20.9.06

PENGUIN CAFE ORCHESTRA:
"Penguin cafe orchestra"


En la década de los 70, un momento ideal para un tipo de propuestas musicales atrevidas e innovadoras, surgió en Inglaterra un conjunto ideal y alborozado, calificado por su creador, Simon Jeffes, como una 'unión libre de músicos', una pequeña orquesta vanguardista, de estilo inclasificable de hecho, llamada Penguin Cafe Orchestra. En 1981 vio la luz la que es posiblemente su gran obra, "Penguin Cafe Orchestra", pero curiosamente, aunque su título sea homónimo, no se trataba este del primer trabajo de la -abreviadamente- PCO, dicho privilegio lo tuvo "Music from the penguin cafe" en 1977, publicado originalmente por Obscure Records, el recordado sello de Brian Eno. Aquel fue el comienzo de una banda y de una música con altas dosis de imaginación y sentido del humor en un contexto clasicista. Es ese un dato que puede corroborarse al contemplar las pinturas naif de Emily Young -esposa de Simon- en las portadas y sobre todo al escuchar la historia de este cuentacuentos de Sussex (Inglaterra), el creador de la orquesta y el inventor del Café del Pingüino. Cierto día de 1972 en el sur de Francia, Simon sufrió una intoxicación por comer ostras en mal estado y en su delirante sueño se imaginó como si fuera un pingüino regentando un pintoresco local: "Veía habitaciones con parejas que hacían el amor sin amor. También contemplé a personas que se miraban en espejos. Y aunque no eran muy comunes, observé filas de ordenadores. Un ojo electrónico lo observaba todo. Me parecía una pesadilla que anunciaba un mundo antipático. Me llamó la atención que no sonara música y pensé que algo podía hacer yo". No era una película de Kubrick, ni una novela de Orwell, era el sueño de Simon, y la pintoresca historia forma ya parte de la leyenda.

La música de la Penguin Cafe Orchestra es de difícil denominación, world music de cámara con grandes dosis de minimalismo ('minimalismo floclórico de cámara', según Jeffes), momentos experimentales, un sonido ecléctico aclamado por los críticos (sí, también los de clásica) y curiosamente apreciado en circuitos underground. Jeffes se multiplica en cada disco como compositor a la par de melodías comerciales y reconocidas (aparte de las de este álbum no hay que olvidar "Music for a found harmonium", "Bean fields" o "Perpetuum mobile") como de momentos ambientales o de difícil escucha. "Music from the penguin cafe", desvelaba a un grupo prometedor, pero de maduración de un estilo particular; el segundo plástico, que nos ocupa, publicado en principio por EG Records (sello británico independiente que publicó música de King Crimson, ELP o BRian Eno, entre otros) en 1981, retomado posteriormente por Virgin Records, es completo y atrayente, y en él la orquesta encontró su sonido característico, el de la creatividad sin reglas fijas, huyendo de la comercialidad (lo cual paradójicamente les hizo comerciales) pero también de la vanguardia absoluta y por supuesto de los círculos de la New Age. Los músicos escogidos por Jeffes para su orquesta eran de lo más selecto, los instrumentos desde violines, oboes y cellos hasta ukeleles, órganos, guitarras y sonidos pregrabados, que otorgan un pequeño toque eléctrico en esa enorme capacidad acústica. Este imprescindible álbum comienza con un rítmico "Air a danser", uno de los clásicos de la banda, representativo de su concepto de folclore imaginario. Después del primero de sus ambientales "Yodel", alcanza su estado de gracia con una enorme suite de tres gloriosas composiciones: "Telephone and rubber band" (un curioso experimento acústico al compás de la señal de un teléfono, que se ha convertido en santo y seña del grupo, un pequeño clásico que aún hoy suena fresco y original, y que demuestra la afirmación de Simon de que se basa para algunos de sus temas en sonidos domésticos, facilmente identificables), "Cutting branches for a temporary shelter" (una especie de nana -adaptación de un tema tradicional de Zimbabue- que supone un momento precioso en el disco) y "Pythagoras's trousers" (maravillosa melodía conocidísima en España por su utilización como sintonía del concurso "Juego de niños", aprovechándose de su carácter infantil). El trabajo continúa entre momentos bonitos ("Paul's dance"), bailables ("Salty bean fumble"), experimentales ("Harmonic necklace"), inclasificables ("Simons dream"), casi siempre delirantes, hasta llegar a un agradable frenesí final ("Steady state"). "Si rompes los muros entre toda clase de música, hay un lugar fantásticamente rico donde está todo mezclado"; en esa afirmación del director de los pingüinos se refleja la propia esencia del conjunto. No en vano Simon Jeffes decía que "mi música es la resultante de muchas clases de música". El pianista, productor e ingeniero de sonido Steve Nye, la violonchelista (y musicoterapeuta) Helen Liebmann, el violinista Gavyn Wright y el propio Simon Jeffes, gran compositor y multiinstrumentista, fueron los miembros originales del primer álbum de la PCO. Para "Penguin Cafe Orchestra" se mantienen los cuatro, pero aparecen nuevos instrumentos e intérpretes: Neil Rennie (ukelele, que ya aparecía realmente en uno de los cortes del disco anterior), Julio Segovia (platillos), Giles Leaman (oboe), Braco (bongos, tambores), Geoffrey Richardson (viola, guitarra, bajo, ukelele, percusiones) y Peter Veitch (acordeón, violín). Simon Jeffes interpreta guitarra, laúd, ukelele, piano, bajo, violín, teclados, armonio, órgano, whistle, percusiones y efectos.

Siempre buscando las vanguardias, Jeffes creó un mundo utópico en el que creyó Brian Eno cuando le dió vía libre -como también hizo con otros influyentes británicos como Michael Nyman y Gavin Bryars- para publicar en Obscure Records. Muchos otros admiraron a Simon, un personaje genial y carismático que nos dejó en diciembre de 1997 víctima de un tumor cerebral. Su legado, como no podía ser de otra forma, continúa vivo en los cinco discos básicos de la Penguin Cafe Orchestra, y desde 2010 con nuevas composiciones a cargo de su hijo, Arthur Jeffes, y un pequeño cambio de nombre en la banda, simplemente Penguin Cafe. ¿Quién dijo que el marisco en mal estado era malo? Olvidad el Café del Mar y venid al Café del Pingüino, el local imaginario donde las reglas las dictas tú, pero eso sí, la música que suena siempre será de Simon Jeffes, el tipo que si se encontraba un armonio en Japón en mitad de la calle te hacía una obra maestra ("Music for a found harmonium"), ¿qué hubiera hecho de encontrarse una dulzaina en España?











11 comentarios:

JACAM dijo...

Perdon , pero es el unico medio que tengo par apreguntar a rl que le paso en la intercontinental billaristica ante Lord. ¿Podras volver a tu estatus billaristico? La proxima vez echale algo de valium en el pacharan.

Pepe dijo...

Tu intromisión es correcta, Javi, ya que la situación vivida en la final de la intercontinental fue tan curiosa como el sueño de Simon Jeffes. Lord se llevó a su público (José Angel), Sapo llegó y empezó a meter presión para jugar, y Sergio volvía de su viaje a Londres. En fin, yo también tengo días malos, supongo que ganó el mejor.

Anónimo dijo...

JEJE...Sabes bien que esta gente llegó con el partido resuelto....tercera partida y todo a mi favor...ni tus estratagemas para cortar mi ritmo con parones producidos por llamadas telefonicas(supongo que pactadas...)fueron capaces de amainar el temporal que se te vino encima esa tarde.En fin,otara tarde pasará al contrario y hablaremos de resultados diferentes,fueron partidas de alto nivel,en especial la primera,ya sabemos quienes son los lideres y los hombrea a batir por el resto de gañanes...
En cuanto a la música,espero ese cd de mp3 con muchos de estos discos,que bien por pereza o por dedicarme a otros estilos,nunca he escuchado en profundidad,solamente lo que ponian en música privada.

Anónimo dijo...

Quizás sea el más representativo, con una banda ya definida respecto a su primer album, es increible que hiciera este disco en 1982,porque fue pionero en este tipo de fusión,(era la época ese tipo músicos británicos de vanguardia, como Michael Nyman, tanto ellos como otros en el vanguardista sello E.G, fundado por Brian Eno, y luego absorbido por Virgin) está lleno de melodías que hemos escuchado alguna vez (como la de "juego de niños"), música preciosista, desde el comienzo del album, con Air a Danser, aunque en medio se hace un poco más flojo en algún momento, pero sale airoso con la despedida y en la globalidad. El nivel es muy alto.
Todavía estaba por llegar el que sería el tema más identificativo de La Penguin, y del que tengo unas quince versiones de otros grupos (Sabes cual, verdad?). Pero este disco es imprescindible.

Anónimo dijo...

Definitivamente el Lord le tiene "comida la moral" y no sé si algo más al pobre Don Solsticio. Respecto a la Penguin... mmhhh... No tengo nada que decir.

Pepe dijo...

Punto 1: El lord ya caerá, no lo dudes (en la suproliga 2007).
Punto 2: Que alguien abra un blog sobre billar, aquí hay que hablar, como Jaime, de la Penguin.
Punto 3: Yo escuché de "Music for a found harmonium" la versión de Patrick Street antes que la original de la Penguin, y hay que reconocer que también es muy buena, pero a Jeffes lo que es de Jeffes. Si escogí este disco es porque, tras el experimento inicial, como bien dices en el sello de Brian Eno, es el que me parece más compacto y contiene más canciones interesantes (para mí) tanto "comerciales" como vanguardistas.

sergio casado dijo...

esto parece un disco de la
Penguin Billar Orchestra!

jua jua
8-)

Anónimo dijo...

Muy bueno, Sergio.
Ya que no entras en críticas discográficas, por vaguería supongo, no faltan tus comentarios irónicos.
Recuerdos

JACAM dijo...

Jugon! Sergio...eres un jugon!

El crítico de Zaragoza dijo...

Para mí, siempre serán los autores del memorable tema que usó TVE para su programa "Juego de niños".

Pepe dijo...

Qué tiempos, y qué gran elección la de ese temilla, Sugrañes!!!