que nos ocupa radica en que el disco "Across the view" publicado en 1988 en Japón con una vista desenfocada de la torre del Empire State Building como portada no es sino otra versión de "On the third extreme" que incluía, además de los nueve temas del disco original, "Across the view" y ”A story from the rain”, la segunda composición de Burmer contenida en el mencionado "Western spaces".

Dejando de lado "Across the view", nos situamos en 1990, año en el que American Gramaphone publica esta afortunada explosión de Richard Burmer, con el título de "On the third extreme" (que como ya he comentado había visto la luz de manera independiente -bajo el sello Gaia Records US- dos años antes con una portada de dudoso buen gusto). Como se puede vislumbrar, en la persona de este músico electrónico se comprueban las enormes dificultades por las que se podía pasar en aquella época para hacer llegar hasta el público interesado una música que podíamos denominar como angelical, que si bien está influida por otros músicos clásicos y electrónicos, e incluso por el rock sinfónico que Burmer escuchaba en su juventud, muestra la cara más romántica de la música espacial, donde el tono melódico, épico por momentos, toma el rumbo del conjunto. La gracilidad de las melodías presentadas evidencia que no estamos ante un artista del montón, si bien una pequeña falta de profundidad no acabe de revelar a un genio de los teclados. Burmer se presenta más bien como un poeta de la electrónica, un explorador de la paz interior, que se pasea por nuestras almas con el salvoconducto de la belleza. "On the third extreme" viaja desde melodías con inquietante fuerza e ingenio ("Magellan" -un comienzo firme, aventurero y rítmico inspirado en el descubridor portugués Fernando de Magallanes-, "The art of spirit bending", "Celebration in the four towers" -con un extraño aire folclórico inspirado en la ciudad utópica de Christianopolis, en la que está a punto de comenzar una celebración-) hasta ensoñaciones marcadamente contemplativas ("Look where we are now" -la descripción de un sueño diurno recostado en el bosque un día de verano, contaba Richard-, "Extension of a war" -un pensamiento sobre los efectos de la Segunda Guerra Mundial en la generaciones posteriores, que retorna de algún modo a las atmósferas cósmicas de sus primeras obras-). Sin embargo, la grandeza del álbum parece residir en sus muestras más interiores, llamando poderosamente la atención la destreza del autor en melodías románticas como "Turning to you" (una auténtica hermosura, muy emotiva al estar compuesta después del nacimiento de su hija Lindsay, que inauguraba una nueva forma de vida), "Walking the icons" (un final abierto y luminoso inspirado en las formas de la iglesia ortodoxa rusa) o esa reflexión sobre el paso del tiempo y los hechos importantes de la vida titulada "Lament", si bien destaca especialmente en el conjunto del álbum la maravillosa "The forgotten season", un cálido homenaje a la magia de la niñez, la cabaña en el río, las comidas familiares de domingo, las historias de fantasmas... en definitiva, esa estación en la que el buen tiempo retornaba cíclicamente la reunión de la familia y los amigos en los años olvidados (o más bien difuminados) de la infancia.

Si bien en sus discos anteriores Burmer ya se ocupaba de casi todas las facetas de la interpretación, particularmente en "On the third extreme" ejerce de multiinstrumentista, interpretando Emulator II and III, EMAX, Roland JX-10 y JX-3P, EML-101, Prophet VS, balalaika, mandolina y percusión. Ayudando en la producción de este trabajo tenemos a otro importante y recordado compositor estadounidense, Michael Hoppé. Con cualquiera de sus tres portadas y referencias, vale la pena perderse en las ensoñaciones aquí propuestas por Richard Burmer, un sintesista de Michigan que falleció a los 50 años el 9 de septiembre de 2006. Es precisamente su familia y amigos quienes crearon, para honrar su memoria, la web oficial http://www.richardburmer.com/ a la que hay que dirigirse para mayor información sobre su vida, muerte e interesante discografía.





4 comentarios:

Anónimo dijo...

La fuerza de "Across the View" eclipsa el resto de su obra, de todas maneras muy recomendable.

Pepe dijo...

Es un temazo, pero aparte tiene cosas muy interesantes, como este disco o "Invention", y también sus primeras obras.

A otros músicos les pasa algo parecido, como a Jerry Goodman con "On the future of aviation".

Anónimo dijo...

De los albumes que he escuchado, éste es el mejor de Burmer, sobresaliente la calidad de la grabación (más por aquella época); de este disco destacan los 2 primeros temas: el vertiginoso "Magellan", y el precioso "Turning to you", éste último muy parecido a "Across the view" (poco que añadir de esta(s) bellezas, no sabría decir cual es mejor de las dos)

Jaime dijo...

Ciertamente, lo mejor son los dos primeros temas (el segundo en la línea de "Across the view"). La calidad del sonido es colosal. En la edición de American Gramaphone, en cassette, era como tener un CD. Se usaba la tecnología punta en cassette (finales de los 80).