Los seguidores de la New Age encontraron en la década de los 70 una serie de artistas que marcaron el camino musical para la llegada de esa 'esperada' era de acuario. Músicos como Paul Horn, Vangelis, Paul Winter o Kitaro fueron adoptados como los nuevos gurús de este estilo de música tan espiritual y carismático. Ahí entró de lleno también Ray Lynch, compositor norteamericano e intérprete de guitarra, laud y teclados (en su familia había varios pianistas clásicos, por lo que se interesó muy joven por el piano), que había encontrado la fórmula del éxito bajo el título de un popular disco superventas titulado "Deep breakfast", y que con su siguiente trabajo, un elaborado lienzo salpicado de luz y color titulado "No blue thing", iba a conseguir lo que parecía imposible, igualar, y posiblemente superar, la calidad (tal vez no el carisma) de aquella mítica obra.
Corría el año 1989, cinco después de "Deep breakfast" -un lapso de tiempo necesario por los numerosos cambios tecnológicos de esta época convulsa, que iban a permitir una mayor gama de sonidos y mejores posibilidades de grabación-, y la desaparecida compañía Music West Records era la encargada de que "No blue thing" viera la luz (tras la desaparición de ésta, fue Windham Hill la que adquirió los derechos y editó los discos de Lynch, en el caso de "No blue thing" con portada distinta a la original). Precisamente una portada surrealista era lo primero que destacaba en la primera edición de este tercer trabajo del compositor de Utah, lo que parecía un huevo enmedio de un universo azul con un enorme destello central -tal vez un particular 'big bang'-, lo cual unido a ese título, 'Cosa no azul', comenzaba por otorgar un aire misterioso, daliniano, a la obra: posiblemente se trate de la recreación del mito de creación de ciertas culturas denominado 'huevo cósmico', que representa algún tipo de comienzo. Por fortuna la música aquí contenida no es nada surrealista ni oscura, sino planeada con una elegancia y sencillez sublimes, siete composiciones de originales títulos inspirados -como ya ocurriera en "Deep breakfast" y "The sky of mind"- en los escritos de su guía espiritual Sri Da Avabhasa (también conocido como Da Free John o Adi Da Samraj), un personaje esencial que le hizo volver a la música tras un periodo de crisis existencial; de hecho la 'ayuda' de este gurú se dejó notar por primera vez en 1982, en el álbum autoeditado en casete (posteriormente rescatado en CD) "Truth is the only profound". Abstraídos o no de grupos religiosos y filosofías orientalistas, lo importante para el oyente sigue siendo esa maravillosa música que, al comienzo del disco, flota lentamente hasta alcanzar la forma del tema homónimo a la obra, donde nos encontramos una de esas gráciles tonadas -esta es de las más inspiradas y recordadas, embelesa y no deja indiferente- que han hecho famoso a este artista a través de radios y televisiones: "No blue thing", aparte de melodía de concursos o fondo de debates, es una eficaz presentación de las dos caras de Ray Lynch, la envolvente, suave, meditativa, en definitiva neoclásica ("mi lenguaje musical está originado básicamente por el Renacimiento") y la divertida, juguetona, de notas alegres -casi infantiles- y modernas. Y ambas son igual de atrayentes y dignas de admiración, la primera es música para el alma, relaja y emociona ("Here & never found" posee un desarrollo conmovedor, apabullante, pero también la elevadora "Evening, yes" -que ya se escuchaba, primaria, en el mencionado "Truth is the only profound" con el título de "This i have noticed"- o "Drifted in a deeper land" pueden dejar sin palabras), la segunda para el cuerpo, activa y fascina ("Homeward at last" -con su inolvidable juego de teclas-, "The true spirit of Mom & Dad"). Y a pesar de su aparente sencillez, una escucha sosegada evidencia una melodiosidad múltiple en capas de teclados, guitarras clásicas (instrumentos interpretados por el propio Lynch, que no hay que olvidar estudió guitarra clásica en los 60 en Barcelona), o instrumentos de cámara (flautas y oboes en cuanto a los vientos, violines, violas y cellos por lo que corresponde a las cuerdas) que ejecutan bellas melodías solapadas en un todo equilibrado, que se escucha como pura magia en la inspirada combinación de estilos ("Clouds below your knees" o la propia "No blue thing"): "No sé de dónde me viene la inspiración, soy un ser humano y mis sentimientos los uso para perfilar el trabajo que escribo". En estos momentos de verdadero éxito, Music West compiló los tres primeros álbumes oficiales de Lynch, "The sky of mind", "Deep breakfast" y "No blue thing", en una caja titulada "The music of Ray Lynch".
Corría el año 1989, cinco después de "Deep breakfast" -un lapso de tiempo necesario por los numerosos cambios tecnológicos de esta época convulsa, que iban a permitir una mayor gama de sonidos y mejores posibilidades de grabación-, y la desaparecida compañía Music West Records era la encargada de que "No blue thing" viera la luz (tras la desaparición de ésta, fue Windham Hill la que adquirió los derechos y editó los discos de Lynch, en el caso de "No blue thing" con portada distinta a la original). Precisamente una portada surrealista era lo primero que destacaba en la primera edición de este tercer trabajo del compositor de Utah, lo que parecía un huevo enmedio de un universo azul con un enorme destello central -tal vez un particular 'big bang'-, lo cual unido a ese título, 'Cosa no azul', comenzaba por otorgar un aire misterioso, daliniano, a la obra: posiblemente se trate de la recreación del mito de creación de ciertas culturas denominado 'huevo cósmico', que representa algún tipo de comienzo. Por fortuna la música aquí contenida no es nada surrealista ni oscura, sino planeada con una elegancia y sencillez sublimes, siete composiciones de originales títulos inspirados -como ya ocurriera en "Deep breakfast" y "The sky of mind"- en los escritos de su guía espiritual Sri Da Avabhasa (también conocido como Da Free John o Adi Da Samraj), un personaje esencial que le hizo volver a la música tras un periodo de crisis existencial; de hecho la 'ayuda' de este gurú se dejó notar por primera vez en 1982, en el álbum autoeditado en casete (posteriormente rescatado en CD) "Truth is the only profound". Abstraídos o no de grupos religiosos y filosofías orientalistas, lo importante para el oyente sigue siendo esa maravillosa música que, al comienzo del disco, flota lentamente hasta alcanzar la forma del tema homónimo a la obra, donde nos encontramos una de esas gráciles tonadas -esta es de las más inspiradas y recordadas, embelesa y no deja indiferente- que han hecho famoso a este artista a través de radios y televisiones: "No blue thing", aparte de melodía de concursos o fondo de debates, es una eficaz presentación de las dos caras de Ray Lynch, la envolvente, suave, meditativa, en definitiva neoclásica ("mi lenguaje musical está originado básicamente por el Renacimiento") y la divertida, juguetona, de notas alegres -casi infantiles- y modernas. Y ambas son igual de atrayentes y dignas de admiración, la primera es música para el alma, relaja y emociona ("Here & never found" posee un desarrollo conmovedor, apabullante, pero también la elevadora "Evening, yes" -que ya se escuchaba, primaria, en el mencionado "Truth is the only profound" con el título de "This i have noticed"- o "Drifted in a deeper land" pueden dejar sin palabras), la segunda para el cuerpo, activa y fascina ("Homeward at last" -con su inolvidable juego de teclas-, "The true spirit of Mom & Dad"). Y a pesar de su aparente sencillez, una escucha sosegada evidencia una melodiosidad múltiple en capas de teclados, guitarras clásicas (instrumentos interpretados por el propio Lynch, que no hay que olvidar estudió guitarra clásica en los 60 en Barcelona), o instrumentos de cámara (flautas y oboes en cuanto a los vientos, violines, violas y cellos por lo que corresponde a las cuerdas) que ejecutan bellas melodías solapadas en un todo equilibrado, que se escucha como pura magia en la inspirada combinación de estilos ("Clouds below your knees" o la propia "No blue thing"): "No sé de dónde me viene la inspiración, soy un ser humano y mis sentimientos los uso para perfilar el trabajo que escribo". En estos momentos de verdadero éxito, Music West compiló los tres primeros álbumes oficiales de Lynch, "The sky of mind", "Deep breakfast" y "No blue thing", en una caja titulada "The music of Ray Lynch".
Todo un mago combinando líneas musicales en el estudio, elaborando una maravillosa urdimbre (ideas sencillas que se vuelven complejas, decía Ray, hasta 25 partes sonando a la vez), Lynch difícilmente podría plasmar con garantías esta música en un concierto en vivo. Interesado también en la relación entre las matemáticas y la música, Ray proyectaba escribir un libro sobre esta temática, si bien ni libro ni disco acaban de ver la luz de ningún modo, una verdadera lástima de silencio compositivo, ya que pocos músicos instrumentales han sabido unificar como él en sus discos tecnología y contemporaneidad, alegría y sentimiento, interioridad y comercialidad, todo ello englobado en una mágica espiritualidad de raíz oriental. La suya es una música especial ("mi música se define a sí misma", decía), para el cuerpo y la mente, que merced a sus pegadizas melodías y a la bella envoltura neoclásica de la que hace gala, no es fácil de sacar de la cabeza tanto tiempo después. Parece que Ray mantiene su convicción de que lo importante no es la tecnología sino la calidad de la música ideada y producida, así que su discografía sigue sin novedades, y parece difícil que eso ocurra dadas las malas noticias sobre su propiedad en California, arrasada por los incendios de Lake County, que destruyeron no sólo su casa sino su estudio de grabación.
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5 comentarios:
Este disco no lo tengo, pero he escuchado algunos temas. Pero la cinta que tenía de Deep Breakfast (a saber si anda guardada por alguna caja) la gasté bien. Sería bueno recuperarlos en CD, pero no creo que sean fáciles de encontrar. Tiraré de emule, supongo.
Ahora ando escuchando a Chris Spheeris, del que soy gran fan desde niño. Otro genio de la new age :)
Yo tuve los vinilos de esos discos de Ray, luego claro me pase al CD.
Son muy buenos los dos y tambien el siguiente. Traen muchos recuerdos.
No creo que estos cedés de Ray Lynch sean tan dificiles de conseguir como otros de este tipo de música, lo que no sé es a qué precio te los podrían traer. Mientras tanto emule es la solución a tus problemas, ya que si te gustó "Deep breakfast" ten por seguro que te gustará "No blue thing" (ya te digo que para mí es algo superior).
Sí que traen recuerdos, sí, tanto por la época (yo también los escuché en vinilo hace mucho tiempo) como porque se han ido utilizando de vez en cuando en sintonías de radio y televisión.
En cuanto a Spheeris, amigo Warren, ya has visto que he criticado "Culture", y yo he leído tu crítica de "Desires". Son lugares comunes en los que es inevitable caer, ya que Chris Spheeris es un personaje imprescindible en las Nuevas Músicas.
Se muestra un Lynch, ya afianzado, y conservando frescura, estupenda combinación de delicado sintetizador con instrumentos de viento. Quizás no sea considerado un clásico, pero me gusta más que su antecesor, y me parece más regular.
Bastante de acuerdo, yo lo pondría por delante de "Deep breakfast", y para mí sí que es un clásico, pero es que Ray Lynch me tira mucho.
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