"Snowflakes are dancing"
Durante gran parte del siglo XX la electrónica que ahora es tan común fue una moderna y rudimentaria tendencia de músicos contemporáneos como Varese o Stockhausen. En 1964 Robert Moog popularizó el sintetizador y se empezaron a abrir poco a poco las puertas de su uso en la música popular. Pero antes, y casi vistos como monstruos de feria por los puristas, llegaron unos experimentos que convertían la clásica al sintetizador. El pionero fue Walter Carlos (posteriormente Wendy, con lo que a pesar del cambio de sexo mantuvo las siglas) en 1968 con "Switched on Bach", que también versionearía a Beethoven en 1971 en "La naranja mecánica", y en 1974 llegó este álbum de un japonés nacido en Tokio en 1932 llamado Isao Tomita, un álbum que en su versión española llevó por título "El nuevo sonido de Debussy" y por subtítulo: 'en versión electrónica del famoso intérprete del Moogsintetizador Tomita'.
Para Pierre Boulez Debussy es el verdadero precursor de la música contemporánea por su ruptura con la formas clásicas de su época y su descubrimiento de un lenguaje musical libre y nuevo. Por esta razón podría prestarse mejor que Bach o Beethoven a su reinterpretación por cauces modernos. Tomita había cambiado su concepción del sintetizador tras escuchar a Walter Carlos, literalmente se había impresionado con las posibilidades del instrumento, así que tras varios años de experimentación publicó con RCA en 1974 "Snowflakes are dancing". En esos años de grandes armatostes electrónicos, cuando Kraftwerk, Tangerine Dream o Emerson, Lake & Palmer ya funcionaban electrónicamente, la sensibilidad de la combinación entre el Moog y Debussy consiguió deslumbrar a unos y enervar a otros, pero ante todo constituyó un gran éxito de ventas, en parte por la inclusión de "Arabesco número 1" en importantes documentales astronómicos. En España dicho título también se hizo popular, al incluirlo como cabecera del programa "El planeta imaginario".
"Snowflakes are dancing" es como un vestigio de otra época pero que sobrevive bien al paso del tiempo, a lo que contribuye que la remasterización publicada en 2000 en la colección High Performance de la propia compañía RCA Red Seal / BMG Classics ha sido excepcional. Si a eso unimos la calidad de las composiciones originales de Claude Debussy estamos ante una combinación casi mágica, un sonido sinfónico un tanto enlatado, infantiloide, pero generoso en contundencia y fuerza expresiva, y ante todo original. Aunque es difícil superar la frialdad de los sintetizadores para interpretar una música tan cálida, el contraste es superado fácilmente por una mente abierta a la experimentación y la búsqueda de nuevas formas de expresión, aunque los instrumentos clásicos, por supuesto, sigan siendo los más adecuados (no en vano se compusieron expresamente para ellos) para estos temas. En su auténtico arsenal de teclados Moog, Tomita encontró un sonido característico, agradable, alegre, con el que rendir homenaje a Debussy. En una especie de anticipo de esos discos de versiones sintetizadas que se pusieron de moda en los 90, Isao utiliza de grata manera esa refrescante infantilidad antes comentada, sólo hay que escuchar las canciones más conocidas del álbum ("Snowflakes Are Dancing" y "Arabesque No. 1", a las que hay que unir "Gardens In The Rain" y "Passepied") para darse cuenta que esos momentos burbujeantes superan en popularidad a otros grandes temas de mayor seriedad e intento de acercamiento al auténtico clásico ("Reverie", "Clair De Lune", "Footprints In The Snow" o el conocido "Prelude To The Afternoon Of A Faun") encontrando al final el complemento entre todos por su idéntico origen y parecido tratamiento, esa diferenciación tan particular y realmente interesante, ya que las versiones orquestales siempre van a estar ahí para el que las quiera disfrutar. Tomita ofrece aquí algo nuevo, que ahora vemos de otra manera a como se veía en los setenta (muchos lo verán como un recuerdo obsoleto) pero que puede seguir siendo válido.
Para Pierre Boulez Debussy es el verdadero precursor de la música contemporánea por su ruptura con la formas clásicas de su época y su descubrimiento de un lenguaje musical libre y nuevo. Por esta razón podría prestarse mejor que Bach o Beethoven a su reinterpretación por cauces modernos. Tomita había cambiado su concepción del sintetizador tras escuchar a Walter Carlos, literalmente se había impresionado con las posibilidades del instrumento, así que tras varios años de experimentación publicó con RCA en 1974 "Snowflakes are dancing". En esos años de grandes armatostes electrónicos, cuando Kraftwerk, Tangerine Dream o Emerson, Lake & Palmer ya funcionaban electrónicamente, la sensibilidad de la combinación entre el Moog y Debussy consiguió deslumbrar a unos y enervar a otros, pero ante todo constituyó un gran éxito de ventas, en parte por la inclusión de "Arabesco número 1" en importantes documentales astronómicos. En España dicho título también se hizo popular, al incluirlo como cabecera del programa "El planeta imaginario".
"Snowflakes are dancing" es como un vestigio de otra época pero que sobrevive bien al paso del tiempo, a lo que contribuye que la remasterización publicada en 2000 en la colección High Performance de la propia compañía RCA Red Seal / BMG Classics ha sido excepcional. Si a eso unimos la calidad de las composiciones originales de Claude Debussy estamos ante una combinación casi mágica, un sonido sinfónico un tanto enlatado, infantiloide, pero generoso en contundencia y fuerza expresiva, y ante todo original. Aunque es difícil superar la frialdad de los sintetizadores para interpretar una música tan cálida, el contraste es superado fácilmente por una mente abierta a la experimentación y la búsqueda de nuevas formas de expresión, aunque los instrumentos clásicos, por supuesto, sigan siendo los más adecuados (no en vano se compusieron expresamente para ellos) para estos temas. En su auténtico arsenal de teclados Moog, Tomita encontró un sonido característico, agradable, alegre, con el que rendir homenaje a Debussy. En una especie de anticipo de esos discos de versiones sintetizadas que se pusieron de moda en los 90, Isao utiliza de grata manera esa refrescante infantilidad antes comentada, sólo hay que escuchar las canciones más conocidas del álbum ("Snowflakes Are Dancing" y "Arabesque No. 1", a las que hay que unir "Gardens In The Rain" y "Passepied") para darse cuenta que esos momentos burbujeantes superan en popularidad a otros grandes temas de mayor seriedad e intento de acercamiento al auténtico clásico ("Reverie", "Clair De Lune", "Footprints In The Snow" o el conocido "Prelude To The Afternoon Of A Faun") encontrando al final el complemento entre todos por su idéntico origen y parecido tratamiento, esa diferenciación tan particular y realmente interesante, ya que las versiones orquestales siempre van a estar ahí para el que las quiera disfrutar. Tomita ofrece aquí algo nuevo, que ahora vemos de otra manera a como se veía en los setenta (muchos lo verán como un recuerdo obsoleto) pero que puede seguir siendo válido.
La escucha de este disco no deja de traslucir una curiosa sensación de irrealidad, esa misma atmósfera retro que emanan algunas películas de ciencia ficción de la época, esas que no supieron ver más allá. Podemos considerar sin embargo a Tomita como un visionario, un adelantado a su tiempo, aunque sea precisamente el avance tecnológico el que le haya acabado fagocitando sin piedad en favor de otras tendencias más modernas. Al escuchar "Snowflakes are dancing" debemos remontarnos a aquella época pretérita y disfrutar de esa caducidad de los primeros sintetizadores, así redescubriremos una obra interesante y, en cierta medida, influyente.
3 comentarios:
Hey, Pepe:
Vaya lista de discos desconocidos para mí que llevas recientemente. Una sugerencia: ¿Por qué no haces un post pequeñito sobre tus diez discos instrumentales favoritos? Sería algo que me interesaría bastante.
Intento intercalar discos 'difíciles' con otros más asequibles o de artistas más conocidos, pero a veces sucede ésto, aunque en realidad yo no considero a estos últimos discos como muy desconocidos. El próximo que colgaré creo que va a ser un disco de Stephen Caudel que aunque también es algo desconocido me parece imprescindible para cualquier Oldfieldadicto, además de newagero.
En cuanto a mis diez discos instrumentales favoritos... ¿tú sabes lo difícil que es eso? Influyen tantos factores que puede que de los 10 haya 5 fijos pero los otros 5 puedan ser distintos cada día!!! Me lo voy a pensar y quizás acabe comentándolo aquí mismo, aunque no creo que rompa la estructura del blog con un post. Por supuesto, se admiten más opiniones.
Interesante obra la de este Tomita, capaz de lo mejor y lo peor (aún me duelen los oidos al escuchar su versión de Star Wars).
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