20.5.20

XII ALFONSO:
"The lost frontier"

Vivimos en un mundo de muros, murallas y fronteras, visibles o invisibles, pero difíciles de combatir y derribar. Muchas murallas se alzaron también en la antigüedad para proteger ciudades o pueblos, pero incluso regiones enteras requirieron de muros defensores. La más famosa de todas es la Gran Muralla China, que protegía a esa inmensa civilización de ataques desde Mongolia y Manchuria, pero otra legendaria construcción, que defendía al territorio británico de los pictos del norte (lo que posteriormente sería Escocia), fue levantada entre los años 122 y 132 bajo el mandato del emperador romano Adriano, por lo que se le llama sencillamente el Muro de Adriano. Desaparecido en gran parte de su extensión, aún pueden ser visitados en la actualidad grandes tramos del mismo. Los miembros de la banda francesa en ciernes de rock progresivo XII Alfonso, en una visita a la zona a comienzos de la década de los 90, quedaron impactados por la enormidad de esa obra arquitectónica, dedicándole una de sus composiciones, "Le mur d'Hadrien", publicada junto a otros tres temas en el EP de 1993 "Costa Brava coast", en el que aparecían también como '12 Alfonso'.

Tres años reposó esa composición en aquel EP, mientras la banda maduraba. El grupo se formó en 1984 cuando varios amigos de Burdeos empezaron a divertirse haciendo canciones (bastante tontas, según ellos), siguiendo el rumbo marcado por sus ídolos, del que Mike Oldfield era piedra angular. De hecho, una de las canciones más extravagantes de Oldfield en los 70, "Don Alfonso", fue origen del nombre de la banda, y esa admiración les iba a hacer buscar por lo general un tipo de música tan directa, melódica y fluida como la del británico. Philippe, guitarrista del conjunto, asumía sin embargo la dificultad de imitar a su ídolo en su estilo de guitarra: "Es evidente que él me ha influido, pero creo que no tendría sentido intentar hacer las cosas que él hace mejor, y en el caso de que esa fuera mi ambición, mi regreso a la realidad sería brutal, porque él es y seguirá siendo un guitarrista mucho mejor, más innovador y más sorprendente que yo". Aunque ya habían procedido a efectuar alguna tímida grabación aparte de aquel primer EP (la más interesante, dicen, dedicada a Marco Polo), ellos mismos consideran "The lost frontier" su primera obra verdadera. Aunque con una orientación internacional (título y textos en inglés), el disco fue publicado por el sello francés Musea en 1996, y es que, tras una nueva visita a la muralla, decidieron que aquella pieza que habían grabado tres años atrás tenía que ser la introducción a una obra conceptual. En ese momento el conjunto estaba formado por Philippe Claerhout (guitarra), su hermano François Claerhout (programaciones), Thierry Moreno (batería, percusión), Stéphane Merlin (teclados) y Laurent Sindicq (bajo), con las aportaciones de Caroline Lafue (voces), Laure Oltra (esposa de François, textos), Caroline Monteil (flauta), Thierry Volto (batería), Bernard Auzerol (bajo), Laurent Dupont (bajo), y dos colaboraciones de renombre, el mítico Dan Ar Braz a la guitarra y Mickey Simmonds (ex-miembro de Camel, del grupo de Fish y colaborador de Mike Oldfield en los 80) a los teclados, que dio el impulso definitivo al proyecto tras una primera versión de título provisional "The spirit of the Centre Britain". La música que nos podemos encontrar en este trabajo se encuentra en una estupenda encrucijada por la que circulan el folclore celta de esencia medieval, el rock progresivo y un sencillo componente ambiental. La pensativa obertura de la obra, "Hadrian's wall (lo primero que Philippe compuso tras visitar la muralla en 1991) es de un poderoso lirismo, suena ancestral en sus primeros acordes, adentrándose luego en su propio universo de fantasía merliniana con interesantes sonidos presuntamente diegéticos de fondo (caballos, carruajes, soldados, lluvia...). La delicada guitarra advierte de las buenas maneras del conjunto y, en su continuación de ambiente clasicista con esencia popular, anticipa un intento de revisión de aquellas exitosas formas que músicos como Oldfield o Alan Parsons le otorgaron a su pop-rock, con alternativas vocales como la hermosa canción que ocupa el segundo corte de la obra, "Hello you", un bello y acertado canto folclórico con trasfondo progresivo, y con la voz de Caroline Lafue, que repetirá en las otras dos canciones, muy acertada también "The ghost's song" (de nuevo con un fuerte tono de rock progresivo que benefició a la difusión del trabajo) y, no tan carismática como las anteriores pero de nuevo elegante, "Breathing, scarcely" (curiosamente, esta canción abrirá su disco en directo de 2003 -aunque grabado en 1998 y basado especialmente en el repertorio de "The lost frontier"- titulado "This is"). Un velo romántico envuelve, basado especialmente en la sonoridad del teclado simulando a un acordeón (instrumento que sí llegará al grupo en discos posteriores), a "Mist", pieza extraña, intensa, un gran acierto y un tema destacado de grata melodía que se asoma a corrientes medievales, circunstancia destacable en la generalidad de la obra. Esa misma melodía se retoma, como un leitmotiv, en la brumosa "Diving into the coal womb" (otorgándole un tono infantil, de carrusel) y en el tema final, "Anthem" (tratada en esta ocasión como un pequeño himno). "Minstrel's tale" es una pequeña suite con varias caras, tras un comienzo peliculero se puede atisbar algo del fulgor del Oldfield de comienzos de los 80, pero la referencia es más clara cuando los sones de teclado de los últimos dos minutos nos conducen inevitablemente al comienzo de "Tubular bells". El espíritu del británico volverá a aparecer al final de "Wheels of change", pieza dominada por la guitarra, aunque bajo, batería y teclado también se dejan notar, y se atisba en los buenos rasgueos de guitarra en un tono folclórico muy pastoril en "Lazy day in Haltwhistle", si bien aquí también esté bien presente el ex-Genesis Anthony Phillips, como en "Another day in Haltwhistle", dos deliciosas piezas acústicas compuestas en solitario por Philippe Claerhout. El estilo celta sinfónico, muy irlandés, llega en la acertada "Back to Northumberland", la hipnótica "Edges of empire" o, con desmadre final de guitarra, "Heath". La guitarra hace aflorar recuerdos de épocas pasadas en "Revival", y aunque el trabajo rebaje un poco la tensión en su último tramo, cada composición guarda pequeños placeres en su escucha tranquila, como la melodía de arrebato legendario de "Thirteen winds". La premiere del álbum tuvo lugar en la ciudad inglesa de Haltwhistle (en la que se alojaron cuando visitaron por vez primera las ruinas del muro) en mayo de 1997, grabando posteriormente un vídeo promocional en esa misma región, y fue representado también en directo en París el 8 de noviembre de ese mismo año, con Michael Geyre (que entró de lleno en la formación) sustituyendo a Mickey Simmonds.

La compañía calificaba a XII Alfonso como una pequeña revelación en el panorama progresivo francés, y "The lost frontier" como un soberbio y misterioso álbum conceptual que exploraba en las atmósferas mentales originadas en los miembros del grupo por el muro de Adriano. En esta inquietante leyenda medieval, prosigue la nota de prensa de Musea, XII Alfonso alterna canciones e instrumentales, impregnando la música de cultura celta, con un trabajo sinfónico ayudado por una completa instrumentación de teclados, guitarras, bajo, flauta y batería. La influencia de Mike Oldfield es grande, no la oculta Philippe Claerhout, pero también de bandas progresivas como Camel (el que fuera su teclista, Mickey Simmonds, colabora activamente), Genesis (Anthony Phillips, realmente), Mostly Autumn o Minimum Vital. Otros muchos nombres importantes colaborarán con la banda en el futuro, John Anthony Helliwell (Supertramp), David Paton, Ian Bairnson (miembros importantes, ambos, de The Alan Parsons Project), Michael Manring (la gran figura del bajo sin trastes) o Maggie Reilly (vocalista de Mike Oldfield). Para los aficionados al rock progresivo más auténtico este álbum les parecerá algo blando en general, pero los más abiertos encontrarán una gama de sonidos que deambulan hacia el folclore celta e incluso hacia sonidos new age atmosféricos, que les pudieron abrir la puerta hacia una amplia gama de público. Es la suya una música un poco nostálgica, admiten, y sus seguidores hablaban del disco con pasión. No es de extrañar, porque en su falta de pretensiones, "The lost frontier" apelaba al sentimiento épico y aventurero que llevamos cada uno en nuestro interior, y aspiraba a que cada oyente disfrutara a cada momento en la reconstrucción de esta legendaria muralla que separaba al pueblo civilizado de los bárbaros del Norte. "Ya no existen fronteras", decía Philippe Claerhout, por eso hay que gozar especialmente de esta frontera perdida.









2 comentarios:

Héctor Campos dijo...

Música sin fronteras para recordar una frontera. Paradójica banda sonora de una época dorada para las mal llamadas "nuevas músicas" (cajón de sastre donde se mete todo aquello inclasificable) cuyo renacer a mitad de los 90 llevó a Mike Oldfield a publicar Voyager y a un sinfín músicos (con menos ataduras comerciales) a experimentar por terrenos movedizos más arriesgados. Quedaron como tesoros hundidos en el mar del tiempo estos discos que Pepe recupera (mil gracias, siempre). Impresiona en plantel de grandes músicos enamorados de este proyecto, según comenta Pepe, y la variedad de sonidos (aunque todos con esa entrañable pátina de producción de los años 90). Aunque Hadrian's Wall Overture disparó mis expectativas (muy evocadora y prometedora), su desarrollo me dejó algo frío (creo que por el abuso de los sintetizadores frente a una orquesta real). Pero el último tercio me enganchó, y de ahí a escuchar el resto de temas, sorprendido por la capacidad de cambio de registros. Minstrel's Tale es la que más me ha llamado la atención. En fin, gran "redescubrimiento" y gran artículo, como siempre, Pepe, el maestro de la música imperecedera.

Pepe dijo...

Los discos olvidados nos deparan muchas sorpresas, Héctor, tanto en el cajón desastre (casi interminable) que en el blog propongo, como entre los que tienen algún tipo de relación, aunque sea por la inspiración, con Mike Oldfield. El de XII Alfonso es uno de ellos, un trabajo novel, amable de escuchar y lleno de ideas mejor o peor (yo creo que mejor) encauzadas, como para ser rescatado del olvido.
Música imperecedera, me gusta...