20.10.15

WOLFSTONE:
"The half tail"

Aunque la banda escocesa de rock celta Wolfstone siempre se había decantado hacia una música rotunda, una progresión natural experimentada desde comienzos de los 90 donde lo mas puro y tradicional seguía estando presente en gran medida, ellos mismos avisaban que en su trabajo de 1996 "The half tail", el oyente podría sentirse atrapado por un sonido mas duro que en los exitosos, sublimes incluso, "The chase" o "Year of the dog", las dos anteriores obras del grupo. La propia portada del nuevo álbum avisaba claramente de ello, una desafiante calavera de bovino con fondo de colores negro y sangre. Lástima que la caligrafía del libreto, obra de Amanda Munro, sea tan elegante y estilizada como dificilmente legible. El título provenía de una antigua expresión escocesa sobre los talleres en los que se reparaban los carros que se quedaban a 'media rueda' (half tail), al romperse una de ellas. El sello norteamericano de música celta Green Linnet volvió a apostar por estos herederos de William Wallace, y realmente es constatable que en "The half tail" se respiraba más que nunca el espíritu combativo escocés, a través de reels guerreros y letras comprometidas.

Esta banda implica una demolición del folk que se digiere de manera convencional, planteando una rockera y sugestiva combinación de ritmo y melodía, y una alternancia de temas vocales e instrumentales que consigue una deliciosa fluidez y mayor sensación de variedad. Desde luego, no hay momento para el aburrimiento en "The half tail", para empezar, por medio de un poderoso y bailable reel de título "Zeto" (su primera parte, 'Zeto the bubbleman', es una versión de Gordon Duncan de otra enérgica banda, Ceolbeg, mientras que el segundo tramo, 'Electric chopsticks', fue compuesto por Roddy MacDonald). El contraste se da con "Tall ships", una acertada canción de Ivan Drever con aroma country, armónica incluida. "No Tie Ups" es otro vocal que cierra el disco correctamente, sin embargo son las otras dos canciones que restan del trabajo las que rozan la excelencia: "Heart and soul", de fácil seguimiento, funde de nuevo eficazmente sones sureños y celtas, de la mano de Drever y Duncan Chisholm; y "Bonnie ship the diamond" es una delicia, un soberbio arreglo de un tema tradicional (consta de dos partes, 'Bonnie ship the diamond' y 'The last leviathan'), de desarrollo pegadizo y furiosa guitarra. En cuanto a los cortes instrumentales, el nivel es sencillamente sublime: "Gillies" es uno de los grandes clásicos de la banda y de la música celta de final de siglo, una magistral pieza recordada y venerada, que aúna intensidad y emotividad (su primera parte, el aire lento 'The sleeping tune', es obra de Gordon Duncan, mientras que la segunda y más rítmica, 'The noose and the gillies', la compuso el canadiense Perry Gauthier). En "Granny Hogg's enormous wallet" un comienzo de suave piano deja paso a una animada y sugerente danza con protagonismo de la flauta. "Glenglass" es una delicada y bellisima tonada de Stuart Eaglesham, esta vez dominada por el violín, otro de los puntos culminantes del álbum. Para concluir, "Clueless" no llega a alcanzar, a pesar de su corrección, los niveles anteriores. A efectos de producción el álbum es mas que correcto, posee un sonido limpio y conciso, con momentos de todo tipo muy bien delimitados y construidos. El responsable, Chris Harley, intentó ser el sustituto de Phil Cunningham, y este escocés desaparecido en 2015 demostró perfectamente su valía, la experiencia de tantos años con otra banda escocesa de renombre, Runrig, a los que agradecía Duncan Chisholm haber abierto el camino de la música celta escocesa hacia el rock. La banda mantenía sus cuatro miembros básicos, lo que garantizaba la conjunción de los mismos: Duncan Chisholm (violín), Ivan Drever (voz, guitarras, bouzouki) y los hermanos Eaglesham, Stuart (guitarras, whistle, voces) y Struan (teclados); además, Wayne Mackenzie (bajo), Mop Youngson (batería) y Stevie Saint (gaita), y como músicos invitados, Iain Macdonald (flauta), Sandro Ciancio (percusión) y Fraser Spiers (armónica). Mención aparte merece un gaitero tan innovador como Gordon Duncan (fallecido prematuramente en 2005, curiosamente el mismo año que otro genial intérprete de gaita, Martyn Bennett), que participaba en el anterior trabajo del conjunto, y si bien no aporta su magistral interpretación en éste, sí que colabora en la composición de algunos de los temas.

La inclusión de títulos tan míticos como "Gillies" o "Glenglass" en cuanto a los instrumentales, y "Bonnie ship the diamond" o "Heart and soul" entre las canciones, ayudó a hacer de "The half tail" un trabajo equilibrado (si bien los temas sin palabras parecen dominar el conjunto) y absolutamente imprescindible en la amplia y efectiva discografía de los escoceses, si bien culmina su mejor etapa, a partir de la cual las composiciones esenciales son menos habituales. Unas giras extensisimas hacían tan fáciles los momentos de fiesta como difíciles los destinados a la composición de nuevas canciones, lo que no impidió que siguieran llegando más trabajos con pequeñas nuevas joyas, buenos discos en general ("Seven" o "Almost an island", por ejemplo), pero que están notablemente eclipsados por la grandeza de sus grandes obras. No en vano, "The half tail" fue el último trabajo de Ivan Drever en la banda, al decidir dedicarse totalmente a su carrera en solitario. Uno de sus álbumes, "This strange place" (creado junto al bajista Wayne Mackenzie), creó una cierta confusión en el público al decidir Green Linnet editarlo bajo el nombre de Wolfstone, sin tener el sonido propio del grupo, el que abrumaba en trabajos como "The half tail".

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