El bello y particular sonido que el violín aporta a la música celta tiene uno de sus máximos exponentes en la persona de Alasdair Fraser, al que dado su aspecto fuerte y pelirrojo nadie puede negar su origen escocés. Sus extraordinarias virtudes se han visto acrecentadas en la reunión con otros solistas de excepción, como los guitarristas Jody Stecher o Tony McManus, la chelista Natalie Haas, o los miembros de la banda Skyedance, liderada por el propio Fraser, con las aportaciones del flautista Chris Norman, el gaitero Eric Rigler, el bajista Mick Linden, el percusionista Peter Maund, y el teclista Paul Machlis. Es con este último con quien Alasdair posee una historia más lejana y más fructífera, hasta el punto de firmar a dúo dos de los discos de música escocesa más hermosos de finales del siglo XX, un repaso a la tradición escocesa titulado "Skyedance", del año 1986, y una más que digna continuación, "The Road North", publicada en 1989 por Sona Gaia.
Dado el grado de compenetración y de calidad de sus grabaciones, se podría decir que Paul y Alasdair, Alasdair y Paul, tenían que haberse encontrado tarde o temprano. Al contrario que el violinista, Machlis nació en la lejana California, y desde allí ambos conformaron un dúo eficaz e imaginativo en la nueva cultura celta, pero respetando y adornando la tradición de ese inmortal pueblo con sus personales aportaciones, más escondida la de Paul Machlis, más audible y destacada la de Alasdair Fraser. En efecto, Alasdair luce más en este trabajo, y si bien los temas compuestos por ambos para el mismo están equiparados (cuatro cada uno), los demás son adaptaciones de melodías tradicionales o de composiciones de importantes violinistas escoceses, tanto desaparecidos hace tiempo (William Marshall, James Scott Skinner) como en activo (Jerry Holland). Tras un "Skyedance" repleto de tradición escocesa, el paso hacia las composiciones propias es gradual, ya que en este afortunado segundo trabajo la mitad de los temas son exclusivos de Machlis, Fraser, o de ambos, cuajando una extraordinaria compenetración. Eso sí, es posible que los mejores momentos sean prestados ("Traditional Gaelic Melody", "Calliope House", "Bovaglie's Plaid"). El comienzo es rítmico y alegre, un sentimiento en el que el disco acaba profundizando a través de la vitalidad de los ritmos celtas (aires, reels, jigas...). En este caso "Laughing Wolf / Mountain Madness" es la demostración del complemento perfecto de ambos músicos, ya que Machlis firma la primera parte de la pieza (al estilo de un hornpipe) y Fraser la segunda (una jiga), circunstancia que se repetirá en "Invercassley Falls / Trip to Ballyshannon", siendo este último un reel que compuso Alasdair para conmemorar su luna de miel en Irlanda en 1987. Enseguida aparece uno de los dos temas tradicionales del álbum, "Traditional Gaelic Melody" (un strathspey -melodía de baile similar a un hornpipe- cuyo título auténtico parece ser "Ghoid Iad Mo Bhean Uam An Reir"), una de esas soberbias melodías calmadas en las que destaca especialmente el piano de Machlis, y que junto a "Tommy's Tarbukas", reel de Fraser al que está unido por una fina membrana de bodhran (la percusión de Tommy Hayes es especialmente acertada en este tema), resultan un grandísimo acierto, un acontecimiento digno de escuchar y disfrutar. El violín más romántico, mecido por un piano melodioso, hace su aparición en "Bennachie Sunrise / Willie's Trip to Toronto" (slow air de Machlis el primero, jiga del desaparecido violinista norteamericano Jerry Holland el segundo), pero se acaba asentando en forma de joyas hacia el final del disco. Mientras, otro estilo al que podríamos denominar paisajista hace su aparición en "Slow Train", otro tema de Paul, donde lógicamente se hace notar de nuevo el piano. En este momento es donde un muy buen disco se convierte en una grandísima referencia, ya que nos llegan varias maravillas, desde la jiga "Calliope House" (del miembro de Boys of the Lough Dave Richardson) hasta el emocionante vals "The Road North", de Alasdair, que cierra el CD, pero hay que detenerse especialmente en un estremecedor slow air, una antigua maravilla titulada "Bovaglie's Plaid", realmente otro strathspey, obra de James Scott Skinner, pero adaptado de una manera emocionante, de forma que ya de por sí sería razón exclusiva para adquirir el disco e interesarse por las demás referencias de ambos músicos. Es inevitable destacar además la colaboración en el trabajo del gran Micheal O'Domhnaill a la guitarra y de otro miembro de los primeros Nightnoise, Billy Oskay, en la producción (en alguno de los cortes, como "Slow Train", parece que fuera a aparecer la mismísima voz de Triona).
Alasdair Fraser se trasladó en los 80 a San Francisco cuando trabajaba para una compañía petrolífera. Allí, donde continúa residiendo actualmente, fundó Culburnie Records para difundir la música escocesa, y publicó en 1986 junto a Paul Machlis su primer disco juntos, "Skyedance", tan recomendable como un "The Road North" que llegó en 1989, pero bajo la etiqueta Sona Gaia, asociada a Narada. Precisamente Narada reeditó el disco con portada distinta en 1998. Posteriormente, seguimos disfrutando de su revitalización de la música escocesa junto a Machlis y a otros importantes músicos celtas como el gaitero Eric Rigler y el flautista Chris Norman, en el grupo Skyedance, cuyos discos distribuye en España Ediciones Resistencia. De una forma o de otra, la importancia de Alasdair Fraser y de Paul Machlis es tanta como para, al menos, no dejar de escuchar este "The Road North".
3 comentarios:
Tenemos este disco, pero es uno de esos que todavía no he escuchado detenidamente. En cambio Way Out to Hope Street de Skyedance me encanta.
Mi hermano tiene también un VHS, pero ver al tipo tocando ahí solo me aburre :P
Saludetes.
Bueno, un VHS puede ser muy interesante pero es cierto, a esta gente hay que verla en directo, ahí es donde se disfruta de verdad. Aconsejable 100%.
Este disco es fenomenal, aunque ahora me arrepiento un poco, tenía que haber criticado primero "Skyedance", el anterior, y dejar este para más adelante. Sea como sea, los dos son geniales.
Yo descubrí a Alasdair Fraser con este disco. Y tuve la oportunidad de verle en directo tres veces, dos durante la gira del 96, que pasaron por Madrid al comienzo y al final de la gira (que es cuando adoptaron el nombre de Skyedance). Fraser es increíble en directo y el vídeo, por mucho que se queje Warren, es muy bueno (eso sí, no es tan variado instrumentalmente como un disco de Skyedance).
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