21.9.09

VARIOS ARTISTAS:
"The Impressionists"

Es absolutamente notable comprobar la enorme influencia que los llamados compositores impresionistas han ejercido en numerosos artistas de la nueva música instrumental contemporánea. En algunos casos se trata de similitud de formas, de afinidad estética, en otras ocasiones de puro homenaje, cuando no de versión, más o menos próxima a la realidad, de determinadas composiciones que hacen que la huella de estos genios de hace más de 100 años perdure en la actualidad. Es en especial la innovación de Claude Debussy, su inexpresable colorismo, la audición más recurrida en numerosos artistas modernos, pero el oyente atento e informado no obviará el influjo del ecléctico Maurice Ravel, del elegante Gabriel Fauré o del extravagante Erik Satie, posiblemente el de mayor identificación con muchos músicos actuales por su minimalismo anticipado. Aunque la mayoría de ellos rechazaban el término 'impresionista' con el que han pasado a la historia, la época que les tocó vivir y el lenguaje musical velado y fantasioso que en cierto modo les acompañaba, les acercó irremediablemente al efecto luminoso y paisajístico de la pintura impresionista.

Continuando con la tradición del sello Windham Hill de aprovechar la cantidad y calidad de sus músicos vinculados, y desarrollando la idea expresada en el párrafo anterior, Will Ackerman se sacó de la manga en 1992 un extraordinario disco temático con composiciones inmortales de los mencionados Debussy, Ravel, Fauré y Satie grabadas para la ocasión. Para el seguidor acérrimo de la música new age en general (aunque se trate de una etiqueta más que del género concreto en el que englobar a estos artistas) y de Windham Hill en particular ningún nombre de los participantes en este álbum debería ser extraño, aunque alguno destaca por sorpresa: ahí está un casi desconocido Steve Erquiaga acometiendo con maravillosa simpleza la "Pavane" de Gabriel Fauré a la guitarra (este comienzo supone uno de los mejores momentos del álbum), o el pianista John Beasley atreviéndose con soltura con uno de los grandes clásicos de Debussy, "Snowflakes are Dancing". Madurar proyectos que están, supuestamente, fuera de la índole de estos músicos, es un experimento altamente interesante, si bien algunos de ellos, como Tim Story, no han de variar su forma de componer para adaptarse a la sensibilidad de principios del siglo XX, ya que su estilo etéreo es claramente deudor de un Erik Satie al que rinde tributo en su "1st Gymnopédie". Son en su mayoría guitarras y pianos más o menos solitarios los que se abren paso en las formas impresionistas: entre los primeros despunta la presencia inmarcesible de Alex de Grassi -con la "3rd Gymnopédie" de Satie-, y en cuanto a las teclas siempre acaban destacando por su calidad innata los excelsos nombres de Philip Aaberg -que aquí fusiona su estilo con el de Ravel en "Modéré"-, y Liz Story -que se encarga del tema de Debussy "Doctor Gradus ad Parnassum"-, pero en esta compilación entusiasma especialmente el sentimiento que el pianista ciego de New Orleans Henry Butler impregna en la maravillosa "Au bord de l'éau" de Fauré. Restan por comentar los conjuntos: "Nightnoise", siempre dulzura y calidad, deleitan con la "Sicilienne" de un Fauré que se convierte definitivamente en el compositor destacado del recopilatorio, al igual que dicha "Sicilienne" suena como uno de los temas estrellas del álbum; más serios se muestran dos cuartetos de cuerda, el Turtle Island String Quartet de Darol Anger -"Reverie" de Debussy- y el Modern Mandolin Quartet de Mike Marshall -"Pavane pour une infante défunte" de Ravel-, salvando el final del álbum unos sorprendentes Schönherz & Scott que efectúan la mejor descontextualización del disco gracias a los sintetizadores en el "Libera Me" de un agraciado, hay que reiterarlo, Fauré.

Los siempre eficaces artistas de Windham Hill (cuidado, no figuran en este trabajo algunas de sus primeras espadas como Will Ackerman, George Winston, Michael Hedges o Michael Manring) consiguen de un plumazo y sin aparente esfuerzo capturar la esencia de unos compositores inquietantes e influyentes cuyos nombres han pasado a la historia por sus eternas obras (¿quién no ha escuchado alguna vez "Preludio a la siesta de un fauno", "Requiem in Paradisum", las geniales "Gymnopédies" o el famoso e influyente "Boléro"?) más que por la denominación a la que, de manera interesada, deben su razón de unión en esta compilación. El influjo de dichos compositores en la new age más melódica es tan apreciable como la de Dalí y la pintura expresionista en la música electrónica y ambiental. De hecho algunos críticos se habían atrevido a denominar a la música del sello Windham Hill como 'nuevo impresionismo' o 'impresionismo folk', en una extensión gratuita pero no exenta de sentido de un término tan difícil de definir como de sencilla identificación, ante todo pictórica. En lo musical, el lío puede ser mayúsculo si agrupamos términos, definiciones y posibles estilos, así que disfrutemos sin prejuicios de estos 'momentos capturados', de estas joyas de doble motivo: la composición de aquellos genios de principios del XX y la interpretación de estos otros músicos de los que les separa un largo y convulso siglo.
 
ANTERIORES CRÍTICAS RELACIONADAS:



3 comentarios:

Unknown dijo...

Como siempre, acertadísimo comentario!. La verdad es que los chicos de Windham Hill son unos maestros en las versiones de clásicos. Prueba de ello son otros recopilatorios del estilo del que nos ocupa, como "Adagio" o "the Bach variations".

Pepitogrillo dijo...

En estos días estoy escuchando algunas de las muchas recopilaciones que Windham Hill ha hecho de sus artistas (incluída la serie "A Winter's Solstice", ¿de qué me suena ese título?), y eso que hasta ahora nunca habían estado entre mis favoritos, ya que mis preferencias iban más hacia el minimalismo y la electrónica. Y me alegro mucho de haberles dado esa oportunidad.

El volumen dedicado a los Impresionistas es, en dos palabras, Im-presionante. Me gusta comprobar que, en contra de lo que suelen decir los muy críticos con la New-Age (¡qué poco me gusta esta etiqueta!) a la que suelen tachar de música facilona y sensiblera, estos autores son capaces de meterle mano a los clásicos desde el punto de vista técnico y salir completamente airosos. Vamos, que demuestran ser tan virtuosos como el que más.

Así que gracias por seguir haciendo estas críticas y abrirnos los horizontes a más de uno. Abrazos!

Pepe dijo...

Me gustan este tipo de comentarios tan optimistas, como la música que nos ocupa.

Javier, destacas "Adagio" o "The Bach variations", son otros dos pedazo de recopilatorios, aunque no sé qué tiene "The impressionist" que siempre me ha enganchado mucho más.

Pepitogrillo, de vez en cuando es necesario salir de la electrónica y volver a la calma acústica de Windham Hill. Así se redescubren joyitas como estas. A mí también me suena eso de "A winter's solstice"...