3.10.10

JÓHANN JÓHANNSSON:
"Englabörn"

Se puede decir que en siglo XXI no hay forma de escapar de la asimilación de la electrónica en casi todos los campos de la música moderna. La música contemporánea no sólo no es una excepción sino que hay que recordar la utilización experimental de la electrónica más primigenia en las obras de músicos de la segunda mitad del siglo XX que hoy se pueden considerar como gurús de la música electrónica, como Messiaen, Varèse, Reich, Stockhausen o Cage. Esa forma casi infantil de utilizar la primitiva parafernalia ha sufrido numerosas revoluciones hasta llegar a la actualidad, este momento en el que los caminos están tan marcados que se puede hablar de una preocupante falta de ideas. Afortunadamente, de cuando en cuando nos encontramos con artistas innovadores, todoterrenos y deliciosamente transmisores como Jóhann Jóhannsson, un islandés nacido en 1969 que además de una sorprendente carrera en solitario es co-fundador del colectivo Kitchen Motors (sello discográfico, promotora de conciertos, performances y demás manifestaciones artísticas), del grupo Apparat Organ Quartet, y pertenece a otro conjunto, Evil Madness. En 2002 publicó su primera referencia bajo su nombre en el sello británico Touch, "Englabörn".

"Englabörn" era la música para una obra de teatro de Hávar Sigurjónsson en 2001, que convenientemente revisada acabó plasmada en CD. Fue su cuarta composición para teatro, aunque ya había realizado música para películas, documentales e instalaciones artísticas. El Epos String Quartet fue el cuarteto de cuerda elegido para la grabación y Matthías Hemstock se encargó de las percusiones, mientras que piano, glockenspiel, harmonium, órgano y electrónica corrían a cargo del propio Jóhannsson. Buscando frases coherentes de cortos minutajes, la totalidad del álbum se centra en una suave línea melódica con un tímido carácter folclórico en el que las cuerdas llevan en su mayoría el peso de la grabación, en cadencias lentas que en su mayoría bordean lo quejumbroso si bien en ocasiones, unidas a escasas pero vivaces percusiones, se tornan en desenfadadas, incluso festivas, en una impresión general intimista y fácilmente audible. Este atractivo juego que comienza de manera vocal se va desarrollando por medio de ese mismo tema recurrente, revestido de teclados, vientos o cuerdas, en momentos cortos y profundos que ni cansan ni aburren. El leitmotiv inicial lleva por título "Odi et amo", nombre de un poema del romano Catulo a su amada Lesbia ('Odi et amo / Quare id faciam, fortasse requiris / Nescio, sed fieri sentio et excrucior', que significa 'Odio y amo / Por qué hago esto, quizá te preguntes / No lo sé, pero así me siento y sufro'); curiosamente se trata de la escena final de la obra, y viene a representar, según el propio Jóhannsson, el contraste, la alquimia de los opuestos, para el que recordó este texto en latín de su época universitaria. Acompaña al trabajo una exquisita sobriedad, así como un regusto romántico en su tierna ambientalidad, y aunque pueda recordar a algunos compositores minimalistas o contemporáneos, cabe pensar que sus ideas se desarrollan por terrenos propios. Este prolífico personaje sorprende y emociona con preciosas miniaturas de títulos casi impronunciables, como "Eg sleppi pér aldrei" (con su impresionante cambio de ritmo), "Ég heyròi alit án pess aò hlusta" o "Englabörn - tilbrigòi" (con sabor a Nyman), posiblemente las composiciones más destacadas del álbum junto a las primeras, "Odi et amo" y "Englabörn".

Aunque resulte más académico que ambiental, la sutil electrónica aplicada le confiere un encantador aire de modernidad y hace de "Englaborn" un trabajo más ameno y agradable de lo que posiblemente se escuchara en la obra de teatro. Sin excesivas intenciones intelectuales, y a pesar de una cierta frialdad nórdica, nos encontramos con un trabajo absolutamente accesible, que la crítica definió como un debut sorprendente y mucho más que prometedor, y que volvió a aplaudir cuando el sello 4AD lo reeditó en 2007, hecho que algunos definieron como 'la reedición del año'. En la actualidad, y después de varios trabajos de indiscutible belleza de los que es preciso aconsejar una escucha total, se puede considerar que Jóhann Jóhannsson se encuentra entre la élite de esos 'músicos en la frontera', junto a nombres importantes como Max Richter o Ben Frost, así que nada mejor que comenzar por el principio, "Englabörn".






3 comentarios:

jaimixx dijo...

Me ha recordado poderosamente a Sigur Ros

Pepe dijo...

La verdad es que de Sigur Ros sólo he escuchado cosas sueltas, no puedo corroborar tu idea. Puede haber cierta conexión, ya que también son islandeses, pero pensaba que eran de otro palo.
Me pondré en ello a ver.

jaimixx dijo...

Si, son otro palo, quizá más progresivos, pero hay una serie de conceptos que me ha realizado la conexión.