Entre el amplio abanico de pianistas no clásicos que nos ofrecía la primera década del siglo XX, fue cobrando poco a poco un gran protagonismo el italiano Ludovico Einaudi, hasta convertirse en un auténtico fenómeno. Es el suyo un piano formal, con elementos sinfónicos, románticos, incluso étnicos, pero él se deja inscribir en el minimalismo (un término que iguala con elegancia y sinceridad), y su contrato con el sello clásico Decca le otorga ese matiz contemporáneo que le hace más respetable. Su primer álbum con esta compañía británica, "Una mattina", llegó enseguida al número 1 en Inglaterra en el año 2004, después de cosechar grandes éxitos con sus álbumes para BMG Ricordi como "Le onde" (el primero, donde desarrollaba las bases de su sonido), un melancólico "I giorni" o el ambiental "Stanze". Este compositor nacido en Turín en 1955, no necesitaba las características y el carisma de otros famosos pianistas encuadrados en el minimalismo para deslumbrar, si bien con el tiempo ha superado la fama de prácticamente todos ellos. Su piano es hermoso y placentero, y después de sus incursiones en la música de cámara y componer para teatro, danza y cine, ha encontrado en él la herramienta perfecta para encauzar sus sentimientos hacia un oyente que se rinde con facilidad ante la hermosura de la melodía pura. Su capacidad de creación es, además, extraordinaria, sólo así se explica que año tras año continúe superándose, reafirmando su sonido y buscando elementos para enriquecerlo, como las influencias africanas provenientes de su viaje a Mali y encuentro con Toumani Diabate, o la incorporación de un ligero toque electrónico en su obra de madurez. Muy inmersos en el siglo XXI publicó "Divenire", otra obra maestra sin signos de cansancio o deterioro, acompañado esta vez por una orquesta completa, la Filarmónica de Liverpool.
"Divenire" se engancha a nuestro reproductor de CD como un imán al frigorífico, dada la embelesadora atracción de sus audaces melodías. Dotadas de un especial carácter visual, éstas parecen recoger impresiones de un largo y bello viaje, no en vano fue compuesto durante varios años en los cuales Einaudi abordó y publicó otros proyectos. Publicado en octubre de 2006 por Decca Records, en realidad este trabajo es fruto de ese 'devenir' al que hace mención, ya que la semilla surgió cinco años atrás en un concierto en los dolomitas, y fue creciendo poco a poco, inspirado especialmente en un tríptico del pintor italiano Giovanni Segantini, 'Naturaleza, vida y muerte', que suscitó en Einaudi "el deseo de completar esa imagen con música". En ese mismo concepto de transformación, de llegar a ser, cada pieza fue tomando forma en la cabeza de este artista único, independiente, heredero de una serie de músicas que van desde el piano que tocaba su madre hasta los minimalistas, pasando por las influencias del rock que escuchaban sus hermanas, de sus clases de guitarra o de la música étnica. Sin embargo el secreto de Ludovico no reside sólo en sus elaboradas melodías, ya que en "Divenire" resalta el engalanamiento de las mismas con un acompañamiento esmerado y original, fruto de la combinación de sus estudios clásicos con sus intereses más modernos. Y aunque probablemente pueda gustar a acólitos de uno u otro estilo, se intuye en Ludovico Einaudi a un compositor que disfruta en la época y métodos más actuales. En "Divenire" nada está colocado al azar, y aunque cada tema es audible independientemente, su orden y continuidad no es casual: "Cada pieza está donde quería, incluso los cambios de clave entre las armonías de los temas están pensados". Ese comienzo delicado y emocionante ("Uno"), como música que partiera de nuestra propia alma, es el augurio de una obra maestra, un disco que combina piano, orquesta y esporádicos toques electrónicos que nutren al sonido de las teclas de un alabado componente orgánico, como en este comentado inicio y en dos canciones que incluyen pianos sonando al revés (la preciosa "Rose" -un ambiente pianístico de excepción- y "Ascolta"), demostrando que no existe una huída de la tecnología (por ejemplo, y en otro orden, una de las composiciones, "Monday" -un solo de piano con aire antiguo-, nació tocando en directo por internet para un foro). La maduración de este álbum durante los muchos directos interpretados en esos cinco años provoca que incluso uno de los temas sea en vivo, una soberbia improvisación con el chelista Marco Decimo de título "Andare". Todo lo restante es fabuloso, ya se trate de nuevos solos de piano ("Oltremare", "Ritornare"), otra composición más completa y alegre ("Fly", que concluye con una cierta disonancia de guitarra eléctrica, interpretada por el propio Ludovico) o un tema final que no incluye piano, sino chelo y orquesta ("Svanire"), pero hay que acabar destacando dos cortes únicos en su característico estilo: "Divenire" es un auténtico hechizo, una inmarcesible composición que no sólo da título al álbum sino que fluye extraordinariamente y recoge en su espectacular desarrollo toda la idea del mismo. Por otro lado, "Primavera" es un fenomenal acercamiento a la técnica de Vivaldi, otra demostración de ingenio de cuya apabullante melodía gustaría disfrutar una y otra vez. Ambos cortes poseen vida propia y se muestran como dos gemas de las que dificilmente se encuentran muestras en los últimos años. De hecho, si este álbum hubiese sido creado 15 años atrás, nos encontraríamos ante un clásico indiscutible. Tal vez 15 años después ya lo sea.
"Divenire" se engancha a nuestro reproductor de CD como un imán al frigorífico, dada la embelesadora atracción de sus audaces melodías. Dotadas de un especial carácter visual, éstas parecen recoger impresiones de un largo y bello viaje, no en vano fue compuesto durante varios años en los cuales Einaudi abordó y publicó otros proyectos. Publicado en octubre de 2006 por Decca Records, en realidad este trabajo es fruto de ese 'devenir' al que hace mención, ya que la semilla surgió cinco años atrás en un concierto en los dolomitas, y fue creciendo poco a poco, inspirado especialmente en un tríptico del pintor italiano Giovanni Segantini, 'Naturaleza, vida y muerte', que suscitó en Einaudi "el deseo de completar esa imagen con música". En ese mismo concepto de transformación, de llegar a ser, cada pieza fue tomando forma en la cabeza de este artista único, independiente, heredero de una serie de músicas que van desde el piano que tocaba su madre hasta los minimalistas, pasando por las influencias del rock que escuchaban sus hermanas, de sus clases de guitarra o de la música étnica. Sin embargo el secreto de Ludovico no reside sólo en sus elaboradas melodías, ya que en "Divenire" resalta el engalanamiento de las mismas con un acompañamiento esmerado y original, fruto de la combinación de sus estudios clásicos con sus intereses más modernos. Y aunque probablemente pueda gustar a acólitos de uno u otro estilo, se intuye en Ludovico Einaudi a un compositor que disfruta en la época y métodos más actuales. En "Divenire" nada está colocado al azar, y aunque cada tema es audible independientemente, su orden y continuidad no es casual: "Cada pieza está donde quería, incluso los cambios de clave entre las armonías de los temas están pensados". Ese comienzo delicado y emocionante ("Uno"), como música que partiera de nuestra propia alma, es el augurio de una obra maestra, un disco que combina piano, orquesta y esporádicos toques electrónicos que nutren al sonido de las teclas de un alabado componente orgánico, como en este comentado inicio y en dos canciones que incluyen pianos sonando al revés (la preciosa "Rose" -un ambiente pianístico de excepción- y "Ascolta"), demostrando que no existe una huída de la tecnología (por ejemplo, y en otro orden, una de las composiciones, "Monday" -un solo de piano con aire antiguo-, nació tocando en directo por internet para un foro). La maduración de este álbum durante los muchos directos interpretados en esos cinco años provoca que incluso uno de los temas sea en vivo, una soberbia improvisación con el chelista Marco Decimo de título "Andare". Todo lo restante es fabuloso, ya se trate de nuevos solos de piano ("Oltremare", "Ritornare"), otra composición más completa y alegre ("Fly", que concluye con una cierta disonancia de guitarra eléctrica, interpretada por el propio Ludovico) o un tema final que no incluye piano, sino chelo y orquesta ("Svanire"), pero hay que acabar destacando dos cortes únicos en su característico estilo: "Divenire" es un auténtico hechizo, una inmarcesible composición que no sólo da título al álbum sino que fluye extraordinariamente y recoge en su espectacular desarrollo toda la idea del mismo. Por otro lado, "Primavera" es un fenomenal acercamiento a la técnica de Vivaldi, otra demostración de ingenio de cuya apabullante melodía gustaría disfrutar una y otra vez. Ambos cortes poseen vida propia y se muestran como dos gemas de las que dificilmente se encuentran muestras en los últimos años. De hecho, si este álbum hubiese sido creado 15 años atrás, nos encontraríamos ante un clásico indiscutible. Tal vez 15 años después ya lo sea.
"Divenire" se adaptó un poco más a la modernidad por medio de una edición especial en 2007 que incluía un segundo disco, en el cual se encontraban tres remixes a cargo de nombres importantes: Mercan Dede se encargaba de "Uno" (en un estimulante acercamiento, no ya a una temida electrónica, sino a una suerte de world music suave y con percusión), Robert Lippok de "Andare" (un buen ambiente electrónico el de este futuro colaborador del italiano) y Alva Noto de "Divenire" (el menos afortunado de los tres, porque elimina totalmente su excelsa melodía y delicioso desarrollo). El cine se fijó enseguida en la música de este turinés, por ejemplo el noveno corte de este disco, "Fly", fue incluído en una de las más exitosas películas francesas de los últimos tiempos, 'Intocable', y es que las notas de ese piano abarcan una amplísima gama de matices, pero no sólo musicalmente hablando sino que además pueden provocar en el oyente las más dispares pero siempre humanas sensaciones. Ludovico utiliza las notas, los tiempos, los silencios, con una absoluta maestría creando lúcidas composiciones para un disco pulcro, diáfano, pero de una emoción engañosa, puesto que es el propio devenir el que provoca que nunca lo escuchemos de igual modo, con las mismas ganas o predisposición. Aún así, seguirá siendo siempre una experiencia única.
10 comentarios:
No sé cómo le conocí, creo que lo vi anunciado en alguna parte. Es este el único disco que he escuchado, y creía que iba a ser muy bueno pero me supo a decepción. Salvo un par de temas y algunas melodías bonitas pero no muy bien aprovechadas, el resto me resultó bastante insípido, frío, poco inspirado, convencional y nada interesante.
¡Un saludo!
Tengo casi todos sus discos y tengo que decir que su música es mi gran descubrimiento de los últimos años. Aunque tiene canciones aburridas (por qué no decirlo)hay unas 30 ó 40 que son de una calidad creativa exquisita. Estoy convencido que dentro de 100 años varias de sus composiciones estarán entre lo mejor de la música clásica de finales del siglo XX y principios del XXI
Un saludo
Descubrí a Ludovico relativamente tarde, pero me sorprendió, de hecho me abrumó, la calidad de sus discos. Cuando salió "Divenire" me quedé atónito, así que se ha convertido en el disco más reciente que he puesto en el blog (llamadme nostálgico, pero pocos de esta década habéis podido leer por aquí hasta ahora). Parece que últimamente no coincidimos mucho tú y yo, Warren, tendré que poner algo de Capercaillie o Dead can dance, je je...
Por otro lado estoy de acuerdo con laubarel, Einaudi es un nuevo clásico, confío que el tiempo le ponga en su lugar.
Hace poco más de dos meses un amigo me trajo un regalo de Venecia: se trataba precisamente de un recopilatorio de este compositor. No lo había escuchado nunca antes y me quedé completamente enganchado a su música. Sin llegar al empalagamiento en algunos casos de Suzanne Ciani ni al extremo experimentalismo de Wim Mertens en otros, cada pieza que componen (al menos el cd que comento) es una joya. Habrá que darle orejas a este "Divenire". Saludos desde el desierto
Un pianista estupendo y estoy de acuerdo en que es uno de los grandes descubrmientos de los ultimos años.
A mi al menos me encanta.
Sublime.
Grande, muy grande, enésimo descubrimiento
Como me alegro, Jaimixx, de que te vayan gustando los últimos discos que he comentado por aquí, en especial este de Ludovico.
Lucía lo define (y de paso se deja ver por primera vez por los comentarios -bienvenida-) muy acertadamente: sublime.
También saludos para tí, evanggelos, otro convencido por el piano de Ludovico, esta vez vía Venecia.
Lo he descubierto gracias a Radio 3 y les doy las gracias por ello porque ha sido encontrarme por fin con una música que estaba esperando desde hace tiempo.
la primera vez que escuche "Divenire" fue en una publicidad. Ese fragmento de 20 segundo provoco tantas vibraciones en mi, que decidí buscar la pieza completa. Hace siete años que escucho esa inigualable pieza musical y, con el tiempo, descubrí, que desde que empieza y hasta su final, en cada nota me identifico. La siento como mi historia contada en ella, cada sensación, cada estado de animo. Como cada parte de mi vida se va convirtiendo en algo nuevo. unica e irrepetible! me vibra en el alma! gracias Ludovico!
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