23.6.20

VARIOS ARTISTAS:
"Celtas"

Cada vez que un estilo musical, por unas o otras causas, cobra éxito o protagonismo entre la audiencia, las casas de discos se afanan por conseguir su parte del pastel. Cuando la músicas de raíz (folclóricas, tradicionales, world music...) se pusieron de moda en los 80 y los 90, aparecieron numerosas colecciones que se aprovechaban de la situación, si bien sólo unas pocas resultaban lo suficientemente interesantes como para justificar su compra. En España también se produjo un gran nivel de competencia por llegar a un alto rango de público y de posibles ventas de discos, y compañías como Lyricon (la división para Nuevas Músicas de Sonifolk) se pusieron manos a la obra con eficacia. Su fabuloso catálogo, fruto de la publicación en nuesro país de los trabajos foráneos de artistas como Himekami, Dead Can Dance, Bill Douglas, Constance Demby y muchos otros, se tradujo en inevitables -pero absolutamente necesarias en esos tiempos de descubrimiento- compilaciones, especialmente los tres volúmenes de "Música para desaparecer dentro". Dos años después de su primer volumen, con el que dieron a conocer a varios de esos grandes artistas, sus responsables supieron hurgar en catálogos de sobrada calidad en entornos más delimitados, como el de la música tradicional de corte celta, ese folclore irlandés y escocés -así como el de otras naciones específicas- que estaban conociendo también un nuevo auge, de lo que íbamos a sufrir un cierto hartazgo, especialmente cuando a la llamada acudieron todo tipo de bandas y artistas de calidades controvertidas. Explorando con sapiencia en ese folclore, Lyricon ofreció en 1993 un recopilatorio bien estudiado y presentado como fue el titulado simplemente "Celtas".

Con un sobresaliente diseño gráfico y un libreto profusamente documentado, "Celtas" no sólo es un ejemplo de compilación bien escogida y trabajada, sino que supone además toda una declaración de intenciones por parte de una compañía en cuya publicidad Manuel Domínguez hablaba así del proyecto: "El interés por la música celta se ha reavivado en los últimos tiempos por los caprichos del mercado. El auge de la música de la nueva era y la utilización de esta vía por algunos de los más prestigiosos músicos británicos -Relativity, Nightnoise- tienen bastante que ver en el asunto (...) En los prósperos setenta una legión de jóvenes, atraídos por una música muy en contacto con la tradición, pero abierta a nuevas formas de trabajo, se incorporó al plantel de grupos establecidos desde el revival folk de los cincuenta. Grupos que hace cerca de quince años presentó en España Guimbarda, como los escoceses Tannahill Weavers o The Battlefield Band, vuelven de la mano de Arpa Folk, mostrando la generosa cosecha de una espléndida carrera. Igual que la Bothy Band, reliquia del pasado, cuya música suena cada día más fresca, o los supervivientes Albion Band y Sily Wizard. Quienes vuelvan a centrar ahora su atención en los arcaicos sonidos de las gaitas y las flautas, además de ese confortable reencuentro con los que siempre estuvieron allí, en su sitio, descubrirán con placer nombres nuevos, como los escoceses Capercaillie y los irlandeses Altan, que no son precisamente grupos noveles. También una serie de instrumentistas, entre los que abundan las mujeres, que vienen a sumarse a la heróica Maighread Ní Dhomhnaill. Nos referimos a Connie Dover, Catherine Ann McPhee y Sharon Shannon. Puede que lo celta esté de moda, se admiten opiniones. Pero donde no cabe la menor duda es en que los participantes en esta grabación sean algunos de sus más genuinos artífices". Bandas míticas (tanto escocesas -The Tannahill Weavers, The Battlefield Band, Ossian, Silly Wizard- como irlandesas -The Dubliners-, inglesas -Albion Band- o esa deliciosa unión de dos hermanos irlandeses - los O'Domhnaill- y dos escoceses - los Cunningham- que supuso Relativity) se encuentran con grupos de proyección absoluta -Capercaillie, Altan-, y solistas de impoluto renombre -Liam O'Flynn, Arty McGlynn, Andrew Cronshaw- ceden terreno a nuevos nombres a tener en cuenta -Sharon Shannon, Connie Dover-. Hay además presencia española a cargo del cantante vasco Benito Lertxundi, y de dos grupos gallegos, Citania y Matto Congrio, en el que pululaba un joven Carlos Núñez. Pero ante todo, más que los nombres, lo que suena desbordante es la música, de la que hay soberanos ejemplos. Por ejemplo, estas son las composiciones destacadas en el CD1: Orgulloso y alentador es el comienzo, ese espectacular set clásico de los escoceses The Tannahill Weavers, liderados por el vocalista Roy Gullane, dividido en cuatro partes, A) "Donald MacLean's Farewell to Oban" (una marcha compuesta por el escocés Archie MacNeill); B) "Dunrobin Castle" (un reel tradicional escocés); C) "The Wise Maid" (un reel irlandés que han grabado también, por ejemplo, Planxty); D) "Iain's Jig" (una jiga tradicional escocesa adaptada por el gaitero de la banda, Iain MacInnes). Tema representativo en el repertorio de Capercaillie, la canción tradicional de trabajo de la isla de Barra "Alasdair Mhic Cholla Ghasda", es una demostración de la conjunción instrumental y vocal de este conjunto en alza en aquella época. También con una 'waulking song' y proveniente de la misma isla, Catherine Ann McPhee interpreta (con Savourna Stevenson al arpa) "Mìle Marbhphaisg Air A'ghaol". De la ecléctica y mítica Battlefield Band se seleccionan dos reels tradicionales pero interpretados en tempo lento, "Seann Bhriogais Aig Uilleam / Lady Margaret Stewart". Benito Lertxundi adapta otro tradicional escocés (que descubrió por una versión de Alan Stivell) con su propia letra en euskera, "Entzun zazu". La joven y talentosa Sharon Shannon nos brinda su interpretación al acordeón y violín de "The Blackbird", compuesta por dos tonadas tradicionales, una jiga y una melodía cajún. Acabando con lo más excelso de este primer disco, el grupo de Mairéad Ní Mhaonaigh, los irlandeses Altan, interpretan en gaélico la canción de bodas "Dónal Agus Mórag", y el supergrupo Relativity nos dulcifica con el instrumental compuesto por Johnny Cunningham "When She Sleeps", incluído en su gran álbum "Gathering Pace". En cuanto al CD2: Los barbudos irlandeses The Dubliners lo abren con la canción de aspecto tabernero "Eileen Óg", mientras que los escoceses Silly Wizard muestran en directo su delicada instrumentación y la gratificante voz de Andy M. Stewart en esta canción sobre la emigración, "The Valley of Strathmore". Si de intérpretes legendarios hablamos, uno de los más grandes era el gaitero irlandés Liam O'Flynn, del que se selecciona la grandísima pieza tradicional "Éire", una de las muchas maravillas que nos ha legado este antiguo miembro de Planxty. Varios temas la suceden, entre ellos "O'er the Hills and Far Away" de la cantante folk americana Connie Dover, el set del guitarrista Arty McGlynn "Lead the Knave / Bunker Hill" o el tradicional "An Cailín Gaelach" interpretado por Maighread Ní Dhomhnaill, hermana de los componentes de Nightnoise, Tríona y Mícheal que, junto a Dónal Lunny y en su banda The Bothy Band, cierran con extraordinaria contundencia el recopilatorio con otra pieza mítica (que pasó luego al recuerdo en el repertorio de Nightnoise), el tradicional en gaélico, exclusivamente vocal, "Fionnghuala".

Mucho más difícil de encontrar, la continuación de esta colección en 1996 pasó a manos del sello Resistencia. "Celtas vol. II", que tornó la portada a color azul, se nutría de artistas por lo general igual de conocidos que en el volumen anterior (Planxty, Liam O'Flynn, Davy Spillane, Seán Keane, Dougie MacLean, Alan Stivell o Paul Mounsey), con piezas absolutamente emblemáticas como "Midnight Walker" (del gran gaitero irlandés Davy Spillane) o "Gloomy Winter", del escocés Dougie MacLean. Además, algunos ejemplos de bandas de la nueva generación como Kila, Deiseal o The Colour of Memory, y una sola presencia española, la del grupo gallego Berrogüetto. Mientras tanto, y como primer volumen y acercamiento a esta cultura, "Celtas" no tiene desperdicio en su selección de grandes piezas que por ese entonces no eran especialmente conocidas en esta España que había visto cómo DRO exploraba el año anterior en los mismos sonidos con otra curiosa compilación que logró un cierto renombre, titulada "Gaitas, violines y otras hierbas". Con la distribución de Arpa Folk, "Celtas" ayudó a fortalecer esa tendencia en alza y se convirtió en una nueva referencia a tener en cuenta para los que buscaban otro tipo de sonidos, más conectados con la tradición.

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4 comentarios:

Héctor Campos dijo...

Colección de grandes músicas y músicos en una era dorada de la música comercial: auge de los recopilatorios y la apertura de mente de las discográficas hacia las mal llamadas "nuevas músicas". Huele a naturaleza, hogueras, bosques y cascadas. Cánticos que suenan como mantras paganos, paradójicamente en algunas ocasiones parecen rezos. La ambivalencia entre la fuerza de las percusiones y ritmo firmes con delicadas melodías y voces que bailan acompasadas. Tradición y reinterpretación. El paisaje del norte bien marcado en la cultura popular ancestral, auténtica arqueología musical que ha llegado a nuestros días con plena vigencia. A disfrutarla. Gracias, Pepe.

Pepe dijo...

Me gusta tu crítica, Héctor. Haz un blog, je je.
Tienes razón en todo, es una reunión de canciones auténticas, de esas que huelen a naturaleza frondosa, a paisaje norteño. Efectivamente, a disfrutarla.

Héctor Campos dijo...

Je je je. En absoluto, no hace falta porque ya existe éste. Por cierto, el próximo artículo será el 400... ¿Habrá alguna sorpresa?

mariaje dijo...

Hola! Alguien tiene los títulos de las canciones de este CD?