Como tantos otros nombres en este tipo de música, el del noruego Oystein Sevag podría ser en estos momentos perfectamente desconocido para nosotros de no ser por la constancia y la creencia en su obra. En 1988, a pesar de sus completos estudios musicales y de que las compañías a las que enviaba sus maquetas destacaban la belleza de su trabajo, las continuas negativas por no saber encontrar el mercado adecuado le hicieron pensar en que debía dedicarse a otra cosa. Sin embargo, en un último golpe de fuerza y convicción, Sevag decidió crear Siddhartha Spiritual Records, su propia compañía, y editar en 1989 su primer álbum, una pequeña maravilla de poético título, "Close your eyes and see" ('cierra tus ojos y mira'). Un año después consiguió, a través de un amigo, Steve Yanovsky (con el que firmó un contrato de representación), que su música sonara en las radios de Chicago y Los Angeles, y tras firmar un contrato de distribución en Estados Unidos con Music West Records, el disco fue damnificado por la quiebra de dicha compañía pero recogido enseguida por Windham Hill Records, que gozaba de distribución mundial por parte de BMG, mientras que a España llegaba de la mano, con mucho ojo, de Sonifolk/Lyricon.
Sevag empezó a tocar el piano a los 5 años, el bajo y la guitarra a los 12 y la flauta a los 16. Sin embargo hasta esa edad no pensaba en vivir de la música, disciplina que estudió en Oslo, donde tocó en bandas de jazz y música experimental. Oystein cuenta que en agosto de 1984 le fue concedido un piso y un espacio de trabajo en el municipio noruego de Stokke, en el fiordo de Oslo, un lugar tranquilo que alimentó su inspiración, y donde construyó el estudio de sonido donde grabó y mezcló sus grandes obras. También a mediados de los 80 comenzó a asistir a cursos de meditación, curación, interpretación de sueños, técnicas de respiración y demás ciencias alternativas, otra circunstancia que influyó en su música y en su condición de artista ("dieron una nueva perspectiva a mi conocimiento musical, que echaba a faltar en mis estudios"). Posiblemente venga de ahí su forma de componer, por la que intenta llegar primero a un estado en el cual escucha lo que proviene de su interior, ritmos o melodías que escribe o graba como un boceto; un día después vuelve a mirarlos y construye algo con ellos, escuchando lo que ese material le pide, no lo que él quiere hacer con él. Extraño pero, visto está, efectivo. Enseguida comenzó a experimentar con ordenadores, y en 1989 acabó "Close your eyes and see", rechazado por todas las compañías discográficas noruegas, como ya se ha mencionado antes, lo que le llevó a crear Siddhartha Records. En este trabajo, Sevag unifica todas sus influencias (clásica, jazz, folk nórdico y meditación) y, en un entorno bastante electrónico, construye un disco con carácter y distinto a lo convencional. Ritmos de lo más variado, fondos que a veces son el centro de la pieza, melodías que son realmente el fondo, movimientos inesperados, unos de un ritmo vivaz, otros ambientales pero arriesgados... una estupenda experimentalidad basada en la sencillez de los teclados, el saxo, la percusión y los sonidos naturales. El disco se abre con una de las grandes joyas de las Nuevas Músicas en los 90, seis minutos para disfrutar que se hacen realmente cortos, y un título que ya es un clásico, "Horizon". El oleaje calmado que lo inaugura sólo es el preludio de una tormenta perfecta, un frenético y contínuo clímax aflautado con un apoteósico final y una grandiosa sensación de gozo y plenitud. Incluso lo que parecen ser experimentos de difícil sentido y excesiva carga jazzística son atrayentes ("Grounding" -que sigue a "Horizon" y relaja la emoción del inicio con un viento tranquilo y un final extraño, vanguardista-,"Home" -que cierra el álbum-), en un contexto donde la ambientalidad y la meditación tienen un papel muy importante. "Norwegian mood" es una de esas melodías cálidas que encontraron rápida aceptación en las primeras radiodifusiones del álbum en los Estados Unidos, y en ella Sevag parece explorar la parte más comercial de un jazz que odiaba en su juventud y del que se acabó enamorando. Habría que destacar también otras tres composiciones que aparecen seguidas en el álbum, "Message from silence" -atmósfera que ahonda en una atrayente y bellísima espiritualidad, y en la cual se hace notar el soberbio uso de unas percusiones que parecen cobrar vida sobre el manto de teclados-, y dos más movidas y vitales, "Gaia" -como una continuación de "Horizon", refinada y de una solidez excepcional con sus numerosos efectos de fondo- y "Gratitude" -de extraña base rítmica, entre jazz y electrónica, que en ocasiones despista por una apariencia tecnológica, y que siempre deslumbra y asombra por la genialidad de su desarrollo-. La ambientalidad de "Silent prayer" o "The one word of the wiseman", y la carga de world music de "Short revelation" acaban de completar un álbum del que parece lógico su éxito, especialmente por la especial calidad de composiciones como "Horizon" o, más directa y fácil de agradar para el gran público, "Norwegian mood" y su muy digerible acercamiento al smooth jazz.
Que no asuste a nadie ese nombre tan raro, con esa O rayada y una A con sombrero, la música de Oystein Sevag no es sencilla pero emana una extraña calidez, posiblemente boreal, lejos de la presumible rudeza escandinava. Una vez saboreado "Close your eyes and see" no es de extrañar que permaneciera 17 semanas en las listas de new age del Billboard, y varios meses entre las grabaciones más vendidas del género en los Estados Unidos, así como fuera nombrado disco del año por algunos medios, pues la fuerza de su genio nórdico impulsa una serie de composiciones llenas de fuerza y lirismo, más cálidas de lo que su origen podría suponer. "Mi profundo deseo es que este álbum le inspire en el camino a su fuente interior", decía Sevag. Había llegado la década de los 90 y este noruego había visto cumplido su sueño, y eso es lo que es este trabajo, un sueño (que iba a continuar con el tiempo, otorgando otras grandes obras para Windham Hill, como "Link" o "Global house") con el que poder contemplar la belleza con los ojos cerrados.
Sevag empezó a tocar el piano a los 5 años, el bajo y la guitarra a los 12 y la flauta a los 16. Sin embargo hasta esa edad no pensaba en vivir de la música, disciplina que estudió en Oslo, donde tocó en bandas de jazz y música experimental. Oystein cuenta que en agosto de 1984 le fue concedido un piso y un espacio de trabajo en el municipio noruego de Stokke, en el fiordo de Oslo, un lugar tranquilo que alimentó su inspiración, y donde construyó el estudio de sonido donde grabó y mezcló sus grandes obras. También a mediados de los 80 comenzó a asistir a cursos de meditación, curación, interpretación de sueños, técnicas de respiración y demás ciencias alternativas, otra circunstancia que influyó en su música y en su condición de artista ("dieron una nueva perspectiva a mi conocimiento musical, que echaba a faltar en mis estudios"). Posiblemente venga de ahí su forma de componer, por la que intenta llegar primero a un estado en el cual escucha lo que proviene de su interior, ritmos o melodías que escribe o graba como un boceto; un día después vuelve a mirarlos y construye algo con ellos, escuchando lo que ese material le pide, no lo que él quiere hacer con él. Extraño pero, visto está, efectivo. Enseguida comenzó a experimentar con ordenadores, y en 1989 acabó "Close your eyes and see", rechazado por todas las compañías discográficas noruegas, como ya se ha mencionado antes, lo que le llevó a crear Siddhartha Records. En este trabajo, Sevag unifica todas sus influencias (clásica, jazz, folk nórdico y meditación) y, en un entorno bastante electrónico, construye un disco con carácter y distinto a lo convencional. Ritmos de lo más variado, fondos que a veces son el centro de la pieza, melodías que son realmente el fondo, movimientos inesperados, unos de un ritmo vivaz, otros ambientales pero arriesgados... una estupenda experimentalidad basada en la sencillez de los teclados, el saxo, la percusión y los sonidos naturales. El disco se abre con una de las grandes joyas de las Nuevas Músicas en los 90, seis minutos para disfrutar que se hacen realmente cortos, y un título que ya es un clásico, "Horizon". El oleaje calmado que lo inaugura sólo es el preludio de una tormenta perfecta, un frenético y contínuo clímax aflautado con un apoteósico final y una grandiosa sensación de gozo y plenitud. Incluso lo que parecen ser experimentos de difícil sentido y excesiva carga jazzística son atrayentes ("Grounding" -que sigue a "Horizon" y relaja la emoción del inicio con un viento tranquilo y un final extraño, vanguardista-,"Home" -que cierra el álbum-), en un contexto donde la ambientalidad y la meditación tienen un papel muy importante. "Norwegian mood" es una de esas melodías cálidas que encontraron rápida aceptación en las primeras radiodifusiones del álbum en los Estados Unidos, y en ella Sevag parece explorar la parte más comercial de un jazz que odiaba en su juventud y del que se acabó enamorando. Habría que destacar también otras tres composiciones que aparecen seguidas en el álbum, "Message from silence" -atmósfera que ahonda en una atrayente y bellísima espiritualidad, y en la cual se hace notar el soberbio uso de unas percusiones que parecen cobrar vida sobre el manto de teclados-, y dos más movidas y vitales, "Gaia" -como una continuación de "Horizon", refinada y de una solidez excepcional con sus numerosos efectos de fondo- y "Gratitude" -de extraña base rítmica, entre jazz y electrónica, que en ocasiones despista por una apariencia tecnológica, y que siempre deslumbra y asombra por la genialidad de su desarrollo-. La ambientalidad de "Silent prayer" o "The one word of the wiseman", y la carga de world music de "Short revelation" acaban de completar un álbum del que parece lógico su éxito, especialmente por la especial calidad de composiciones como "Horizon" o, más directa y fácil de agradar para el gran público, "Norwegian mood" y su muy digerible acercamiento al smooth jazz.
Que no asuste a nadie ese nombre tan raro, con esa O rayada y una A con sombrero, la música de Oystein Sevag no es sencilla pero emana una extraña calidez, posiblemente boreal, lejos de la presumible rudeza escandinava. Una vez saboreado "Close your eyes and see" no es de extrañar que permaneciera 17 semanas en las listas de new age del Billboard, y varios meses entre las grabaciones más vendidas del género en los Estados Unidos, así como fuera nombrado disco del año por algunos medios, pues la fuerza de su genio nórdico impulsa una serie de composiciones llenas de fuerza y lirismo, más cálidas de lo que su origen podría suponer. "Mi profundo deseo es que este álbum le inspire en el camino a su fuente interior", decía Sevag. Había llegado la década de los 90 y este noruego había visto cumplido su sueño, y eso es lo que es este trabajo, un sueño (que iba a continuar con el tiempo, otorgando otras grandes obras para Windham Hill, como "Link" o "Global house") con el que poder contemplar la belleza con los ojos cerrados.
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VARIOS ARTISTAS: "In search of angels"
3 comentarios:
Vuelvo. Aunque el disco en su conjunto no es nada desdeñable, destaco, justo los 3 primeros temas, el clásico "Horizonte", el experimental y progresivo "Instrucción" y la preciosa melodía de "Humor noruego", este tema es una muestra de por donde iría Sevag en los siguientes discos. Justo después de este disco fue fichado por Windham Hill (recién comprada por la multinacional BMG Ariola a Will Akerman), y fue el artista por el que más apostó el sello en ese momento, con la publicación de su segundo disco, y la inclusión de un tema inédito (con el que toca techo)en el 4º volumen de SOLSTICIO DE INVIERNO: "Crystal palace" (es un supuesto parecido al de Richard Burmer)
Sí, Crystal palace es otra de esas pequeñas joyas inéditas en álbum propio. Estaría entre mis temas favoritos suyos por detrás de "Horizon", que me sigue poniendo la piel de gallina, y de "Reflection", incluído en su disco "Global house" y en el recopilatorio "In search of angels", del que ya hablé en su momento, y del que se me había olvidado olocar el enlace, lo cual soluciono ahora mismo.
Bienvenido de nuevo, Jaime.
Hola soy Manuel. Yo tengo ésta cinta de música desde la fecha de su publicación, y tiene una melodía preciosa. Saludos
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