28.8.06

NIGEL KENNEDY AND KROKE:
"East meets east"

Cuando Tomasz Lato, Tomasz Kukurba y Jerzy Bawol, tres amigos de la ciudad polaca de Cracovia, fundaron en 1992 la banda Kroke, no podían llegar a imaginar la importancia que iban a a acabar cobrando en el panorama de la música klezmer, el importante e imaginativo folclore de los judíos del este de Europa (aunque pocas décadas atrás, en Polonia, klezmer no era un tipo de música, sino una manera de llamar a los músicos que interpretaban la música folclórica judía). Este conjunto de música atemporal cuyo apelativo deriva del propio nombre de su ciudad natal en yiddish (la más importante derivación de la lengua judaica) se ve teñida de influencias orientales y jazzísticas en una fusión sin prejuicios y con un elevado tono irónico (apreciable especialmente en sus aconsejables directos) que la hace muy particular y absolutamente recomendable. En sus manos cualquier cosa puede suceder, y esa eterna paradoja sobre las nuevas/viejas músicas llega a su punto álgido merced a una interpretación presumiblemente tradicional pero con un alto toque de modernidad, basada en la fusión y apertura de miras de los tres músicos del conjunto: el rompedor violín de Tomasz Kukurba, el señorial acordeón de Jerzy Bawol y el eficaz contrabajo de Tomasz Lato. Tan estimulantes e influyentes han llegado a ser sus trabajos que entre su nómina de importantes seguidores se encontraba otro violinista excepcional, el polémico inglés Nigel Kennedy, con el que por caprichos del destino acabaron firmando una colaboración de auténtico lujo.

"La música te mantiene joven -decía Nigel-, mañana siempre te va a traer algo nuevo". Efectivamente, y como un paréntesis en su periplo musical, los caminos de Kroke y Nigel Kennedy se cruzaron en un festival de verano en Cornualles en el año 2001, y este excéntrico artista les propuso de inmediato que tocaran juntos. Kennedy y Kroke estuvieron trabajando mano a mano de mayo de 2002 a enero de 2003 con un repertorio basado en los grandes éxitos del grupo polaco, junto a tradicionales balcánicos y una pieza del compositor serbobosnio Goran Bregovic. El afortunado resultado, de colorista portada en la que se utilizan ilustraciones de Annabel Wright, fue publicado por EMI Records en 2003 con el título de "East meets east", y supuso un enorme éxito de ventas y crítica, saliéndose incluso del campo de las músicas del mundo. Tras cosechar éxitos sin par en sus grabaciones clásicas (número 1 con "Las cuatro estaciones" de Vivaldi) o en sus trabajos más melódicos ("Kafka"), Kennedy -cuyo apetito por la exploración destacaba en el libreto del CD el manager John Stanley- se atrevió a aportar sus aptitudes como violinista en esta sorprendente reunión de temas ajenos, un disco de calidad casi indecente, una joya que comienza con otra, el conocido tradicional serbio "Ajde jano", inmortal canción en la que nuestros protagonistas contaron con la ayuda de la siempre estimulante voz de la cantante belga Natacha Atlas, que suele otorgar calidad a todo lo que toca; el primer trabajo de la banda, "Trio" (publicado en 1995), ya contaba con una espléndida versión instrumental de este clásico de los balcanes, pero la incorporación de esta vocalista de raíces egipcias le otorga auténtica categoría de hit de la world music. "Dafino" (una canción mágica y envolvente), "Tribute to Maria Tanase" (una actriz y cantante rumana, gran interprete de música popular, que goza de un bonito recuerdo en este trabajo) o "Jovano jovanke" (tema de amor incorporado al repertorio de numerosos grupos de varios tipos de música) son otros magistrales ejemplos de ese legado tradicional, al que hay que añadir las composiciones propias de los tres miembros de Kroke, nuevas algunas (la delicada y sugerente "One voice", por ejemplo), recogidas otras en algunos de sus geniales trabajos: la dulce "Lullaby for Kamilla" (titulada "Love" en el álbum "The sounds of the vanishing world"), la rítmica -sin duda un clásico de la banda- "Time 4 time" (del mismo disco) o la alegre "Eden" (basada en un tema del pionero estadounidense del klezmer Harry Kandel, que sonaba lentamente en varias partes del propio trabajo "Eden", un álbum que incluía también el excepcional corte "Dafino", mencionado anteriormente, bajo el título de "Dafino vivo"). Publicado unos meses antes en ese mismo año 2003, el álbum de Kroke "Ten pieces to save the world" está representado por la excepcional "T 4.2" ("Light in the darkness"), otra de las maravillas de un trabajo tan magistral como artesano, que sirvió como espaldarazo definitivo a la banda de Cracovia, cuyas virtudes aún no habían sido descubiertas por un gran rango de público que de inmediato empezarían a seguir su trayectoria.

Aunque el repertorio del álbum es en su mayoría de Kroke, en la publicidad de EMI se intentaba vender el disco como de Nigel (sin mencionar a los polacos), con publicidades como esta: 'El violinista más famoso del mundo presenta una exuberante y sensual celebración de la música de Europa del este y África del Norte'. El virtuosismo de este artista se pone de manifiesto en piezas de una interpretación tan sublime como "Lost in time", así como la tremenda capacidad de Kukurba, Lato y Bawol para componer e interpretar una música vital, con aires de fiesta y celebración, influencias sefardíes y por supuesto balcánicas, como el popular "Ederlezi" de Goran Bregovic. Si ya de por sí escuchar cualquier disco de Kroke es una espectacular fiesta privada, esta sorprendente reunión con Nigel Kennedy es un inmenso y profundo gozo, sólo hay que escuchar juntos esos dos violines (Kukurba es otro reverenciado intérprete) y combinarlos con un rítmico contrabajo, un evocador acordeón y otras pequeñas contribuciones como la percusión de Miles Bould, el bajo eléctrico de Mo Foster, la sensual voz de Natacha Atlas o incluso las cuerdas de la Kraków Philharmonic, para estar sin ninguna duda ante uno de los mejores álbumes de la década.









4 comentarios:

Anónimo dijo...

Jejeje, este disco lo comenté en mi blog hace tiempo. Es magnífico, los músicos son jodidamente buenos.

A ver si algún día los veo en directo. Tengo un video grabado de los Conciertos de Radio 3 de La2, pero no es lo mismo.

Saludetes.

Anónimo dijo...

Cuando tengas oportunidad no te los pierdas, a mí lo único que me fastidió del concierto fue que cuando acabó estuve esperando a que salieran y me firmaran el disco pero tardaron un poco y yo me tuve que ir, pues tenía que coger el autobús de vuelta a Zaragoza. Otra vez será.
He leído hoy mismo la crítica en tu blog, está claro que estamos de acuerdo.

Quico dijo...

Tuve la suerte de disfrutarlos en Castellón, en un concierto para 600 personas.

En mi vida he disfrutado más de un concierto.

Además, al terminar el concierto conseguí que me firmaran un cd que, en un momento de debilidad, le regalé a un amigo (su cumpleaños era el día del concierto y no pudo ir por una inoportuna enfermedad)

(Aquí está el cd en cuestión: http://disfrutadetodounpoco.blogspot.com/2009/06/013-kroke.html)

Inigualables, increibles, mágicos.

Pepe dijo...

Con tantos adjetivos sobran las palabras. Geniales.