Un DJ surgido de la miseria del Nueva York de los años 80. Un joven cristiano, blanco y heterosexual frecuentando clubes repletos de gays negros y latinos. La droga, la muerte y la podredumbre en cada esquina de Manhattan. Moby (Richard Melville Hall) cuenta en el primer volumen de su biografía, 'Porcelain: Mis memorias' (publicada en 2016 y traducida al español por la editorial Sexto Piso), su interesante y convulsa vida como DJ en la 'gran manzana' y sus primeros pasos en el negocio musical hasta la aparición del mítico "Play", y la lectura es tan apasionante como la escucha de ese disco lleno de referencias. Pero "Play" tuvo varios antecedentes que no alcanzaron su estatus, pues Moby se movía por otros terrenos más farragosos. Algunas de esas ideas primarias, sin embargo, merecieron levantar la mirada y, en algún caso, abrir la boca con estupor.
Moby había formado parte de la banda de punk Vatican Commandos, y ese tipo de música volvió, como una muestra más de rebeldía personal, en un determinado momento de su carrera, pero fue en la música ambiental, el tecno y la cultura rave de donde emergió DJ Moby, con su enclenque pero desenvuelta figura, creando himnos para los clubes en los que trabajaba. "Go" fue su primer y sorpresivo hit, pero la versión primaria de esta canción (publicada en varios sencillos y en su primer larga duración, "Moby", en 1992) fue superada ampliamente cuando en 1997 Mute Records decidió editar con el título de "I like to score" un recopilatorio con una docena de temas de Moby que habían formado parte de los soundtracks de varias películas, algunas de ellas de cierto éxito. Poco antes de ello, y fascinado -como toda una generación- por la serie de David Lynch 'Twin Peaks', así como por la música de Angelo Badalamenti que la adornaba, una noche tras ver un capítulo de la misma, se le ocurrió utilizar la conocida cadencia de "Laura Palmer's theme" para mejorar el ya existente tema "Go". Así surgió la nueva versión de "Go" que se incluye en "I like to score", único de los temas que no figura en ninguna película sino que contiene las notas del grandioso tema de Laura Palmer. "Novio" fue, sin embargo, la elección para abrir el disco, un ambiente delicado, casi religioso por las voces introducidas, y con notas cristalinas de teclado, una pieza elevadora, nada de club ni pista de baile, que se utilizó en la película 'Double tap'. A continuación, una buena adaptación del tema de 007 para 'El mañana nunca muere' ('Tomorrow never dies', decimoctava entrega de la serie de James Bond) con el título "James Bond theme (Moby's re-version)". Tras "Go" llegan una no muy audible -salvo para una rave un poco pasada- "Ah-ah" (del film 'Cool world'), la funky "I like to score" (desarrollo plano pero rítmico de nuevo para 'Double tap'), "Oil 1" (ambiente sensual con movimiento para 'The saint') y "New dawn fades", versión de la canción del fallecido ex-lider de Joy Division, Ian Curtis (donde sorprende la entrada pesada, rockera, anticipo de la primera canción propiamente dicha del disco, un heavy metal de fácil escucha). Es aquí donde se paran las máquinas, porque llega la verdadera joya del álbum, que había sido creada dos años antes -con una duración algo mayor- para el disco "Everything is wrong". ¿Cómo definir esta maravilla ambiental con mayúsculas, que se escucha -como la anterior- en la película 'Heat', de Michael Mann? En un momento complicado sentimentalmente, Moby creó de la nada una de las esencias de su carrera. Comenzó con un arpegio de piano al que añadió otro superpuesto. Un violonchelo sintetizado y otro sonido de violines pusieron el contrapunto orquestal, y el todo fue aderezado con una suave percusión: "Cuando escuché el resultado, imaginé un dios que se movía sobre la superficie de las aguas cuando el planeta era nuevo, antes de que hubiera tierra y seres vivos". Entonces Moby lloró. Y no es el único que lo hace al admirar "God moving over the face of the waters". Para ir acabando el álbum, "First cool hive" es una pieza suave -también originaria de "Everything is wrong"- que sonó en la película 'Scream' anticipando el estilo de "Play", samples de voces que interactúan sobre sugerentes atmósferas propias. "Nash" es un tema corto con una extraña guitarra (el tercero de 'Double tap'), "Love theme" (de 'Joe's apartment') viene inundado por una calma caribeña, y "Grace" (del corto 'Space water onion') es un ambiente final primario, sintetizadores que vienen y van como el oleaje.
Moby se calificaba a sí mismo y a otros músicos afines como Trent Reznor como punks de barrio que se habían enamorado del tecno en los 80. Es muy interesante leer esa autobiografía antes mencionada, donde cuenta su trabajado ascenso y sus breves encuentros con estrellas como Iggy Pop, Madonna, Nina Hagen, David Bowie o el tristemente desaparecido Jeff Buckley, así como entender sus pasos musicales entrando y saliendo de diversos estilos. En un tiempo determinado, tras el fracaso de "Animal rights" y la muerte de su madre, envuelto en una vorágine de alcohol y sexo, este artista de Harlem quería morir a cada momento, pero con todos esos condicionantes acechando a su mente, renació musicalmente -aunque de sus adicciones, que casi acaban con su vida, no se recuperaría hasta muchos años más tarde- con "Play", un álbum imprescindible lleno de hallazgos.
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