En 1978 el conocido sintesista alemán Klaus Schulze fundó el sello Innovative Communication para dar a conocer las ideas de nuevos músicos que, además de ver publicados sus discos se beneficiaban del nombre de un Schulze que realmente estaba siendo cuestionado en esa época. De tumultuosa existencia (Klaus vendió la compañía tras las catastróficas decisiones que había llevado a cabo su socio, Mark Sakautzky), pero favorecida por el interés creciente hacia esas nuevas tecnologías musicales que intentaban abrir nuevas fronteras musicales, Innovative Communication vio pasar por sus filas a variopintos sintesistas y bandas que aún son recordadas por el público. Entre su catálogo, se coló un bajista y teclista, el alemán Frank Fischer, que entre una discografía con dispar fortuna inspirada principalmente en sus viajes, logró que se le recordara gracias a un conocido café ubicado en Ibiza.
Innovative Communication publicó la primera referencia de Fischer en solitario, "Gone with the wind", en 1989. Este trabajo, nos dice Lara López en la edición española del álbum, "convierte a Frank Fischer en uno de esos músicos preocupados por encontrar algo más que ritmos machacados, proponiendo una atmósfera cargada de sugerencias, temas melódicos en los que la electrónica pasa a convertirse en un elemento cálido y apacible". Su primer corte y tema principal del álbum, "Cafe del mar", desveló sin ninguna duda cual había sido la inspiración de este artista, pues este rincón de Ibiza era ya un sitio emblemático no sólo en la isla sino mucho más allá. Inaugurado en 1980, su disposición, diseño y temática le hicieron ser visitado por cualquier famoso que anidara temporal o permanentemente en la ínsula balear, como Jon Anderson, Frank Zappa, Mick Jagger o Mike Oldfield. Sus famosas puestas de sol fueron reflejadas en este disco por Frank Fischer, logrando uno de esos temas perfectos, relajante pero adictivo, de eterno recuerdo por su inspiración, desarrollo y sentimiento, para guardar en la memoria y rescatar de poco en poco. A partir de aquí, composiciones de una maravillosa simpleza en cuyo desarrollo encontramos el alma que puede dar vida a un disco y diferenciarlo de otras obras menores. Por ejemplo "La isla Vedra" (esa formación rocosa ibicenca que años después veríamos desde la portada del "Voyager" de Mike Oldfield) es una bonita composición con fondo tecnológico que deja jugar al bajo -utilizado como guitarra- en su papel principal, cuyo carácter rústico no resta encanto a una sencilla melodía que se anticipa en mucho al chill out. En "Gone with the wind", el saxo aporta su indiscutible calidez a una pieza ambiental, un tema muy recogido y sensible en un desarrollo similar al tema anterior (de nuevo se demuestra la habilidad como bajista de Fischer tañendo dicho instrumento como una guitarra), aderezada además del saxo con una lejana percusión de campanas (que tendrán su papel protagonista en "Wedding bells"). Para relajarse y disfrutar. "The torture never ends" engancha por su mayor movilidad y desarrollo misterioso, donde de nuevo un estupendo bajo se une al rugiente saxo, a la percusión de bongos y a los efectos de teclado. Es esa combinación la que continúa dominando el trabajo sin salirse del sendero calmado por el que discurría, sin alardes (de hecho se atraviesa algún tramo más monótono) pero sin extravagancias. Frank Fischer quizá no mantenga el nivel de los primeros temas pero no cansa ni busca el relleno de sonidos para enmascarar una posible falta de ideas, más bien hay una cierta desaturación que consigue su propósito de calma y belleza, desde la soleada, casi tropical, "Over seven seas", a demostraciones con las cuatro cuerdas -"Walking with the King"- o pequeños cuentos como "Good morning" o su sugerente continuación, "Silver linnings". Al final, dos cortes más adecuados para radio de la soberbia "Cafe del Mar" y la pegadiza "Gone with the wind" culminan el disco con buen sabor de boca. Fischer interpreta bajo, teclados y percusión sampleada, Büdi Siebert saxo, flauta y virimbas, y Kristian Vogelberg los bongos. Amén de otras inclusiones en recopilatorios (como la del 20 aniversario del Café del Mar), o versiones como la de Nacho Sotomayor, en 1991, el recopilatorio español "Música sin fronteras" contribuyó notablemente a que "Cafe del Mar", el tema estrella de este álbum de difícil busqueda, llegara a nuestros hogares, al incluirlo en su primer volumen.
Innovative Communication publicó la primera referencia de Fischer en solitario, "Gone with the wind", en 1989. Este trabajo, nos dice Lara López en la edición española del álbum, "convierte a Frank Fischer en uno de esos músicos preocupados por encontrar algo más que ritmos machacados, proponiendo una atmósfera cargada de sugerencias, temas melódicos en los que la electrónica pasa a convertirse en un elemento cálido y apacible". Su primer corte y tema principal del álbum, "Cafe del mar", desveló sin ninguna duda cual había sido la inspiración de este artista, pues este rincón de Ibiza era ya un sitio emblemático no sólo en la isla sino mucho más allá. Inaugurado en 1980, su disposición, diseño y temática le hicieron ser visitado por cualquier famoso que anidara temporal o permanentemente en la ínsula balear, como Jon Anderson, Frank Zappa, Mick Jagger o Mike Oldfield. Sus famosas puestas de sol fueron reflejadas en este disco por Frank Fischer, logrando uno de esos temas perfectos, relajante pero adictivo, de eterno recuerdo por su inspiración, desarrollo y sentimiento, para guardar en la memoria y rescatar de poco en poco. A partir de aquí, composiciones de una maravillosa simpleza en cuyo desarrollo encontramos el alma que puede dar vida a un disco y diferenciarlo de otras obras menores. Por ejemplo "La isla Vedra" (esa formación rocosa ibicenca que años después veríamos desde la portada del "Voyager" de Mike Oldfield) es una bonita composición con fondo tecnológico que deja jugar al bajo -utilizado como guitarra- en su papel principal, cuyo carácter rústico no resta encanto a una sencilla melodía que se anticipa en mucho al chill out. En "Gone with the wind", el saxo aporta su indiscutible calidez a una pieza ambiental, un tema muy recogido y sensible en un desarrollo similar al tema anterior (de nuevo se demuestra la habilidad como bajista de Fischer tañendo dicho instrumento como una guitarra), aderezada además del saxo con una lejana percusión de campanas (que tendrán su papel protagonista en "Wedding bells"). Para relajarse y disfrutar. "The torture never ends" engancha por su mayor movilidad y desarrollo misterioso, donde de nuevo un estupendo bajo se une al rugiente saxo, a la percusión de bongos y a los efectos de teclado. Es esa combinación la que continúa dominando el trabajo sin salirse del sendero calmado por el que discurría, sin alardes (de hecho se atraviesa algún tramo más monótono) pero sin extravagancias. Frank Fischer quizá no mantenga el nivel de los primeros temas pero no cansa ni busca el relleno de sonidos para enmascarar una posible falta de ideas, más bien hay una cierta desaturación que consigue su propósito de calma y belleza, desde la soleada, casi tropical, "Over seven seas", a demostraciones con las cuatro cuerdas -"Walking with the King"- o pequeños cuentos como "Good morning" o su sugerente continuación, "Silver linnings". Al final, dos cortes más adecuados para radio de la soberbia "Cafe del Mar" y la pegadiza "Gone with the wind" culminan el disco con buen sabor de boca. Fischer interpreta bajo, teclados y percusión sampleada, Büdi Siebert saxo, flauta y virimbas, y Kristian Vogelberg los bongos. Amén de otras inclusiones en recopilatorios (como la del 20 aniversario del Café del Mar), o versiones como la de Nacho Sotomayor, en 1991, el recopilatorio español "Música sin fronteras" contribuyó notablemente a que "Cafe del Mar", el tema estrella de este álbum de difícil busqueda, llegara a nuestros hogares, al incluirlo en su primer volumen.
Nacido en 1949 en Göppingen, al sur de Alemania, su relación con la música comenzó en la escuela, donde comenzó a tocar la trompeta. La guitarra eléctrica fue el siguiente paso, para unirse en su adolescencia a bandas beat, y acabar tocando el bajo en el grupo de rock-jazz Puppenhaus, donde coincidió con su amigo Büdi Siebert. A partir de ahí, diversas bandas de rock y jazz le llevaron a tener una cierta estabilidad económica y emocional, para poder componer sus propias melodías, que grabó en primera instancia -la época más popular, merced a composiciones como "Cafe del Mar"- para Innovative Communication. Posteriormente, y sin olvidarse de sus propios álbumes, ha estado de gira con músicos tan importantes como Lou Reed. Fischer encontró su lugar de inspiración especialmente en los paisajes desérticos del suroeste de los Estados Unidos y de Australia. Él mismo cuenta en su web que le gusta retirarse de vez en cuando a estos lugares mágicos y tranquilos, donde recoge la fuerza para volver a componer en su estudio de Hamburgo y, deduciendo de sus palabras, 'expresar esos paisajes en su música, para que los oyentes se pierdan en emocionantes paisajes sonoros'. "Gone with the wind" no se trata de un disco indispensable, pero este punto álgido en la carrera de su autor sí que contiene una de esas composiciones mágicas que sólo surgen muy de vez en cuando, la muy especial y elevadora "Cafe del Mar", de escucha obligada.
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