2.12.11

STEVE ROACH & KEVIN BRAHENY:
"Western spaces"

La soledad y el silencio de los desiertos o los mares son amigos de la inspiración de muchos músicos ambientales y cósmicos, siendo habitual el hecho de que grandes nombres de la música electrónica más atmosférica establezcan su residencia en pequeñas ciudades o pueblos alejados de las grandes ciudades. Es así como artistas como Steve Roach -que en un determinado momento de su carrera decidió mudarse al desierto de Sonora, cerca de la ciudad de Tucson, en el estado de Arizona- conectan con una realidad que se nos escapa a la mayoría, un mundo natural enlazado a la conciencia mágica y antigua del planeta Tierra. Roach, que creció al sur de California, muy cerca de esos estímulos enfrentados como son el desierto y el océano, siempre ha intentado acceder a lo que él llama 'el santuario de los sonidos primordiales', y sus primeros intentos los publicó en Fortuna Records, una pequeña compañía creada por Ethan Edgecombe en California. Celestial Harmonies, una de las grandes compañías en el floreciente mercado de las nuevas músicas, comenzó a distribuir el catálogo de Fortuna Records a mediados de los 80, con lo que artistas como David Parsons, Patrick Ball, William Aura o el propio Steve Roach se vieron beneficiados.

"Western spaces" es un ejemplo soberano de lo expuesto en el párrafo anterior. En colaboración con el también sintesista estadounidense Kevin Braheny, que ya había trabajado con Roach en el meditativo "Structures from silence", este disco es toda una celebración de las sensaciones que produce la inmensidad desértica en el espíritu humano. Linda Kohanov, escritora, crítica musical y a la sazón esposa de Steve Roach, explica maravillosamente en el libreto del disco cómo, a tu alrededor, florecen sonidos y sensaciones milenarios provenientes del propio comienzo de los tiempos, y perdido en paisajes infinitos, desolados, con capacidad para matar en cuestión de horas, se acaba sintiendo una especial fuerza, renovación y finalmente gratitud, para concluir que ya nunca vuelves a ser el mismo. Roach también describía así sus sensaciones: "Desde mis más lejanos recuerdos siempre he estado atraído por el desierto. Adoro el carácter expansivo, el calor intenso, el hecho de poder ver y en mi caso oir el interior del acto dramático de la fuerza creativa a todo tu alrededor en las primeras formaciones rocosas, montañas, cañones, etc...". Eso es precisamente lo que podemos encontrar en "Western spaces", no asistimos a una demostración de calidez o alegría ni a una fiesta de ritmos pegadizos, sino a invocaciones de tonos místicos, relajantes y atrapativas, cuyas justas duraciones no llaman al posible aburrimiento sino a pequeños y prudentes momentos de éxtasis. Junto a los inevitables instantes de relajación, otros pueden calificarse a la vez de poderosos ("In the heat of Venus"), verdaderos ritos electrónicos de bucles místicos, huyendo de la serenidad, para acabar activando al oyente, atrapado en un juego de raíz y desconcierto. Por momentos parecemos asistir a una sinfonía electrónica con toques étnicos ("Desert walkabout"), en otras ocasiones -y al hilo con el afán globalizador de un Braheny que también interpreta flautas de pan, kalimba y percusiones acústicas, y que gusta de incorporar sonidos de instrumentos de viento como el violonchelo en su sintetizador- parece invadirnos una melancolía de formas orientales ("Desert prayer"). Pero es en el propio comienzo del álbum donde nos topamos con la muestra más evidente de esa arqueología sonora buscada por el firmante de la pieza, Steve Roach; con su impetuoso clímax constante, "The breathing stone" resalta más su énfasis anímico y poderío rítmico que otros temas de sus primeros trabajos repletos de momentos secuenciados que suben y bajan en ciclos inconstantes, y refuerza esa sensación, maravillosamente atrapativa, de encontrarse entre dos mundos. El concepto y la producción de este disco (en el que no hay que dejar de mencionar la colaboración de otro sintesista, Thom Brennan) corre a cargo de Steve Roach, pero su historia es más movida que la propia música electrónica contemporánea -así la denominaban sus autores- que presenta: "Western spaces" tuvo una primera edición en CD firmada por Steve Roach, Kevin Braheny y Richard Burmer en 1987 en el sello alemán Innovative Communication (un subsello de esta compañía, Chameleon Records, publicó poco antes la cassette), con dos canciones distintas creadas por Richard Burmer, "A story from the rain" y la excepcional "Across the view", pieza mítica de la electrónica estadounidense más amable. Ese mismo año Fortuna Records se encargó de la reedición aquí glosada, con portada y diseño general diferente, y la firma de Steve Roach y Kevin Braheny, dada la ausencia en la misma de Richard Burmer y pertinente sustitución de los temas de Burmer por otros dos nuevos de Roach, si bien la composición que cierra el disco en ambas versiones, titulada propiamente "Western spaces", sigue siendo de autoría conjunta de Roach, Braheny y Burmer. Por último, Innovative Communication incorporó una nueva reedición en 1989, con otra portada (ya son tres distintas) y los temas originales, incluído un "Across the view" que parece tener su propia historia.

La música puede producir sentimientos evocativos. Acrecentado por su título y su portada, lo que podemos escuchar en este álbum puede ayudarnos a imaginar, incluso a sentir, amplios territorios desérticos, aunque para entender la inmensidad de un desierto o el misterioso encanto de una cueva profunda hay una necesidad de estar ahí, en el terreno, donde los cinco sentidos son capaces de asimilar espacio, luz, temperatura y demás factores. Si permanecemos cómodamente en nuestros hogares, la sugestión del epígrafe "Western spaces" y de su propia portada, puede ser la ayuda definitiva para confundir a nuestra imaginación, no deja de ser cierto que determinadas atmósferas provocadas por sugerentes notas elongadas de sintetizadores, percusiones rítmicas o acompasadas, sosegados efectos de sonido y ciertos acompañamientos de cuerdas o instrumentos de siempre, en una adecuación a la ambientalidad imperante, pueden lograr una conexión casi mística con la Madre Tierra, estimulando en nuestras mentes la comparación de esos paisajes sonoros con estimulantes espacios naturales. Las hipnóticas cadencias de la electrónica de estos músicos norteamericanos consiguen en gran parte de este trabajo que sintamos el calor y la esencia de los desiertos del suroeste estadounidense, recreando para nosotros vistas que hacen pensar en el principio de los tiempos, y que tendrán una especie de continuación en 1989 en el álbum de planteamiento similar "Desert solitaire", de Steve Roach y Kevin Braheny junto a Michael Stearns.




4 comentarios:

Juan Antonio dijo...

Desconocido totalmente para un servidor. He estado investigando y escuchando otros temas de Steve Roach, tanto en solitario como con otros colaboradores, y la verdad que su música me encaja más para películas o documentales. Para escuchar un tema del tirón, se me hace un poco complejo. Probad con "Texture Wall" por ejemplo.

Pepe dijo...

Roach es un maestro en lo suyo, pero tiene que gustarte este estilo de música, claro. A veces este tipo de ambientalidad es difícil, pero si te atrapa y le dedicas toda tu atención encontrarás momentos espectaculares.

Ashbless dijo...

Un disco fabuloso. Mi tema favorito "Desert prayer" que se ha convertido en un clásico de mi colección.

Excelente post. Gracias por seguir compartiendo estas músicas

Pepe dijo...

¿Qué decir? Por ejemplo que este disco me gusta más cada vez que lo escucho, sobre todo si estoy viajando, conecto el mp3 y cierro los ojos.
Gracias por el comentario, amigo.