22.7.23

KENNY G:
"Breathless"

Aunque haya perdido durante las últimas décadas gran parte de su popularidad, pocos solistas han sido continuamente referenciados en la cultura popular como Kenneth Gorelick. Grandes cómicos le han incluido en sus monólogos, y series de éxito como Los Simpsons o Bob Esponja le han parodiado con gracia, a lo que él respondía: "Casi siempre que he visto una parodia de mí me ha parecido bastante graciosa". Grandes figuras le han recordado, como cuando fue el regalo viviente de cumpleaños de Kanye West a su entonces esposa, Kim Kardashian. Cada vez que había que recurrir a una melodía de saxo melosa y romántica, ahí estaba él, pero a Gorelick todos le conocemos realmente como Kenny G, un intérprete de instrumentos de viento que se hizo tremendamente famoso en los años 90, cuando difícilmente pasaba desapercibida su característica melena. Su fama no impone en absoluto la veneración, de hecho, si bien son perfectamente aceptadas sus cualidades como intérprete, son muchos los detractores de su estilo, por lo suave y edulcorado del mismo. Lo mismo sucede en el mundo del jazz y su puerta lateral hacia el smooth jazz, subgénero liviano, dirigido hacia lo cálido del funk y lo comercial del pop, en el que se involucra por defecto a Kenny G, como a otros veteranos del jazz ligero como David Sanborn o George Benson, famosos cantantes como Lionel Richie y Al Jarreau, o bandas como Spyro Gyra o Yellowjackets. 'Jazz para la gente a la que no le gusta el jazz', se decía de algunas de esas bandas, especialmente de Kenny G. Los prestigiosos premios Grammy no tienen en cuenta sin embargo la palabra jazz al mencionar a Kenny, puesto que sus 17 nominaciones han sido en las categorías de pop instrumental o R&B instrumental. Su único premio lo logró en la categoría de Mejor Composición Instrumental con el tema "Forever in Love", del álbum "Breathless". 

Publicado por Arista Records en 1992, "Breathless" fue el álbum con el que entró en los años noventa un Kenny G que acababa de participar con un epatante tema en la película 'Dying Young', protagonizada por Julia Roberts, y había logrado un enorme e inesperado éxito en China con el tema "Going Home" del álbum en directo "Kenny G Live". Como en todos sus plásticos, de nuevo el intérprete lucía en primer plano en la portada de este trabajo producido por Kenny G, Walter Afanasieff y David Foster. Si bien ya era un músico con clara predisposición a los tonos pastel (así se titulaba "Pastel", uno de los grandes cortes de su anterior álbum de estudio, "Silhouette"), en "Breathless" Kenny G enfatizó sobremanera la vertiente sentimental de su música, mostrándose directamente como un disco azucarado, hecho para vender, destinado a llegar al corazón del gran público con melodías románticas sin par. La producción, impoluta, estaba totalmente dirigida hacia un punto dominante: con toda lógica, el saxo roba el protagonismo a los demás instrumentos (muchos son los músicos invisibles que ayudan a Kenny en este álbum), que acompañan con solvencia pero no destacan. "The Joy of Life", el comienzo del disco, es un tema marchoso, para generar expectación en un espectador neutro; en él, efectivamente, 'alegría' es la palabra, no sólo cumple ese papel, sino que tiene aroma de hit a pesar de no ser, injustamente, sencillo del álbum. Evidentemente, otras grandes composiciones van a captar el interés y centrarán los esfuerzos de la compañía. Por ejemplo, "Forever in Love" es el temazo romántico que prometía la evolución de Kenny G hacia figura de primer nivel. Primer sencillo, catalizador de un éxito enorme, y poseedor de un hermoso videoclip que se dejó ver por todas las televisiones, como por todas las radios se escuchaba este apasionado "Forever in Love"; introducido por un bello piano, este tema es cálido y muy personal, ya que Kenny lo escribió en unos momentos muy importantes: "Esta es una canción muy especial para mí, estaba a punto de casarme y quería escribir algo que reflejara la forma en que me sentía con mi mujer". Con las mismas intenciones y, eso sí, un acabado perfecto, "In the Rain" baja el listón por su dulzura demasiado buscada. Tras esta pequeña pérdida, por repetición de conceptos, de fuerza instrumental, en "Sentimental" aún hay espacio para otra gran melodía de película romántica, otro tema muy conectado al corazón de Kenneth Gorelick: "Esta canción tiene una de las melodías más inquietantes de todas las que he tocado. Co-escribí la canción con mi amigo de toda la vida Walter Afanasieff, verán su nombre junto al mío en la mayor parte de mi música. También, cuando hice el video musical, mi esposa estaba conmigo y ella estaba embarazada de nuestro primer hijo. Un momento muy especial". Su videoclip, de hecho, es como una pequeña película en blanco y negro. Una pieza fabulosa, que fue segundo sencillo del álbum, y que despierta al oyente somnoliento, pero para que no decaiga el interés, rompiendo con la dinámica instrumental, llega de golpe la voz de Peabo Bryson en "By the Time this Night Is Over", canción llevadera compuesta por el muy conocido Michael Bolton (junto a Diane Warren y Andy Goldmark), que sin ser de las canciones más recordadas del año, sí que complementaba con solvencia este disco. Buena voz, un ritmo ameno, una instrumentación que se dejaba escuchar un poco más, y un tercer sencillo que ayudó a diversificar la oferta del álbum y a quitarle la pegatina de estrictamente instrumental. Hasta aquí la mejor parte de "Breathless", el mismo patrón viste a lo que sigue aunque el nivel general baja uno o varios puntos. Así, tras el pop instrumental de "End of the Night", aparece una nueva melodía romántica que aún llega muy dentro, la de una bellísima "Alone" cuyos comienzo y solo de guitarra parecen acercarla al nuevo flamenco. "Morning" mantiene el nivel dulzón del sol de la mañana: "Esta canción fue grabada a altas horas de la madrugada, y yo estaba tan inspirado que seguí tocando toda la noche hasta que el sol salió a la mañana siguiente. Es por eso que se llama 'Morning'". A continuación se da paso a otra buena canción de estilo rythm and blues, "Even if my Heart Would Break", cantada por Aaron Neville. A partir de aquí Kenny ya lo ha dicho casi todo en este disco: "G-Pop" es una pieza de intento rítmico en un tramo final en el que destaca la dulzura de "Sister Rose" (otra relajada demostración de saxo que parece salida de un anuncio de El corte inglés, verdaderamente efectivo aunque tal vez perdido en la intensidad de tonadas de viento del álbum) y la despedida de "The Wedding Song". Eso sí, no se puede negar la pureza y el sentimiento que despiertan estas piezas a estas alturas de un trabajo de adoración para los que saben buscar la belleza y disfrutan de la naturalidad, y de hastío, incluso aborrecimiento, de los que buscan una mayor profundidad o sencillamente otro tipo de sonido. Como en la variedad está el gusto, el seguidor de Kenny G (igual que un oyente agradecido de música instrumental o de easy listening, o el que simplemente escucha música de fondo) apreciará sin duda esta parte final del disco, hasta completar, sin estridencias, los excesivos 15 cortes del mismo. Incluso una edición japonesa incluyó un tea extra, el tradicional "Jasmine Flower".

'Listening to Kenny G' es un documental de la directora Penny Lane estrenado en 2021 en HBO Max, en el que se repasa la trayectoria del músico así como se hurga en ciertas ideas sociales, intercalando opiniones de críticos que de igual modo alaban la figura del artista como le tildan de 'papel musical de pared'. Y es que es difícil evitar ciertas polémicas cuando se habla de un músico como este, paradigma de lo decididamente almibarado en la música, que lo mismo vende millones de discos que acapara sólidas animadversiones entre otros músicos de jazz (Pat Metheny se cebó con él, especialmente tras realizar una versión del gran clásico de Louis Armstrong "What a Wonderful World") o entre otra gente que simplemente prefiere escuchar otro tipo de música pero le gusta criticar. Como icono de toda una generación, Kenny está de vuelta de todo y demuestra en el mencionado documental tomarse con humor estas cuestiones. Musicalmente hablando, "Breathless" dio un gran salto en el mercado español, llegando al número 3 en las listas de ventas de abril de 1993, permaneciendo 46 semanas ese año y otras 26 más en 1994, con más de 200.000 copias (doble platino) vendidas en total. Kenny G vendió en todo el mundo la espectacular cifra de 15 millones de copias de este trabajo. Dos años después, repitió éxito con "Miracles", el disco navideño más vendido de la historia, aunque uno de los grandes triunfos de este saxofonista no fue musical, sino su visión de futuro al apostar por invertir en la cadena de tiendas de café Starbucks, cuando sólo una tienda en Seattle no hacía prever su enorme expansión mundial.

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5.7.23

TANGERINE DREAM:
"Green Desert"

Justo después de la publicación del álbum "Atem" para el sello Ohr, y antes de fichar por Virgin Records comenzando así su despegue comercial, Edgar Froese y Christopher Franke, las dos efes de la banda Tangerine Dream, habían grabado en los Skyline Studios berlineses el esqueleto de un nuevo trabajo, mientras el tercer miembro del grupo, Peter Baumann, estaba de viaje por India y Nepal. La nueva grabación consistía en una demo de rock instrumental en la que se introducía el secuenciador como principal elemento electrónico, pero dada la ausencia de Baumann, Froese y Franke decidieron aparcar esas cintas para retomarlas más adelante, concentrándose de lleno en lo que sería el primer éxito de estos tres miembros míticos de Tangerine Dream en 1974, "Phaedra". Tanto fue así que pasó más de una década hasta que Edgar Froese rescató del olvido esas demos, añadió nueva música y voces y lo remezcló todo al modo de los años ochenta, posiblemente algo distinto a lo que hubiera visto la luz en los añorados setenta: "'Green Desert' debería haberse publicado antes que 'Phaedra'. Acabábamos de adquirir nuestro primer secuenciador analógico y estábamos adaptándonos a él. Pero recibimos una oferta de Virgin Records para usar sus estudios Manor en 1973, así que abandonamos esas cintas y comenzamos desde cero".

"Green Desert" fue por tanto el título definitivo de este trabajo que contó de esta manera con dos concepciones e influencias temporales, la esotérica de la frontera entre los conocidos, por los muchos seguidores de la banda, como los 'Pink Years' y los 'Virgin Years' (la setentera, oscura), y la esencia más pegadiza de los 'Blue Years' (la ochentera, más melódica). La publicación en enero de 1986 tuvo diseños completamente diferentes en los Estados Unidos y en Gran Bretaña: la versión americana en vinilo, casete y CD en el sello Relativity Theory contó con una portada con fotografía de Mark Weinberg en la que se contemplaba un paisaje desértico; Jive Electro fue la compañía que lo publicó en Europa en CD, con un diseño retrofuturista en verde rescatado, en otros colores, para las reediciones en esa compañía de los primeros álbumes de la banda, así como de la compilación de seis vinilos "In The Beginning....", uno de los cuales era "Green Desert". La propia Jive publicó en 1989 su vinilo, con una cubierta totalmente escueta, sólo con el nombre del álbum y del grupo junto a un cuadradito amarillo con un fondo blanco. En 1996 llegó una cuarta portada, sobre una fotografía de la parte interior de un globo aerostático de Monique Froese, que se publicó en CD en varias compañías (Essential! Records, Castle Communications PLC, Sequel Records, y más adelante en Esoteric Recordings o Sanctuary Records). La pieza titulada igualmente "Green Desert" ocupaba la primera cara del disco, y en ella se trasluce, como un sol aplanador, un melodrama cósmico con instrumentación de rock (y el añadido del secuenciador) que tan bien casa con lo terrenal, lo desértico; el comienzo es misterioso, una atmósfera fangosa y asustadiza bien construida, que da paso bajo un sincopado ritmo de batería a una severa guitarra, héroe melódico y posiblemente momento álgido del álbum, que desarrolla una larga textura ambiental de rock sinfónico con asomos a una new age de intentos comerciales. La batería, desbocada, es ese actor secundario que borda su papel, reclamando por momentos más protagonismo, intentando enfatizar el carisma con sus arrebatos rítmicos, y la pieza cobra vida en tonos graves de teclado, profundos, en un alocado clímax que ayuda a afianzar una cierta sensación de ambiente improvisado expandido. El final de esta cara A es un fabuloso juego de sintetizadores áridos que se acerca al "Oxygène" de Jarre. La cara B comienza con una elegante línea melódica aventurera, tan ochentera que parece un añadido posterior, agradable (algo facilona, lindante con el camino espiritual de algunos gurús de la new age, como el siempre agradable Deuter) aunque lejos de la profundidad de algún pasaje anterior. Era "White Clouds", que cede sitio a una "Astral Voyager" donde destaca el secuenciador junto a un teclado aflautado con motivos selváticos, elaborando otro de los grandes momentos del disco, una fase alucinógena que a pesar de ser duradera deja ganas de más. Sin resultar sobrante, ese final titulado "Indian Summer" es la atmósfera más pasajera del álbum, un pulso profundo sobre el que se alza un teclado con apariencia de viento, flauta y saxo en uno, plasmando más el preludio de unas vacaciones que en retorno de un periplo épico; sus atisbos folclóricos parecen estar en la linea del trabajo en solitario de Edgar Froese en 1975 "Epsilon in Malaysian Pale", inspirado en una visita a la jungla en Malasia. "Green Desert" es por momentos fascinante porque sabe ensamblar la oscuridad de una década con la mayor luminosidad de otra, en un equilibrio que ayuda a la escucha, tal vez no del purista seguidor de los Tangerine Dream originales, pero sí del oyente no tan habitual. Cierto es que no se trata de la mejor obra del grupo, pero este rescate fue sin duda afortunado y necesario, pues cada pulsión electrónica de Froese y Franke en aquellos años era sinónimo de frenesí, de hechizo, de magnetismo. 

Ideado en una década, rematado en otra, siempre vigente, "Green Desert" se aprovecha de dos grandes estados de gracia de la banda alemana, y pertenece a ese tipo de trabajos de Tangerine Dream que conectan con otro rincón de nuestro conocimiento, que saben llegar a provocar un estado elevado de emoción y de extrañeza: "Nuestro sonido es una música de la emoción y la vida interior, busca estimular la imaginación de cada uno, no quiere imponer imágenes, es una especie de meditación, de pretexto sonoro". Sorprende de hecho que su concepción sea anterior a "Phaedra", sus texturas son más fáciles, la guitarra es limpia, en una onda primaria de new age ambiental mucho más impoluta que los trabajos que la rodean, y hay buen contraste de lo electrónico con lo acústico (batería, especialmente), en una obra de fácil escucha y pionera en algunos frentes. Se trata este del único trabajo de Tangerine Dream, junto al excepcional "Forje Majeure" (1979), ejecutado por los enormes Edgar Froese (guitarra, Mellotron, Solina, MiniMoog, efectos) y Christopher Franke (percusión, sintetizador VCS3, secuenciador PRX II). En definitiva, un nuevo acierto de Tangerine Dream, justo antes de acometer una serie de trabajos dominados por la melodía y el tecnopop.

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