28.2.09

ONE:
"Four September Suns"

Algunos multiinstrumentistas, por razones de mercado, intereses de la compañía de discos o cuestiones puramente personales, deciden ocultar su nombre en la primera línea de sus trabajos y enmascarar sus composiciones bajo apelativos ficticios. Enigma (Michael Cretu), Adiemus (Karl Jenkins), Beautiful World (Phil Sawyer) o Ginkgo Garden (Eddy Müller) son sólo algunos ejemplos en las Nuevas Músicas, si bien una de las referencias que más clara dejaba esa labor solitaria es la de Tino Izzo, guitarrista canadiense que en sus discos no sólo toca varias clases de guitarras y bajos sino que se ocupa además de los teclados, percusiones, grabación y producción de la obra, en un claro ejemplo de multiinstrumentalidad. Vista la soledad de esa labor de composición, ejecución y producción, se entiende perfectamente que sus primeros trabajos los firmara bajo el pseudónimo de One (Uno). Un año después de la publicación de su primer álbum, "Blue Desires", inundado de aromas poperos que facilitaban su escucha, llegó con "Four September Suns", en 1994, una clara continuación, intensa, sorprendente y gratificante.

Enamorado desde pequeño de la guitarra, que acabó dominando de manera prácticamente autodidacta, este quebequense no se quedó estancado en el pop que practicó en su juventud y comenzó una carrera como músico instrumental en solitario en la que, componiendo desde el teclado y con la batería como primera incorporación, la melodía de guitarra domina cada canción, envuelta en una supuesta simpleza que Tino defiende como muestra de honestidad ("aunque el final está mucho más orientado a la textura, no puedo concebir una textura a no ser que haya una melodía que la garantice"). Mientras su primer disco era más personal (marcado por el nacimiento de su hijo y artes como la pintura, el cine o la literatura), y el tercero -"Foreign Skies"- será más sereno e introspectivo, es en este segundo trabajo donde Tino Izzo se vuelca más en divertirse con los solos, desplegando toda su energía con las guitarras, y nunca el plural es más acertado, pues el libreto del disco presenta las fotografías de hasta trece instrumentos de cuerda, contándonos cuáles han sido utilizados en cada uno de los temas que componen el álbum. Además, tiene más presencia la batería que en su anterior trabajo. "Four September Suns" se beneficia de un comienzo rotundo, dos composiciones únicas con guitarras absolutamente distintas, serena y evocativa la primera ("Nostalgia Trails", que tituló además uno de sus recopilatorios en el año 2000), misteriosa y envolvente la segunda ("A Hero's Good-Bye", de notas luminosas en un todo fenomenal que abarca matices rockeros y blueseros). Con gran eficacia, Izzo no se sale del camino marcado y nos expone sus 'pinturas musicales', composiciones rítmicas de melodía agradable ("Worlds Away" -con poderosísimo clímax final-, "Four September Suns"), de cierta ambientalidad ("The Rage", "The Field of Blue Children"), canciones galopantes de gran rotundidad ("A New Order") o deliciosamente intimistas ("Beyond Those Walls"), hasta completar diez temas de este guitarrista que encontró en la instrumentalidad otra vía para desarrollar sus ideas de un pop sencillo, tanto que en su carrera anterior a "Blue Desires" descartó muchas ideas por considerarlas demasiado básicas, obligándose a escribir algo más complejo y desarrollado. Tras un periodo de oscuridad, acabó aceptando que la sencillez era su mejor arma para encauzar sus ideas ("a medida que voy creciendo y adquiriendo experiencia, siento que preciso de menos notas para decir más"). "Four September Suns" fue publicado en 1994 por Chacra Alternative Music, compañía canadiense creada por Bob Chacra, cuyos principales referentes fueron Tim Clement y el propio Tino Izzo, así como una referencia extraña, un CD single titulado "In London" que recogía una jam session entre Vangelis y el grupo Neuronium grabada y emitida por el programa español Musical Express, conducido por Ángel Casas.

Dos cosas se pueden ver más allá de las portadas de los álbumes de Tino Izzo con sólo conocer unos pocos datos sobre este virtuoso artista de Montreal: el primero se refiere al comentado pseudónimo, circunstancia que el propio músico se encargó de solucionar en su tercer trabajo, ya publicado con su nombre, una vez que entendió su rol y llegó a 'sentir' verdaderamente su música como algo verdaderamente honesto que podía ofrecer sin pudor como Tino Izzo. El segundo detalle es el de las propias portadas, estupendas pinturas de su mujer, Rosanna Ciciola, que evidencia el amor y necesidad de su familia en un estilo único muy visual y colorido. Una reedición de "Four September Suns" presentaba en la portada esa misma pintura algo modificada, adaptada a los nuevos tiempos. Una vez pasado su momento de gloria personal, y seguramente con mucho que decir aún, Tino Izzo ha continuado ofreciendo su maestría en la producción y composición a artistas canadienses como Celine Dion y otros nombres más desconocidos en la compañía BT Music Management., así como disfrutando de la interpretación con su banda Izzo Blues Coalition.



6 comentarios:

Jose dijo...

Gran artículo Pepe.
Este artista no le conocía, gracias por ayudarnos a descubrir nuevos talentos :)

Pepe dijo...

Gracias, José. Izzo no es Wim Mertens (aconsejo tu foro -en los enlaces de este blog- a los que quieran opinar sobre el belga) pero es un gran guitarrista, de composiciones cálidas (a pesar de ser canadiense) y muy agradables.

Anónimo dijo...

has olvidado otro célebre seudónimo tapadera de un gran artista. Me refiero, por supuesto, a Peteteman, el alias musical de Jorge Estella.

Pepe dijo...

Ja, ja. Sí, aunque le queda mucho para ser conocido (salvo por sus particulares comentarios en este blog). No olvidemos que también es la mitad de Superzoides, un grupo que algún día dará que hablar.

Anónimo dijo...

Pepe, has escuchado "The Fountain" de Clint Mansell. Clint está postulándose poco a poco como uno de los grandes compositores para el cine en una época en la que ya sólo nos queda el ocaso de los grandes de otrora.

Pepe dijo...

Escuché el disco y vi la película, que aunque sea una marcianada me gustó mucho (aún no he podido ver "El luchador", la última de Aronofsky, con música de Mansell, evidentemente). La BSO era espectacular, pero es que dices bien, músicos como éste le dan un nuevo aire a la música de cine: Pi o Requiem por un sueño (cuyo tema principal, el increible "Lux aeterna", ha sido usado en numerosos trailers de otras películas, incluso para la tercera entrega de "El señor de los anillos") son sólo dos ejemplos.