5.6.10

MICHAEL HEDGES:
"Aerial boundaries"

Palo Alto es una pequeña ciudad californiana de alto nivel de vida que, aparte de contar con oficinas de importantes compañías tecnológicas como Google, Facebook, Hewlett-Packard o Xerox, ha pasado a la historia por ser durante los 70 la ubicación del guitarrista Will Ackerman y, por consiguiente, lugar de fundación de la excelsa compañía discográfica Windham Hill Records. Años después de aquello, una tarde de comienzos de los 80 paseaba Ackerman por dicha localidad cuando al pasar por el Teatro Varsity fue requerido insistentemente por el propietario del mismo para que escuchara al músico que allí actuaba. Ante la insistencia de este conocedor del sello, la inicial reticencia fue vencida y Ackerman asistió sorprendido a la actuación de Michael Hedges: "Nunca había visto nada igual en toda mi vida. Literalmente saqué un boli y escribimos el contrato y lo firmamos allí mismo". Cuenta la leyenda que una servilleta de papel recogió ese contrato, y a buen seguro que si un guitarrista como Ackerman actuó tan instintivamente era porque ese tal Hedges iba a dar mucho que hablar. Dadas las características del sello, aunque fuera la casualidad la que unió los destinos de Will Ackerman y Michael Hedges, a buen seguro que ambos hubieran acabado por encontrarse tarde o temprano.

Así nació una carrera discográfica corta pero intensa, la que comenzó con un sencillo y maravilloso disco titulado "Breakfast in the field" que aventuraba unas capacidades monstruosas en el manejo de la guitarra acústica. Fue en 1984 cuando un segundo trabajo asentó definitivamente a Michael Hedges como ese guitarrista rompedor, influyente y posiblemente de mayor recorrido y posibilidades fuera del mundillo de esa mal llamada new age que preconizaba Windham Hill. Este disco que fue nominado al grammy y que es un pequeño clásico de la música de guitarra se tituló "Aerial boundaries", está dedicado al espíritu de Galileo (a la manera de utilizar los avances científicos en beneficio de la humanidad) y presentaba durante algo menos de 40 minutos nueve temas demostrativos de una escandalosa gama de técnicas como golpeos, hammer-on o tapping, en un deleite contínuo de efectos y un notable juego con los silencios, de tal modo que la música iba mucho más allá de la melodía, permitiendo ejecutar a la vez tema principal, ritmo y acompañamiento, y la guitarra parecía convertirse en parte mismo del guitarrista, un vehículo de expresión tan propio como sus mismas cuerdas vocales (que por cierto también utiliza Hedges en su discografía posterior a este "Aerial boundaries"). Aunque estudió guitarra clásica en Oklahoma y la acústica sea el instrumento por el que haya pasado a la historia, Hedges era un consumado multiinstrumentista, competente con piano, flauta o percusiones, así como con otro de sus instrumentos característicos en sus directos, la guitarra-arpa. Este ejemplar trabajo reune varios temas esenciales de su autor, de Windham Hill y de la guitarra acústica en general, en especial los muy difundidos y decididamente magistrales "Aerial boundaries" y "Rickover's dream", sin olvidar la sorprendente "Spare change", "The magic farmer" o "Ménage a trois", una composición más típica de Windham Hill en la que también ponen su granito de arena el bajo sin trastes de Michael Manring y la flauta de Mindy Rosenfeld. Manring, colaborador habitual y sobre todo amigo de Hedges, repite y abruma con su bajo en "After the goldrush", versión de la canción de un Neil Young que, junto a Joni Mitchell, Leo Kottke o compositores contemporáneos como Varese o Feldman, eran parte de las influencias de este músico experimental, vibrante, heterodoxo y en cierto modo desafiante. Sorprende conocer el dato de que excepto "Spare change" -con un cierto componente electrónico-, las tomas de guitarra del resto de las canciones están grabadas de una sola vez, sin overdubs o mezclas posteriores.

El 2 de diciembre de 1997, con poco más de 40 años, Michael Hedges falleció en un accidente de automóvil en California, engrandeciendo su leyenda y su recuerdo (su último álbum en vida, "Oracle", logró al año siguiente el premio grammy en la categoría New age). Michael Manring le calificaba como un ser humano extraordinario, incluso mejor como persona que como músico. Eso sí, como le sucedió a Will Ackerman, todo aquel que viera a Michael Hedges en directo no iba a olvidar fácilmente su ímpetu, seguridad y virtuosismo, en un estilo calificado como 'trash-acústico' que podía dejar con la boca abierta. Como dijo el propio Ackerman respecto a aquella tarde en Palo Alto en la que atrajo a Michael Hedges hacia Windham Hill: "Era como ver la guitarra siendo reinventada".

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3 comentarios:

Jaime dijo...

No me lo puedo creer, ni un sólo comentario sobre Hedges!, ni con los videos. El blog lo tienes curradísimo, con las muestras de sonido y video. Hedges, escuchándolo dice mucho, pero además hay que verlo. Afortunados los que lo vieron en Madrid, en aquellas noches de Windam Hill, en los años 80!, mirando hacia atrás lo que hubieramos dado por estar ahí. Todavía nos quedan esos videos y el disco "Live in Double planet".

Pepe dijo...

Como bien dices, era injusto que Hedges no tuviera comentarios.
En cuanto a esa gira de músicos de Windham Hill, qué decir... tuvo que ser algo único e irrepetible. Otros tiempos.

Gustavo Ripa dijo...

No apareció otro como Hedges hasta ahora. Muchos trabajan con su técnica, si duda revolucionaria para la guitarra, pero pocos componen com él. Más que un gran guitarrista, un gran músico. Más allá de la técnica exquisita, una música profunda e intensa. Gracias por mantener viva la memoria.