La versatilidad del compositor belga Wim Mertens hace que pueda llegar al gran público de diversas maneras, aparte de sus especiales trabajos para piano y voz y de las difíciles series de interesantes obras experimentales como "Alle Dinghe" o "Gave van Niets", este pianista inauguró en los 90 un estilo más desenfadado y entretenido, alejado de atmósferas antiguas y de la anticomercialidad extrema, con un amplio conjunto en el que no faltaban piano, cuerdas y metales, pieza esencial de un adictivo juego entre él y su público que le iba a otorgar grandes resultados de calidad, al derivar su minimalismo hacia un vanguardismo muy popular y asimilable. Producido por el propio Mertens y publicado en 1993 por Les Disques du Crépuscule, "Shot and Echo" es el álbum que inaugura este estilo sólido y atractivo, cuya primera piedra fuera realmente el sensacional "Motives for Writting" de 1989, del cual repiten varios de los músicos encargados de la sección de metal, encabezados por Dirk Descheemaeker, en un tratamiento muy original y curiosamente comercial de unos instrumentos tan poco convencionales y difíciles de integrar en formatos de corte melódico destinados al gran público, como son saxo, clarinete, tuba, trombón, oboe o trompeta, mientras que el violín cuenta con una presencia de difícil distinción. También hay voz en esta nueva faceta, pues una paisana de Mertens, la soprano Katelijne Van Laethem, contribuye con sus cuerdas vocales en "Shot and Echo", si bien su registro es a veces confundible con el falsete del pianista, que parecía no querer desmarcarse del todo de sus trabajos anteriores.
Algunos de los temas de este disco, como "Watch Over Me" o "Wandering Eyes" parecen provenir de ideas concebidas para encargos de cine de la época, ya que Mertens, cuyo más conocido trabajo para la pantalla grande había sido la banda sonora de "The Belly of an Architect", de Peter Greenaway, había colaborado durante estos años con directores como el alemán Tom Tykwer o los hermanos belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne. De todos modos, "Shot and Echo" va más allá de cualquier iniciativa fílmica, teatral o de danza, tiene vida propia, es un álbum con mayúsculas cuyo primer sencillo, "Their Duet" es también un soberbio comienzo, una pieza muy popular del repertorio de Mertens, con la tuba marcando el ritmo, grandiosa entrada de la trompeta, y un piano y voz que encuentran en ese pequeño caos una melodía grata y completa, que fue utilizada en la publicidad española de Telefónica y en la europea de Telecom. A continuación, un sinsentido de instrumentos de viento origina una composición atrevida que acaba resultando espectacular y ante todo distinta a cualquier cosa que se pueda escuchar que no lleve asociado el nombre de Wim Mertens: "His Own Thing" le debe todo al primer Mertens, al de la experimentación con sonidos casi de videojuego, en un bucle de glissandos excesivamente largo, pero que podemos tomar como una extravagancia aceptable al estar rodeada en el disco por dos pequeñas joyas como son "Their Duet" y "Watch Over Me". Con sones de pop medievalista y melodía de canción ligera adaptada al clarinete, esta última supone uno de los momentos más completos y abrumadores de un álbum tan inusual como atractivo, y es que "Watch Over Me" es una animada creación de un artista en absoluto estado de gracia, capaz también de idear momentos de encantadora sencillez como "One Who Matters", que presenta un agresivo pero agradable contraste entre su sutil comienzo clasicista (violín y violonchelos) con el añadido popular de la trompeta y un toque modernista que nos conduce a un paraíso de originalidad. Como única pieza que supera la decena de minutos en el disco, "Silver Lining" es una larga y climática atmósfera, en voz baja, donde notas graves de trombón ponen el tono de suspense junto a rotundos teclados y la voz de Katelijne Van Laethem que secunda las secas notas de una guitarra, instrumento 'maldito' que aparece por primera vez en la obra del pianista. En la tercera gran composición del trabajo, de título "Shot One", es un feliz y frenético piano el que marca el rumbo de la pieza, aunque son por supuesto los vientos y la voz los que los que la embellecen de manera característica, única y, como casi siempre, soberbia. En la recta final, "We'll Find Out" es un corte de nuevo muy del estilo vanguardista de sus primeros trabajos, mientras que "Let Him Go", aún sin evolucionar en demasía, parece mirar más hacia adelante. "Wandering Eyes", sin destacar especialmente en el disco, es un cierre acorde con el conjunto del mismo, una pieza muy del estilo del belga. Los mismos metales que pueden otorgar sones lúdicos a piezas de escasa trascendencia como "His Own Thing", tornan en cálidos y afables cuando se trata de demostraciones de melodía grata a juego con la voz ("Their Duet" o "Shot One", los dos temas principales), incluso románticos si se precisa ir más allá sin acompañamiento vocal ("Watch Over Me"), en un álbum en el que Mertens propone un juego ameno y alborozado en el que el oyente acaba sintiéndose un protagonista más por la claridad de sus nueve cortes, directos y profundos.
Ramón Trecet, que de esto sabe algo, denominaba a Wim Mertens como el portavoz de una manera de hacer las cosas en el libro sobre los 20 años de Radio 3, una emisora y un programa ('Diálogos 3') donde la música del belga encajaba a la perfección. "Shot and Echo" posee una extraña alegría contagiosa, una nueva faceta que va a 'maximizar la audiencia' del belga en sucesivas entregas. Los vientos son los afortunados comensales principales de esta bacanal melódica en la que Mertens parece huir del protagonismo extremo que acaparaba en sus discos de piano y voz, que van a seguir alternándose con obras como esta. Este sorprendente trabajo fue complementado por otro de título "A Sense of Place", de muy parecida portada y siete temas entre los que destacaban especialmente los más cortos, "In a Void", "D.C.O.L." o "The S-Song" (que retomaba la idea de "Shot One"), si bien era menos fluido, de escucha más difícil. En 2004 se editó una edición en doble CD con los dos álbumes, cuyas pinturas de las portadas en ambos casos son una vez más de este completo artista que se llama Wim Mertens, un músico inquieto y fabuloso que transforma en belleza sus ideas con gran facilidad y enorme actividad. A colación del interés por la literatura de nuestro músico, cabría decir que si el escritor francés Stendhal hubiera vivido en esta época y acudiera a un concierto de Wim Mertens, puede que el mundo conociera una formulación totalmente distinta de su famoso síndrome.
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WIM MERTENS: "Usura Early Works"
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WIM MERTENS: "Jardin Clos"
VARIOS ARTISTAS: "In Search of Angels"
VARIOS ARTISTAS: "Música sin fronteras"
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