Aparte de un compositor sensible y luminoso, el canadiense Bill Douglas ha sido un artista polifacético durante toda su carrera, larga trayectoria en la cual ha estudiado y cultivado desde la música clásica hasta el rock, con grandes intereses también en otros campos, especialmente en el del jazz. No es de extrañar que en sus obras se conjuguen numerosos estilos, aunque derivaran con el tiempo en una eficaz y muy agradable reunión de músicas antigua, ambiental, celta, coral o new age, y que su fama en el creciente panorama de las conocidas como nuevas músicas cobrara un especial auge desde finales de los años 80, cuando Stephen Hill le dio la impagable oportunidad de publicar sus discos en solitario en la populosa compañía norteamericana Hearts of Space Records.
Bill Douglas llegó a hacerse muy popular en los años 90, también en una España que acogió favorablemente su estillo. Si el público buscaba naturalidad y espiritualidad en un entorno acústico con teclados y vientos, ahí estaban "Jewel Lake" y "Cantilena", dos obras de una magistral melodiosidad, plagadas de poesía, publicadas en un sello que, como Hearts of Space, estaba más dedicado a lo espacial que a lo terrenal. Pocos años después, para complementar sus nuevas composiciones, Bill decidió contar con la ayuda de los Ars Nova Singers, un reconocido conjunto coral de Colorado que iba a aparecer en varios de los discos del músico canadiense. "La voz humana es el instrumento más perfecto y expresivo que existe", decía Bill, y fue en "Deep Peace" en 1996 cuando esta eficaz colaboración explotó definitivamente, un trabajo para Hearts of Space que tradujo y distribuyó en España Resistencia. Inspirado por la poesía y la naturaleza, Bill Douglas afirmaba que su música era una combinación de alegría y tristeza, y que "como budista, una de las filosofías que seguimos con respecto al arte es crear para transmitir, y lo que queremos es que las gente esté contenta con aquella música que le hace sentir y recrear en su mente diferentes lugares y sentimientos". La entrada, con el tema principal del disco, es excepcional. "Deep Peace" es una bendición tradicional gaélica que proviene de su primer disco, "Jewel Lake", para el que grabó una primera versión, que regaló a su padre por su 71 cumpleaños. Tanto le gustó que en vida se convirtió en la pieza favorita de su hijo, y fue interpretada en su funeral. No es de extrañar la obsesión de Bill por esta hermosa canción, que cuenta aquí con esta versión coral, y que incluso titula el álbum. Profundamente navideño, "Flow Gently, Sweet Afton" no necesita más que de una introducción y final de piano para dar el punto al coro a cappella, que consigue un resultado perfecto con la letra de Robert Burns. A continuación, un característico clarinete (instrumento importante en la carrera de Bill, a través de su amigo Richard Stoltzman) da comienzo a "Piping Down the Valleys Wild", pero en vez de dialogar con el piano, surge de nuevo el coro para cantar este poema de William Blake, uno de sus poetas favoritos, que repite en esta obra en el muy religioso "O Earth, O Earth, Return" y en otra pieza que puede recordar a un villancico, "The Voices of Children". "The Wandering Moon" o "The Secret Forest" son dos hermosos instrumentales basados en piano y clarinete, que hacen la escucha más amena, mientras que en "The Hills of Glencar" hay una mayor musicalidad y el coro es un instrumento más. Otros célebres poetas que hacen su aparición en el disco son William Butler Yeats ("Red Rose, Sad Rose") o Alfred Graves ("Irish Lullaby"), mientras que el encanto instrumental continúa también con el aspecto medieval de "Return to Inishmore" o "Evening Star", antes de que el trabajo concluya con el inevitable "Deep Peace (Reprise)". La voz reviste de imponente seriedad la obra de un músico hasta entonces prioritariamente instrumental como Bill Douglas. cuyo trabajo anterior, "Circle of moons", estába inspirado por la música celta con un tratamiento clásico. Su primer tema, "Heaven in a Wild Flower, fue una muestra celestial de música coral (William Blake y los Ars Nova Singers, como precedente) qué gozó de un cierto éxito que le condujo hacia este delicioso "Deep Peace": "La espiritualidad y lo que encuentro en la poesía de William Blake es la inocencia infantil, que es lo que intento encontrar a la hora de crear mi música. El sentimiento puro". Su predilección por el Renacimiento, además, hace que el resultado de su escucha sea de una fabulosa calma envuelta en un velo atemporal.
En la familia de Bill Douglas había importantes antecedentes musicales que sin duda le condujeron a comenzar su próspera carrera musical. Su padre tocaba el trombón en una banda y su madre el órgano en la iglesia, pero a él le cautivó desde pequeño, sin embargo, el rock de mitos como Elvis Presley o como Jerry Lee Lewis. Es difícil de entender el cambio experimentado por su música décadas después, salvo comprendiendo que lo que mueve definitivamente a este fantástico personaje es el verdadero amor por la música, amor que seguirá profesando hasta que el cuerpo le permita, porque ya entrado en la ochentena continúa publicando discos, seguramente por satisfacción propia y ganas de seguir compartiendo su extraordinario talento.
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