"Atlantis angelis" es un álbum importante en los reductos de la más pura new age de la curación y la espiritualidad, su inclusión en este género no deriva por modas o similitudes, sino porque está realizado desde la perspectiva adecuada para llevar ese apelativo y para tratarse de un trabajo respetado y muy vendido, más de medio millón de copias desde su publicación. La primera edición de este trabajo llegó en 1989 por medio del sello canadiense Imagine Records, y estaba firmado por Patrick Bernhardt; la segunda (aunque entre medio ha habido alguna otra, de difícil seguimiento) es una reedición en el 25 aniversario, distribuida por Aura Musick y firmada por Patrick Bernard. El que parecía un músico canadiense resulta ser un argelino (de padres franceses, nacido en 1952) que durante sus estudios en Francia se apasionó por el esoterismo y las ciencias ocultas, pero tras una profunda crisis llegó hasta el guía espiritual Srila Bhaktivedanta Swami Prabhupada. Tras varios discos sin éxito y una segunda crisis, dedicó su arte a la composición de mantras y a la música mística, y dió en el clavo con este estupendo "Atlantis angelis".
Auténtica música espiritual es lo que nos vamos a encontrar en este álbum, melodías llenas de paz que ayudan a liberar la mente y relajar el cuerpo, ideales para la meditación o la práctica de yoga. En realidad, si no sois ni practicantes de esta disciplina física y mental, ni seguidores de religiones hindúes o de otros movimientos espirituales, este disco también es para vosotros, sólamente hay que disfrutar de unas canciones muy inspiradas y que realmente pueden sentar muy bien en momentos de búsqueda de relax o de concentración, pero que también pueden ser escuchadas por el mero placer de la música (como los cantos tibetanos). En concreto la música de Bernhardt (recordad, actualmente Bernard) es muy apreciada por ese acercamiento de la sacralidad hindú a la cultura occidental, adaptando salmos cantados en sánscrito para sintetizadores y guitarra, intentando conseguir la armonización del alma. Y hay que reconocer que en efecto determinadas canciones de este disco son auténticos cúmulos de paz, como la suite más conocida, "The song of the universal light" (más de treinta minutos divididos en cinco partes muy parecidas entre sí), un verdadero acierto para el buscador de las corrientes musicales y filosóficas más espirituales. En esta bella canción se recoge la calma y la luz de las aguas del río cósmico (Jamuna); además, "el Amor celestial (Madhava), héroe de la diosa de la plenitud, levanta la gran colina protectora (giri vara) y contempla la belleza divina de la Reina del amor puro (Radha)"; así, entre cánticos, sonidos naturales y sintetizadores, puede conducir a la relajación y al olvido de los problemas diarios. Aunque la suite más recordada del trabajo es la anterior, "Atlantis angelis" es el tema que le da título (la referencia a la Atlántida es muy vendedora) y no deja de ser una pieza hermosa y también pacífica y liberadora, si cabe más meditativa que la anterior, con el canto de Patrick sobre los teclados, guitarras, percusiones, el rumor del agua y sonidos de ballenas. Su primera parte recoge sonidos curativos obtenidos de los libros canalizados por el profesor espiritualista Frank Alper, autor de 'Explorando la Atlántida', donde se narra que los atlantes eran extraterrestres que se establecieron en la Tierra y utilizaban cristales para almacenar energía; Bernhardt declama también el mantra tibetano 'Om mani padme hum', de vibraciones alegres y pacíficas. Mucho más sencillo es el siguiente corte, "Harmony of the OM spheres", un ambiente de vibraciones tintineantes, un mantra instrumental que busca elevar el espíritu. El álbum culmina con "Trascendastral voyage", que navega por los mismos mares de conciencia espiritual de los anteriores, con notas luminosas y el canto de Brigitte Pellerin. El amor, la conciencia, la sanación, la visión interior... la música de Patrick Bernard ahonda en esos temas y pretende, según cuenta el autor, "ayudarnos a cruzar distancias invisibles que nos separan de la luz viviente".
Como decía una crítica al respecto de este "Atlantis angelis", se trata de un disco que abre la puerta del viaje interior. Seas más o menos espiritual o místico, lo que está claro es que estamos ante un trabajo interesante tanto para la relajación como para la escucha de una música bonita y tranquila, a la cabeza de la (generalmente aburrida) New Age. Grabado en el Studio 1913 de Montréal (Canadá), y producido por Robert Lafond (que interpreta además piano y sintetizador), "Atlantis angelis" contó en 2012 con una segunda parte de similar estética y búsqueda musical, y Patrick Bernard, que apela en su obra al poder de la música ('un ente vivo', afirma), continúa publicando nuevos trabajos llenos de sus particulares mantras, "poderosas composiciones devocionales basadas en sagrados escritos sánscritos, latinos y hebreos". En definitiva, esa relajante 'música del bienestar' de la que "Atlantis angelis" es un recomendable ejemplo.
Auténtica música espiritual es lo que nos vamos a encontrar en este álbum, melodías llenas de paz que ayudan a liberar la mente y relajar el cuerpo, ideales para la meditación o la práctica de yoga. En realidad, si no sois ni practicantes de esta disciplina física y mental, ni seguidores de religiones hindúes o de otros movimientos espirituales, este disco también es para vosotros, sólamente hay que disfrutar de unas canciones muy inspiradas y que realmente pueden sentar muy bien en momentos de búsqueda de relax o de concentración, pero que también pueden ser escuchadas por el mero placer de la música (como los cantos tibetanos). En concreto la música de Bernhardt (recordad, actualmente Bernard) es muy apreciada por ese acercamiento de la sacralidad hindú a la cultura occidental, adaptando salmos cantados en sánscrito para sintetizadores y guitarra, intentando conseguir la armonización del alma. Y hay que reconocer que en efecto determinadas canciones de este disco son auténticos cúmulos de paz, como la suite más conocida, "The song of the universal light" (más de treinta minutos divididos en cinco partes muy parecidas entre sí), un verdadero acierto para el buscador de las corrientes musicales y filosóficas más espirituales. En esta bella canción se recoge la calma y la luz de las aguas del río cósmico (Jamuna); además, "el Amor celestial (Madhava), héroe de la diosa de la plenitud, levanta la gran colina protectora (giri vara) y contempla la belleza divina de la Reina del amor puro (Radha)"; así, entre cánticos, sonidos naturales y sintetizadores, puede conducir a la relajación y al olvido de los problemas diarios. Aunque la suite más recordada del trabajo es la anterior, "Atlantis angelis" es el tema que le da título (la referencia a la Atlántida es muy vendedora) y no deja de ser una pieza hermosa y también pacífica y liberadora, si cabe más meditativa que la anterior, con el canto de Patrick sobre los teclados, guitarras, percusiones, el rumor del agua y sonidos de ballenas. Su primera parte recoge sonidos curativos obtenidos de los libros canalizados por el profesor espiritualista Frank Alper, autor de 'Explorando la Atlántida', donde se narra que los atlantes eran extraterrestres que se establecieron en la Tierra y utilizaban cristales para almacenar energía; Bernhardt declama también el mantra tibetano 'Om mani padme hum', de vibraciones alegres y pacíficas. Mucho más sencillo es el siguiente corte, "Harmony of the OM spheres", un ambiente de vibraciones tintineantes, un mantra instrumental que busca elevar el espíritu. El álbum culmina con "Trascendastral voyage", que navega por los mismos mares de conciencia espiritual de los anteriores, con notas luminosas y el canto de Brigitte Pellerin. El amor, la conciencia, la sanación, la visión interior... la música de Patrick Bernard ahonda en esos temas y pretende, según cuenta el autor, "ayudarnos a cruzar distancias invisibles que nos separan de la luz viviente".
Como decía una crítica al respecto de este "Atlantis angelis", se trata de un disco que abre la puerta del viaje interior. Seas más o menos espiritual o místico, lo que está claro es que estamos ante un trabajo interesante tanto para la relajación como para la escucha de una música bonita y tranquila, a la cabeza de la (generalmente aburrida) New Age. Grabado en el Studio 1913 de Montréal (Canadá), y producido por Robert Lafond (que interpreta además piano y sintetizador), "Atlantis angelis" contó en 2012 con una segunda parte de similar estética y búsqueda musical, y Patrick Bernard, que apela en su obra al poder de la música ('un ente vivo', afirma), continúa publicando nuevos trabajos llenos de sus particulares mantras, "poderosas composiciones devocionales basadas en sagrados escritos sánscritos, latinos y hebreos". En definitiva, esa relajante 'música del bienestar' de la que "Atlantis angelis" es un recomendable ejemplo.
2 comentarios:
Como siempre desde este blog aportando mucha información. Me he tropezado hoy de nuevo con este cedé en mi discoteca, en su primera edición, que tiene momentos la verdad sublimes, de mucha inspiración. De lo mejor y más sincero de lo que llamó New Age, en estricto sentido. Además buscando por intenet, acabao de descubrir que hay una segunda parte de este Atlantis Angelis...
Un saludo
Pequeno Monstro
Sí, Bernhardt, Bernard o como diablos se llame, es un músico prolífico que, por supuesto, se ha encargado de reeditar de diversas maneras su obra más conocida, así como elaborar una segunda parte y lo que haga falta.
Eso sí, lucraciones aparte (qué coño, yo también intentaría exprimir la naranja hasta la última gota, que las cosas están muy mal), hay que reconocer que "Atlantis angelis" es un disco muy interesante entre la new age de los 80-90. Aconsejable 100%.
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