21.9.12

NIGEL KENNEDY:
"Kafka"

Con un gran historial de músicos en la familia, se hizo evidente desde su infancia que un personaje tan inquieto como Nigel Kennedy iba a continuar la tradición familiar. En una escuela para niños prodigio, este británico aprendió desde muy pequeño piano (su madre, Escila Stoner, era profesora de ese utensilio) y fue adoctrinado por Yehudi Menuhin en su instrumento principal, el violín, con el que poco después conseguiría cifras de ventas asombrosas en la música clásica gracias a sus famosas interpretaciones de "Las cuatro estaciones" de Vivaldi o el "Violin concerto" de Elgar. Su propio carácter y fisonomía han contribuído a su éxito, circunstancias especiales (su extravancia en el vestir, peinarse o actuar) que se unen a su virtuosismo para captar la atención de un público muy numeroso. Sin embargo, a mediados de los años noventa este fan del Aston Villa necesitaba un cambio, y utilizó el nombre del escritor Franz Kafka para reivindicar su nuevo papel en la música: "Interpretar las obras maestras de los grandes compositores durante bastante tiempo ha sido una experiencia muy bonita, pero desde mi adolescencia he sentido la necesidad de expresar mis propias ideas en diferentes géneros musicales y he estado desarrollando el vocabulario musical necesario para presentar mi estilo musical". Publicado por EMI en 1996, este disco de Nigel Kennedy, que realmente no era el primero con su nombre y composiciones propias (en 1987 publicó "Let Loose", de más que difícil localización), llevó por título "Kafka" ya que, aunque declaró que diez de las canciones del disco trataban sobre el cambio, no quiso llamarlo "Metamorphosis" por considerarlo un término demasiado científico.

EMI no presionó en ningún momento a su mimado músico, en un intento de que todo fluyera en la dirección adecuada, que visto el resultado final es un curioso cruce de caminos, compuesto de ideas que en ocasiones llevaban años rondando la cabeza de este británico influenciado por igual por la música clásica como por el rock setentero y el jazz. De este modo, el disco es un emocionante surtido de cuerdas, en especial una gran demostración de Kennedy con sus violines acústicos y eléctricos. "Autumn regrets" es uno de los cortes más interesantes del álbum, con un comienzo atípico que deriva enseguida hacia un estilo psicodélico, donde el violín enseña por momentos una faceta rabiosa engalanando con su furia este acertado inicio. Sin destacar especialmente, "I believe in god" continúa por derroteros rockeros, en los que no falta un estupendo solo a modo de guitarra de este 'Hendrix del violín', una plegaria bastante heavy que despista en cuanto a las intenciones del álbum, especialmente si en el tercer corte nos topamos de golpe con una sencilla canción de voz operística sin mucha enjundia ("Transfigured night") que difiere notablemente con la anterior y hace que comencemos a sospechar que el carácter provocador de Nigel ha dado lugar a un cierto pasotismo estilístico. David Roscarrick-Wholey es el vocalista de esta canción, y se le escucha además en "Soleil levant sur la Seine" (un baile parisino demasiado tranquilo a pesar de las programaciones del canadiense David Bottrill, a su vez productor del trabajo junto al propio Nigel Kennedy -un Bottrill que posteriormente a "Kafka" ha producido entre otros grupos a Dream Theater, Muse, Placebo o The Smashing Pumpkins-) y en la extraña y dificilmente clasificable, pero amena y particular "From Adam to Eve", en la que comparte protagonismo con otros dos vocalistas y coatores de la canción, Brix E Smith (la cantante y guitarrista del grupo americano The Fall) y Stephen Duffy (británico, miembro fundador de Duran Duran). La parte central del disco es sin duda la más acertada y fácil de seguir, en especial por las dos composiciones que rodean a la mencionada "From Adam to Eve", las dos pequeñas joyas del disco, ambas compuestas por un Nigel Kennedy en estado de gracia: "Melody in the wind" es una exquisita melodía que nos subyuga con su estilo clasicista, en la que conversan amigablemente, incluso bailan entre sí, los violines de Kennedy y del afamado violinista francés de jazz Stéphane Grappelli, una gran influencia para Nigel desde que coincidió con él a los 13 años (considerado incluso, en sus propias palabras -y Menuhin aparte- como 'un padre musical'), que falleció un año después de la publicación de "Kafka". Por otro lado, emotiva y maravillosa, en "Fallen forest" Kennedy demuestra que lo mismo que puede ser dominado por su vena extravagante, también ha sabido durante su carrera explorar en su interior y crear e interpretar este tipo de propuestas suaves, dueñas de una deliciosa languidez y ternura como de cuento. Continuando con el intervalo intimista tan agradable, Jane Siberry canta "Innig", de la que es también coautora (el único corte en el que no suena el violín, ocupándose nuestro artista de su segundo instrumento, el piano), y tras un interesante "New road" (más movido y de aire country) y un reflexivo "Solitude", este variopinto "Kafka" se despide sin grandes alardes con la voz de la chelista británica Caroline Lavelle en "Breathing stone". "Melody in the wind", "Fallen forest" y "Autumn regrets" fueron con toda lógica los tres cortes que componían el CDsingle principal del álbum, que se complementó con otro que incluía "Innig" además de los anteriores, y un tercero que presentaba un tema nuevo, de título "Mixamorphosis I". "Kafka" se grabó durante algo más de tres meses en los Rockfield Studios de Monmouth, en Gales, rodeados de bosques y naturaleza. Kennedy interpreta violines acústicos y eléctricos, viola, piano, saxo, arpa y mandolina, y otorgó una gran libertad a sus músicos para que tuvieran la fluidez necesaria para añadir su toque personal. Hay que constatar que hubo un nutrido vaivén de intérpretes, que dificilmente repiten juntos en cada una de las canciones, originando de esta forma ese sonido discontínuo seguramente intencionado, al hilo de la variedad estilística del álbum: "Tuve la suerte de contar con músicos muy buenos", decía Nigel remarcando que Kafka era "una producción de estudio, no una banda para salir a tocar". Al margen de los vocalistas, ya mencionados, los músicos más involucrados en este proyecto fueron el galés Pino Palladino al bajo, el brasileño Naná Vasconcelos a la percusión, Bill Dillon y Doug Boyle a las guitarras, el intérprete de Kora Ravi, el francés de origen marfileño Manu Katché a la batería y el contrabajista inglés Danny Thompson, dándose la circunstancia de que tanto estos dos últimos como Caroline Lavelle pertenecían a la banda de la genial vocalista Loreena McKennitt. Además, Rory McFarlane (contrabajo), Rupert Brown (batería), Simon Clarke (órgano), Naomi Boole-Masterson (cello) o el inglés asociado a la escena de Canterbury John Etheridge (guitarra clásica). 

"Kafka", con su portada colorida, algo solarizada, en un principio no fue gratamente acogido por los fans del músico, considerando muchos de ellos que nunca podría llegar a ser un clásico en su discografía. Tal vez sería necesario cambiar el planteamiento de su escucha, tomarlo como un experimento, un híbrido de estilos, y dejarse atrapar al unísono por el riesgo de algunas de sus composiciones y la facilidad de otras, respetando las creaciones de este brightoniano como él mismo hace con las de Vivaldi, Bach, Beethoven o incluso The Doors, Jimi Hendrix o muchos otros ejemplos fuera del mundo clásico. Como bien expresa el violinista en el libreto del álbum, "la moda, el elitismo intelectual, el plagio y la política nunca se han relacionado con mis creencias musicales, por lo que es difícil encontrar una categoría conveniente con la que describir mi música. Todo lo que puedo decir es que he puesto mi corazón y mi alma en este álbum y ha sido muy gratificante, sobre todo por todos los maravillosos músicos que contribuyeron tanto, muchas gracias a ellos y también a ustedes por tomarse el tiempo para escuchar mis cosas". Sin duda, hay que agradecerle el esfuerzo, que también puede ser gratificante para cualquier tipo de público.

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12.9.12

JÓHANN JÓHANNSSON:
"IBM 1401, a user's manual"

Arthur Samuel, del Centro de Investigación Watson de IBM, escribió en 1964 que "hasta que no sea viable obtener una educación en casa, a través de nuestra propia computadora personal, la naturaleza humana no habrá cambiado". La multinacional americana IBM contribuyó sobremanera a ese cambio en los ochenta mediante el IBM PC, unas siglas que han trascendido notablemente. Sin embargo, IBM llevaba años fabricando ordenadores poco personales, monstruos de grandes proporciones que permitían almacenar y procesar datos, que fueron muy útiles por ejemplo para la NASA en el primer alunizaje. El IBM 701, nacido en 1952, fue su primera 'computadora científica comercial', y en 1959 nació el protagonista de este disco, el IBM 1401, del que se vendieron más de 20.000 unidades, y sobre el que nos podemos imaginar las dificultades de su manejo y puesta en funcionamiento. En 1964 uno de esos equipos llegó a Islandia y Jóhann Gunnarsson, padre de Jóhann Jóhannsson, fue el ingeniero jefe de mantenimiento, una labor que ha acabado inspirando el curioso disco que nos ocupa, orientado en principio a la danza (una obra de la coreógrafa islandesa Erna Ómarsdóttir, representada en más de cuarenta ciudades europeas), para cuarteto de cuerda, órgano y electrónica, y grabado finalmente en octubre de 2006 como la primera referencia de Jóhann Jóhannsson para el sello 4AD, con una gran orquesta de cuerda y 'grabaciones electrónicas cinta-a-cinta de época de un ordenador IBM 1401 encontradas en el ático de su padre'.
 
Gunnarsson se entusiasmó con las posibilidades musicales de la obsoleta máquina y realizó pequeños experimentos con las ondas electromagnéticas emitidas por la misma y un receptor de radio. En 2001 le habló a su hijo sobre estos ensayos, y comenzó a escribir esta nostálgica obra, que tras un encuentro con Erna Ómarsdottir -cuyo padre también había trabajado para IBM- tuvo su primera aplicación para la danza. "Queríamos que fuera una experiencia inmersiva, emocionalmente catártica, ritualista y expresionista", comenta un Jóhannsson que intentaba equiparar significativamente la inteligencia humana con la artificial. Ciertamente, aquellos ingenieros y programadores llegaron a empatizar de tal forma con la máquina que, cuando ésta fue sustituida y desconectada en 1971, se celebró un funeral por la misma, una humanización que intenta estar presente en este trabajo, utilizando los sonidos computerizados casi como coros, incluso incluyendo una canción que acaba por encontrar otra equiparación, la de esta computadora con el famoso HAL (las siglas con las letras anteriores a las de IBM) de la película de Stanley Kubrick "2001, una odisea del espacio", film que un sorprendido Jóhannsson contempló fascinado a los seis años de edad. "IBM 1401 a user's manual" (título que evoca el libro de Georges Perec "La vida, modo de empleo"), que cuenta con un sobrio pero poderoso diseño que incluye los datos en un facsímil del papel que utilizaba la máquina en aquella época, presenta cinco composiciones de duraciones amplias, que partiendo de una propuesta tan artificial tornan sin embargo en algo natural y hermoso con absoluta sencillez, logrando con sus lentos compases un efecto tan mágico y atrayente como el de la bruma que envuelve la costa. Y como ese propio efecto atmosférico que día tras día se antoja parecido, en la esencia continuada del trabajo aparece una inherente sensación de 'déjà vu', dado el parecido entre las melodías de cuerdas contenidas. "IBM 1401 Processing Unit" es la parte primera, una pieza conmovedora, a modo de lamento, incluso de oración, que presenta sigilosos toques electrónicos en su imperturbable y gloriosa calma. La intensa ambientalidad de carácter sinfónico abruma por su excepcional carga emotiva, mientras que el primer toque irreverente, vanguardista, aparece en la segunda parte del álbum, "IBM 1403 Printer", para la que Jóhannsson utiliza una voz encontrada en la guía de instrucciones de la impresora, que él mismo define como "la voz de un viejo profeta dando un sabio consejo"; acompañada de una monocorde campana, esta letanía se adorna por debajo, y abriéndose camino hasta dominar la pieza (para luego volver a desaparecer), con un himno entrecortado de tonos graves y auténticos zumbidos electrónicos. Las partes 3 ("IBM 1402 Card Read-Punch") y 4 ("IBM 729 II Magnetic Tape Unit") son otras dos acertadas composiciones para la orquesta de cuerda completa (The City of Prague Philharmonic Orchestra), con piano y órganos celeste y Hammond B3, además de numerosos efectos, que van aumentando su intensidad conforme avanza la escucha, llevándonos a formar parte de lo que parece un mundo particular, extraño, retro, de contínuo asombro y pleno de emoción y lirismo. El álbum es un vaivén constante, un oleaje de salpicaduras electrónicas conducido por unas fabulosas cuerdas, una construcción ambiental imprescindible para cualquier buscador de la belleza, que concluye con un quinto corte, de título "The sun´s gone dim and the sky´s turned black" ('el sol se ha difuminado y el cielo se torna negro'), que fue utilizado para el trailer de la película "Battle: Los Angeles" (traducida en España como "Invasión a la Tierra"), si bien no se incluyó en el metraje final del film. Esta pletórica, incluso gloriosa, quinta parte incluye un canto robótico (con la voz del propio Jóhannsson) y está basada en un poema de Dorothy Parker; la canción -equiparable al fenomenal "Odi et amo" de su álbum de debut, "Englabörn"- posee un particular encanto, recreando la 'muerte' de HAL en la citada película "2001, una odisea del espacio", mientras cantaba la canción "Daisy bell", que le había enseñado su instructor. "The sun's gone dim and the sky's turned black" fue además el lanzamiento elegido para el álbum en formato CDsingle, en una mezcla ligeramente distinta a la del disco, acompañado del inédito "Passacaglia", variación del título principal para cuarteto de cuerda, con la esencia barroca de su propio nombre.
 
"IBM 1401, a user's manual" es más que un disco, y no sólo como ejemplo de creatividad con altas dosis de ironía y saber estar, sino como un tipo de herencia, algo que era necesario continuar, en definitiva es un homenaje a su propia historia, con la característica añadida de incluir esas grabaciones originales con 30 años de historia, "sin duda el primer ejemplo de música digital que se produce en Islandia y uno de los primeros ejemplos de música electrónica en el país". El dubitativo inicio deviene en una suerte de himno de ambiental trascendentalidad, una astracanada capaz de tornar en religión la electrónica primitiva, en un alarde de inquieta transgresión de difícil parangón, donde se entrelazan pasado y presente. Jóhannsson, mayoritariamente aclamado con "Englabörn", demostró posteriormente en "Dis" que también sabe encontrar situaciones rítmicas (en la onda de grupos como Air) y presentarlas con elegancia entre pasajes más calmados. En "IBM 1401, a user's manual" confirmó su dominio del tiempo y el espacio en una partitura de apariencia sencilla y serena, un descubrimiento en el mundo del classical crossover que, si bien no es ajeno a mimetismos, constituye una nueva esperanza y una reflexión, la de que hay que abrazar a las máquinas como a nuestros propios hijos, pues si no, "al igual que los niños abandonados, se vuelven contra nosotros. Hemos encontrado que tarde o temprano, tenemos que aprender a leer el Manual del Usuario".
 
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