En los albores de la explosión de la filosofía new age, una serie de músicos visionarios inauguraron una nueva forma de crear, experimentar y canalizar sus sentimientos de una manera novedosa, amparada por la nueva gama de posibilidades tecnológicas, la fusión con filosofías orientales y por una conciencia global que, al hilo del cambio de era y ayudada por el impulso de las nuevas compañías independientes, otorgaron a artistas como Andreas Vollenweider, George Winston, Ray Lynch, Kitaro o Paul Horn un nombre y una fama que les acompañan a casi todos ellos hasta la actualidad, mientras que en muchos de esos casos ha menguado considerablemente su creatividad. Cuando la prestigiosa revista Billboard comprobó que discos como este "White winds" aparecían a la vez en puestos destacados de sus listados de jazz, música clásica y pop, hubo de crear la denominación 'New age music' para reunir en un mismo saco a esta 'nueva música' tan creativa y evocadora, de gran tirón popular por su conjunción de espiritualidad, fuerza y originalidad en estos momentos de apertura.
La historia delata claramente la vocación de Andreas Vollenweider cuando comprobamos que su padre, Hans, fue un prestigioso organista. Tentado académicamente por esos mismos teclados, pero también por flauta o guitarra, fue con un instrumento tan especial como el arpa como consiguió encontrar su sonido, su inspiración y su gran identificación en el mundo de la música, aunque fue a los 25 años cuando lo descubrió. Y es que algo tenía ese sonido que, una vez asentado y tratado electrónicamente -lo que dió origen al nombre de 'arpa electroacústica'- consiguió un enorme éxito no sólo en Europa sino también en los Estados Unidos. Aún así, "Behind the gardens, behind the wall, under the tree" -su primera obra inscrita en este estilo- fue un trabajo de difícil acabado por la desconfianza y ceguera de las discográficas. Vera Brandes fue la primera que confió en ese sonido y lo publicó en su sello VeraBra Records, un acierto que abrió las puertas al mundo (y al fichaje, ahora sí, por la más internacional CBS) a Vollenweider. Y eso que tanto "Behind the gardens" como "Caverna mágica" son obras de aproximación a la gran calidad posterior; muy animados y bien resueltos, en estos dos trabajos Andreas consolida un estilo propio, muy agradable y estimulante, con mucho de relajación pero también un importante componente rítmico y algo de jazz y bossa nova, haciéndose un nombre en el creciente mercado de la new age. Concebidos ambos como la primera y segunda parte de una trilogía, en 1984 la compañía de Vollenweider, AVAF (Andreas Vollenweider and friends) publicó su culminación, "White winds", bajo la distribución de CBS, y como él mismo ha dicho: "mi música cogió a los mercados y al público por sorpresa". Efectivamente, este trabajo es cuanto menos sorprendente ("esta época fue una especie de cosecha creativa", dijo Andreas), posee una especial aureola de magia y misticismo que comienza desde la preciosa ilustración de la portada -que parece deudora de relatos épicos como "La historia interminable"- y en el instante de pulsar el play, cuando hacen su aparición esos vientos blancos a los que sigue la entrada sigilosa del arpa, anticipando el estilo meditativo en el que se va a desenvolver durante el disco, si bien en alguno de sus momentos se entregue también a un frenético desparpajo, en temas rápidos que acaban siendo probablemente lo más recordado del álbum. Sin embargo la delicada instrumentación con una suave percusión, el carácter dócil del músico y su conciencia decididamente ecológica y espiritual otorga a todo "White winds" esa paz brumosa que, aunque a él no le guste la denominación, liga sin remisión a Andreas Vollenweider con la cúspide del movimiento new age en su momento más álgido, que puede conectar con el intrépido subtítulo del álbum, 'seeker's journey' -el viaje del buscador-, un viaje interior a través de esta música elegante, relajante, con elementos orientales y europeos. La estupenda melodía de "Hall of the stairs / Hall of the mosaics" es presentada por delicados vientos y así se hace más destacable la entrada del arpa, cuyo sonido es limpio y contundente, mientras que en "The glass hall" es la flauta la protagonista, ejecutando una melodía rápida que destila un cierto folclorismo y constituye la base de otra obra hermosa e impagable (especialmente su tramo final, de títulos independientes, "The play of the five balls / The five planets"). "The woman and the stone" -que se trata realmente de una variación del tema "IX" del álbum "Eine art suite"- arranca con un sorprendente ritmo que conduce a la pieza por un sendero relajante, de serenidad oriental, del cual es difícil apartarse, como de las filigranas sonoras dibujadas por el arpa en "Phases of the three moons", que llenan el vacío de tranquilidad. Llega entonces un gran momento, "Flight feet & root hands" es magistral en todo su desarrollo, una de las canciones más recordadas de Andreas Vollenweider, otra adictiva delicia cuyo título refleja una cierta desconfianza sobre la situación en la que estaba inmerso el músico, casi volando por el reconocimiento adquirido, pero con los pies firmemente anclados en el suelo. Entre temas más ambientales y pequeñas tonadas sencillas y enriquecedoras se llega a otro momento cumbre en el final del álbum, una especie de títulos de crédito de la trilogía que lleva por título "Trilogy (At the white magic gardens) / The white winds", donde se pueden volver a escuchar los instrumentos de viento (en esta ocasión un saxo), que corrían a cargo del siempre eficaz Büdi Siebert. Otros músicos y amigos implicados fueron Pedro Haldemann, Walter Keizer (percusiones), Elena Ledda (coros) y Patrick Demenga (chelo). "Flight feet & Root hands" fue el single del disco, con "The woman and the stone (Edited version)" en la cara B; en la portada, la cara de un sonriente Andreas en blanco y negro. En 2006 las remasterizaciones que AVAF Music lanzó en digipack permitieron no sólo disfrutar de una mejor calidad de sonido, sino además hacernos llegar diversos bonus tracks y videos en todos los Compact Discs de Andreas Vollenweider.
La historia delata claramente la vocación de Andreas Vollenweider cuando comprobamos que su padre, Hans, fue un prestigioso organista. Tentado académicamente por esos mismos teclados, pero también por flauta o guitarra, fue con un instrumento tan especial como el arpa como consiguió encontrar su sonido, su inspiración y su gran identificación en el mundo de la música, aunque fue a los 25 años cuando lo descubrió. Y es que algo tenía ese sonido que, una vez asentado y tratado electrónicamente -lo que dió origen al nombre de 'arpa electroacústica'- consiguió un enorme éxito no sólo en Europa sino también en los Estados Unidos. Aún así, "Behind the gardens, behind the wall, under the tree" -su primera obra inscrita en este estilo- fue un trabajo de difícil acabado por la desconfianza y ceguera de las discográficas. Vera Brandes fue la primera que confió en ese sonido y lo publicó en su sello VeraBra Records, un acierto que abrió las puertas al mundo (y al fichaje, ahora sí, por la más internacional CBS) a Vollenweider. Y eso que tanto "Behind the gardens" como "Caverna mágica" son obras de aproximación a la gran calidad posterior; muy animados y bien resueltos, en estos dos trabajos Andreas consolida un estilo propio, muy agradable y estimulante, con mucho de relajación pero también un importante componente rítmico y algo de jazz y bossa nova, haciéndose un nombre en el creciente mercado de la new age. Concebidos ambos como la primera y segunda parte de una trilogía, en 1984 la compañía de Vollenweider, AVAF (Andreas Vollenweider and friends) publicó su culminación, "White winds", bajo la distribución de CBS, y como él mismo ha dicho: "mi música cogió a los mercados y al público por sorpresa". Efectivamente, este trabajo es cuanto menos sorprendente ("esta época fue una especie de cosecha creativa", dijo Andreas), posee una especial aureola de magia y misticismo que comienza desde la preciosa ilustración de la portada -que parece deudora de relatos épicos como "La historia interminable"- y en el instante de pulsar el play, cuando hacen su aparición esos vientos blancos a los que sigue la entrada sigilosa del arpa, anticipando el estilo meditativo en el que se va a desenvolver durante el disco, si bien en alguno de sus momentos se entregue también a un frenético desparpajo, en temas rápidos que acaban siendo probablemente lo más recordado del álbum. Sin embargo la delicada instrumentación con una suave percusión, el carácter dócil del músico y su conciencia decididamente ecológica y espiritual otorga a todo "White winds" esa paz brumosa que, aunque a él no le guste la denominación, liga sin remisión a Andreas Vollenweider con la cúspide del movimiento new age en su momento más álgido, que puede conectar con el intrépido subtítulo del álbum, 'seeker's journey' -el viaje del buscador-, un viaje interior a través de esta música elegante, relajante, con elementos orientales y europeos. La estupenda melodía de "Hall of the stairs / Hall of the mosaics" es presentada por delicados vientos y así se hace más destacable la entrada del arpa, cuyo sonido es limpio y contundente, mientras que en "The glass hall" es la flauta la protagonista, ejecutando una melodía rápida que destila un cierto folclorismo y constituye la base de otra obra hermosa e impagable (especialmente su tramo final, de títulos independientes, "The play of the five balls / The five planets"). "The woman and the stone" -que se trata realmente de una variación del tema "IX" del álbum "Eine art suite"- arranca con un sorprendente ritmo que conduce a la pieza por un sendero relajante, de serenidad oriental, del cual es difícil apartarse, como de las filigranas sonoras dibujadas por el arpa en "Phases of the three moons", que llenan el vacío de tranquilidad. Llega entonces un gran momento, "Flight feet & root hands" es magistral en todo su desarrollo, una de las canciones más recordadas de Andreas Vollenweider, otra adictiva delicia cuyo título refleja una cierta desconfianza sobre la situación en la que estaba inmerso el músico, casi volando por el reconocimiento adquirido, pero con los pies firmemente anclados en el suelo. Entre temas más ambientales y pequeñas tonadas sencillas y enriquecedoras se llega a otro momento cumbre en el final del álbum, una especie de títulos de crédito de la trilogía que lleva por título "Trilogy (At the white magic gardens) / The white winds", donde se pueden volver a escuchar los instrumentos de viento (en esta ocasión un saxo), que corrían a cargo del siempre eficaz Büdi Siebert. Otros músicos y amigos implicados fueron Pedro Haldemann, Walter Keizer (percusiones), Elena Ledda (coros) y Patrick Demenga (chelo). "Flight feet & Root hands" fue el single del disco, con "The woman and the stone (Edited version)" en la cara B; en la portada, la cara de un sonriente Andreas en blanco y negro. En 2006 las remasterizaciones que AVAF Music lanzó en digipack permitieron no sólo disfrutar de una mejor calidad de sonido, sino además hacernos llegar diversos bonus tracks y videos en todos los Compact Discs de Andreas Vollenweider.
Tras ese nombre casi impronunciable se esconde un personaje vital para la asentación y popularización de la new age en los años 70 y 80, gracias a su distinto sonido, por obra y gracia de un instrumento tan antiguo como el arpa pero dotado de una nueva personalidad gracias a la electrónica, así como de una descontextualización de los ambientes en los que anteriormente se había movido, principalmente folclóricos y celtas. Este suizo de aspecto tan identificable como su música, pacifista convencido, ha sabido crear desde principios de los 80 un sinfín de melodías ágiles, que nos trasladan a otro tiempo y lugar, y cuya luminosa melodiosidad contribuyó a popularizar definitivamente la música instrumental. Algunas de las canciones de trabajos como "White winds" se hicieron populares y con el tiempo se han convertido en clásicos de la new age, así que escuchar discos como éste es, aparte de una grata experiencia, una auténtica y colorida aventura.
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2 comentarios:
Ya me extrañaba a mi que hubeiras puesto Down to the moon y no White winds.
Por cierto, ¿para cuando algo de Clannad o de Moya Brennan?
Sí, tenía una cuenta pendiente con "White winds", tuve una curiosa necesidad de poner en su día "Down to the moon", pero ya está la cosa completa.
Clannad llegará, Ramón, no sé si pronto o tarde pero llegará.
También llegarán pronto las vacaciones y no sé qué nivel de entradas podré llevar, aunque intentaré mantener mi crítica semanal. Saludos.
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