Cualquiera se hace pequeño al ver la discografía de los míticos Chieftains. Los más grandes de la música irlandesa de las últimas décadas les rinden pleitesía. Y hay que reconocer que la situación es de sobra merecida. Por calidad, cantidad, trascendencia y longevidad, The Chieftains son la banda por excelencia de la música celta instrumental, y sus miembros -presentes, pasados y fallecidos- han mantenido un espectacular estatus durante los años, también en solitario o en otros proyectos. Sus nombres eran así de trascendentes cuando publicaron su cuarto disco: Paddy Moloney (uilleann pipe, tin whistle), Peadar Mercier (bodhrán), Martin Fay (violín), Seán Keane (violín), Michael Tubridy (flauta, concertina, tin whistle), Seán Potts (tin whistle) y Derek Bell (arpa). Dicho trabajo de 1973, publicado como los anteriores por el sello irlandés Claddagh Records en primera instancia, acabó de romper moldes y contribuyó eficazmente al impulso definitivo de la música irlandesa, que en unos años iba a contar con una exagerada popularidad a nivel mundial.
El fallecimiento de Paddy Moloney el 12 de octubre de 2021 ha trazado una triste marca en la trayectoria de esta banda fundada en Dublín en 1962 por el propio Paddy con la ayuda de Sean Potts, Martin Fay, David Fallon y Mick Tubridy, con el acicate y la absoluta libertad creativa otorgada por el director de su casa de discos (Claddagh Records) el reconocido mecenas Garech A Brún, gran defensor de la música tradicional irlandesa. La fama de Moloney nació como solista, de hecho, antes de que naciera el grupo, la música tradicional era más propia de solistas que de bandas. Y en The Chieftains se unieron grandes solistas, todos ellos militantes en el conjunto del mítico Seán Ó Riada, Ceoltóirí Chualann. Enseguida alcanzaron una enorme relevancia. En sus primeros discos la melodía tradicional era la protagonista, la banda iba al grano, sin detenerse en florituras innecesarias para conectar con el público y dar a conocer la tradición. Sin embargo, la situación fue cambiando a partir de "3" y especialmente con la llegada del arpa en "4", buscando soluciones más elegantes, lo que se notará en el sonido de sus sucesivas obras. Claddagh Records puso a la venta "4" en 1973, mientras que ellos aún no eran profesionales de la música, seguían trabajando en sus oficios personales. Sin embargo, la banda ya despertaba admiración no sólo en el campo musical, por ejemplo el conocido actor Peter Sellers se hizo fan tras conocer a Paddy Moloney a finales de los 60 en la casa del por entonces guitarrista de The Rolling Stones, Brian Jones, y llegó a escribir las notas interiores de "4", donde se atreve a considerarles como 'los Grandes Reyes de la música folk irlandesa'. Sellers, que era trece años mayor que Paddy y falleció en 1980, le pedía por favor en estas líneas que siguiera haciendo discos para gente como él, y le definía como "un duende encantador y alegre, con un enorme talento musical y un sentido del humor a la altura". Todo el poder de la tradición se personifica en este trabajo rebosante de esencia, de vida, y en piezas como el reel de inicio, "Drowsy Maggie", The Chieftains trasladan la alegría del día a día irlandés a un formato que llega a todos y en cualquier momento, sin necesitar la excusa de una fiesta o una boda. El lirismo del arpa también evoca momentos privados, sentimientos personales, como en "Morgan magan", del arpista ciego Turlough O'Carolan, donde violín y gaita son la familia que siempre permanece unida, como con la flauta dulce en el aire "The tip of the whistle". A continuación, un nuevo reel bailable, "The bucks of Oranmore", para continuar con "The battle of Aughrim", conocido tradicional de innumerables versiones que recuerda la sangrienta batalla de 1691, otro acierto en el disco. A otro suave reel clásico de la banda, la disfrutable "The morning dew" (atención al seguimiento de la percusión, a dúo primero el whistle y luego con la gaita), le sigue un nuevo comienzo bucólico para otro tema conocido por todos, la versión instrumental de "Carrighfergus". Más baile en "Slainte bhreagh hiulit (Hawlett)", vals de Turlough O'Carolan, y más rápido incluso en la jiga "Cherish the ladies". Y tras la marcha "Lord Mayo" (compuesta por David Murphy en el siglo XVII) llega, muy al final del disco para aumentar considerablemente su interés, esa inmortal melodía lenta titulada "Mná na Éireann" ('Women of Ireland'), compuesta por Seán Ó Riada. La versión de The Chieftains de "Women of Ireland" -con el título en inglés- se utilizó con enorme éxito en la película de 1975 de Stanley Kubrick, 'Barry Lyndon', e incluso esa memorable pieza parece haber trascendido al propio film, ya que nunca pasará de moda tanto si la interpretan instrumentalmente Bob James en un agradable estilo jazz en 1976, Ronnie Montrose a la guitarra en 1986, Mike Oldfield intentándola modernizar en 1996, o con letra (el poema original era de Peadar Ó Doirnín) el grupo de pop y soul The Christians en 1989, Alan Stivell en 1995 en irlandés o la soprano Sarah Brightman en 1998, entre otras innumerables versiones. El disco acaba con otra pieza festiva (el medley "O keeflé slide / An suisin bán / The star above the gartner / The weavers") donde se demuestra que la conjunción de estos grandes amigos era extraordinaria.
"No trabajo por dinero -decía Paddy-, hago lo que me gusta", y tal vez esa sea una de las claves de la longevidad y buen hacer del grupo, el amor por su trabajo. En "4" The Chieftains ofrecen un viaje al pasado, piezas tradicionales con un sonido no excesivamente elaborado para mantener el sabor añejo, pero grabado con los medios de los años 80. En la portada, un habitual de los discos del grupo, el escultor Edward Delaney. Su importancia fue grande y el mito ha perdurado desde entonces, el de una banda a la que todo el mundo conoce y admira, por sus discos más tradicionales, por sus directos, por el acercamiento de alguna de sus piezas al cine de autor, por su alianza con el mundo del rock y del pop en álbumes como "The long black veil" o por sus 6 premios Grammy, todos ellos en los años 90. "4" no fue tenido en cuenta en esos premios (su primera nominación fue en la gala de 1979 con "The Chieftains 7"), pero el mayor premio es la escucha por nuestra parte de su animado folclore, con el que recordamos a sus grandes figuras.
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